Por segundo año consecutivo ha vuelto la danza de los millones a las Grandes Ligas.

Si en el invierno pasado, entre Mike Trout, Bryce Harper y Manny Machado se comprometieron 1,058 millones de dólares, esta vez entre siete peloteros ya se han invertido 1,154 millones.

A diferencia del año pasado, en esta ocasión el mercado se ha movido bastante rápido, sin esa angustiante espera con la que Harper y Machado tuvieron paralizados muchos negocios que dependían de sus respectivas firmas.

Gerrit Cole ($324 millones), Stephen Strasburg (245), Anthony Rendón (245), Zack Wheeler (118), Madison Bumgarner (85), Yasmani Grandal (73) y Mike Moustakas (64), son los peces gordos que se han llevado los mayores contratos.

Demasiado dinero, dirán algunos. Y sí, son muchos dólares que a los fanáticos les preocupan -con o sin razón- por lo que puedan significar en los precios que deberán pagar en los estadios.

Eso es lo de menos. La cuestión es que mientras algunos de estos contratos son altamente riesgosos, no sólo por las cifras involucradas, sino por la extensión en tiempo, algunos de ellos pueden ser redituables en títulos para las franquicias, mientras que otros son, a primera vista, dinero botado por nada.

Cole tendrá 38 años cuando termine su pacto de nueve campañas con los New York Yankees y lo más probable es que para ese entonces su efectividad esté al nivel de un simple mortal.

Los Yankees lo saben, pero si en ese lapso el mejor serpentinero del 2019 es capaz de darle a la franquicia al menos dos títulos de Serie Mundial, ya la inversión estará pagada.

Strasburg es un caso similar. Los Washington Nationals estaban obligados a hacer una gran inversión en uno de sus jugadores emblemáticos para tratar de defender con éxito -o al menos con decoro- su corona.

Esto le permitirá a Washington mantener su rotación junto a Max Scherzer, Patrick Corbin y el venezolano Aníbal Sánchez, aunque es imperativo para la gerencia seguir hurgando en el mercado para reforzar la ofensiva que perdió a Rendón, uno de sus pilares fundamentales.

Lo mismo pasa con Wheeler. Los Philadelphia Phillies siguen metiéndole dinero a la plantilla y hasta ahora han fracasado estrepitosamente.

Esos 118 millones no guardan proporción con los números mostrados hasta ahora por el lanzador a lo largo de su carrera, con 44-35 y efectividad de 3.77 en cinco temporadas y ninguna de ellas con 200 o más entradas.

Pero Wheeler estuvo saludable sus dos últimas con los New York Mets y los Phillies confían en que justo ahora entre en el pico de su rendimiento, para ayudar al equipo a rememorar las épocas gloriosas de Jimmy Rollins, Chase Utley, Cole Hamels, Jamie Moyer y Pat Burrell.

El cubano Grandal y Moustakas son piezas que van encajando en los rompecabezas de los Chicago White Sox y los Cincinnati Reds, respectivamente, equipos que han terminado sus procesos de reconstrucción y parecen listos para dar un salto en el 2020.

Gerrit Cole, Anthony Rendon and Madison Bumgarner
ESPN Illustration

Pero los casos de Rendón, con Los Angeles Angels, y Bumgarner, con los Arizona Diamondbacks, carecen, a primera vista, de todo sentido.

Los Angels pueden ser mejores con el aporte que hará el antesalista por el cual pagaron $245 millones. Por supuesto. Cualquier equipo que tenga a Rendón será mejor que antes de tenerlo. Pero esa no es la interrogante a responder.

La pregunta es si esta nueva adición es lo que necesita el equipo para salir a competir en la dura división Oeste de la Liga Americana.

La respuesta es un no rotundo. Entre Rendón y Mike Trout, el dueño, Arte Moreno, ha comprometido 663 millones de dólares, pero ha olvidado reforzar el área de los lanzadores.

Sin pitcheo no hay paraíso. Tanto dinero invertido en tres hombres (no hay que olvidar los $240 millones de Albert Pujols, a quien le faltan por cobrar 59 millones hasta el 2021), ha hecho imposible cubrir otras áreas y "el otro equipo de Los Angeles" tiene más huecos que un queso suizo.

Y Bumgarner tampoco parece ser el hombre que cambie la suerte de los Arizona Diamondbacks.

No se entiende mucho la estrategia de un equipo que en un año sale de su mejor bateador (Paul Goldschmidt) y su mejor pitcher (Zack Greinke) y luego suelta $85 millones por un lanzador que si bien está más que probado en los grandes momentos, genera demasiadas dudas sobre su futuro.

El zurdo MadBum tiene 30 años, seis menos que Greinke, pero en las últimas tres campañas con los San Francisco Giants su salud no lo acompañó y sus números cayeron estruendosamente.

Entre el 2017, 2018 y 2019, Bumgarner tuvo récord de 19-25 y efectividad de 3.58 en 448.1 entradas de trabajo.

Luego de que entre el 2013 y 2016 tuviera cuatro años con efectividad inferior a las tres carreras limpias por cada nueve entradas, sus promedios fueron en ascenso, a ritmo de 3.32 en el 2017 hasta 3.90 en el 2019.

Este último año volvió a estar saludable y logró lanzar 207.2 entradas, pero permitió 90 carreras limpias y 30 jonrones, las mayores cifras de su carrera en esos departamentos.

Sus estadísticas todavía son bastante buenas, pero ya no son de élite. Su declive es gradual y todavía no resulta tan evidente, pero el tiempo se encargará de demostrar cuán equivocada estaba la gerencia de un equipo que ni siquiera se ve como un contendiente inmediato.

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En los últimos años, el béisbol ha venido apostándole a la juventud y la agencia libre se ha vuelto una pesadilla para aquellos jugadores entrados en años, a pesar de que muchos de ellos mantienen sus condiciones y aptitudes intactas.

Los 30 años parecen marcar una línea divisoria entre la posibilidad de obtener o no un pacto a largo plazo, posiblemente condicionada por fallidos contratos que recibieron algunos peloteros que al final han terminado costándole mucho dinero a sus equipos.

Difícilmente veamos a un nuevo Albert Pujols, que en el 2012 firmó por diez campañas y 240 millones de dólares con Los Angeles Angels, cuando ya había cumplido 32.

O a un Robinson Canó, contratado a los 31 por la misma cantidad de temporadas y dinero por los Seattle Mariners.

Es que a la luz de los acontecimientos, ya es riesgoso hasta un acuerdo como el de Yoenis Céspedes con los New York Mets, que fue de cuatro contiendas y 110 millones, pues el cubano, que tenía 31 años en su momento, apenas ha jugado 119 de 486 partidos posibles entre el 2017 y 2019 y no se sabe si podrá hacerlo en el 2020, la última de las campañas pactadas.

Año a año, si acaso contratos de dos temporadas, tres a lo sumo, es lo que se avecina para los más veteranos. He aquí una relación de los principales agentes libres treinteañeros que hay ahora mismo en el mercado y sus perspectivas para continuar sus carreras.

Año a año

Edwin Encarnación (37)

Edwin Encarnación Yankees ALDS
AP Photo/Frank Franklin II

Olvídense de la pésima postemporada que el dominicano tuvo con los New York Yankees.

Encarnación todavía es capaz de producir a un nivel altísimo en lo que a jonrones y carreras impulsadas se refiere.

No faltarán equipos de la Liga Americana, como los Tampa Bay Rays, por ejemplo, que le den una oportunidad en el 2020 para usarlo principalmente como bateador designado y eventualmente en primera base.

Josh Donaldson (34)

Getty Images

Donaldson probó en el 2019 con los Atlanta Braves que todavía le queda gasolina en el tanque cuando la salud lo acompaña, al despachar 37 vuelacercas y remolcar 94 carreras.

Podría ser una buena opción para los Washington Nationals, si no pueden conseguir de vuelta a Anthony Rendon, para defender la esquina caliente.

Brett Gardner (36)

Brett Gardner Londres
AP Photo/Tim Ireland

Ha hecho toda su carrera con los Yankees y lo más probable es que el equipo le dé un año más, sobre todo porque Aaron Hicks estará ausente gran parte del 2020.

Gardner aprovechó las pelotas voladoras del 2019 para acumular 28 bambinazos y 74 empujadas, topes en su trayectoria.

Contratos de dos temporadas

Cole Hamels (36)

Cole Hamels lanza en pretemporada (Cachorros de Chicago)
AP Photo/Sue Ogrocki

El zurdo Hamels tuvo récord de 7-7 y efectividad de 3.81 en 27 aperturas en el 2019, con 141.2 entradas de labor.

Ya no es un as para una rotación, pero un lanzador de su experiencia siempre es bienvenido en un staff joven como el de los Bravos.

Robinson Chirinos (35)

Robinson Chirinos celebra cuadrangular (Houston Astros)
AP Photo/Jeff Roberson

De la misma manera que un lanzador como Hamels siempre hace falta, un receptor con la experiencia del venezolano es una bendición para cualquier staff de pitcheo.

Los Houston Astros deberían valorar la posibilidad de traerlo de vuelta y en ello podría influir mucho Justin Verlander, ganador del premio Cy Young del 2019, quien prefería tener a Chirinos detrás del plato los días que él lanzaba.

Dellin Betances (32)

Dellin Betnaces lanza (NY Yankees)
Vaughn Ridley/Getty Images

El derecho dominicano tuvo una efímera aparición en el 2019, al ponchar a los dos bateadores que enfrentó antes de lesionarse un pie.

Pero su brazo está listo y ya es hora de que tenga la oportunidad de ser el cerrador titular en un equipo, tras pasar toda su carrera a la sombra de Mariano Rivera, David Robertson y Aroldis Chapman.

Los Rays podrían ser una buena opción, pues Betances conoce la división Este de la Liga Americana mejor que cualquier otra.

Tres temporadas

Dallas Keuchel (32)

Rich von Biberstein/Icon Sportswire vía Getty ImagesDallas Keuchel.

El zurdo Keuchel pasó el Niágara en bicicleta para encontrar trabajo en el 2019, su primer choque con la agencia libre, al punto que firmó con los Bravos a mitad de temporada.

Tuvo buenos números, aunque no excepcionales, atribuibles a la inactividad por medio año. Dejó balance de 8-8 y efectividad de 3.75 en 19 aperturas, con 112.2 episodios de trabajo.

Ya no es un número uno para una rotación, como lo fue con los Astros cuando ganó el Cy Young en el 2015, pero lleva dos campañas totalmente saludable y es un hombre que mantiene la pelota en la zona baja, que obliga a los bateadores a conectar por el suelo.

Los Texas Rangers, que inaugurarán estadio en el 2020, podría ser el destino ideal para Keuchel.

Hyun-Jin Ryu (33)

Hyun-Jin Ryu
Kelley L Cox/USA Today Sports

En las dos últimas temporadas, el coreano ha demostrado de lo que es capaz si la salud lo acompaña. Y he ahí su mayor riesgo.

En 44 juegos entre 2018 y 2019, Ryu ha dejado una efectividad de 2.20 en 265 entradas, con 252 ponches.

Fue segundo en la votación para el premio Cy Young y tuvo la mejor efectividad de todas las Grandes Ligas en la pasada campaña.

Podría quedarse en Los Angeles, pero no con los Dodgers, sino pasar a la Liga Americana con los Angelinos, que estarán buscando reforzar su pitcheo para darle a su nuevo manager, Joe Maddon, las herramientas necesarias para poder competir.

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