Cada una de las personas más cercanas a Agassi, su esposa Steffi Graf, su entrenador Gil Reyes y el técnico Darren Cahill, hizo una promesa que cumpliría si el norteamericano se coronaba en el Abierto Australiano.

El abstemio Reyes deberá probar un cóctel margarita y Cahill aceptará que el pelo le sea cortado a rape. La promesa que más expectación ha generado es la de Graf, que debe ahora regresar al tenis, para jugar junto a su marido en los dobles mixtos del Abierto Francés.

"No creo que nadie aprecie lo difícil que va a ser para mí convencerla", dijo Agassi. "Con un poco de suerte, tendré 50 años para que ella se enoje conmigo por alguna razón distinta". "Tengo que planteárselo de alguna manera, cuenten con que trabajaré sobre eso".

Agassi habría cumplido con su parte en el acuerdo, al ganar el domingo el Abierto Australiano en tan sólo 23 games, contra Schuettler.

El estadounidense dejó que la promesa trascendiera la semana anterior, y luego la repitió frente a 15.000 testigos en la cancha principal del torneo.

Pese al estupor por haber sido arrollado en la final de Australia, el propio Schuettler dijo el domingo: "Hay algo positivo: creo que todos están ansiosos de que comience el Abierto Francés". Todos, excepto Graf. "No hay nada de esto que ella vaya a disfrutar", dijo Agassi.

Andre y Steffi se casaron en el 2001, dos años después que Graf abandonó el circuito del tenis profesional. Agassi advierte que la combinación con Graf en los dobles tal vez no cumpla con las expectativas generadas por ambos en el plano individual.