MÉXICO -- Tiene la dinastía del 'Tigre' en la sangre. Exitoso empresario mexicano, que llegó a tener el control del Consejo de Futbol de Grupo Televisa, que vistió con su marca Aba Sport a la Selección Mexicana en un proceso mundialista y quien fue la cabeza en el "rescate" de la Selección Mexicana, previo al Mundial de 2002. Hoy, Alejandro Burillo Azcárraga ha perdido en el futbol; no deja de ser un exitoso empresario, pero su querido y valioso Atlante, dejará de figurar en la élite del balompié nacional.
En la década de los noventa, Burillo Azcárraga era uno de los hombres más importantes y con mayor peso en el futbol mexicano. Por él pasaban las decisiones más trascendentes, no solo del Atlante, sino también de los otros equipos que pertenecían a Grupo Televisa, Necaxa y América. Su valor como líder se trasladó hasta la Selección Mexicana, cuando estuvo al frente de la Comisión de Selecciones Nacionales. De estar en lo más alto, comenzó a perder y se quedó solo con su Atlante.
Con el poder que Televisa le daba, fundó la empresa Aba Sport, que se encargó de confeccionar y diseñar el uniforme con el que México jugó en el Mundial de Francia 1998.
En 1996 fundó Grupo Pegaso, que llegó a tener una telefonía, así como inversiones en bancos, hoteles, estaciones de radio y por supuesto, equipos de futbol. Incluso, hubo un momento, cuando la multipropiedad era aún más descarada en el futbol mexicano, que Burillo Azcárraga tuvo tres equipos en Primera División (Atlante, Veracruz y Jaguares de Chiapas), además de dos en la Primera División A (Acapulco y Zitácuaro).
Su mayor aportación al futbol mexicano puede considerarse el "regalo" del Centro de Alto Rendimiento, el complejo donde entrena y se concentra la Selección Mexicana. La creación de éste lugar llegó con el pago de cinco millones de dólares que le costó jugar un partido por la promoción, para mantenerse en el máximo circuito cuando el equipo descendió en 2001. El complejo llamado con anterioridad como Centro Pegaso de Alto Rendimiento, fue vendido por Burillo a la Federación Mexicana de Futbol, con el descuento del dinero de la promoción.
El futbol y la televisión han sido los mayores placeres de Alejandro Burillo Azcárraga. En el año 2000, le vendió a su primo, Emilio Azcárraga Jean, las acciones que tenía dentro de Televisa. Su salida de la principal televisora mexicana significó empezar de cero en sus próximas ideas de negocio. El Atlante se ha visto siempre afectado por la situación de las empresas de Burillo; su forma de concebir el futbol, buscando siempre el apoyo del gobierno para subsanar las finanzas de los equipos, terminó por sepultar a los Potros de Hierro.
En el Torneo Apertura 2007 el futbol lo hizo sonreír por última vez. El título que el Atlante consiguió en su primer certamen jugado en Cancún significó el máximo logro futbolístico para Alejandro Burillo. Los colores azulgrana parecía que tendrían un gran arraigo en el caribe mexicano; todo era alegría y felicidad. La inercia del título llevó a los Potros a jugar el Mundial de Clubes del año siguiente, donde se exhibieron ante el mundo y quedaron eliminados a costa del FC Barcelona, de Josep Guardiola.
Con el tiempo, las contrataciones efectivas se fueron a la par con el interés de Burillo Azcárraga por el equipo. El gobierno de Quintana Roo dejó de apoyar como antes al equipo; los patrocinadores se comenzaron a perder, al grado de que al club lo vestía Garcis (empresa de José Antonio García, dirigente azulgrana), y lo patrocinaba nada más Grupo Pegaso. El Atlante dejó de ser un negocio redituable para el empresario mexicano.
La toma errónea de decisiones, el pobre rendimiento de sus fichajes y el nulo apoyo de su afición como local, terminaron por sepultar al Atlante. En especial, los últimos seis torneos cortos han sido para el olvido para el equipo azulgrana. En el presente Clausura 2014, intentaron remendar la situación, pero poco se puede hacer cuando en dos años y medio hicieron todo mal. Durante este tiempo, el peso de Alejandro Burillo Azcárraga en el Atlante quedó en el olvido. Si bien, el equipo no dejó de ser de su propiedad, sí pasó de ser una de sus prioridades a uno más de sus negocios.
Ahora, Alejandro Burillo Azcárraga tiene la difícil misión de empezar desde cero con el Atlante. Ya lo hizo en la televisión, donde fue borrado tras su salida de Televisa, pero encontró un nicho interesante en Estados Unidos, con el mercado de habla hispana. El empresario mexicano deberá recordar lo que significa para él y para miles de fieles aficionados el color azulgrana del Atlante.
Los Potros ya no son de élite; Alejandro Burillo Azcárraga ya no pesa en el futbol mexicano. Uno de los hombres más importantes de las últimas décadas, ha perdido gran parte del valor que le quedaba en el balompié nacional.