Sin embargo, la contradicción es tan sólo aparente: Juventus es realmente la Vieja Señora del fútbol italiano, por títulos ganados y por superioridad en el tiempo, pero también es cierto que, gracias sobre todo a una nueva camada de dirigentes, se esmera para mantenerse joven y vigorosa.
Esta amalgama entre dos característica tan opuestas ha sido particularmente evidente en el año solar que está a punto de cerrarse, el 2014, que la Madama (otro de los apodos más comunes del centenario club de Turín) cerró con un nuevo récord absoluto, el de los 95 puntos cosechados en las 37 fechas del torneo local disputadas.
Antes de escibir estas líneas, fuimos a buscar el artículo publicado en ESPN.com el 18 de mayo de 2011, cuando Juventus venía de dos séptimos puestos consecutivos y acababa de contratar a Antonio Conte. Esa nota se cerraba con las siguientes palabras: "Los viejos caballeros (por Gianni y Umberto Agnelli, NdR) ya no están, démosles a estos jovencitos el tiempo para aprender: quizás nos devuelvan a la Vecchia Signora perdida".
En agosto 2014, luego del título de los récords (102 puntos finales, 80 goles anotados), llegó la traumática renuncia de Antonio Conte, el artífice de ese trienio triunfal, y la llegada de Massimiliano Allegri. En ese momento, muchos dudaron sobre la continuidad del proyecto, máxime porque Allegri pregona un estilo de fútbol casi opuesto al de su predecesor.
Sin embargo, en realidad se trató de una profundización de ese proceso: luego de los títulos nacionales, la dirigencia pretendía regresar al "G-8" de Europa, es decir meterse por lo menos en cuartos de final de la Champions League. Luego del fracaso europeo de Conte, eliminado en primera ronda por Galatasaray, se eligió a un entrenador que nunca había quedado eliminado en la primera fase en su cuatro experiencias con Milan.
Los hechos demuestran el acierto de aquella decisión: Juventus sigue líder en el torneo local, posición que nunca dejó en las 16 fechas disputadas y que ahora ostenta con tres unidades de ventaja sobre un excelente rival como Roma, y además se aseguró el pase a octavos de Champions, donde en febrero encontrará a un rival peligroso pero no imposible, el Borussia Dortmund, con muchas chances de lograr el cometido de pasar a cuartos de final.
Pero lo más relevante es que Juventus, el tricampeón que aplastó a la competencia con su intensidad, poderío físico y fortaleza anímica, si perder esta calidades ahora juega un mejor fútbol, más espectacular y atractivo, en línea con esas potencias europeas con las que pretende codearse.
Lo cual demuestra algo más: no era Antonio Conte el verdadero artífice de esos triunfos (si bien sin duda fue una pieza vital): la condución del equipo, esos "jovencitos que necesitaban tiempo para aprender", es la que merece el crédito por todo lo logrado, porque un grande club, obviamente, viene antes que sus técnicos y hasta que sus jugadores.
No sería justo, sin embargo, no referirse a los fútbolistas que han permitido que el 2014 fuese un año tan espléndido en la historia de la Vecchia Signora. Un plantel que rabalsa de talento y de personalidad, con grandes veteranos como Gianluigi Buffón o Andrea Pirlo, y los mejores "extranjeros" del torneo, Carlos Tévez y Arturo Vidal.
Carletto, como lo llaman en Italia, vino a llenar dos vacíos que tuvo el equipo antes de su llegada: el de un delantero de mínimo 20 gol por temporada (anotó 19 en la pirmera, ya lleva 10 en la actual) pero también el de un líder capaz, en los inevitables momentos de dificultad, de ponerse el equipo al hombro, algo que el argentino ya demostró infinidad de veces en su año y medio de Calcio.
Tévez es un futbolista que triunfó en todos los equipos en los que jugó, hasta salvando a West Ham del descenso. Todas sus hinchadas lo amaron y es hasta superfluo recordar el enorme aprecio que los boquenses tuvieron y aún tienen por él. Sin embargo, luego de 18 meses, es posible afirmar que Carlos Tévez ha encontrado su lugar en el mundo en el club de Turín, donde además parece haber alcanzado su definitva madurez como jugador.
Un párrafo también por otro sudamericano, el increíble Arturo Vidal. Hoy por hoy, sin dudas alguna, el mejor volante de cantidad y calidad del mundo, que por encima, con 33 goles en 109 partidos de liga con la camiseta bianconera, ha entregado un aporte fundamental también en el aspecto goleador. Ambos, chileno y argentino, sintetizan de manera maravillosa esa dicotomía entre veteranía experimentada y furor juvenil que caracterizan a la "Vecchia Signora" Juventus.
En efecto, casi nada parece haber cambiado en estos 12 meses, comenzando por la tabla: 1º Juventus, 2º Roma y 3º Nápoli (si bien en este 2014 en condominio con Lazio y Sampdoria).
Pero los parecidos son simplemente formales, porque mucho ha cambiado en estos 12 meses. Por lo pronto, este es un torneo que hunde sus raíces en la catástrofe mundialista, con Italia eliminada por segunda vez consecutiva (no ocurría desde 1966) en la fase de grupos y las consecuentes renuncias del DT Césare Prandelli pero también del presidente federal, Giancarlo Abete.
Más allá de los cambios en el poder, el hecho es que este campeonato comenzó con una gran diferencia: quizás por primera vez en muchas décadas, el Calcio se dio cuenta de que había salido de la "nobleza" futbolera mundial.
Si no hubiese sido suficiente lo ocurrido en Brasil, el mercado se encargó de ratificarlo, con los mejores italianos (Immobile, máximo anotador, Balotelli, Cerci) que se fueron a jugar al exterior. Quedó, como definición impiadosa, el tweet de la novia de Cerci comentando el pase al Atlético de Madrid: "Ciao Calcio, nos vamos al fútbol que cuenta...".
¿Cómo reaccionó el Calcio a todo esto? El balance de estas primeras 16 fechas, un 40% abundante del torneo, es bastante contradictorio, lo cual nos obliga a proceder con extremo cuidado y analizar por partes.
Ya dijimos de la mejor performance de los italianos en Europa: con Roma, que baja de la Champions luego de disputar un grupo muy complicado (y manteniendo chance de clasificación hasta el último partido), serán cinco los italianos en Europa League, a frente de los tres anteriores.
Probablemente, todos se dieron cuenta de que la Europa League no es un torneo que se pueda despreciar, máxime porque, desde esta temporada, el ganador podrá acceder a la Champions más allá de su ubicación en la tabla final de la Liga. Lo cual, en el tiempo, ayudará a que Italia recupere la plaza perdida en Champions.
Con respecto al frente interno, sigue sin solucionarse el problema más grande, es decir el poco especio que encuentran en el torneo los jugadores italianos. El colmo se vio en el partido Hellas vs. Fiorentina del 23 de noviembre: de los 14 jugadores que empleó Vincenzo Montella, ninguno era italiano, y de los 28 que bajaron a la cancha, sólo dos (Toni y Agostini) lo eran.
Más en general, Juventus empleó un 44% de italianos, Milan un 41%, Roma un 33%, mientras que Nápoli, Inter y la ya citada Fiorentina estàn entre un desastroso 11 y 12%. En total, a final de año nos encontramos con un 42,3% de italianos a frente del 57,7% de extranjeros.
Se trata de un problema que desde hace tiempo acosa al fútbol inglés, que por algo no cosecha resultados a nivel de selección. Por lo tanto, es hasta demasiado fácil trazar un paralelo entre esta situación y los magros resultados de la Azzurra en los dos últimos Mundiales.
Vayamos ahora al torneo. Juventus "digirió" sin problemas el cambio de entrenador y el inevitable síndrome de "panza llena", luego de tres Scudetti consecutivos: la Vecchia Signora sigue líder en el Calcio y, esta vez, logró el pase a los octavos de final de Champions.
Más en general, todo el mundo le reconoce a Massimiliano Allegri haber logrado la difícil tarea de mantenerse en los resultados, pero jugando un fútbol más internacional y seguramente más atractivo que su predecesor.
Con respecto a Roma, Rudy García logró el difícil cometido de mantenerse, que es difícil en todo lado pero en la capital roza lo imposible. Muy por el contrario, los giallorossi redujeron la desventaja (la actual es de 3 puntos, a final de 2013 era de 5).
Además, esa desventaja es producto de un enfrentamiento directo (en la temporada anterior aún no se había disputado) que fue claramente falseado por un pésimo arbitraje, algo que García recuerda cada vez que indica a su equipo como gran candidato al título. De hecho, en la carrera del francés, los segundos años siempre fueron los mejores: veremos si logra cumplir con la regla en esta temporada.
El gran cambio está en las posiciones intermedias: tabla a la mano, entre los 27 puntos de los ya citados terceros y los 21 del onceavo Inter, hay nada menos que nueve equipos en condiciones de luchar por las plazas europeas, con particular atención a la pelea por la tercera posición y su suspirado pasaporte para los preliminares de Champions.
En esa lucha, sin dudas jugará un papel importante el compromiso europeo, que inevitablemente en febrero quitará energías preciosas. Todo deja pensar que esta batalla se mantendrá abierta y apasionante hasta el final, con la esperanza que algún italiano pueda ganar la Europa League y, por lo menos por una temporada, permita volver a tener cuatro representantes en la próxima Champions.
Un pequeño párrafo para los dos equipos milaneses. En la tabla por "ciudades", Roma está primera con 63, Turín segunda con 56, Genova tercera con 53; Milán, con sus 46 puntos, logra ubicarse delante sólo de Verona (33), representada por los débiles Hellas y Chievo.
Milan, con Filippo Inzaghi, comenzó un nuevo proyecto y, si bien lentamente, los resultados comienzan a llegar. Inter, en cambio, truncó con el ciclo Mazzarri y le entregó a Roberto Mancini un plantel muy poco apto para su tipo de juego. Con todo, ambos necesitarán por lo menos de un año más para soñar con ser competitivos, nacional e internacionalmente.
Con respecto al descenso, la crisis de Parma es impresionante, máxime considerando la brillante campaña anterior: ahora llegaron nuevos dueños, veremos si el plantel responderá al cambio con mayor actitud. También en este rubro, es realmente difícil encontrar los máximos candidatos, más allá del hecho que, tradicionalmente, el que termina último en la primera rueda, al final acaba perdiendo la categoría. Por el resto, todo está en mano de Liga y Federación: por lo pronto, parece positivo la nueva regla que obliga a planteles de máximo 25 profesionales, de los cuales 4 formados en las inferiores del club y otros tantos formados en las canteras nacionales.
Positiva pero no suficiente: habrá que rápidamente achicar los torneos (Serie A a 18 y Serie B a 20), rediseñar los calendarios para darle mayor espacio a la Azzurra y pensar también en una selección más rigurosa de los extracomunitarios, como ya desde hace tiempo se hace en la Premier League.
En estos tiempos de crisis exonómica y social, hablar de estadios nuevos parece una locura, pero Milan y Roma están a un paso de darle vidas a sus proyectos, siguiendo las huellas de Juventus, que demostró con los hechos la importancia de este rubro. Ojalá en 2015 otros proyectos se sumen.
En suma, el Calcio vive un momento de transicción, pero aún así está en condiciones de apuntarse éxitos deportivos, económicos y organizativos. Esperemos que no se pierda la memoria, como ocurrió en el pasado, y se siga trabajando para que "el torneo más difícil del mundo" vuelva a brillar como un tiempo.
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BUENOS AIRES -- En la capital de Qatar, Doha, se disputó la Supercopa Italiana, competición que enfrenta en partido único al ganador del Scudetto, en este caso Juventus, y al vencedor de la Copa Italia, en la ocasión Napoli.
Fue justamente el Burro Celeste que se quedó con el trofeo, al cabo de 120 minutos (fueron necesarios los alargues) realmente apasionantes y emotivos, gracias a su mejor puntería en la definición por penales, en la que se debieron ejecutar 18 remates y que Nápoli ganó por 6-5.
En suma, una gran final, que bien pudo ser de una supercopa argentina, puesto que los cuatros goles del 2-2 final fueron anotados por dos jugadores de la celeste y blanca, Carlos Tévez y Gonzalo Higuaín, autores de sendos dobletes.
Grande fue la fiesta de los ganadores, que cierran el 2014 con dos títulos y la sensación de poderle jugar de igual a igual a cualquiera. En efecto, ya desde la previa los analistas coincidían en algo: sin dudas, Juventus es hoy por hoy superior a Napoli, pero en un partido seco la banda de Allegri no podría haber encontrado peor rival, porque Rafa Benítez es un verdadero especialista en ese tipo de definiciones.
La Vecchia Signora, probablemente, pagó el desgaste de una primera fase de temporada realmente cansadora, con muchos partidos disputados y algunos de ellos, como los dobles encuentros de Champions ante Atlético de Madrid y Olympiakos, que tuvieron la exigencia de verdaderas finales.
A lo largo de los 120 minutos del partido, Juventus dejó una mejor impresión. En efecto, se puso en ventaja enseguida, con un gol de rapiña de Tevez, sin dudas su mejor jugador, y pareció poder controlar, si bien con algunos inevitables sobresaltos, la reacción de Napoli.
El punto de inflexión llegó posiblemente al minuto 67, cuando Allegri decidió sacarlo a Pirlo, que luego de una buena primera etapa había desaparecido en el complemento, para remplazarlo con Pereyra.
Cambio discutible, no tanto por los nombres de los involucrados cuanto porque implicó una rotación de casi todas las posiciones en el medio, con Marchisio que pasó a jugar de "cinco", Vidal (había comenzado como enganche) que retrocedió al puesto de medio interno por derecha y Pereyra que tomó su lugar detrás de los delanteros.
Probablemente, hubiera sido más simple y más correcto sacarlo a Vidal, que tampoco estaba jugando un buen partido. Casualidad o causalidad, un minuto más tarde llegó el empate de Higuaín, justo por la vía que parecía menos probable, un cabezazo certero del centrodelantero luego del desborde por izquierda y el centro de De Guzman.
Luego del empate, Juventus volvió a tomar la iniciativa y los 90 reglamentarios se terminaron con Nápoli "pidiendo la hora". Mismo panorama en los alargues, hasta que Juventus, al comienzo del segundo período de prorroga, volvió a adelantarse, con una verdadera joyita de Tevez.
Parecía asunto terminado, porque la Madama dominaba a sus anchas, pero el cansancio a veces nubla las ideas y, de una increíble pelota perdida, llegó el empate, a tan sólo dos minutos del final, de Higuaín, que desde el piso empujó el balón adentro.
La definición por penales fue, si posible, aún más emotiva: luego de los errores iniciales de Jorginho (atajado) y de Tevez (palo), todos anotaron y la primera tanda de cinco terminó 4 iguales.
Gargano y Bonucci acertaron, luego erró Mertens (atajado), pero Chiellini desperdició el "match point", exaltando al arquero Rafael. También Callejón erró, pero increíblemente Pereyra otra vez volvió inútil la hazaña de Buffón, pateando afuera. En el noveno penal, Koulibaly acertó pero Padoín se dejó hipnotizar por Rafael, desatando el festejo celeste.
En suma, un partido muy emotivo que se le escapó de manera increíble a Juventus, que logró ser superior en por lo menos 100 de los 120 minutos jugados y que, sin embargo, no pudo defender las diferentes ventajas conseguidas.
Justamente por eso, sería absurdo caerle al entrenador Maximiliano Allegri, porque el partido estuvo bien planteado desde lo táctico. Simplemente, al final ganó quien tuvo más frialdad y, por cierto, también una pizca (abundante) de suerte.
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BUENOS AIRES La fecha 16 del Calcio, la última del año solar 2014, fue una fecha marcada por la elevada cantidad de empates (seis en diez partidos), que involucraron sobre todo el sector de la tabla en el que se lucha por la tercera posición.
Juventus (la Vecchia Signora fue uno de los pocos que supo ganar) sumó una nueva marca en su pluridecorada vidriera, la de 95 puntos conseguidos en las 37 fechas disputadas en 2014, pero obviamente mucho más que ese récord fue importante haber vuelto a alargar a tres unidades la distancia que la separa de su escolta, Roma.
Que, a su vez, quedó atrapada en uno de los tantos empates de la jornada, un pálido 0-0 en su cancha ante un Milan que Filippo Inzaghi está mejorando fecha tras fecha. Roma debió haber ganado, porque el referí (otra obra maestra del impresentable Nicola Rizzoli) no le concedió un claro penal por falta de manos de De Jong, pero en todo caso el equipo de Rudy García lució cansado y poco preciso y la igualdad, todo sumado, fue bastante correcta.
La lucha por la tercera plaza se mantiene al rojo vivo: otra vez, son tres los que comparten tan deseada ubicación, Lazio, que igualó con Inter, Sampdoria, que hizo lo propio ante Udinese, y Nápoli, otro de los pocos que pudo ganar, quien de esa manera le quitó el puesto a Genoa, caído en casa de Torino.
Muy dolorosos resultaron entonces los empates de Fiorentina, como local en el derbi regional ante Empoli, y sobre todo de Inter, que jugó en último turno ante un rival directo como Lazio, conociendo los demás marcadores, y dejó pasar una chance inmejorable para meterse de lleno en la lucha. Sin embargo, puesto que Lazio ganaba 2-0 luego de la primera etapa, el Meazza terminó festejando un punto absolutamente insulso.
En la zona descenso, cada vez más alejados están Parma, Cesena y Cagliari, que luego de la derrota ante Juventus decidió despedir a Zdenek Zeman. Al momento de escribir estas líneas, todavía no se había dado el anuncio oficial, pero ya se hablaba del sucesor, con dos nombres (Zola y Zenga) en "pole position", como si a los dirigentes les costara alejarse demasiado de la "zeta" del viejo guerrero, otra vez derrotado por un plantel demasiado pobre para sus ideas híper ofensivas.
A Juventus y Roma les vienen bárbaro las vacaciones. El doble compromiso, que en Europa fue durísimo para ambos, dejó las reservas de energías muy cercanas al mínimo, en ambos casos con la luz de alarma prendida.
Todo deja pensar que el duelo se prolongará a lo largo de casi todo el torneo. García ya dejó entender claramente que la Europa League será un objetivo secundario y que toda la atención giallorossa estará puesta en el torneo local.
Juventus, en cambio, le apuntará con todo a meterse entre los 8 mejores de Europa, el "G-8", como lo llama Andrea Agnelli, máxime porque el sorteo fue bastante benigno y hay que aprovecharlo, sin por eso descuidar el torneo local.
Decíamos de la lucha por la tercera plaza: en tres puntos hay seis equipos, que se vuelven nueve si agrandamos el compás hasta las 6 unidades. En suma, una lucha incandescente, en la que cualquiera le puede ganar a cualquiera, como de hecho ha vendido ocurriendo hasta aquí (por ejemplo, Nápoli vence a Genoa, el Grifón supera a Milan y el rossonero le gana al Burro).
En el lote de candidatos hay que comenzar a considerarlo también a un Palermo que Iachini supo armara realmente muy bien y que, con Dybala y el Mudo Vázquez cada vez más gravitantes, puede ganarle al más pintado y, si bien difícilmente pueda ser tercero, podría excluir a algún "grande" de las plazas europeas.
Ahora se vienen dos semanas de vacaciones (el torneo se reanuda el 5 y 6 de enero con la fecha 17) pero sobre todo se viene la abertura del mercado de pases, que se extenderá a lo largo de todo enero.
Un mercado que, nunca como este año, podría no ser sólo un simple momento de "reparación" de errores cometidos en el verano europeo, sino transformarse en una excelente ocasión para reforzar y volver más competitivos los equipos.
Lo necesitaría Juventus, que sin embargo no puede conformarse con nada menos de un Falcao, por ejemplo, para hacer un nombre que suena fuerte y que, detalle no menor, podría jugar los octavos de Champions contra el Borussia Dortmund. La Madama también necesita un central, puesto que Barzagli aún no logra vez el final de su calvario.
Roma deberá buscar también un central, vista la situación de Castán, que parece necesitar tiempos largos para volver al ruedo. En el medio, la mejor compra será la vuelta de Strootman, en ataque podría irse Destro, para buscar a otro atacante de características diferentes, más rápido y menos estático.
Nápoli parece haberse asegurado Gabbiadini, remplazo ideal (quizás hasta mejor) del lesionado Lorenzo Insigne. Por el resto, no vendría mal también buscarle remplazo a Zúñiga, cuya situación médica es cada vez más misteriosa e incomprensible.
Fiorentina, Milan e Inter también necesitan reforzar urgentemente el plantel, los violetas por la lesión de Pepito Rossi (se habla de Borini), los rossoneri porque necesitan cortar a varios, incluyendo a Torres que casi seguramente se irá, y los nerazzurri para entregarle a Roberto Mancini un parque de jugadores más apto a su estilo de juego, casi opuesto al de su antecesor Walter Mazzarri.
En el "torneo más difícil del mundo", siempre se necesita mejorar para poder central los objetivos buscados.
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BUENOS AIRES -- La fecha 15 del Calcio no fue muy atractiva y espectacular, puesto que se registraron dos empates sin goles y el total de los tantos fue bastante pobre, apenas 21.
Sin embargo, los resultados contribuyeron a alimentar el fuego de las dos principales peleas, es decir la lucha por el título entre Juventus y Roma y la pelea por la tercera plaza, que cada vez tiene más protagonistas.
En efecto, Juventus volvió a empatar mientras que Roma venció a Genoa en un partido caliente y polémico, de manera tal que la distancia entre ambos se redujo a tan sólo un punto, si bien hay que anotar el hecho de que Juventus jugó una vez menos como local y, obviamente, una más como visitante con respecto a su escolta.
Detrás, la caída de Genoa, el empate de Sampdoria y el triunfo de Lazio dejaron a los tres igualados en la tercera posición con 26 puntos. Pero ojo, porque Milan venció a Nápoli y ambos están sextos con 24, a tan sólo dos unidades, mientras que Fiorentina ganó en Cesena y acecha con 23.
Inter, que finalmente obtuvo el primer triunfo de la era Roberto Mancini, está onceavo con 20, superado también por Udinese y Palermo, pero al ser apenas 6 puntos la distancia de la tercera posición y faltando aún 23 jornadas para el final, no se lo puede descartar, máxime porque jugará en la 16ª ante Lazio y en la 18ª contra Genoa, rivales directos, en ambos casos como local.
Comencemos por Juventus, obviamente. La Vecchia Signora, de repente, se enfermó de "empatitis": son tres al hilo, considerando también el Atlético de Madrid, y serían cuatro sin esa genialidad de Pirlo en pleno tiempo de descuento ante Torino.
No parece algo preocupante, por cierto. Era normal, con tantos partidos acumulados, que se sintiera cierto cansancio, algo que aparece evidente en especial en algunos hombres decisivos: ante Sampdoria, Tévez y Vidal aportaron poco y nada, mientras que Pirlo directamente no jugó.
A la Madama ahora le queda el viaje a Cagliari del jueves (el equipo de Zeman nunca ganó como local, único equipo en Serie A con esa marca negativa) y luego la final de Supercopa Italiana ante Nápoli, el lunes en Doha (Qatar), para luego gozar de una merecida y preciosa semana de vacaciones.
Roma también lució cansada y, por encima, su fatiga ante Manchester City no había sido productiva, pero en Marassi supo aguantar la verdadera batalla que le propuso Genoa y tuvo una pizca de suerte.
En efecto, en ocasión del claro penal del arquero Perín contra Nainggolan, el referí Luca Banti también expulsó al arquero, una decisión bastante polémica visto el desarrollo de la jugada.
De todas maneras, el recién ingresado Lamanna atajó el disparo de Ljajic, pero la superioridad numérica le permitió al visitante ganar con un bonito tanto del mismo volante belga, Nainggolan.
El final fue de fuego, con un gol del venezolano Rincón anulado por un offside milinétrico y la absurda patada de Perotti, hasta ese momento la gran figura del partido, que le costó al argentino una suspensión de 4 jornadas.
Lazio aprovechó muy bien su ocasión: con la derrota de Genoa y el empate de Sampdoria, atrapó a ambos en la tercera plaza con un triunfo ante Atalanta llegado en la segunda etapa, de la mano del capitán Stefano Mauri, quien con un doblete quebró la resistencia de los nerazzurri de Bergamo.
Muy importante fue la victoria de Milan: en la semana anterior, habíamos comentado respecto a la necesidad de mayor humildad por parte del equipo rossonero. Evidentemente, Inzaghi transmitió a los suyos la misma receta, puesto que Milan se vio concentrado y dispuesto al sacrificio a lo largo de los 90 minutos, ante un Nápoli nervioso y sin ideas.
Jeremy Ménez anotó su octavo gol en el torneo, confermándose un "nueve" más que verdadero, mientras que el segundo fue de Bonaventura, aún si en ese caso vale más subrayar el centro perfecto desde la izquierda de Armero: como era fácil suponer, con un mínimo de continuidad el colombiano demuestra todas las calidades que lo volvieron protagonista en el Mundial.
En suma, la tabla está al rojo vivo, puesto que también Fiorentina, Palermo e Inter pujan desde atrás y se acercaron al lote de terceros. No vamos a profundizar en esta instancia lo de Inter, porque realmente Chievo no fue medida de nada, mientras que de Fiorentina no hay nada que agregar a lo ya dicho anteriormente.
De algo estamos seguros: la pelea por el tercer escalón del podio, a no dudarlo, animará el torneo tanto y quizás más que la mismísima lucha por el título.
Cerramos con un acento nostálgico: en el partido que Hellas Verona le ganó como visitante a Udinese, anotaron sendos golazos dos veteranos, Di Natale y Luca Toni. Para Totó, se trató del tanto 201 en Serie A, lo que lo ubica a tan sólo 5 de la sexta posición de Roberto Baggio en la tabla "all times".
Luca Toni, al final del partido, comentó con cierta amargura: "No es una buena noticia para el Calcio si seguimos anotandos nosotros, los abuelitos".
Muy por el contrario, preferimos festejar esos goles como las hazañas de viejos guerreros, forjados en el calor del "torneo más difícil del mundo".Comentarios
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BUENOS AIRES -- La fecha 14 del Calcio, "el torneo más difícil del mundo", podía llamarse la jornata de las ocasiones perdidas.
En efecto, Juventus frenó, como era previsible, su marcha triunfal en Florencia, una de las pocas canchas donde tiene historial desfavorable, pero Roma, a pesar de ser local ante un rival menor, no supo aprovechar el empate del puntero y también igualó, por encima con varias polémicas arbitrales, con hombre menos y en doble remontada.
Mismo discurso podría hacerse por la pelea para la tercera posición (y relativa plaza en la próxima Champions League): Nápoli, el equipo más acreditado en esa carrera, apenas empató ante Empoli en el San Paolo, pero ni Milan ni Inter supieron aprovechar la circunstancia, como en cambio hicieron Genoa, Sampdoria y Lazio, lo cual no hace que aumentar el nivel de dificultad de ese segmento de la tabla.
También hay que decir que se vivió un claro ejemplo de distracción debida a las Copas europeas: no puede ser una casualidad que ninguno de los seis equipos que en la semana jugarán partidos decisivos en el escenario europeo haya ganado, con tres de ellos (Roma, Nápoli y Torino) que quedaron abajo en el marcador y recién se despertaron cuando tuvieron que remontar la desventaja.
El caso de Inter (y Milan), de cualquier manera, parece escaparse a los análisis anteriores y, por eso, dedicaremos a la crisis de esos dos clubes un capítulo a parte en este comentario.
Con respecto a Juventus, hay que decir que Florencia fue una de las dos plazas donde la Vecchia Signora, en la anterior triunfal campaña, había sido derrotada (la otra fue Nápoli).
Como varias veces dijo Allegri, el campeonato es un torneo largo y hay todo el tiempo para recuperar eventuales pasos falsos, mientras que el partido del martes ante Atlético de Madrid tiene toda la valencia de una final y es normal entonces que las cabezas de los jugadores estuviesen puestas en la Champions, más allá de haber enfrentado a los violetas con varios suplentes.
Mismo discurso puede hacerse para Roma, que ante Manchester City ni siquiera tendrá la ventaja de poderse conformar con el empate (sólo el 0-0 la clasificaría, mientras que cualquier otra igualdad favorecería a los ingleses): el hecho de haber remontado dos goles, por encima con hombre menos, demuestra que tenía ampliamente el potencial para ganar el partido, así como los goles de Sassuolo ("pato" de De Sanctis y dormida general de la defensa) son típicos errores de un equipo distraído y "ausente".
En suma, lo que ocurrió en esta fecha puede considerarse "normal", vistas las circuntancias. Claramente, la lucha por el título podría ser pesadamente condicionada por el resultado de esta sexta fecha de Champions, porque Roma no parece tener plantel para seguir peleando el Scudetto y contemporáneamente participar a la segunda fase de la máxima competición europea.
De la misma manera, con Nápoli, Fiorentina e Inter empañados en Europa League, la ventaja en la carrera para las plazas europeas será para aquellos, como Genoa, Samp, Lazio y hasta Milan, que no tienen compromisos de entresemana.
De todas maneras, algo parece claro: el segmento de calendario que incluye las dos últimas fechas de 2014 y las primeras seis de 2015, es decir hasta que vuelvan los compromisos europeos, probablemente será decisivo en la lucha por las primeras posiciones.
LA CRISIS DE LOS MILANESES
Por segunda vez en lo que va del año, Inter y Milan perdieron en la misma fecha. La tabla de posiciones es impiadosa: rossoneri séptimos, con 21 puntos juntos a Udinese, producto de 5 victorias, 6 empates y 3 derrotas, apenas una unidad más del desastroso comienzo de Allegri en la temporada anterior.
Los nerazzurri, por su parte, están duodécimos, con la miseria de 17 unidades, conseguidas gracias a 4 triunfos, 5 igualdades y otras tantas caídas. Hasta Palermo y Sassuolo están más arriba en la clasificación.
¿Qué les pasa entonces a los equipos milaneses? Son seguramente, desde el punto de vista táctico y técnico, dos casos muy diferentes, que sin embargo, en nuestra opinión, tienen algo en común. Pero vayamos por partes.
Inter es un equipo que estuvo armado por un entrenador como Walter Mazzarri, que tiene como principal caractéristica el "espiritu guerrero". Podrá discutirse si Mazzarri sea o no un entrenador para equipo grande, y el hecho que haya sufrido el primer despido en su extensa carrera parecería indicar lo segundo. Pero lo cierto es que su Inter nunca fue un equipo guerrero, ni muchos menos: muy por el contrario, se derrumbaba ante la primer adversidad.
Los dirigentes ahora llamaron a Roberto Mancini, y no podría haber inversión de rumbo más radical. Sin embargo, el plantel no parece haber respondido positivamente al cambio, porque luego del empate ante el alicaído Milan, llegaron las derrotas de Roma (aceptable) y la última ante Udinese, como local y luego de estar en ventaja.
Como difícilmente Inter podrá hacer operaciones importantes en el mercado de enero, puesto que el club está bajo amenaza de una sanción de la UEFA por su profundo defícit financiero, Mancini deberá arreglarsela con lo que tiene, que no es poco pero presenta límites evidentes.
Especialmente en defensa: Ranocchia y Juan Jesús son dos centrales técnicamente muy interesantes, pero raras veces terminan un partido sin algún error de desconcentración. Para mayor detalle, fijense los goles de Udinese: Bruno Fernandes llega al borde del área sin que nadie le salga al cierre.
Peor aún el segundo: más allá del pase suicida de Palacio, Juan Jesús, de haber picado a fondo junto a Thereau, tenía la oportunidad por lo menos de llegar a la línea del gol antes de la pelota, obligando así e rival a una definición mucho más complicada. En cambio, revisen las imágenes, el brasileño fue trotando hacia el área, como si la jugada no lo involucrase en absoluto.
Por eso, no me asombraría en absoluto que, en adelante, Mancini confiara más en la experiencia (y garra) de la pareja Vidic-Campagnaro. Lo que está claro es que, concediendo un par de goles por partido, será imposible levantar.
Con respecto a Milan, no puede ser una casualidad que con los últimos tres entrenadors (Allegri, Seedorf e Inzaghi), los resultados hayan sido más o menos los mismos. Tampoco el plantel es tan malo, pero aparece muy mal "surtido", en el sentido de que hay abundancia en algunos sectores y enormes carencias en otros.
El problema principal está en la mitad de la cancha: Milan nunca recupera la pelota sino al borde de su área, lo cual implica que le lleguen mucho y que, de contra, tenga que recorrer demasiados metros para llegar a ofender.
Por encima, en el medio hay poca creatividad y ningún cambio de ritmo, como si todos fuesen "gasoleros", incapaces de meter aceleraciones para quebrar la línea rival y crear superioridad en algún sector. Probablemente, la vuelta de Montolivo pueda traer una sensible mejoría, pero sólo en el caso que Inzaghi lo ponga como 5, delante de la defensa, rodeado por elementos dinámicos y de buen pie, como podrían ser Bonaventura y Van Ginkel, por ejemplo.
Pero dijimos que en los dos casos hay algo en común. Evidentemente, los planteles de Inter y Milan no son inferiores, ni mucho menos, a aquellos de varios equipos que lo preceden en la tabla. La diferencia con aquellos pudo verse con absoluta claridad en los partidos del domingo.
A los milaneses, crecidos en la gloria de sus brillantes historias, les falta en absoluto humildad. Esa humildad que trae consigo la consciencia de que ya no pueden ganar por el simple peso de sus gloriosas camisetas y que necesitan, como cualquier otro, dejar todo en la cancha para poder volver a la senda de los triunfos.
En este sentido, Genoa y Udinese fueron ejemplos clarísimos, contundentes de como hay que pelarse rodillas (y algo más) para poder triunfar, aún ante rivales más poderosos.
En el "torneo más difícil del mundo", nada puede conseguirse sin esa indispensable humildad: veremos si Roberto Mancini y Filippo Inzaghi sabrán hacerles entender esa simple pero ineludible realidad a sus aburguesados planteles.
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BUENOS AIRES La fecha 13 del Calcio seguramente no será recordada por su incidencia en la tabla de posiciones, puesto que tanto el líder Juventus como su escolta Roma ganaron sus respectivos compromisos y se mantienen allá en el tope de la tabla, separados por tres puntos y ya muy alejados del resto del lote.
Tampoco en los otros sectores de la clasifiación hubo grandes novedades, más allá de la confirmada recuperación de Fiorentina y de la trepada de un sorprendente Genoa. Por el resto, todo siguió prácticamente igual a antes. ¿Una jornada banal, entonces?
Para nada, porque en la fecha 13 se anotaron unos cuantos goles que, por su belleza o por diferentes motivos, quedarán en las rétinas de los apasionados o en los almanaques estadísticos, en algunos casos, como el gol de Andrea Pirlo, por ambas razones. Pero vayamos por orden.
Imposible no comenzar justamente desde el Derbi de la Mole, el clásico de la ciudad de Turín. El chileno Arturo Vidal, nuevamente alistado en posición de enganche, tardó bastante en encontrar la posición, algo que no le impidió anotar el primer tanto de la noche, transormando un penal dos veces (hubo repetición por invasión de zona), en ambos casos con la acostumbrada seguridad y categoría.
Pero el golazo llegó después, el primer tanto en Italia del marcador lateral derecho (ex Santos) Bruno Peres. El paulista agarró la pelota en su área, se liberó de Pogbá y comenzó una carrera alojada, quebrando a pura potencia primero la resistencia de Evra y luego la del propio Vidal. Ya pisando el área bianconera, 72 metros desde el arranque, dejó salir un derechazo cruzado que le pegó al poste más lejano y se metió, absolutamente imparable. En nuestra opinión, por lejos el mejor tanto de este primer tercio de torneo.
Juventus quedó con hombre menos por la expulsión de Lichtsteiner y hasta pudo haberlo perdido, pero a diez segundos del final del tiempo adicionado, Benassi perdió una pelota en la mitad de la cancha y Vidal metió la asistencia para la llegada de frente de Pirlo, que con un espectacular remate rasante atrapó el triunfo. Un golazo, con la particularidad estadística de ser su primero en jugada desde el 17 de marzo de 2012: desde entonces, había anotado 18 goles, 2 de penal y 16 de tiro libre.
Ya que hablamos de vueltas al gol, para subrayar el regreso luego de 259 larguísimos días del alemán mario Gomez, en el marco de la goleada de Fiorentina en casa de Cagliari. Un gol simple, coronando una jugada de contra, pero "pesadísimo", puesto que rompió un ayuno que se remontaba nada menos que al 16 de marzo de este año, cuando selló el 3-1 de su equipo ante Chievo.
En Roma vs. Inter, partido que los giallorossi ganaron por 4-2, merece ser subrayado el golazo del defensor griego Holebas: doble gambeta ante Medel y Ranocchia (en ese caso, pelota por un lado y defensor por el otro) y remate implacable de zurda, que se clavó cerca del palo lejano, realmente todo muy bonito.
Similar en la jugada (la doble gambeta) pero diferente en la definición fue el tanto del francés Jeremy Ménez en el marco del triunfo por 2-0 de Milan ante Udinese: en efecto, el delantero anotó su séptimo gol en el torneo (¿pero quien dice que no es un delantero?) casi desde la misma posición del griego, pero con un derechazo violento al primer palo.
Hubo también un par de goles raros, si bien muy similares entre sí: el chileno Matias Fernández y el paraguayo Edgar Barreto ejecutaron sendos tiros libres desde el costado izquierdo de la zona de ataque, en ambos casos seguramente con la intención de meter el centro para la carga de sus compañeros. Sin embargo, esos centros no fueron tocados por nadie y terminaron engañando a los arqueros rivales.
Cerramos con una clásica jugada de laboratorio. Fue un tiro libre para Palermo ante Parma desde unos 25 metros, en posición algo decentrada hacia la derecha: toque para un hombre apostado delante de la barrera, el paraguayo Barreto, y descarga para el joven Dybaja, quien con un zurdazo rasante anotó su sexto tanto en la temporada y el cuarto de manera consecutiva.
En suma, un día de golazos, y eso que dejamos afuera el excelente tiro libre de Pjanic, el cuarto de Roma, y el golazo de Antonelli en el triunfo por 3-0 del sorprendente Genoa, lindo no tanto por la definición cuanto por la hermosa asistencia de taco de Alessandro Matri.
En efecto, si bien el italiano siga siendo para nosotros "el torneo más difícil del mundo", también la belleza está presente, como y más que en las otras grandes ligas del planeta. En suma, el Calcio está en remontada, como demuestra un hecho concreto: en las competiciones UEFA, Italia es el único país en condición de llegar a la segunda fase, la de eliminación directa, con todos sus representantes. Faltan pocos días, ojalá puedan lograrlo.
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BUENOS AIRES -- Con el "triunfo" por 1-0 ante Albania, gracias al gol de Stefano Okaka (que en realidad fue en contra de Salihi), se cerró el 2014 de la Azzurra, que en adelante volverá a jugar recién en marzo.
El balance numérico podría considerarse apenas suficiente, con 6 triunfos, 3 empates y otras tantas caídas, 12 goles a favor y 7 en contra, pero es evidente que, con dos de las tres derrotas que costaron la segunda eliminación consecutiva en una primera fase de Mundial y el mísero promedio de un gol por partido, en este caso hay que leer los números con mucha más atención.
Por lo pronto, dividiendo el año en dos segmentos, el final de la era Prandelli y el comienzo de la gestión de Antonio Conte. Lo de Prandelli fue una lamentable conclusión por un ciclo que lo había visto, en cuatro años, invictos en eliminatorias y derrotado en un partido oficial sólo en la final de la Eurocopa 2012, a manos del campeón Mundial España.
El año de Prandelli comenzó en marzo, con la caída por 1-0 ante España en Madrid. Los dos amistosos pre-Mundial siguientes tampoco invitaban al optimismo, un pobre 0-0 ante irlanda y un aún más mezquino 1-1 ante Luxemburgo (por la crónica, primer empate en la historia de la Azzurra ante un rival anteriormente siempre derrotado).
Ya en Brasil, el triunfo ante Inglaterra pareció el comienzo de un torneo exitoso, pero la derrota ante Costa Rica (también la primera ante este adversario) y la increíble expulsión de Marchisio ante Uruguay, en la que era una verdadera final para ambos, terminaron con un ciclo que seguramente merecía mejor suerte.
La derrota, se sabe, es el peor pecado en este fútbol moderno, especialmente cuando quiebra una ilusión multitudinaria: a Prandelli no se le podía perdonar haber ido de mayor a menor, de haber fallado, luego de un excelente camino, justo sobre la meta final.
La elección de Antonio Conte como su sucesor pareció algo inevitable, puesto que el oriundo de Lecce venía de tres títulos consecutivos, y sin embargo la elección de un "hombre fuerte" se debió principalmente a la necesidad de sostener la presidencia "débil" del nuevo mandamás federal, ese Carlo Tavecchio involucrado, aún antes de ser elegido, en un desagradable episodio racista, que inclusive le costó varios meses de suspensión por parte de la UEFA, vaya manera de comenzar un mandado renovador...
Sin embargo, una mirada más atenta habría desaconsejado esa elección: en primer lugar, Conte obtuvo grandes resultados en Italia, si bien su primer título fue rodeado de polémicas y suspicacias, mientras que en Europa su gestión fue un fracaso rotundo.
Además, sus características de conductor obsesivo, esencialmente motivador pero bastante pobre en el "mano a mano" y en la lectura de los partidos, que son ideales para un club y su rutina diaria, parecen poco aptas para una selección, donde el "plantel" cambia contiuamente y no hay tiempo para transmitir carácter y fortaleza anímica.
Además, una consideración relativa a nuestros tiempos: la nueva generación de futbolistas, italianos e internacionales, maneja códigos diferentes. Los jóvenes muestran una nueva manera de entender el fútbol y es más fácil contagiarlos con el concepto de diversión y de buen juego que con las viejas banderas de la garra y el espíritu guerrero, elementos que no se consiguen en una consola de video juegos.
Los primeros partidos de la era Conte, mucho más allá de los resultados, 5 victorias y un empate, confirmaron trágicamente esta sensación: luego del triunfo esperanzador ante Holanda (que sin embargo, como se vio luego, fue capaz de perder hasta con Islandia) y de la buena victoria en Noruega, el equipo nacional pareció enroscarse sobre si mismo y el modelo se fue deteriorando rápidamente.
Así, llegaron el pobre 2-1 ante Azerbaján (que luego Croacia venció por 6-0), el mezquino 1-0 ante Malta (peor resultado en la historia Azzurra ante los isleños) y el vergonzoso empate 1-1 en casa ante Croacia, rival más peligroso del grupo de eliminatorias, en el que pareció haber retrocedido 50 años, con un equipo miedoso, encerrado en su campo y sin siquiera esa increíble capacidad de defenderse de antaño, cuando el 1-0 de Candreva hubiera sido defendido con uñas y dientes para llevarse los tres puntos.
Punto final del año este 1-0 ante Albania, un rival que se ubica en el puesto 48 del ranking FIFA. Italia jugó con un equipo esperimental, pero nunca pudo imponer condiciones y lo más triste fue el estadio Luigi Ferraris (Genova), con una mayoría aplastante de público visitante, a pesar del anuncio de que la recaudación sería donada para los daños de la aluvión recientemente sufrida por la ciudad.
En suma, 2014 fue para la Azzurra un año para el olvido, que se cierra con la amenaza, expresada por el propio Conte, que "estamos apenas al comienzo del derrumbe". Dijo también que quiere ayuda: raro que no sepa que el entrenador de la selección es, desde siempre, el hombre más solo de Italia. Le deseamos suerte, una vez más, porque su fracaso sería el de todos. Esperando que reflexione profundamente sobre sus ideas y sus métodos.
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BUENOS AIRES -- Tras una semana y dos fechas, aparentemente todo sigue igual en el Calcio: Juventus conserva las tres unidades de ventaja sobre Roma, Sampdoria es el sorprendente tercero pero la lucha por el último escalón del podio es tremenda y hasta el actual décimo, Fiorentina, no puede descartarse para esa batalla.
¿Todo igual, entonces? Para nada, porque en estas dos fechas muchas cosas han ocurrido y el panorama parece sustancialmente diferente. Por lo pronto, la lucha por la punta: es cierto que Juventus sigue con tres puntos de ventaja, pero el empate en Sassuolo, la caída en casa de Genoa y la dificultad para ganarle a Empoli a domicilio, con una magia de Pirlo luego de una hora de sustancial aburrimiento, nos muestran ahora a una Vecchia Signora que ya no entrega las garantías de solidez de hace unas semanas.
Por su parte Roma puede decir que, más allá de los tres puntos de distancia, fruto de un enfrentamiento en Turín que el marcador no reflejó fielmente, se saco de encima las visitas ante el rival directo, ante esta sorprendente Sampdoria y ante Nápoli, donde Juventus había caído por última vez, en marzo, antes de la derrota de Marassi, todo eso asimilando en el medio el terrible golpe sufrido, en lo anímico antes que en lo deportivo, contra Bayern.
Además todo cambió porque, si antes hablábamos de una carrera a dos por el título, la nueva fragilidad de Juventus y las distancias reales no permiten descartar en esa pelea, por lo menos por ahora, ni a Samp, ni a Lazio y ni siquiera a Nápoli, como veremos más adelante.
Ese es el otro gran cambio: al cabo de esta semana, Sampdoria se recibió de equipo con ambiciones, más allá de la caída (inmerecida, por cierto) en casa de Inter, y aún más este discurso puede hacerse por Lazio, que metió una serie de cinco triunfos, cortados por el empate en casa de Hellas Verona, demostrando autoridad y solidez y un cambio de mentalidad, sin dudas mérito de Pioli, que le abre nuevos horizontes.
Decíamos de Nápoli: reencontró los goles de Higuaín (5 en tres partidos, y pudieron ser siete por un tanto injustamente anulado y un penal marrado) pero, aún más importante, recuperó a Hamsik a nivel de juego y de goles. Sigue teniendo una defensa demasiado frágil, pero de todas maneras, a esta altura del torneo, es imposible descartarlo totalmente.
La otra gran novedad fue el derrumbe de los equipos milaneses. En la fecha entre semana, con el triunfo mentiroso de Inter y el empate de Milan en Cagliari, tampoco merecido por cierto, ambos se ganaron unos días de prórroga, pero ninguno de los dos supo aprovecharlos. De hecho, Inter cayó sin atenuantes en casa del colero del torneo, Parma, un 2-0 inapelable, así como fue rotundo y terminante el mismo marcador sufrido por Milan en casa ante Palermo.
En ambos casos, parece estar viviéndose una paradoja: cuando estos equipos, que en algún momento supieron dominar Europa, juegan como "pequeños", ahí logran sacar buenos resultados, pero cuando pretenden vestir su acostumbrada ropa de "grandes", en ese caso la mentira se descubre y los resultados desenmascaran la pobreza de ambos clubes.
Porque Milan e Inter no tienen peor plantel que Sampdoria, Lazio o Genoa, para nombrar a tres equipos que los preceden en la tabla, pero no saben demostrar ni la humildad ni ese espíritu de sacrificio que los planteles "menores" saben necesarios para sacar el bote adelante.
Inzaghi, recién llegado e ídolo indiscutido de la hinchada, parece tener un "bonus" de tiempo y de paciencia por parte de su público, pero en fútbol es imposible pronosticar cuanto ese paraguas podrá aguantar, máxime si el equipo vuelve a jugar de manera tan pobre y sin siquiera una pizca de personalidad.
El caso de Mazzarri, único técnico de la Serie A a no haber sufrido nunca un despido en su larga carrera (bueno, junto a Inzaghi, obviamente, pero el camino del rossonero recién comienza), parece bastante más grave, porque el pueblo nerazzurro no lo banca, su presidente sabe tan poco de fútbol que sólo puede manejarse por esos resultados que siguen faltando, así como falta una idea de juego, algo más grave considerando que el sargento Walter vive su segunda temporada al frente del equipo, sin más cuartadas posibles.
En suma, fue una semana movida, que trajo muchos cambios y que, sobre todo, demolió varias certazas que parecían consolidadas. La próxima fecha, la 11, parece favorable para los dos de arriba y al mismo tiempo apasionante en la lucha para meterse o mantenerse en el lote de arriba. En el "torneo más difícil del mundo", oportunidades o sorpresas pueden estar detrás de cada esquina.
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BUENOS AIRES La octava fecha del Calcio, como habíamos previsto en nuestra columna de SportsCenter, SuperCalcio, resultó favorable para el puntero y tricampeón defensor, Juventus.
No hubo mucho mérito en esa previsión: mientras que Juventus recibía en su cancha a Palermo, con un historial aplastante en su favor, su escolta Roma tenía una tarea mucho más complicada en casa del tercero, una Sampdoria que Sinisa Mihajñovic armó sólida y aguerrida, plasmada sobre el carácter de su conductor.
Detrás de ellos, queda cada vez más evidente que la batalla por la tercera plaza y las demás ubicaciones "europeas" será apasionante y tendrá a varios protagonistas, desde las revelaciones Sampdoria y Udinese, pasando por los candidatos previos Napoli y Fiorentina y llegando finalmente a los dos equipos milaneses y, quizás la verdadera sorpresa hasta ahora, una Lazio que con Pioli encontró esa convicción de gran equipo que en los años anteriores le había faltado.
Vayamos por partes. Massimiliano Allegri no encuentra aún el tiempo para realizar el cambio que tiene en la cabeza. Cuando Antonio Conte, con un decisión fulmínea que sorprendió a sus propios directivos, decidió dejar a la Vecchia Signora, la elección del ex entrenador de Milan, que venía de cuatro pasaje de turnos consecutivos en Champions, respondió fundamentalmente a la necesidad de mejorar los resultados internacionales.
Para eso, todos esperábamos que Allegri archivara muy rápidamente la defensa en tres, que justamente sobre el escenario internacional demuestra todos sus límites, y para eso fue contratado, sobre el final del mercado, el experimentado Evra. Sin embargo, quizás por las resistencias encontradas en un grupo temoroso de cambiar radicalmente una fórmula hasta ahora sumamente ganadora, la esperada línea de cuatro no apareció sino por breves minutos, como solución de emergencia.
Los resultados están a la vista: si bien con menos claridad que antes (el efecto "panza llena" es casi inevitable luego de tres títulos consecutivos), Juventus sigue dominando frontera para adentro, pero en Champions se llevó dos derrotas ante los principales rivales y un triunfo contra el "colchón" del grupo, Malmoe, por apenas dos goles de diferencia.
Por suerte, la clasificación y hasta el primer puesto siguen siendo posibles, porque Olympiacos perdió en Suecia y porque el equipo bianconero fue visitante ante Atlético de Madrid y los griegos, pero ahora está con la espalda contra la pared y necesita dos triunfos, posiblemente amplios, y por lo menos un empate para no arriesgar otra clamorosa eliminación.
El problema de Allegri es que no tiene tiempo material para trabajar el cambio. Cuando no hay Champions entresemana, aparecen los turnos de campeonato o las fechas FIFA de selecciones, a las cuales la Vecchia Signora contribuye generosamente con casi todo su plantel. Pero la tarea no es postergable y Allegri, como todo técnico, si tiene que "morir" quiere hacerlo a su manera, jugando como a él le gusta.
Roma, quizás por primera vez en la era Rudy García, salió a Marassi para no perder. Algo obvio, porque luego de la tremenda paliza sufrida a manos del Bayern de Guardiola, lo peor que podía ocurrirle al equipo era una segunda derrota consecutiva, que seguramente habría sembrado dudas y temores en un plantel que lucha para sentirse ganador.
La tarea se logró perfectamente, toda vez que Sampdoria tuvo sólo una clara ocasión para anotar, en jugada de pelota parada, cuando Okaka desperdició un gol que era más fácil anotar que errar. Por su parte, el giallorosso creó mucho menos que su costumbre, con apenas un par de ocasiones claras. Pudo haber ganado, pero se encontró con un Romero perfecto en los momentos claves.
De todas maneras, para Roma no fue un mal resultado, máxime por el empate de la semana anterior de Juventus en Sassuolo: la diferencia sigue siendo la del enfrentamiento directo, nada más. Además, para nadie será fácil ganarle a esa Sampdoria en su reducto, porque el equipo es sumamente equilibrado y su conductor sabe transmitir esa garra y concentración que lo caracterizaron como jugador.
No tiene mucho sentido hoy por hoy analizar todo el resto de manera profunda, porque todos son equipos en formación, con nuevos entrenadores o aún sin encontrar el funcionamiento pretendido por los varios Benítez, Montella (quien por encima, una vez más, paga las lesiones de sus delanteros) y Mazzarri.
Pero sí queremos gastar un párrafo por dos protagonistas que parecían extraviados y, casi por arte de magía, se recuperaron en esta octava fecha. Dos protagonistas mayores, que este Calcio en crisis económica y de modelo no podía darse el lujo de perder definitivamente.
Hablamos del "factor H", es decir Gonzalo Higuaín y Marek Hamsik, los dos alfiles sin los cuales las esperanzas de Napoli de por lo menos repetir la excelente tercera plaza de la temporada anterior y de sacarse algún gusto en Europa serían prácticamente nulas.
El eslovaco, en el final del torneo anterior, había anotado el cuarto tanto en la goleada por 5-2 en casa de Sampdoria, pero anteriormente no se hacía presente en el marcador desde el lejano 11 de noviembre del 2013, justo antes de la lesión que arruinó por completo su temporada. En este nuevo certamen, otra vez Marek parecía un cuerpo extraño en el funcionamiento del equipo y su crisis lucía interminable.
En cambio, ante Hellas Verona el jugador reapareció con un doblete, y todo deja pensar que haya salido de ese largo túnel depresivo en el que había entrado luego de la lesión.
Otro que venía mal era Gonzalo Higuaín. Luego de un torneo fantástico, con 17 goles en 32 partidos, en las primeras siete fechas del torneo en curso no había podido anotar. Además, se lo notaba nervioso, casi desganado, como desilusionado por la eliminación de Nápoli ante el Bilbao (anotó el tanto del empate del partido de ida) y por el mercado del presidente De Laurentiis, que no cumplió con la promesa latente de reforzar el equipo, para apuntar mucho más arriba.
Esa sensación se mantuvo vigente hasta la increíble atajada del arquero Rafael, quien le negó un golazo con una reacción estrepitosa, descomunal. La cara de Gonzalo era la de quien parece resignado a la mala suerte, a un momento negativo del que no logra adivinar el final.
Pero luego llegaron los goles, nada menos que cuatro (uno absurdamente anulado por el juez de línea Stallone): un jugada personal, penetrando entre cinco defensores, para volver a estampar la ventaja luego del fantástico gol del joven colega uruguayo Nico López, uno de golador, aprovechando la gran corrida y asistencia de Albiol y, después del tanto injustamente anulado, un penal pateado esta vez de manera impecable (Gonzalo había errado un remate desde los once paso ante Chievo, en la segunda jornada).
En suma, dos grandes valores recuperados y más en general una jornada positiva para los latinos de habla hispana, con los goles de Arturo Vidal no anotaba desde el 24 de setiembre, doblete ante Cesena -, su compatriora Pinilla, gol decisivo para el triunfo de Genoa, el penal del argentino Mauro Icardi, que le dio el triunfo a Inter y el gol de Biglia, que también fue decisivo para el triunfo de Lazio por 2-1 ante Torino.
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