Andy Roddick es una rara habis en el mundo del afterlife del tenis. Es que el "bombardero de Nebraska", como lo apodaban los diferentes relatores a lo largo de sus años mozos en el circuito, le puso punto final a su carrera a sus 30 años de edad. Sí, mientras el Circuito y la prensa especializada le prende una vela a Roger Federer para que vuelva a jugar a los 40, A-Rod disfruta de su vida alejado de las canchas.
Reforcemos el "disfruta". Porque después de la cuarta ronda del US Open 2012, cuando perdió ante el argentino Juan Martín Del Potro, Roddick no dudó un segundo en en decir adiós. Estaba entre los mejores 20 tenistas del planeta y aún así le bajó el martillo a su decisión. "Durante un tiempo como mi ego necesitaba saber que todavía podía jugar", dijo Roddick, que es dos años más joven que el propio Roger Federer, sobre su retiro hace siete años.
"Una vez que dejé de creer que podía ganar un Major, no quise continuar. Gané dos de mis últimos cinco eventos en el circuito. Me retiré y todavía estaba entre los primeros 15 del mundo o lo que sea, y sabía que diría que durante unos cuatro años era una elección. Mientras que ahora ya no creo que sea una opción. No creo que, incluso si tuviera toda la motivación del mundo, pudiera hacerlo con la forma en que todos juegan ahora", le contó al New York Post.
Con 37 años. su vínculo con el deporte es...si se quiere, mínimo. A punto tal de que una vez, cuando su mujer Brooklyn Decker estaba de viaje, aprovechó y tiró a la basura todos sus trofeos a excepción del del US Open, que ganó en 2003. "Fue realmente molesto", contó Brooklyn. “Decidió que esto 'no significa éxito para mí, no me define y realmente no me importa tener estas cosas materiales en la casa, así que las tiró a la basura'. Creo que salvó algunas, pero no están en exhibición”. Las malas lenguas dicen que la copa del US Open está "en una esquina de su oficina tirada en el piso".
"Nunca en mi vida reemplazaré esos primeros 30 segundos después de ganar un gran partido. Eso se fue. Eso no va a volver. Esa adrenalina ya no existe para mí, aunque eso es antes de la paternidad", reveló.
Tan "libre de tenis" es la casa de Andy Roddick que ni siquiera alienta a sus hijos a tomar una raqueta. "En mi caso, practiqué muchos deportes, y siento que el deporte te elige a veces, y por eso, soy muy sensible a no hacer que lo mío sea lo suyo. En realidad no tenemos nada de tenis en nuestra casa".
El enfoque profesional del ex número uno del mundo está en la Fundación Andy Roddick, que ayuda a los más chicos en Austin, Texas, así como en asociaciones comerciales, especialmente con IHG Hotels & Resorts y sus constantes apariciones como columnista de The Tennis Channel y antes, en FOX y la BBC. Sí, además de estar en la cúspide del tenis del planeta, estar en el Salón de la Fama Internacional desde 2017, Roddick es un filántropo.
"Ese momento que tuve a las nueve, cuando agarré una raqueta de tenis y me hizo clic, aumentó mi autoestima y me dio un sentido de pertenencia a una edad temprana porque podía hacer algo bien. Ese es el momento en que intentamos lograr con estos niños. Y les daremos todas las oportunidades de encontrarlo".
Roddick se refiere a los chicos que están bajo el paraguas de su fundación, que trabaja para aprovechar el tiempo que los chicos pasan fuera del aula y convertirlo en oportunidades reales. El foco está puesto en su alfabetización, arte, y deportes, todo durante los meses y momentos del día en que las estadísticas muestran que, por lo general, corren mayor riesgo.
Sin dudas, Andy Roddick disfruta de sus mejores años luego del retiro. Involucrado en diferentes inversiones en el mundo del Golf, donde se desempeña como un excelente jugador amateur, sumado al disfrute de su familia y fundación, no hay nada que pueda sacarle su sonrisa.