Guga ha mostrado ambas facetas. Y aunque el brasileño se impuso el viernes al español Félix Mantilla por 6-2, 6-7 (4-7) y 6-1, habrá que esperar al menos un día más para despejar las dudas.

El brasileño ganó el primer set en forma inapelable. Porque jugó casi sin fisuras, imponiéndose desde el fondo de la cancha con golpes profundos, que casi inexorablemente iban a las líneas. De esta forma, Mantilla contó con muy pocas chances de imponer sus peligrosos passings.

Con quiebres en el tercer y séptimo juegos, Guga se llevó muy fácilmente el primer chico.

Tan aplastante había sido el dominio de Kuerten en ese primer set, que nada hacía sospechar una levantada del español.

Pero no sólo Mantilla experimentó una notable reacción (finalmente, encontró la precisión que le había faltado, además de exhibir una voluntad de hierro para correrlas todas), sino que Guga se encontró inesperadamente con los fantasmas que lo vienen acosando desde hace un tiempo largo ya.

Es que el brasileño desaparece por momentos de los partidos, y permite que sus rivales se recuperen. Ya le había ocurrido el jueves frente a Flavio Saretta, ante quien tuvo que batallar mucho más de la cuenta. Y volvió a pasarle hoy.

En el segundo parcial, Guga se puso 2-0 y tenía tres break-points a su favor. Pero a partir de ese momento cometió varios errores no forzados. Esto llevó a que, en lugar de ponerse 3-0 (con lo que hubiera liquidado el partido), perdiera tres juegos consecutivos, por lo que todo volvió a fojas cero.

El dominio fue cambiando de manos, aunque quedaba la sensación de que Mantilla estaba más fuerte en el campo psicológico. Y esto quedó confirmado en el tie-break, donde obtuvo cinco mini-breaks, para imponerse por 7-4.

CHISPAZOS DE UN GRANDE
Si bien evidentemente Guga todavía no es el mismo que dominaba el circuito hace algunos años - al menos en superficie de polvo de ladrillo - lo cierto es que en este torneo su indiscutible calidad apareció cuando tenía que aparecer: en los momentos en los que "las papas queman".

Aún arrastrando el cansancio del maratónico partido del jueves ante Saretta, y de los dos sets anteriores ante Mantilla, Kuerten sacó a relucir el traje de ex número uno del mundo y aplastó al español - por cierto, un rival siempre complicado de enfrentar en esta superficie - con llamativa facilidad.

Con los argumentos que ya le conocemos de sobra, Guga jugó un tercer en forma casi perfecta. Lo que lleva a pensar que es descabellado pensar en que pueda quedarse con el título, aún cuando éstos sean sus primeros partidos en polvo de ladrillo en ocho meses.

"Empecé jugando bien, pero se me complicó en el segundo set. Es que todavía tengo que mejorar mi confianza. Soy muy consciente de ello. Finalmente, creo que estaba para ser un partido muy abierto, pero lo resolví bien", dijo Kuerten después de su triunfo.

"Lo mejor que me podía pasar era recuperar mi mejor nivel cuando estoy cerca de la final, que va a ser muy dura. Por ahora, creo que soy un privilegiado por estar entre los cuatro semifinalistas. Pero para ganar el torneo voy a tener que jugar igual o mejor que hoy. Pero, como siempre digo, es importante que el torneo siga siendo tan competitivo", agregó con respecto a su futuro en el certamen.