SANTIAGO -- Chile campeón. Noche de contrastes. Noche de angustias. Noche en que la pasión absoluta somete a algunos maquiladores del futbol, que no enorgullecen a Argentina.

Chile campeón. Y lo consuma con el suspenso magnífico, escalofriante, cardíaco, desde el manchón donde se elevan las hazañas y se sepultan los sueños con paladas de tragedia. Ahí, donde la inmortalidad se gana y la intrascendencia se castiga con el olvido.

Con la pasión colectiva, solidaria, absoluta, de 11 en la cancha, pero que se bebieron la sangre ansiosa de 18 millones de chilenos para conquistar su primera Copa América.

"A partir de hoy el futuro de nuestro futbol será distinto. Hoy dejamos el mensaje que podemos ganar a cualquiera", aseguró Arturo Vidal, el hombre que estrelló un Ferrari Rojo a 170 kilómetros por hora, pero condujo a esa misma velocidad, con mano firme, a La Estampida Roja hasta la meta.

En tanto, por quinta vez en seis partidos, Argentina experimentó lo que es jugar con 10, cuando juega sin su "10".

El mejor del mundo no puede consumar que su selección nacional sea la mejor del mundo y ni siquiera la mejor de América.

"Me cuesta trabajo anotar con Argentina", había dicho Lionel Messi, a quien tras el fracaso se le veía más pensativo que triste, más resignado que consternado.

Queda claro que a Leo le queda insuficiente España y le queda chica Europa, pero le sigue quedando inmensa la camiseta que está hecha a la medida, con la gloria como sastre, para un solo argentino: Maradona.

Pero si Argentina tiene 22 años siendo un maquilador y maquillador del futbol a nivel de selecciones, la magia absoluta le pertenece a Chile. Bebe por primera vez del Cáliz de América, amenazó, lo anunció y se comprometió desde la primera maroma del balón en esta Copa América.

La Roja fue una furia sin tregua ante Argentina. Desde el arranque del partido. Mordió para defender y tiró mordiscos para atacar. No pudo vencer a Romero. Porque no supo, aunque siempre quiso.

En 120 minutos, Chile fue el protagonista. Sufrió, cierto, pero estrictamente por respetar, por apegarse, por defender ese atrevimiento ofensivo, ese riesgo perenne, constante, de atacar como principio elemental del futbol, como homenaje a la legitimidad de la victoria y, hasta de reojo, por el fundamento básico de ser espectacular.

Llegó y falló. Más que heroicidades de Romero, se perpetraron equivocaciones incomprensibles de Vidal, Valdivia, Vargas, Alexis, Isla, y hasta Fernández, cuyo ingreso le redujo el vértigo a su selección.

¿Messi? La versión burguesa de su realidad con el Barcelona. Fue una réplica lastimera del que deambuló ante Uruguay, Paraguay, Jamaica y Colombia.

Leo nunca se atrevió a gambetas, nunca se atrevió a tomar el mando, aunque cínica o inconscientemente acepte que le ajusten el brazalete inmerecido de ser capitán. Llegó un momento en que de manera consecutiva, cuatro pases simplones en tres cuartos de cancha, los entregó al adversario.

Y con la lesión de Di María y con el veto absoluto contra el 'Apache' Tévez fue evidente que Argentina disponía de maquiladores del futbol, cuestionando seriamente la habilidad de 'Tata' Martino para elegir jugadores, o para elegir cambios o para no ser manipulado en sus decisiones.

Y por ese esfuerzo incuestionable de los otros 10 argentinos, de la gallardía para intentar sin poder, en medio de ese brío, de ese vigor, el dominio chileno en al menos 100 de los 120 minutos de juego condecora el valeroso, devoto, ardiente, compromiso chileno, por cada pelota, por cada jugada, por cada segundo.

Irónico que tras los desperdicios lamentables de Higuaín y Vanegas en los disparos desde el manchón, desatara el tsunami en el Estadio Nacional y en la nación entera Alexis Sánchez, quien había tenido una copa rebosante de dudas y deudas, más que de satisfacciones y festejos.

Y cobra de manera humillante. Más humillante que a lo Panenka. Mientras que Romero caza el fantasma de su fe tirándose a su izquierda, el balón entra retozón, burlón, juguetón, heroico, glorioso, eterno, para entregar a Chile su primera Copa América.

Un Chile acostumbrado a jugar como nunca y perder como siempre, hoy ha cambiado su historia y su destino.

Hoy, Chile dirá que ha jugado como siempre para ganar como nunca lo había hecho.

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Chile no tiene un futbolista como Lionel Messi, nadie tiene un futbolista como Lionel Messi, pero la pregunta que muchos se hacen es si Argentina tendrá, finalmente, a ese futbolista llamado Lionel Messi. Una final de pronóstico reservado en Santiago para este sábado, donde hay un paridad de fuerzas y de sentidos entre ambas selecciones, pero donde la diferencia la marca un sólo futbolista. ¿Es tiempo de Chile? ¿Es tiempo de Argentina? Son los tiempos de Messi...

LOS ANGELES -- Puede que no parecidos, pero Argentina y Chile son dos equipos muy parejos, muy fuertes, profundos, en condiciones de despliegue de futbol y en ataque. Los dos tienen "armas" suficiente para establecer su hegemonía en la cancha. La única diferencia en el Estadio Nacional de Santiago este sábado será el mejor jugador del mundo.

Argentina
Getty ImagesLa Pulga nunca habló ni se comprometió con nadie
Chile no tiene un futbolista como Lionel Messi, nadie tiene un futbolista como Lionel Messi, pero la pregunta que muchos se hacen es si Argentina tendrá, finalmente, a ese futbolista llamado Lionel Messi.

Lionel Messi y Argentina, en el orden que usted quiera, tienen una cita pendiente e inaplazable con la historia del futbol y de la Copa América. Parece que ha llegado al momento de cumplirla. Sobra decir que la última vez que Argentina levantó un trofeo de campeón en la Copa América fue en el ya lejano 1993 y que Messi no ha podido, por alguna razón, ser el futbolista confiable, regular y espectacular que ha logrado durante su gloriosa carrera con el Barcelona. Los orgullos aficionados argentinos al futbol ha estado esperando esta grandiosa ocasión para resarcir algunas heridas y para, finalmente, entender que la grandiosidad de Messi en la cancha no solo es un beneficio y un lujo del que pueda aprovecharse exclusivamente un club. Messi se hizo futbolista en Barcelona y ha ganado todos los títulos que se puedan ganar con el equipo blaugrana, pero también es argentino y puede terminar rindiendo dividendos en la selección de su país.

Si Chile gana la Copa América no sería ninguna sorpresa. Es un equipo bien armado, con grandes jugadores ++la mejor generación de la historia chilena, según algunos observadores++ y que ha entendido la responsabilidad que tiene con su pueblo en su propia Copa América. Para Chile perder sería un fracaso, casi una catástrofe, pero si ello ocurre, habrá sido ante una de las grandes selecciones de la historia y ante, insisto, quien es el catalogado el mejor futbolista de nuestros tiempos.

La final de la Copa América es una final de pronóstico reservado. Puede ser un juego espectacular, abierto y de goles. Hay elementos para pensar en ello: Higuain, Agüero, Tevez, Pastore, de un lado. Alexis, Vidal, Valdivia y Vargas, del otro. Hay dos entrenadores que, con base con lo que tienen, se preocupan más por atacar que por defender y hay hambre, necesidad, deseo, de triunfo, de gloria en ambas camisetas. Argentina necesita un título y Chile también. Los dos saben que no puede fallar.

La diferencia la marca uno solo: el mejor jugador del mundo y uno de los mejores de la historia. El balón, a los pies de Messi. Él dice, él marca y establece los parámetros de la tarde=noche de Santiago de Chile.

@Faitelson_ESPN

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Angel Cappa
Fotobaires.com"Tardó en llegar la chance de Pastore"

BUENOS AIRES -- Ángel Cappa, ex director técnico de Huracán, habló en ESPN FC Radio sobre su relación con Javier Pastore, la Selección Argentina y la Copa América.

Comenzó hablando por ESPN 107.9 FM de su relación con los jugadores de Huracán y con Javier Pastore, y comentó: “Con todos los jugadores de Huracán establecí un lazo muy fuerte. Me sigo comunicando con casi todos, por internet, teléfono, personalmente, en fin”.

Sobre el jugador de la Selección Javier Pastore, a quien entrenó en Huracán dijo: “A Javier lo fui a ver cuando jugó el París contra el Barca. Hablamos de fútbol. Lo veo muy maduro. Sé lo que quería jugar en la Selección y lo que sentía. Se lo ha ganado, se lo merece, es algo justo”.

Luego comentó acerca del inicio de Pastore en la Selección Argentina y sostuvo: “Siempre creí que esto debía suceder. Cuando llegué después de la pretemporada de Mar del Plata a Pastore lo citaron de la Juvenil. Yo pedí que no fuera y él se enojó. Después vino a pedir disculpas y yo le dije que él no se preocupara que él iba a llegar a la mayor e iba a triunfar con la Selección. Se lo dije luego en Barcelona. Le llegó. Un poco tarde para mi gusto, pero le llegó. Ser reconocido cuesta, a Xavi e Iniesta les costó en el Barcelona, bueno, a él también y es merecido”.

Con respecto a la Selección, Cappa sostuvo que le genera ganas de verla y afirmó: “Estoy esperando que juegue para ver cómo lo hace. Evidentemente ha progresado. Los técnicos no tienen tiempo de trabajar y aun así se logró esa promesa de buen juego”.

“¿Marcan a Messi? Está Pastore, Di María, Agüero. Eso alivia. ¿Qué partido me imagino? Uno difícil, Chile presiona bien arriba, está organizado, pero también tiene errores. Si los comete y la agarramos nosotros, la cosa se nos va a facilitar. Espero un partido muy interesante entre dos equipos muy buenos de características distintas” comentó, por último, acerca de lo que espera de la final de la Copa América entre Argentina y Chile.

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BUENOS AIRES -- Diego Latorre, campeón de América con Argentina en 1991, habló en EPN FC Radio sobre la final de la Copa América a disputarse entre Argentina y Chile.

“Sacando la coyuntura del partido, ninguno va a negociar lo que viene haciendo habitualmente y eso es lo atrapante del partido. Los dos coinciden en el deseo por la pelota, el protagonismo y la intención de jugar en el campo rival. Hay que ver cómo cada uno lo contrarresta y se impone sobre el otro” sostuvo Latorre acerca de lo que podría pasar el sábado en la esperada final de la Copa América.

Considera que la herramienta fundamental es la presión arriba para desarticular los pases y de esta forma estorbarle el funcionamiento del juego, y afirmó: “A grandes rasgos será el plan para recuperar la pelota para que el equipo sea corto y maniatar al adversario”.

“Hay tantas individualidades y tanta magia adentro de la cancha que independientemente de lo global hay jugadores que son capaces de hacer genialidades en cualquier momento del partido” comentó Latorre de los jugadores y figuras que tiene la selección Argentina.

El exfutbolista entiende que los partidos requieren cada uno una regla especial y afirmó: “No tienen nada que ver los anteriores. Sirven para construir confianza y venir con una mochila de respaldo. Es válido, pero en una final las cuestiones emocionales generan otras cosas en el cuerpo”.

Sobre la presión del público comentó por ESPN 107.9 FM: “Hasta ahora el público chileno les jugó a favor. Contra Perú se notó que Chile estaba atenazado, atado y pensando en no equivocarse. Hasta que en el segundo tiempo llegó el segundo gol y con el apoyo de la gente se soltó. Hay que jugar con un punto de inconsciencia para que las cosas fluyan mejor”.

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El verano no pinta, por ahora, para la Selección Mexicana de futbol. Al bajo nivel de juego, se han unido lesiones de futbolistas importantes, una racha de siete partidos sin victoria y algunos rumores del regreso de futbolistas a las Américas, lo cual sin duda tampoco son buenas noticias para un futbol que quiere seguir creciendo. La suerte, de pronto, le ha cambiado a Miguel Herrera y la Copa Oro está a la vuelta de la esquina. Sin embargo, la "mejor medicina" está por aparecer: Cuba, Guatemala y Trinidad y Tobago.

LOS ANGELES -- El verano pinta desesperado y desesperante para el futbol mexicano. Las noticias no son buenas: lesiones, el fracaso en la Copa América, una cadena de juegos sin victoria, una selección que no encuentra el nivel de juego y algunos rumores que indican el regreso de "las Américas" de los futbolistas que hoy actúan en el futbol europeo. Es como si toda la suerte que alguna vez acompañó y cobijó a Miguel Herrera se le estuviera, esta vez, volteando.

Tomar a la ligera la baja de Javier "El Chicharito" Hernández en la selección mexicana de la Copa Oro no sería nada recomendable de acuerdo con las estadísticas históricas y con lo que en cuanto a personalidad y tamaños significa el futbolista, pero afirmar decididamente que las aspiraciones de México cambian en el torneo con su ausencia, también me parecería un juicio riesgoso.

Lo que queda claro es que el ensayo del miércoles por la noche en Houston le costó bastante caro a la selección mexicana de futbol.

No solo son los números -Hernández está muy cerca de igualar la marca de más goles en la historia de las selecciones mexicanas- también está el hecho de que "El Chicharito", bien o mal, es una de las pocas conexiones sólidas que México tiene con el futbol de las "Grandes Ligas" a la cual, aunque con poca regularidad, pertenece el futbolista. Tener a Javier Hernández en el túnel de salida de la selección mexicana en una Copa Oro significa ya algo distinto para el entrenador, para sus compañeros de juego y sobre todo para el rival en turno.

México había preparado un esquema de juego donde "Chicharito", ya sea acompañado por Carlos Vela, o por Giovani Dos Santos o incluso por Oribe Peralta, era prácticamente inamovible. Ahora, con pocos días por delante para debutar en el torneo, hay que buscar y rebuscar nuevas fórmulas.

Tampoco se puede generar una "cortina de humo" alrededor del acontecimiento en Houston. A México, a esta selección mexicana, le siguen faltando condiciones propias de juego, volumen futbolístico, entendimiento de líneas, capacidad para defenderse, organizar el juego y lanzar el ataque. Un par de postes de Carlos Vela, algo de dinamismo con base a lo que ofrecían volantes como Andrés Guardado y Héctor Herrera y hasta ahí nada más. La única garantía que tiene México ahora es que los rivales de la primera fase, de la ronda de grupos, son selecciones de una ambigua categoría, pero está claro que cuando la Copa crezca en intensidad y en responsabilidad, podrían aparecer Estados Unidos, Costa Rica, Panamá o la propia Honduras y ahí necesitará de otro tipo de condiciones que por ahora no ha logrado este equipo de Miguel Herrera.

Un verano, ciertamente, desesperado y desesperante. Las lesiones del "Chicharito" y de Moreno, los rumores indican que Giovani dos Santos está cerca de volver al continente para enrolarse con Los Angeles Galaxy, lo cual no es una noticia del todo alentadora para el futbol mexicano. Si a ello agregamos el pobre nivel competitivo, los siete juegos sin triunfo que liga la selección -tomando en cuenta la Copa América- veremos que la situación es poco favorable. La única ventaja en el horizonte es que siguen Cuba, Guatemala y Trinidad y Tobago, sin duda, una "buena medicina" ante la adversidad.

@Faitelson_ESPN

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Copa AméricaESPN.com.mx

No sólo por los resultados, también por las maneras, las formas, los métodos para ganar los partidos, Chile y Argentina son dos auténticos merecedores de jugar por el título de la Copa América 2015. Dos grandes equipos de futbol, con nombres, con jugadores de un altísimo nivel competitivo, pero que además, están mentalizados para atacar, para buscar la portería contraria por encima de cualquier otro interés. Al final, tras algunas vacilaciones, polémicas, incertidumbres, la Copa América encontró un escenario para ilusionarse.

LOS ANGELES -- Para "frotarse las manos" y para ilusionarse: la Final de la Copa América ha resultado en una final soñada, porque más allá de los nombres, de las condiciones, de los equipos, de los sistemas, de los intereses y del resultado mismo del juego están y deben contar las intenciones: Argentina y Chile han sido dos selecciones que se han preocupado por alentar un juego ofensivo, alegre y por momentos espectacular. Están aquí, justo, por esos méritos.

Sobra decir que cualquiera de los dos puede levantar este sábado el trofeo de campeón de la Copa América. Lo que esperamos todos es que, en el trámite mismo partido, se desvelen algunas de las grandes condiciones que tiene cada uno de los protagonistas. Talento e imaginación, sobran. Chile está por méritos propios en la final. Más allá de que juega en casa y más allá de cierta polémica sobre que los árbitros le han favorecido, el equipo de Vidal, de Alexis, de Vargas y de Valdivia ha tratado de jugar bien al futbol. Es un equipo que genera cualquier cantidad de oportunidades de gol, que toca el balón y que siempre piensa en la portería contraria y en ganar el partido.

Y Argentina no solo tiene uno de los planteles más poderoso del futbol moderno, tiene en Lionel Messi al mejor jugador del mundo y tiene otros futbolistas que han aprovechado la Copa para elevar su nivel competitivo: Di María, Pastore, Agüero, Higuain y Mascherano. Creo que lo más importante que hay que observar en esta selección argentina es un cambio de mentalidad con respecto a la que afrontó el Mundial del 2014, donde bajo la conducción de Alejandro Sabella, el equipo parecía siempre más preocupado por defenderse que por atacar. Esta Argentina ha recuperado parte del espíritu que alguna vez tuvo en los gloriosos días de Menotti y en la corriente que más tarde Bielsa y otros trataron de inculcarle. Un futbol que no pierde el orden, pero que siempre está decidido a ir hacia el frente.

Justo cuando la Copa América perdía condiciones en la cancha, apegado a más a aspectos controversiales, a la carencia de algunas figuras, al capricho y al miedo de los entrenadores y de sus planteamientos, Argentina y Chile aterrizan en una final que se antoja para convertirse en una jornada memorable de futbol, donde el trance, el desarrollo, la historia promete colocarse por encima de la pasión que conlleva al resultado.

@Faitelson_ESPN

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SANTIAGO-- Sufriendo sin duda. Sin capitalizar que enfrentaba a diez tras la roja a Zambrano. Con un gol benditamente maldecido por un fuera de lugar. Con la angustia reptando en la garganta. Así es Chile finalista.

¿Argentina o Paraguay? 90 minutos en Concepción le mantienen la incógnita.

Marcador: 2-1 a Perú. Goles de Vargas. Carnaval en Santiago. El triunfo y ese aroma de Final. La Final y esa sensación de poder ganar su primera Copa América. La ilusión vigente y la tregua, la tolerancia para aplazar la autocrítica.

La victoria le indulta de todos sus pecados. Le adormece todos sus errores. Le narcotiza felizmente de sus deslices defensivos.

Con once en la cancha, hasta antes de la torpeza de Zambrano de ganarse la roja, Perú había sido mejor que Chile. Controlaba y contratacaba. Contenía y respondía. Como pugilista mañoso y paciente, se resguardaba y administraba cauteloso los golpes. Y eso desesperaba a Chile y lo precipitaba.

Si bien Zambrano recibió la merecida humillación de la roja, el arbitraje empezó a balbucear con acento chileno cuando permite que el 1-0 sea precedido por un fuera de lugar. Vargas aprovecha un balón que se estrella en el poste izquierdo. No perdona, mientras el cuerpo arbitral masculla cómplice una jugada que no había sido tan vertiginosa como para confundirlo.

Perú no se arredró. Por momentos con diez, mejor agazapado y sabiendo los locos de los que disponía al frente, sabía que Chile, en esa desesperación ofensiva, terminaría por entregarle opciones de fusilamiento.

El empate tuvo firma de traición. Tuvo huella chilena. Gary Medel consuma al 60' lo que Farfán y Guerrero habían fallado. El 1-1 dolía en la tribuna. Porque los peruanos se mantenían erguidos y porque La Roja se desteñía en esa embestida constante, desesperada.

Para su fortuna, Chile consigue cuatro minutos después el 2-1. Pero la legión de Sampaoli no entiende de equilibrio, ni de tregua, ni de sentido común, ni de pausas, ni de manejo de tiempos y resultados. Embiste de oficio. Embiste como principio único de futbol, enriquecido por la posesión y manejo de la pelota, aunque con la obsesión de plantarse ante el portero y abofetearlo a balonazos.

Con el control absoluto, Chile sufría en los estertores y con las convulsiones de Perú. Una falta dudosa que aspiraba al catálogo de penales, hace reclamar a los incas, que con un par de remates ponen a temblar a la ya trémula zaga de Bravo.

Pero la historia no cambia. Zambrano no permitió que crecieran los anhelos de Perú. Y el arbitraje ha tomado como referencia propia, las unciones que deben respaldar anfitrión, que, sin embargo, paga sus cuotas de méritos con bien futbol y un entusiasta sentimiento suicida, insisto de morir matando y matar muriendo.

Nadie puede decir que el sufrimiento ante Perú es una lección que llega a tiempo a Chile. Porque Sampaoli no aprende de su propio sufrimiento. Porque La Roja saborea con esa sensación de kamikaze, de sepultar al adversario aunque termine en rastrojos de victoria. Y, como sea, más allá de la auto inmolación que implica, esa devoción, es de agradecerse, donde los favoritos han sido mezquinos, desde la Argentina con vida, hasta el Brasil y la Colombia, sacadas con las patitas por delante.

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VALPARAÍSO -- Gonzalo Jara hizo indigna la dignísima victoria de Chile. El futbol bastaba para firmar el pase a semifinales. Pero Jara tenía que percudirlo. Jara tenía que enlutar con oprobio el derecho festivo a un traje de gala.

Más allá del gesto procaz, obsceno, la provocación alevosa, premeditada, del andino sobre Edinson Cavani, transformó lo que había sido una lucha masculina, en una victoria emasculada.

Con once hombres en la cancha, Uruguay discutía la supervivencia a su estilo. Poco estético, poco exquisito, poco encantador, pero legítimo como parte de la historia misma de la selección celeste.

Siempre fue mejor Chile. Dejó constancia de ello. Salió nervioso, precipitado, atropellado, inquieto, titubeante. El primer tiempo se le escurrió en querer, sin saber cómo y sin poder entenderse a sí mismo. Los esfuerzos de claridad de jugadores como Isla y Valdivia abortaban en balones rebotados, mal controlados, mal entregados, mal protegidos, mal perfilados, por futbolistas del corte de Alexis, Aranguiz, Vargas y Vidal. Y hasta Medel parecía un mastín enloquecido, que iba al choque hasta con los propios.

El segundo tiempo trajo la metamorfosis deseada en La Roja. Y Uruguay siguió siendo Uruguay. La transformación le indicó la ruta de la victoria a Chile. Y Uruguay entendió que seguiría sufriendo, pero seguiría anhelando.

Isla, el mejor jugador de Chile, encontró en el gol el premio a la persistencia propia y a la rehabilitación de su equipo.

Las respuestas de Uruguay fueron insuficientes, pero la más peligrosa fue el disparo de Sánchez, y una precipitación en la salida de Bravo, pero, mientras estuvieran once en la cancha, Cavani obligaba a dos chilenos a perseguirlo y a encender luces en otros caminos para sus compañeros.

Hasta que llegó Jara. Musitó algo al oído de Cavani, en un acto impropio de un espectáculo público, de un futbolista profesional, de un encuentro que había sido éticamente intenso, e incluso irrespetuoso hacia su propia selección que ha hecho del juego limpio parte de los valores competitivos de su gesta.

Cavani reaccionó. Ni siquiera con violencia. Ni siquiera en proporción directa a la forma en que Jara hurgó en su humanidad de manera ramplona. Pero el quisquilloso y sospechoso silbante brasileño Sandro Ricci le recetó otra amarilla y el pasaporte ignominioso de La Roja.

Uruguay quedó dañado. Desconcertado. Asumiendo que la culpa era absolutamente de Cavani, víctima éste de la tensión azuzadora originada por el trance de su padre, quien se vio envuelto en trance automovilístico con saldo de una persona muerta.

Las imágenes recompondrían el escenario de manera dramática. Ni Jara era la víctima ni Cavani el verdugo. La teatralización de Jara, la torpeza arbitral y la respuesta apenas agresiva de Cavani quedaron expuestas.

El video trastocó la percepción y condiciona a los organizadores y a su Comité Disciplinario. Con la evidencia de que la agresión y la provocación se originan en Jara, la forma de revisar puntualmente el video, los hechos, la cédula arbitral, tendrá que darse bajo otro perfil.

Ante los hechos, más allá de lo que el silbante Ricci creyó ver y decidió consignar, la suspensión debería darse sobre Jara y Cavani debería ser indultado, porque de otra manera, sus tres partidos de eventual suspensión coincidirían con los de Luis Suárez, todos punibles dentro de la mismísima eliminatoria mundialista que arranca en octubre.

Ni Uruguay merece dos castigos: la derrota y una suspensión a Cavani. Ni Chile merece dos premios: la victoria y, encima, el indulto impune a Jara.

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Agustín Marchesin
MexsportMarchesín se sumó al plantel del Tata

BUENOS AIRES -- Agustin Marchesín ya se sumó al plantel de la Selección Argentina de Gerardo Martino.

El arquero fue convocado el lunes tras la lesión de Mariano Andujar.

El cuerpo técnico acudió al artículo 19 que establece que durante el desarrollo del torneo, solamente un arquero podrá ser sustituido por “lesión grave”.

Andujar presentó, en el precalentamiento del partido jugado ante Jamaica, un traumatismo de muñeca derecha.

El conjunto argentino ya se encuentra pensando en su próximo encuentro por cuartos de final de la Copa América, que se jugará ante Colombia, en Viña del Mar el viernes a las 20.30.

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SANTIAGO -- Los estrellas siguen apagadas en Chile. Han sido candil de su calle, oscuridad en su casa.

Han sido penumbra en su cuna, con su camiseta de sangre, bajo su bandera, luego de ser, casi todos, luminosidad absoluta con sus clubes, con sus patrones, bajo sus contratos.

A Chile no llega aún Messi. Ni llega James. Neymar llegó y se fue apestando a azufre, para seguir en deuda con su selección. Luceros mortecinos, especialmente el brasileño, con saldo de cuatro juegos de suspensión.

Messi recorrió menos metros que su arquero ante Jamaica. Mientras, James mete más codazos que Zúñiga y Cuadrado, y lo más ofensivo de Neymar lo hizo cuando el partido había terminado, y lo hizo con alevosía contra rival, árbitro... y contra Brasil.

La fase de grupos, se la roban dos cometas, dos delanteros fugaces. Irrumpieron y desaparecieron en este páramo donde las individualidades nacen, crecen, se reproducen y mueren en la efímera etapa de 90 minutos.

Arturo Vidal es letal ante México, con dos goles y una asistencia. Después arruina su Ferrari en un accidente, y con los artificios magníficos de la impunidad y la corrupción, lo perdonan.

El otro es Matías Vuoso, quien marca dos ante Chile en un partido espectacular, y en el juego clave, ante una defensiva más frágil como la de Ecuador, y vuelve a su estado natural de sequía.

Pero no era de ellos de quien se esperaba la pirotecnia. No era de ellos de quien se esperaba la grandilocuencia futbolística. Eran accesorios. El universo esperaba más que estrellas fugaces.

La expectación giraba alrededor de tres jugadores que en sus clubes han mostrado una brillantez que deja atónitamente maravillado al universo del futbol. En cambio, decepción, al menos en la fase de grupos.

    1.- Neymar estalla en la adversidad. Colombia le tunde en la madrugada del juego. Y pudo hacerle más. Y en el desenlace, Neymar estalla, agrede a colegas, insulta a un compañero, y luego amenaza e insulta a los árbitros. Los cuatro juegos de castigo fueron casi compasivos.

    2.- James Rodríguez sigue arrullado por la fama. La creó, la crió y se echó a dormir. Jugador revelación para algunos y jugador confirmación para otros en el Mundial de Brasil, tras un paso inconsistente con Real Madrid, no llega a hacerse cargo de Colombia en Chile. Ni siquiera en uno de sus tesoros innegables: los cobros.

    3.- Lionel Messi encumbró al Barcelona. Hibernó un año. Regresó en 2015 a adueñarse de todo, incluyendo el próximo Balón de Oro. Pero Argentina lo sigue buscando. Parece un fantasma entre sus compañeros, pese a que sus adversarios no lo pierden de vista con el temor palpitante, latente, como esperando que esa cobra enroscada salte y aniquila. Pero la cobra sigue hipnotizada.

Y las ausencias futbolísticas, no físicas, de los tres notables, se acentúan con las deficiencias de sus seleccionados nacionales.

El Brasil de Neymar no carbura. Ni con él ni sin él. La victoria sobre Venezuela se originó más en el reverencial temor de los llaneros que en las facultades extraordinarias de los amazónicos, más allá del gol espectacular de Thiago.

Pero si Brasil no funciona, esperaba al menos el impulso mágico de Neymar. La explosión devastadora de su talento.

Y si Argentina no fascina, porque Higuaín no anota las fáciles, y Di María no encuentra socio para las difíciles, Messi no germina, no genera, no arriesga, a pesar de que si lo hace Agüero, y que en su momento lo respaldará Tévez. Ante Jamaica, Messi entregaba la pelota y se escondía entre dos o tres contrarios.

James ha ofrecido un par de jugadas notables ante Brasil. Ante Venezuela desapareció. Y ante Perú hizo más daño con golpes prohibidos que con buen uso de la pelota. El niño mimado de Colombia que ha desbancado a un Radamel Falcao en declive, no tendrá más comodidades ante Argentina, donde el trato será áspero, rudo, como pocas veces los ha sentido en su vida.

¿Se están reservando Messi y James para los mejores momentos, para enfrentarse entre sí? El viernes tendremos la respuesta.

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