SANTO DOMINGO --- ¿Que las ligas invernales tienen prohibiciones y muchas limitaciones para los jugadores que están en Grandes Ligas?
Las Estrellas anunciaron el jueves que Canó debutaría en la serie semifinal de la pelota quisqueyana el martes, para jugar los últimos cinco partidos de los playoffs a los que, hasta ahora, el petromacorisano ha asistido regularmente como visitante civil en el dugout del conjunto local.
Que un ligamayorista juegue pelota invernal no es tan raro, al menos no en la República Dominicana, pero uno con un contrato de US$240 millones por 10 años sí es una novedad.
"Estamos muy contentos de que Canó venga a jugar con nosotros", dijo el gerente general de las Estrellas, José Serra.
Por su parte, el gerente general de los Marineros, Jack Zduiriencik, confirmó la participación de Canó en la pelota dominicana en una declaración enviada a los medios de comunicación.
"Robinson nos pidió permiso para jugar en la liga dominicana y le hemos permitido jugar una cantidad limitada de partidos. Robinson ya está recuperado de la fráctura del dedo pequeño de su pie derecho y quiere poner a prueba su pie, antes de reportarse a los entrenamientos primaverales", dijo Zduriencik.
"Estaremos esperando a Robinson en los entrenamientos en Peoria dentro de un mes para prepararse para la temporada del 2015".
El estelar intermedista no ve acción en el circuito invernal dominicano desde la temporada 2008-09, cuando participó en 19 partidos y bateó para .267, con un jonrón y 15 remolcadas. También conectó siete dobles y 14 anotadas.
Canó jugó su primera campaña con Seattle tras firmar en la agencia libre y tuvo un promedio de .317, con 14 jonrones y 82 impulsadas.
La entrada de Canó, no solo en la parte de su producción, debe representar un gran aporte en términos de motivación para unas Estrellas que se encuentran en la segunda posición de la serie semifinal, con marca de 4-6.
Aunque limitaciones sí tendrá.
El permiso para que Canó juegue con las Estrellas está ligado a que el petromacorisano solo vea acción como bateador designado.
Pero sea lo que sea, aun fuera un turno, su presencia será impactante en todo el sentido de la palabra.
La gente muchas veces entiende que los atletas, y más los peloteros, tienen que ser seres perfectos, inmaculados y ejemplares en cada segundo de su vida sin importar situación alguna.
Eso es un hecho.
Como escribí en mi último blog sobre José Offerman, en el deporte raras veces se aceptan traspiés y la vara con la que se miden a los peloteros son mucho más altas que con las que se miden a los demás individuos.
Este miércoles se presentaron las votaciones del Salón de la Fama de Cooperstown y fueron elegidos Greg Maddux, Tom Glavine y Frank Thomas. No sé por qué, pero a mí me sorprendió que dieciséis periodistas entendieran que Maddux no merecía ser un inmortal, al menos no en primera vuelta.
Desde mi punto de vista, lo que se analiza para entrar al Salón de la Fama es la carrera de un pelotero, lo que hace en el terreno de juego entiendo que debería ser así- pero por la famosa era de los esteroides, las cosas han cambiado bastante.
Han cambiado tanto, que ya no importa tanto lo que se hace en el terreno sino los rumores que te rodearon al momento de hacerlo.
Por ejemplo, el gobierno federal de los Estados Unidos no pudo condenar a Roger Clemens ni a Barry Bonds de que realmente usaron esteroides y por eso quedaron exonerados de prisión a pesar de decenas de millones de dólares invertidos por la fiscalía en su contra.
Sin embargo, ninguno de los dos consiguió más de un 35.4 por ciento de los votos para la inmortalidad, cuando se necesita un 75 por ciento para entrar.
Esa misma Asociación de Escritores de Béisbol de los Estados Unidos premió a Clemens con siete premios Cy Young y a Bonds con siete premios al Jugador Más Valioso. ¿Coincidencia?
Ninguno de los dos dio positivo a dopaje en su carrera, ninguno de los dos fue condenado en los procesos judiciales pero, por lo visto, el rumor público es suficiente para fijar una posición.
¿Vale el rumor público como una fuente confiable para publicar noticias?
Entonces nos topamos con otro caso, el de Sammy Sosa, el jardinero dominicano que conectó 609 cuadrangulares en su carrera para ocupar el octavo puesto de la lista de todos los tiempos.
Es muy probable que para el 2015, Sosa salga de las papeletas de la BBWAA si tomamos en cuenta los primeros dos años en que ha sido elegible.
El año pasado consiguió un 12.5 por ciento en su primera aparición y ya este año descendió hasta un 7.2 por ciento, bordeando el límite para la eliminación.
Sosa nunca arrojó positivo a dopaje ni fue suspendido por el uso de sustancias para mejorar el rendimiento ni nada parecido. ¿Su pecado? Aumentó más de 30 libras de peso desde que debutó hasta que se retiró.
Sosa es altamente cuestionado por saltar de 36 cuadrangulares en 1997 a 66 en 1998 y que eso solo pudo haberlo conseguido con esteroides.
¿Saben cuál fue la mayor cifra de cuadrangulares de Roger Maris antes de romperle el récord a Babe Ruth en 1961, con 61? 39 un año antes. No recuerdo haber leído a nadie acusando a Maris de doparse, a pesar de que los esteroides han sido una realidad en el deporte desde la década de 1930.
Estoy dispuesto a asimilar que Rafael Palmeiro se quede fuera del Salón de la Fama por haber dado positivo a dopaje a pesar de acumular 3,020 hits, 585 dobles y 569 jonrones porque una vez dio positivo (aunque igual yo votaría por él si tuviera una boleta).
Pero creo que el rumor público y las suposiciones no deberían ser suficiente excusa para basar una decisión tan relevante como esa.
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"Para mí fue una sorpresa, no me lo estaba esperando, pero agradezco a Dios esta nueva oportunidad que me está dando y al Licey también", dijo Offerman.
Y miren si Offerman tiene los bonos altos en el Licey, que se le ve como el mánager que asegurará el futuro de la franquicia que ha designado 14 mánagers en las últimas siete campañas invernales, incluyendo a Offerman que es designado por tercera oportunidad.
"Pensamos que Offerman puede ser el Félix Fermín del Licey", dijo el gerente Acta, haciendo alusión al mánager de las Águilas Cibaeñas, que ha ganado cinco campeonatos y que ha dirigido al equipo de Santiago de los Caballeros desde el 2000, exceptuando dos temporadas (2009-10 y 2010-11).
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Cuando terminó la temporada del 2013, pocos se podrían haber imaginado que el equipo de la División Oeste de la Liga Americana fuera a pujar tan duro en la agencia libre como acaba de hacer.
Pasaron pocos minutos desde que explotó la bomba de información para que en las redes sociales y también en casi todos los medios neoyorquinos comenzaran a llover críticas sobre el nativo de San Pedro de Macorís.
Muchos alegan que Canó solo buscó el dinero y no la lealtad que suponen debió tener para con el equipo que lo convirtió en un pelotero profesional y que, hay que reconocer, lo hizo muy pero muy rico.
Pero ahí es donde muchos se pierden, incluyendo muchos jugadores como es el caso de Dustin Pedroia que firmó por poco más de US$100 millones y un período de tiempo similar con los Medias Rojas de Boston.
El béisbol de las Grandes Ligas es despiadado al momento de hacer negocios y Canó lo sabe perfectamente bien, y para hacerlo solo tiene que preguntarle a su compañero de equipo Alex Rodríguez.
Los Yankees no titubearon en firmar a Jacoby Ellsbury, un pelotero que no ha promediado más de 120 partidos jugados en las últimas cuatro temporadas, y lo hicieron por US$153 millones y siete temporadas.
A Canó le ofrecieron siete años y US$175 millones como máxima propuesta para tratar de retener a quien había sido su principal jugador en los últimos tres años.
Aunque en promedio, la oferta de los Yankees le habría representado un millón de dólares más por año a Canó, la diferencia neta era demasiado abismal: US$65 millones.
Canó estaba en el mejor y único momento restante de su carrera para poder exigir el máximo de dinero posible por sus servicios y lo aprovechó, como debe de ser.
Cuando un pelotero baja en su producción, no es muy probable que la organización decida retenerlo a sueldo alto por ser una gloria si su contrato expira, ¿por qué dar descuento de la casa entonces?
Canó tenía 240 millones de razones para irse a Seattle y aprovechó y tomó cada una de ellas. Ahora le toca a los Yankees ver cuál será la figura que atraerá público al Yankee Stadium a partir de la próxima temporada.
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