BUENOS AIRES -- Tras una semana y dos fechas, aparentemente todo sigue igual en el Calcio: Juventus conserva las tres unidades de ventaja sobre Roma, Sampdoria es el sorprendente tercero pero la lucha por el último escalón del podio es tremenda y hasta el actual décimo, Fiorentina, no puede descartarse para esa batalla.
¿Todo igual, entonces? Para nada, porque en estas dos fechas muchas cosas han ocurrido y el panorama parece sustancialmente diferente. Por lo pronto, la lucha por la punta: es cierto que Juventus sigue con tres puntos de ventaja, pero el empate en Sassuolo, la caída en casa de Genoa y la dificultad para ganarle a Empoli a domicilio, con una magia de Pirlo luego de una hora de sustancial aburrimiento, nos muestran ahora a una Vecchia Signora que ya no entrega las garantías de solidez de hace unas semanas.
Por su parte Roma puede decir que, más allá de los tres puntos de distancia, fruto de un enfrentamiento en Turín que el marcador no reflejó fielmente, se saco de encima las visitas ante el rival directo, ante esta sorprendente Sampdoria y ante Nápoli, donde Juventus había caído por última vez, en marzo, antes de la derrota de Marassi, todo eso asimilando en el medio el terrible golpe sufrido, en lo anímico antes que en lo deportivo, contra Bayern.
Además todo cambió porque, si antes hablábamos de una carrera a dos por el título, la nueva fragilidad de Juventus y las distancias reales no permiten descartar en esa pelea, por lo menos por ahora, ni a Samp, ni a Lazio y ni siquiera a Nápoli, como veremos más adelante.
Ese es el otro gran cambio: al cabo de esta semana, Sampdoria se recibió de equipo con ambiciones, más allá de la caída (inmerecida, por cierto) en casa de Inter, y aún más este discurso puede hacerse por Lazio, que metió una serie de cinco triunfos, cortados por el empate en casa de Hellas Verona, demostrando autoridad y solidez y un cambio de mentalidad, sin dudas mérito de Pioli, que le abre nuevos horizontes.
Decíamos de Nápoli: reencontró los goles de Higuaín (5 en tres partidos, y pudieron ser siete por un tanto injustamente anulado y un penal marrado) pero, aún más importante, recuperó a Hamsik a nivel de juego y de goles. Sigue teniendo una defensa demasiado frágil, pero de todas maneras, a esta altura del torneo, es imposible descartarlo totalmente.
La otra gran novedad fue el derrumbe de los equipos milaneses. En la fecha entre semana, con el triunfo mentiroso de Inter y el empate de Milan en Cagliari, tampoco merecido por cierto, ambos se ganaron unos días de prórroga, pero ninguno de los dos supo aprovecharlos. De hecho, Inter cayó sin atenuantes en casa del colero del torneo, Parma, un 2-0 inapelable, así como fue rotundo y terminante el mismo marcador sufrido por Milan en casa ante Palermo.
En ambos casos, parece estar viviéndose una paradoja: cuando estos equipos, que en algún momento supieron dominar Europa, juegan como "pequeños", ahí logran sacar buenos resultados, pero cuando pretenden vestir su acostumbrada ropa de "grandes", en ese caso la mentira se descubre y los resultados desenmascaran la pobreza de ambos clubes.
Porque Milan e Inter no tienen peor plantel que Sampdoria, Lazio o Genoa, para nombrar a tres equipos que los preceden en la tabla, pero no saben demostrar ni la humildad ni ese espíritu de sacrificio que los planteles "menores" saben necesarios para sacar el bote adelante.
Inzaghi, recién llegado e ídolo indiscutido de la hinchada, parece tener un "bonus" de tiempo y de paciencia por parte de su público, pero en fútbol es imposible pronosticar cuanto ese paraguas podrá aguantar, máxime si el equipo vuelve a jugar de manera tan pobre y sin siquiera una pizca de personalidad.
El caso de Mazzarri, único técnico de la Serie A a no haber sufrido nunca un despido en su larga carrera (bueno, junto a Inzaghi, obviamente, pero el camino del rossonero recién comienza), parece bastante más grave, porque el pueblo nerazzurro no lo banca, su presidente sabe tan poco de fútbol que sólo puede manejarse por esos resultados que siguen faltando, así como falta una idea de juego, algo más grave considerando que el sargento Walter vive su segunda temporada al frente del equipo, sin más cuartadas posibles.
En suma, fue una semana movida, que trajo muchos cambios y que, sobre todo, demolió varias certazas que parecían consolidadas. La próxima fecha, la 11, parece favorable para los dos de arriba y al mismo tiempo apasionante en la lucha para meterse o mantenerse en el lote de arriba. En el "torneo más difícil del mundo", oportunidades o sorpresas pueden estar detrás de cada esquina.
BUENOS AIRES La octava fecha del Calcio, como habíamos previsto en nuestra columna de SportsCenter, SuperCalcio, resultó favorable para el puntero y tricampeón defensor, Juventus.
No hubo mucho mérito en esa previsión: mientras que Juventus recibía en su cancha a Palermo, con un historial aplastante en su favor, su escolta Roma tenía una tarea mucho más complicada en casa del tercero, una Sampdoria que Sinisa Mihajñovic armó sólida y aguerrida, plasmada sobre el carácter de su conductor.
Detrás de ellos, queda cada vez más evidente que la batalla por la tercera plaza y las demás ubicaciones "europeas" será apasionante y tendrá a varios protagonistas, desde las revelaciones Sampdoria y Udinese, pasando por los candidatos previos Napoli y Fiorentina y llegando finalmente a los dos equipos milaneses y, quizás la verdadera sorpresa hasta ahora, una Lazio que con Pioli encontró esa convicción de gran equipo que en los años anteriores le había faltado.
Vayamos por partes. Massimiliano Allegri no encuentra aún el tiempo para realizar el cambio que tiene en la cabeza. Cuando Antonio Conte, con un decisión fulmínea que sorprendió a sus propios directivos, decidió dejar a la Vecchia Signora, la elección del ex entrenador de Milan, que venía de cuatro pasaje de turnos consecutivos en Champions, respondió fundamentalmente a la necesidad de mejorar los resultados internacionales.
Para eso, todos esperábamos que Allegri archivara muy rápidamente la defensa en tres, que justamente sobre el escenario internacional demuestra todos sus límites, y para eso fue contratado, sobre el final del mercado, el experimentado Evra. Sin embargo, quizás por las resistencias encontradas en un grupo temoroso de cambiar radicalmente una fórmula hasta ahora sumamente ganadora, la esperada línea de cuatro no apareció sino por breves minutos, como solución de emergencia.
Los resultados están a la vista: si bien con menos claridad que antes (el efecto "panza llena" es casi inevitable luego de tres títulos consecutivos), Juventus sigue dominando frontera para adentro, pero en Champions se llevó dos derrotas ante los principales rivales y un triunfo contra el "colchón" del grupo, Malmoe, por apenas dos goles de diferencia.
Por suerte, la clasificación y hasta el primer puesto siguen siendo posibles, porque Olympiacos perdió en Suecia y porque el equipo bianconero fue visitante ante Atlético de Madrid y los griegos, pero ahora está con la espalda contra la pared y necesita dos triunfos, posiblemente amplios, y por lo menos un empate para no arriesgar otra clamorosa eliminación.
El problema de Allegri es que no tiene tiempo material para trabajar el cambio. Cuando no hay Champions entresemana, aparecen los turnos de campeonato o las fechas FIFA de selecciones, a las cuales la Vecchia Signora contribuye generosamente con casi todo su plantel. Pero la tarea no es postergable y Allegri, como todo técnico, si tiene que "morir" quiere hacerlo a su manera, jugando como a él le gusta.
Roma, quizás por primera vez en la era Rudy García, salió a Marassi para no perder. Algo obvio, porque luego de la tremenda paliza sufrida a manos del Bayern de Guardiola, lo peor que podía ocurrirle al equipo era una segunda derrota consecutiva, que seguramente habría sembrado dudas y temores en un plantel que lucha para sentirse ganador.
La tarea se logró perfectamente, toda vez que Sampdoria tuvo sólo una clara ocasión para anotar, en jugada de pelota parada, cuando Okaka desperdició un gol que era más fácil anotar que errar. Por su parte, el giallorosso creó mucho menos que su costumbre, con apenas un par de ocasiones claras. Pudo haber ganado, pero se encontró con un Romero perfecto en los momentos claves.
De todas maneras, para Roma no fue un mal resultado, máxime por el empate de la semana anterior de Juventus en Sassuolo: la diferencia sigue siendo la del enfrentamiento directo, nada más. Además, para nadie será fácil ganarle a esa Sampdoria en su reducto, porque el equipo es sumamente equilibrado y su conductor sabe transmitir esa garra y concentración que lo caracterizaron como jugador.
No tiene mucho sentido hoy por hoy analizar todo el resto de manera profunda, porque todos son equipos en formación, con nuevos entrenadores o aún sin encontrar el funcionamiento pretendido por los varios Benítez, Montella (quien por encima, una vez más, paga las lesiones de sus delanteros) y Mazzarri.
Pero sí queremos gastar un párrafo por dos protagonistas que parecían extraviados y, casi por arte de magía, se recuperaron en esta octava fecha. Dos protagonistas mayores, que este Calcio en crisis económica y de modelo no podía darse el lujo de perder definitivamente.
Hablamos del "factor H", es decir Gonzalo Higuaín y Marek Hamsik, los dos alfiles sin los cuales las esperanzas de Napoli de por lo menos repetir la excelente tercera plaza de la temporada anterior y de sacarse algún gusto en Europa serían prácticamente nulas.
El eslovaco, en el final del torneo anterior, había anotado el cuarto tanto en la goleada por 5-2 en casa de Sampdoria, pero anteriormente no se hacía presente en el marcador desde el lejano 11 de noviembre del 2013, justo antes de la lesión que arruinó por completo su temporada. En este nuevo certamen, otra vez Marek parecía un cuerpo extraño en el funcionamiento del equipo y su crisis lucía interminable.
En cambio, ante Hellas Verona el jugador reapareció con un doblete, y todo deja pensar que haya salido de ese largo túnel depresivo en el que había entrado luego de la lesión.
Otro que venía mal era Gonzalo Higuaín. Luego de un torneo fantástico, con 17 goles en 32 partidos, en las primeras siete fechas del torneo en curso no había podido anotar. Además, se lo notaba nervioso, casi desganado, como desilusionado por la eliminación de Nápoli ante el Bilbao (anotó el tanto del empate del partido de ida) y por el mercado del presidente De Laurentiis, que no cumplió con la promesa latente de reforzar el equipo, para apuntar mucho más arriba.
Esa sensación se mantuvo vigente hasta la increíble atajada del arquero Rafael, quien le negó un golazo con una reacción estrepitosa, descomunal. La cara de Gonzalo era la de quien parece resignado a la mala suerte, a un momento negativo del que no logra adivinar el final.
Pero luego llegaron los goles, nada menos que cuatro (uno absurdamente anulado por el juez de línea Stallone): un jugada personal, penetrando entre cinco defensores, para volver a estampar la ventaja luego del fantástico gol del joven colega uruguayo Nico López, uno de golador, aprovechando la gran corrida y asistencia de Albiol y, después del tanto injustamente anulado, un penal pateado esta vez de manera impecable (Gonzalo había errado un remate desde los once paso ante Chievo, en la segunda jornada).
En suma, dos grandes valores recuperados y más en general una jornada positiva para los latinos de habla hispana, con los goles de Arturo Vidal no anotaba desde el 24 de setiembre, doblete ante Cesena -, su compatriora Pinilla, gol decisivo para el triunfo de Genoa, el penal del argentino Mauro Icardi, que le dio el triunfo a Inter y el gol de Biglia, que también fue decisivo para el triunfo de Lazio por 2-1 ante Torino.
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BUENOS AIRES -- En el estadio Renzo Barbera de la ciudad de Palermo, la Azzurra de Antonio Conte consiguió un triunfo por estrecha medida sobre su similar de Azerbaiyán, en la fase de clasificación para la Eurocopa 2016, un 2-1 curiosamente firmato integralmente por el defensor Giorgio Chiellini, quien anotó los dos goles italianos pero también el tanto -obviamente en contra- del transitorio empate azerí.
De esta manera, el DT italiano consigue su tercer triunfo consecutivo luego del amistoso ante Holanda y el primer compromiso oficial en Noruega, algo que no se lograba desde hace 17 años, cuando el DT Césare Maldini comenzó su aventura con triunfos ante Irlanda del Norte, en Inglaterra y ante Moldavia. Para los supersticiosos, vale recordar que esa aventura de Maldini terminó tristemente con la eliminación en octavos de final del Mundial 1998.
No vamos a aburrir a nuestros lectores con la crónica de un partido que casi seguramente ya habrán visto y que no tuvo momentos realmente importantes. Italia fue superior en todo momento ante un equipo ordenado y voluntarioso en lo táctico pero mediocre desde el punto de vista técnico y que por algo figura en la 95ª plaza del ranking FIFA. Sin embargo, esa superioridad se transformó en hechos concretos los goles tan sólo en jugadas de pelota parada, mientras que escasearon las ocasiones claras producidas por juego asociado.
Lo que en cambio resulta importante es un análisis desde el punto de vista táctico. Conte, como fue su costumbre en las tres triunfales temporadas al frente de Juventus, paró al equipo nacional con un supuesto 3-5-2 que, en los hechos, fue más bien un 5-3-2 puesto que los dos externos, Darmián por derecha y De Sciglio por el costado opuesto, son defensores puros, mientras que en el club bianconero casi siempre uno de los dos (Asamoah por ejemplo) era un volante.
El hecho en sí mismo es preocupante, porque el rival se presentó con un 4-5-1 en el que la tarea principal del delantero, el número 10 Rufat Dadasov, era marcarlo a hombre en toda la cancha a Andrea Pirlo. De hecho, Azerbaiyán nunca remató al arco y su única llegada clara, la del gol, también llegó en jugada de tiro de esquina.
¿Qué sentido tiene entonces usar 5 defensores, y en especial tres centrales (a saber, Ranocchia, Bonucci y Chiellini), ante un rival inferior y que vino claramente a defenderse? Si este es el esquema contra un reval menor, ¿qué pasará entonces ante adversarios de mayor poderío?
Más allá de lo táctico y de la falta de juego que ese esquema produjo, está claro que Conte piensa en un equipo tallado a su medida, es decir un once batallador y guerrero, donde la intensidad y la cantidad serán evidentemente más importante que la calidad, inclusive más allá de los nombres de los intérpretes. No puede ser un caso que el primer amonestado italiano haya sido justamente Pirlo, el jugador de mayor espesor técnico en la cancha.
Por el resto, si bien los laterales pasaron todo el tiempo al ataque y los dos medio-internos, Florenzi por derecha y Marchisio por izquierda, atacaron el área con continuidad, no hubo variantes de juego asociado y las únicas armas tácticas fueron el pelotazo para los delanteros, por otra parte muy bien marcados por la defensa rival, y el cambio de frente para la corrida de los laterales.
Por encima, en la primera etapa faltó hasta la intensidad y el espíritu guerrero, si bien evidentemente Conte no perdió su capacidad de motivación puesto que, luego de los inevitables "gritos" en el entretiempo, el equipo volvió a la cancha mucho más "eléctrico" y punzante. Lamentablemente, esa nueva actitud duró poco más de quince minutos.
Además, no parece tener sentido un juego fundado en la solidez defensiva, puesto que ya no existen los grandes defensores de antaño. Casi como una burla, Azerbaiyán anotó en su única llegada, gracias a una serie increíble de errores, desde Buffón al resto del equipo.
De esa manera, puede decirse que Conte está recorriendo el camino contrario al que había tomado Césare Prandelli, es decir la búsqueda del juego a través de la calidad de los intérpretes y la asociación de los mismos, jugando lo más posible en lo corto y con la pelota por el piso.
Podrá decirse que el de Prandelli al final resultó ser un fracaso, si bien esa opinión es seguramente discutible, más allá del pésimo mundial disputado por el equipo azzurro, puesto que en Brasil también jugaron fáctores climáticos y lo que resultó realmente errada fue la preparación física y atlética del plantel, mucho antes que los planteos tácticos del entrenador.
También podría decirse que no es culpa de Conte si la calidad en el torneo italiano escasea, algo sin duda cierto visto que los máximos protagonistas son extranjeros, como Tévez, Vidal o Cuadrado. Sin embargo, Sampdoria y hasta Empoli tampoco tienen planteles estelares, pero juegan un fútbol agradable, propositivo y tácticamente equilibrado.
Inclusive, el propio Azerbaiyán, más allá de sus evidentes limitaciones, lució mejor en el trato de pelota, por lo menos a nivel de intención, porque en la práctica la escasa calidad de sus jugadores provocó muchos errores en la circulación que, sin embargo y ese es el punto por lo menos intentó producir.
Por otra parte, ya en el club bianconero el 3-5-2 de Conte, que obtuvo más allá de algunas polémicas tres títulos consecutivos, en el plan continental resultó muy poco productivo y Juventus tuvo un paso por las copas europeas realmente pobre, debido a un planteo que siempre le dio más importancia a la cantidad que a la calidad.
Por otra parte, Italia no pierde un partido de Eliminatorias desde setiembre del 2006, cuando luego del Mundial cayó en Francia por 3-1, en el segundo partido de la clasificación para la Eurocopa 2008. Luego ni el mismo Donadoni, DT de esa derrota, ni Lippi ni Prandelli volvieron a caer en esa fase, porque realmente los grupos europeos, tanto de Eurocopa como de clasificación mundialista, son demasiado simples para las "potencias".
Así que no tiene sentido "ilusionarse" con este pobre y sufrido triunfo ante Azerbaiyán. El final del túnel obscuro en el que se metió la Azzurra no parece estar cerca y, por lo contrario, ni siquiera se adivina la luz allá a lo lejos. Ojalá Conte encuentre pronto la salida, pero nuestra impresión es que difícilmente podrá hacerlo con un fútbol tan mezquino.
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BUENOS AIRES -- Todo lo que está pasando en el campeonato italiano de fútbol, el Calcio, no puede más que tenerlo feliz al Comisario Técnico de la selección azzurra, Césare Prandelli. En efecto, el hecho de que el torneo se encuentre prácticamente definido desde hace rato, le quita algo de desgaste a Juventus, que a su vez es la base del plantel nacional y que, por otra parte, está a tres partidos de un importantísimo título internacional, cereza ideal sobre el pastel del tricampeonato.
Al mismo tiempo, las principales figuras de la Nazionale están jugando y lo hacen bien: Balotelli crece semana tras semana, hasta desde lo actitudinal (que es su mayor límite), Pirlo administra su condición atlética con enorme inteligencia, los defensores de Juventus, Barzagli, Bonucci, Chiellini e Ogbonna, tienen rotación con Cáceres, Candreva anotó un doblete, Aquilani viene jugando y hasta anotando, al igual que Montolivo, Marchisio está ahora mucho mejor, Verratti y Motta brillan en PSG, De Rossi es la columna vertebral de Roma, Cerci e Immobile son la pareja más goleadora del torneo, Destro puja para ir y hay otros jóvenes como Insigne y Florenzi que también garantizan eventual recambio; además, están los Parolo y los Poli que aún sueñan viajar a Brasil.
Con tantos jóvenes en buena condición, los veteranos perdieron casi todas las chances. Gilardino debería ir casi seguramente, pero hasta Cassano, convocado en los 42 que hicieron la revisación médica en Coverciano, base operativa de la Azzurra, tiene pocas posibilidades, ni hablar de los varios Totti, Toni, Di Natale y Diamanti, que han quedado ya descartados en esa primera "lista amplia".
Pero Prandelli ya dejó muy claro que la principal dificultad para Italia será el aspecto físico. El entrenador italiano hizo verdadero tesoro de la experiencia vivida en la Condederation Cup pero también en la Eurocopa 2012, cuando Italia le hizo frente a España en el primer partido, pero llegó fundida y sin fuerzas a la final, perdida por goleada. Inclusive Don Césare está pensando seriamente en un plantel que pueda garantizarle la máxima rotación posible, sin que eso afecte el funcionamiento, con dos jugadores de características muy similares por puesto.
"Van a jugar los que estén mejor físicamente", viene repitiendo hace rato, más aún desde cuando la urna volvió realidad su peor pesadilla, es decir, un primer grupo enteramente a disputarse en condiciones climáticas extremas. Algo que, aún en la hipótesis de clasificación, tendrá seguramente un impacto sobre la condición del plantel en el resto del torneo, si es que su comandante no logra realizar una rotación inteligente y que no afecte el potencial global del equipo.
En suma, el torneo le hizo un lindo regalo a su representante azzurro, pero sigue manteniendo algunos puntos de interés. Especialmente en la lucha por la cuarta, quinta y sexta plaza, puesto que en ese segmento hay equipos que parecen estar recuperando la memoria o que siguen sorprendiendo, más allá de los resultados cambiantes semana tras semana. Vale la pena recordar brevemente que quinto y sexto puesto entregan un pasaporte para la Europa League, pero lo hacen de manera diferente, uno jugando (el sexto) el primer compromiso oficial a fin de julio y el otro casi un mes después. Teniendo presente que el Mundial termina sobre la mitad de julio, está claro que jugar un preliminar a fin de ese mismo mes sería un desastre para quien tiene muchos jugadores mundialistas.
Inclusive Inter o Milan, aún llegando sextos, casi perderían plata, porque no podrían hacer la gira prevista por los Estados Unidos en ese mismo período, con una ganancia de casi 5 millones de euros. Considerando que la UEFA League garantiza poco más que el doble de esa cantidad, y eso sólo en caso de triunfo final, está claro que llegar a Europa vía sexta plaza sería un consuelo de tontos para los primos milaneses, puesto que no garantizaría mayores ingresos y complicaría enormemente toda la temporada. Obviamente, el clásico, dentro de dos fechas, tomará enorme importancia en esta discusión, sobre todo si Milan pudiera mantener las distancias en la próxima fecha.
En cambio, la sexta posición podría ser un premio apetecible para Parma, que como algunos recuerdan tiene misma cantidad de títulos internacionales (2 Europa League, una Recopa y una Supercopa europea) que nacionales (3 Copa Italia y una Supercopa nacional), hecho más único que raro.
También el descenso está interesante: Catania tenía una última chance de seguir soñando y no la desperdició, con un triunfo que, como en las lindas épocas, tuvo que ver con sus delanteros argentinos, un golazo de Leto y el tanto decisivo de Bergessio. Ahora la permanencia queda a cinco unidades: Catania colero con 23, Livorno anteúltimo con 25, con 28 Bologna y Sassuolo y con 30 Chievo. Faltan 12 puntos para asignar, realmente podría ocurrir cualquier cosa.
Cerramos con una mirada a los sudamericanos: Tévez e Higuaín no jugaron, al igual que Vidal, Cuadrado se cargó el equipo al hombro, pero el técnico lo hizo jugar en una posición que no lo favorece. Importante y lindo fue el gol de Ibarbo, que de hecho le garantizó la permanencia a Cagliari. Fue convocado por primera vez Zúñiga: esperemos que pueda jugar, para él sería lo máximo poder estar en la final de Copa Italia. Isla jugó 80 minutos en nivel aceptable. Iturbe la rompió otra vez y, sobre todo, expuso cruelmente los problemas que tiene Yepes con los delanteros ágiles y veloces, como antes había mostrado Gervinho.
En suma, inevitablemente, aún en el torneo más difícil del mundo y con tantas cosas todavía por decidirse, las cabezas se van hacia el Mundial, ya demasiado cerca como para no cubrir con su sombra lo que ocurrirá en este último segmento del campeonato. Exactamente la misma razón por la que, en este comentario, se habló antes de selección que del resto. Nuestro cielo, lenta pero inexorablemente, se va tiñendo de Azzurro.
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BUENOS AIRES -- El campeonato italiano de fútbol, el Calcio, ingresó en la recta final: con la fecha 32 completada, quedan apenas seis jornadas para contestar las muchas preguntas que aún están sin respuesta.
No hay dudas respecto al título, si bien Roma metió dos triunfos, en el suspendido de la fecha 22 ante Parma y luego en Cagliari, y redujo a 8 unidades la desventaja. Porque el partido de Juventus ante Livorno demostró claramente que quizás la Vecchia pueda perder el enfrentamiento directo ante Roma misma (algo que obviamente no está para nada seguro), pero es impensable que se le "caigan" otros seis puntos con los 5 rivales que le depara su fixture, que incluye Udinese afuera, Bologna en el Juventus Stadium, Sassuolo de visita, Atalanta en casa, Roma en la Capital y cierre doméstico ante Cagliari. Sin olvidar que Roma debería contemporáneamente ganar los seis que le quedan.
Tampoco el podio parece destinado a cambiar: Roma tiene 12 de ventaja sobre Nápoli, que a su vez cuenta con 9 unidades respecto al cuarto, Fiorentina. En cambio, de ahí para abajo se pone interesante, porque las distancias son accesibles, nadie está jugando muy por arriba del resto; por el contrario, algunos se vienen quedando y hay enfrentamientos directos muy atractivos en estas últimas fechas.
Ni que hablar de la lucha para salvarse del descenso: Catania, colero con 20 puntos, parece irremediablemente condenado luego de caer como local ante Torino y desperdiciando un gol de ventaja, al punto de que el nuevo despido de Maran parece un gesto de bronca del fogoso presidente Pulvirenti aún antes que un manotazo de ahogado. Llega Maurizio Pellegrino, un técnico del ascenso (subió a Catania de la C1 a la B en 2002 en pareja con Francesco "Ciccio" Graziani), lo cual indica que Pulvirenti se prepara para el año que viene.
Pero por el resto hay cuatro equipos en tres puntos, Bologna y Chievo (27 ambos) por el momento a salvo, condenados Livorno con 25 y Sassuolo con 24: considerando que faltan jugarse los enfrentamientos directos Livorno vs. Chievo y luego Chievo vs. Sassuolo, está claro que cualquiera podría descender, hasta ese Cagliari que tiene 32 y que también decidió cambiar de entrenador, echándolo a Diego López y llamando de vuelta a su ex ayudante Ivo Pulga.
Sigue habiendo momentos individuales brillantes, como el triplete de Destro, un jovencito que quiere a toda costa ir al Mundial (qué locura su golpe a Astori, por encima son muy amigos de la Azzurra Sub 21), pero pelea esa plaza con varios, como Immobile, a quien un bonito tanto le permitió atraparlo a Tévez en el tope de la tabla de goleadores, ambos con 18, y hasta con Luca Toni, que anotó su tanto número 16 con la camiseta de Verona y realmente está haciendo todo lo posible para lograr el milagro.
Otro que está en un nivel superlativo es Cuadrado, quien se puso el equipo al hombro ante la ausencia de delanteros de Fiorentina y realmente la rompió, con un gol, un penal ganado y un bombazo que casi parte el travesaño. Él es la única buena noticia que le llega a Colombia desde el Calcio, puesto que siguen complicadas las situaciones de los demás, comenzando por Yepes y Zapata, pasando por Muriel y terminando en Zúñiga, aún sin vuelta a la vista y que no juega desde noviembre. Ibarbo está bien, pero ya vimos lo mal que anda su equipo.
En un nivel bastante pobre vimos también a Higuaín, quien parece estar, por primera vez, incómodo en su nuevo equipo, víctima con un problema táctico que afecta negativamente también a Hamsik. Sin embargo, es probable que también le pese, como a la mayoría de sus compañeros, esa situación "sin nada que ganar o perder" que vivirá hasta la final de Copa Italia, un trofeo que Nápoli y Fiorentina deben absolutamente tratar de conseguir para darle un sentido a su temporada.
En el partido Parma Nápoli estuvo lindo el duelo entre los zagueros argentinos Fede Fernández y Gabriel Paletta. Muy parejo, quizás el celeste haya jugado apenas algo mejor pero el que se nacionalizó italiano ganó el partido y no le dejó nada a Higuaín, que no es poco. Decisivo fue el golazo de Parolo, uno que no pierde las esperanzas de ir al Mundial y que, en mi opinión, pelea un puesto con Andrea Poli.
Una vez más en esta temporada, los dos equipos de Milán no pudieron ganar al mismo tiempo, algo que sólo ocurrió en dos de las 32 jornadas disputadas. En este caso Milan, que visitaba a Genoa, hizo los deberes y, si bien con muchos sobresaltos y una pizca de suerte, ganó merecidamente: hizo dos buenos goles, con el primero de Honda en rossonero, sufrió uno evitable y por momentos fue desbordado por el local, pero aguantó bien, con humildad, mostrando la justa actitud.
Inter otra vez echó a perder un triunfo que parecía conseguido, desperdiciando el primer doblete con la camiseta nerazzurra de Mauro Icardi, el segundo, un golazo. Embarazoso el error de Rolando en ocasión del segundo gol de Bologna, para no hablar de la reactividad de Handanovic en ocasión del primero, de Cristaldo.
Las cámaras pescaron una declaración de Walter Mazzari durante el partido, quien se preguntaba si sus jugadores erraban a propósito. Simplemente ese equipo parece quebrado, entre los que no saben si se quedarán y los otros, los que seguramente se irán, un síndrome que podría estar afectando al propio entrenador. Mazzarri quizás debería apuntarles decididamente a los jóvenes, dejando afuera a los veteranos: el penal errado por un "héroe del triplete" como Milito podría ser una clara indicación del destino.
Lo lindo es que ahora Milan quedó a 5 puntos de Inter y aún falta la revancha del clásico ciudadano: sería realmente clamoroso que el rossonero, con todos los problemas que tuvo en la temporada, lograra remontar y terminar delante de los primos nerazzurri.
Ojo, cualquiera de las dos cosas podría costarle la continuidad a un entrenador: si Milan no clasifica para la Europa League difícilmente Seedorf será confirmado, pero lo mismo podría decirse de Mazzarri, si Inter perdiera en el final esa posición "europea" que mantuvo a lo largo de todo el torneo.
En suma, como decían los latinos, "in medio stat virtus", la virtud está en el medio, en este caso en la zona central de la tabla. Porque la dificultad de una liga no se mide tanto por los equipos de arriba cuanto por el nivel de su "clase media": desde ese costado el Calcio sigue siendo, sin dudas, "el torneo más difícil del mundo".
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BUENOS AIRES -- El campeonato italiano de fútbol, el Calcio, parecía destinado a un final aburrido y sin atractivos, debido a la gran ventaja de Juventus en la punta pero también, más en general, la gran distancia entre las diferentes posiciones de interés, con casi ninguna lucha importante (por el podio y relativa Champions, con o sin preliminar), por la Europa League y hasta la pelea para salvarse del descenso, realmente incierta y abierta a muchos equipos.
Sin embargo, ocurrieron dos hechos que, casi por arte de magia, le devolvieron interés al torneo: por un lado se encendió de golpe la lucha por las plazas de Europa League, que ahora parece estar abierta a por lo menos siete equipos.
Pero sobre todo apareció un efecto que habíamos francamente subestimado, llamemoslo "efecto Mundial": con asombro y enorme placer, estamos asistendo al conmovedor esfuerzo de algunos enormes jugadores, veteranos de mil batallas pero también jovencitos desfachatados, para ganarse un puesto en las listas mundialistas.
Mismo discurso para la diferencia que hay entre segundo y tercero, con más fuertes razones si Roma efectivamente le ganara a Parma. Porque además la Roma vista ante Sassuolo fue equipo práctico, cinico y que ganó a lo grande, casi sin despeinarse. Parece haber vuelto esa Roma del comienzo, con la diferencia que ahora García tiene muchas más variantes a su disposición.
Para botón de muestra los dos goles: el primero fue fabricado por Nainggolan, que llegó en enero, y Destro, que al comienzo estuvo largamente ausente por lesión; el segundo, similar en la dinámica, fue obra de Totti, que ahora puede descansar sin que el equipo sufra, y Bastos, otro que llegó en enero. La invención de Taddei como volante central y el buen momento de De Rossi compansaron la lesión de Strootman, que casi no provocó efectos negativos.
Roma ganó y, por primera vez en muchísimo tiempo, vio que su esfuerzo producía un fruto concreto, el descuento de tres puntos por la caída de Juventus en Nápoli. Caída clara, contundente, que nos deja más de un costado para el análisis. Por un lado, los méritos de Nápoli, que guste o no, este año ha jugado los mejores partidos en representancia del Calcio, ganándole claramente a Arsenal y Borussia Dortmund y ahora al casi tricampeón de Italia.
Todo conseguido con un entrenador nuevo, con muchos cambios, casi todos positivos, en el plantel, y también algunas adquisiciones adivinadas en enero, como Jorginho, Ghoulam y el sorprendente Henrique, un comodín defensivo muy interesante. Jugando un lindo fútbol, asociado pero vertical, de presión alta, de posesión de pelota, con algunos riesgos defensivos pero tomados de manera voluntaria, para apuntalar una fase ofensiva más punzante.
Frente a eso, tuvimos una versión realmente cansada, diríamos casi exausta, de Juventus. Sin el guerrero Tévez, suspendido, ese goleador que había resuelto los últimos partidos complicados, con el bajón del otro guerrero, Arturo Vidal, quien cambia el aire luego de un primer semeste monstruoso, con Pirlo que evidentemente comienza a razonar en función del Mundial y un Pogbá que pareció bastante distaído, a Juventus le faltó su principal argumento, la intensidad.
Así, quizás por primera vez en el torneo vimos a Juventus dominada tácticamente. Ni siquiera el Real en Champions lo había logrado de manera tan clara. Pero la ventaja es sólida y los muchachos deben concentrarse en un número, el doce: son los partidos que faltan, incluyendo la final de Europa League, para quedarse con un enorme bicampeonato, con festejo final en su propia cancha.
Ya volverán los lesionados, la ventaja en el torneo local es indescontable, administrando mejor las fuerzas Juventus puede tranquilamente lograrlo. A Conte quizás ésta es la única cosa que se le puede reprochar, cierta resistencia a aplicar una rotación de plantel más amplia. Isla, Osvaldo, Marchisio, Padoín, Giovinco, Vucinic (quien de todas maneras estuvo lesionado) y el mismo Quagliarella pueden ofrecer soluciones que garanticen el debido descanso de los titulares para los partidos decisivos.
Decíamos de la lucha por las posiciones de Europa League, que de golpe se puso apasionante. Fiorentina parece derrumbarse: la lesión de Rossi había sido mucho, ahora volvió a lastimarse Gomes y eso pareció destrozar psicológicamente al equipo, que además también está cansado porque juega un fútbol muy bonito pero seguramente dispendioso desde el costado atlético.
Más atrás hay una atropellada hermosa. Parma se viene cayendo pero juega bien y no tiene nada que perder, Lazio tiene potencial técnico para mejorar mucho, hasta Milan, con un Balotelli y un Kaká que parecen haberse puesto el equipo al hombro y, más en general, un vestuario que Galliani logró volver a poner en orden y que ahora se parece realmente a un equipo, puede tener alguna tímida aspiración.
Dejamos a un costado a otros dos equipos, porque nos permiten encarar el otro discurso, el del "factor Mundial": Verona y Torino. Los ducales, luego de alcanzar los 40 puntos que eran su objetivo, el umbral para garantizarse la permanencia, se tomaron una larga vacación. Se despertaron por los alaridos de Luca Toni, un veterano que quiere jugarse sus últimas cartas para ir al Mundial y ya se metió en la historia del club, igualando con 15 tantos la mejor marca de un jugador de Hellas en un torneo de Serie A.
El otro es Torino, donde hay dos, Immobile y Cerci, que luchan por un lugar en la lista de Prandelli, y lo hacen a fuerza de goles: los 17 de Immobile y los 12 de Cerci igualan nada menos que los 18 de Tévez y los 11 de Llorente, un mano a mano apasionante tanto a nivel individual como de equipo.
En suma, el torneo tiene aún muchísimos motivos de interés, a pesar de todo. Cerramos esta lista con la cereza más dulce, un nuevo gol de Antonio Di Natale: con 114, dejó atrás a Ibrahimovic (113) en la suma de las últimas cinco temporadas. Sólo Messi y Cristiano Ronaldo, en Europa, pudieron anotar más que él. No creemos que vaya al Mundial, pero suena a injusticia, así como pasó en ocasión de la exclusión de Roberto Baggio en 2002.
En el peor de los casos, quedarán como los ausentes que pudieron habernos salvado: porque los Toni, los Totti, los Di Natale, aún tienen magia como para ganar un partido solos, gracias a una invención individual. Y eso, en un Mundial, podría hacer una diferencia fundamental.
Pero los años pasan para todos y, en nuestra opinión, tiene razón Prandelli con su política de jóvenes. Pensando en el futuro, pero también por el presente, porque las condiciones climáticas en las que deberá jugar Italia no aconsejan una elevada edad promedio del plantel.
En este sentido, queremos lanzar una idea: que el tercer arquero al Mundial, con Buffón y Sirigu, sea el joven Scuffet, que con sus 17 años es titular y ataja de manera increíble en Udinese. Ese chico va camino a crack y sería bueno que sume su primer experiencia mundialista: es así que se comienzan a edificar los récords y este chico realmente parece un predestinado, que quebrará varias marcas en su carrera.
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BUENOS AIRES -- La fecha 28 del Calcio, "el torneo más difícil del mundo", no cambió nada en la parte alta de la tabla, puesto que los seis primeros ganaron sus respectivos compromisos. Así, Juventus defendió su holgada ventaja en la punta, Roma mantuvo a distancia de seguridad a Nápoli en la carrera por la segunda plaza, así como Fiorentina respondió al ataque de Inter al cuarto escalón de la clasificación y Parma se confirmó en la sexta plaza, la última que regala un pasaporte europeo, si bien a través del incómodo preliminar de Europa League.
Tampoco hubo grandes novedades en la zona descenso: si bien algunos suben y otros bajan, la verdad es que entre los 20 puntos del colero Catania y los 24 del umbral de la permanencia, actualmente ocupado por Chievo y Livorno, hay cinco equipos en 4 puntos, de los cuales tres se irán al descenso, y las distancias son talmente mínimas que hoy por hoy es imposible hacer un pronóstico al respecto.
¿De qué hablaremos hoy entonces? Bueno, lo más relevante del día es sin duda la tercera derrota consecutiva de Milan, la cuarta si consideramos también el 4-1 en casa de Atlético Madrid (igualado el récord negativo en la historia del club). Pero no sólo el rossonero anda mal: mirando la tabla de posiciones, uno puede ver que, por primera vez en muchísimos años, Milán se cayó a la tercera posición entre ciudades con dos equipos.
Para más datos, hay que subrayar que, en las 28 jornadas disputadas del actual torneo, sólo dos veces los equipos de Milán ganaron contemporáneamente, en las fecha 2 y 24: obviamente la mayor responsabilidad fue de Milan, pero tampoco Inter, que ni siquiera jugó en Europa, puede estar satisfecho con su actual quinta posición, a 28 unidades del líder y a 11 de la ansiada pero a todas luces imposible tercera posición, considerando que el nerazzurro tampoco pudo llegar lejos en Coppa Italia.
No se trata de problemas menores: vale la pena recordar que Inter (2010) y Milan (2003 y 2007) han sido los últimos equipos italianos en ganar la Champions League, mientras que ahora siquiera participar de la máxima competición continental parece un espejismo.
El caso de Inter parece más simple. Efectivamente, luego de coronar el sueño de su vida, es decir repetir los logros de su padre Angelo, Massimo Moratti se dio por satisfecho y comenzó a alejarse del equipo, un proceso que tuvo su culminación en la llegada del nuevo dueño, el indonesio Tohir. Inter necesita bajar la edad promedio del plantel, pero tiene un entrenador como Walter Mazzarri, más que experimentado, y además una base interesante (Handanovic, Ranocchia, Rolando, Guarín, Hernanes, Palacio, Icardi) sobre la que construir el futuro.
Ojo, todo parece indicar que será un proceso lento, porque Tohir no vino para gastar sino para ganar plata: por eso su prioridad es construir la cancha y aumentar la penetración de la "marca" Inter en el mundo, para aumentar los ingresos con lo producido por el estadio y vía merchandising.
Una vez que Inter se acerque en el facturado a los grandes de Europa, recién entonces podrían llegar inversiones importantes en lo deportivo. Mientras tanto, todo estará en las manos de la sabiduría táctica de Mazzarri y en la capacidad de los hombres mercado para conseguir buena calidad a precios baratos.
Mucho más complicado el caso Milan. En primer lugar, como hizo notar muy bien Paolo Maldini en sus declaraciones de estos días, Milan ha perdido su bien más preciado, es decir ese espíritu de equipo fundado sobre un vestuario histórico y glorioso, un "sancta sanctorum" en el que los triunfos comenzaban a tomar forma mucho antes que en la misma cancha.
En primer lugar Berlusconi, cada vez más acorralado en su actividad política y casi quebrado por la enorme cantidad de dinero que tuvo que poner por el famoso "lodo Mondadori", un juicio que le fue tremendamente adverso, fue alejándose cada vez más de su "criatura", y eso fue algo malo para Milan.
Pero mucho peor fue que, en la "repartición" de bienes familiares entre los hijos de sus dos casamientos, Milan le haya "tocado" en suerte a Bárbara, una chica linda e inteligente pero que nada sabe de fútbol y de vestuario. Como será que su primer "contacto" con el mundo rossonero fue ponerse de novia con uno de los futbolistas estrellas del plantel, el brasileño Pato: fácil imaginar como eso pueda haber caído entre los jugadores.
Pero más allá del hecho sentimental, eso se volvió pronto un problema real: Galliani tenía cocinada la venta de Pato por 26 millones de euro, y con la mitad de los mismos tenía arreglada la llegada de Tévez. Bárbara se interpuso, Pato se quedó (para irse un año después por mucha menos plata) y Tévez no sólo no llegó nunca, sino que ahora es el máximo anotador del torneo vistiendo la camiseta de Juventus.
Fue sólo el inicio del desastre: con un andamiento undívago, alternando momentos de entusiasmo (veáse las llegadas de Ibrahimovic o Balotelli) a otros sumamente depresivos, como la venta de Tiago Silva o del mismo Ibra, el plantel se fue desarmando y perdiendo su identidad.
Pero lo más grave fue que la propiedad impuso una nueva política con respecto a los veteranos: a Galliani, que había defendido hasta el último día a jugadores como Costacurta, Maldini o Inzaghi, se le prohibió renovar contratos por más de un año a los mayores de 32 años. Resultado: Pirlo, Gattuso, Nesta, Van Bommel, Seedorf, Ambrosini, uno a uno los senadores de tantas batallas y victorias se fueron, para dejarles su lugar a colegas del nivel de Mexés, Emanuelson, Constant, Silvestre y Traoré, y paremos acá porque no queremos que ningún lector rossonero se nos ponga a llorar.
¿Soluciones? Milan tiene también una buena base de plantel: Agazzi, ya adquirido para junio, Abate, De Sciglio, Montolivo, Poli, Cristante, Saponara, El Shaarawy, Balotelli, son todos elementos de selección y todos italianos. Así que no hay que gastar mucho, sólo hay que hacerlo bien: se necesitan dos centrales de nivel internacional (se habla de Alex, pero uno solo no alcanza) y un par de volantes aptos para el 4-2-3-1 que quiere Seedorf, con calidad técnica y despliegue (si es que el holandés sigue).
Sin embargo, fijense que un 4-3-3 podría armarse ya hoy y no sería tan mal: Agazzi, Abate, Alex, Zapata, De Sciglio, Poli, Cristante, Montolivo, Balotelli, Pazzini y El Shaarawy. Con mucho menos que eso, Parma lleva 16 fechas invicto. Pero con Roberto Donadoni, claro.
Quizás la reconstrucción de Milan debería arrancar justamente de ahí, de un experimentado entrenador italiano que vivió y sintió sobre su piel la gloria de ese vestuario. A Seedorf le falta experiencia, al igual que Inzaghi: Donadoni, en cambio, podría ser el hombre ideal.
Mientras tanto, no hay que ponerse histéricos: en primer lugar, ese tipo de crisis ya se vio en el Milan de Berlusconi, allá por 1997 y 1998; por otra parte, no hay que olvidar que Juventus, antes de este ciclo triunfal (goles fantasmas a parte), venía de dos séptimos puestos consecutivos. De las crisis no se sale llorando, sino trabajando con la seriedad y competencia de un Marotta.
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BUENOS AIRES -- Desde hace un par de fechas el Calcio presenta una característica diferente: los nervios. Por diferentes razones, los principales protagonistas del torneo han demostrado, para usar palabras prudentes, una cierta tendencia a perder la calma.
Inclusive llegaron declaraciones bastante explosivas, como las de Antonio Conte, quien para responderle a Fabio Capello (que por otra parte, curiosamente, había tratado de defenderlo), afirmó que "Sólo lo recuerdo por los títulos revocados y no por el buen juego de ese equipo", admitiendo así implícitamente la revocación y lo inmerecido de los Scudetti 2005 y 2006.
Algo que todos sabíamos, que ya es historia, pero que desde el club bianconero siempre habían contestado con otros argumentos. Habrá que ver, desde ese costado, como les caerán esas declaraciones a los propietarios, que de todas maneras quedaron bastante descolocados por esas afirmaciones.
Pero la gran pregunta sería: ¿por qué Conte está tan nervioso? Su equipo es claramente el mejor del lote, se sigue reforzando (ver la llegada de Osvaldo), la chance del tricampeonato es más que una simple oportunidad y tiene la ocasión de ganar una importante competición internacional (el año pasado la ganó Chelsea, el anterior Atlético de Madrid) dando la vuelta olímpica en su propia cancha. ¿Qué lo preocupa?
Por lo pronto, Conte está advirtiendo, quizás, que el suyo es un equipo que está condenado a dejar en la cancha siempre el máximo de su potencialidad y nota algunos síntomas de flexión, mental antes que física. Por ejemplo nunca, en la era Conte, en Serie A Juventus había sufrido goles en seis partidos consecutivos, un problema que ya había asomado a comienzos de temporada. En el Calcio, casi siempre, gana la mejor defensa, y no es casual.
Conte se comporta como aquel jockey que, advirtiendo que su purasangre se está quedando, lo incita con más fuerza para pedirle un último esfuerzo. A veces, como sugirió Capello, hay que saber usar más zanahoria que látigo, sobre todo si el caballo en cuestión está realizado un galope extraordinario, con 13 triunfos y dos empates en los últimos 15 partidos. El tiempo dirá quien tenía razón, pero por ahora Capello se asombra por la reacción nerviosa de su colega que, en cambio, no le usó ni siquiera la normal cortesía que se emplea en estos casos.
Rudy García también está nervioso: le cayó pésimo que lo criticaran luego de la eliminación de Copa Italia. Puede tener razón, pero las dos veces que Roma salió de su cancha buscando objetivos importantes, acercarse al puntero en un caso y clasificarse para la final de Coppa Italia en el otro, su equipo fue goleado sin atenuantes ni excusas, sufriendo seis goles sin anotar ni uno, y por encima terminando en inferioridad numérica.
Pero los nervios de García están más justificados: su Roma hizo hasta ahora un milagro y así y todo tiene que perseguir, lo que notoriamente desgasta mucho más que liderar (frase que, curiosamente, fue inventada justamente por Capello). La copa nacional se fue, la remontada parece casi imposible, la perspectiva de terminar un año excepcional con "cero títulos", como decía Mourinho, es muy real y parece una burla.
Rafa Benítez, por su parte, cuando mete dos triunfos seguidos reflota el tema de su fracasado pasaje por Inter. Quizás hasta tenga algo de razón, pero esa actitud denota los nervios de quien teme otro fracaso, en un ambiente como el napolitano que se desenamora con la misma, explosiva facilidad con la que se encariña.
También en el caso del español, notoriamente técnico "copero", las dos copas, Italia y Europa League, pueden ser objetivos muy apetitosos, y sobre todo el primero está al alcance de las manos. Calma entonces, Don Rafa, y a resolver los problemas de la fase defensiva que son reales y no una simple crítica malintencionada hacia usted.
Los nervios de Walter Mazzarri están desapareciendo rápidamente. Es sorprendente como este excelente entrenador identifica claramente los problemas de su plantel. Pidió en todas las lenguas a Hernanes, el brasileño llegó y con esa única pieza de cambio el equipo ahora funciona, con dos delanteros y dos volantes de calidad y cantidad como Hernanes mismo y Guarín.
Un Guarín que también demostró nervios, en una agarrada sin sentido con su compatriota Cuadrado. Por suerte, fue apenas una calentura del momento y los dos terminaron abrazados en el vestuario, pero sorprende que Guarín (de paso, estuvo a punto de hacerse expulsar) se enoje justo ahora que el equipo comienza a girar y lo hace con él como titular.
Muy nervioso está también Clarence Seedorf. Si bien lo negó, este cronista supo por fuentes absolutamente confiables que, luego de la derrota de Nápoli, Berlusconi se puso loco y lo convocó a una cena en su casa, donde hubo reproches muy directos. Pero si algo no le falta a Seedorf es personalidad y hasta tiene razón en el concepto de que hay que considerar esta temporada como un trampolín de lanzamiento para la próxima, con un norte irrenunciable, el buen juego, como por otra parte el mismo propietario exige.
En este caso, los nervios de Seedorf podrían estar relacionados con el darse cada vez más cuenta de que la calidad media de su plantel no permite ese juego bonito que él predica y pretende. Pero tiene tiempo para seleccionar las mejores piezas, y está claro que Berlusconi, más que cenas amenazantes, deberá meter la mano en la billetera y mejorar seriamente el plantel en el próximo mercado.
En zona descenso están todos nerviosos. Catania con un triunfo pasó de ser colero a una unidad del umbral de la permanencia. Estoy convencido que se salvará cómodamente, entonces Livorno y Bologna (y hasta Cagliari, si comienza a perder como local enfrentamientos directos, como pasó ante Livorno) deben preocuparse seriamente, máxime porque también Chievo y Sassuolo siguen muy cerca.
Otros que están nerviosos son los árbitros, pero eso es normal: no hay nada que te ponga tan mal como el ver que cada domingo "jugás" peor. Ya los yerros son tan notorios y seguidos que dejan de ser noticia, sin dejar de ser un escándalo. El cambio de la dirigencia arbitral es urgentísimo. Ojalá que cuando finalmente eso ocurra, las "manzanas" no estén ya todas podridas.
En suma, el Calcio está nervioso, porque se acerca la fase de definición: nada es simple en el "torneo más difícil del mundo".
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BUENOS AIRES -- La fecha 23 del Calcio fue, como habíamos previsto, muy atractiva. El empate en 2 entre Hellas Verona y Juventus fue un partidazo, con variados elementos dignos de análisis; también fue un buen partido el derbi del Cupolone, a pesar del empate sin goles entre Lazio y Roma; fue espectacular el triunfo de Nápoli ante Milan, si bien me parece que dejó más tela para cortar del lado rossonero que del ganador mismo; Inter e Fiorentina volvieron al triunfo, con algunos elementos de interés también; y por último, la lucha para permanecer sigue calentísima y apasionante.
En suma, fue un día de pocos goles pero aparecieron tres grandes delanteros, a saber Carletto Tévez, Gonzalo Higuaín y Jonathan Cristaldo, además de dos veteranos de trayectorias muy diferentes, que vale la pena repasar hoy en homenaje a sus goles, Walter Samuel y Juan Gómez Taleb, dos historias que resumen toda la magia de este fantástico deporte.
Vayamos por partes: en la lucha por el título, tanto Juventus como Roma pueden decir de haber desperdiciado una ocasión. Juve porque ganaba 2 a 0 y pudo haber realmente "matado", con 11 puntos de ventaja, al torneo, mientras que se dejó empatar sobre la hora; y Roma porque fue más que Lazio pero no logró anotar y dejó pasar la chance de ponerse a 7 (y con un partido menos), es decir aún más en la pelea, máxime porque no parece que ocasiones así habrá mucha más, en el torneo.
O tal vez no. Juventus ya no logra mantener los 90 minutos la misma feroz determinación (que por otra parte no sería humano) y se está tomando un respiro. Además, cuando en defensa falta uno de los tres titulares (en este caso Barzagli) un gol rival siempre llega. Ante Verona, cuando salió también Chiellini por lesión, llegó hasta un segundo, para peor ambos en jugada de pelota parada.
Conociendo a Antonio Conte, no puede asombrar que se haya puesto loco. Pero un hábil conductor tiene que advertir cuando sus purasangre sienten el esfuerzo, y debe entonces saber manejar esos momentos con comprensión y experiencia. Por otra parte, cinco goles de pelota parada en los últimos 4 partidos (antes Pinilla, Gabbiadini y Rolando) no pueden ser una casualidad.
Conte decidió quitarle el único día de descanso a un plantel que viene de una racha de 13 victorias y 2 empates en los últimos 15 partidos, una monstruosidad que no puede ser "castigada" por simple sentido común. No sea cosa que el vestuario se le de vuelta, porque el jugador exige, justamente, que se valore su esfuerzo, y nadie debería saberlo mejor que Conte.
Roma mereció ganar, pero se sabe que en el fútbol, con los simples merecimientos, no vas a ningún lado. En cambio, ante equipos que se cierran y que saben salir de contra con peligro, Rudy García debería tener un plan B, porque el "falso nueve" no siempre alcanza y hasta a los genios como Totti a veces les cuesta frotar la lámpara. Ojo, que Roma tuvo un partido durísimo el miércoles pasado y tendrá otro quizás peor el miércoles que viene, algo que sin duda también condicionó algunas decisiones.
Para hablar de Nápoli, lo primero que hay que decir que es en este partido Clarence Seedorf mostró toda su inexperiencia, porque si hay algo que no podés hacer es ir a jugar en el San Paolo de esa manera "blandamente ofensiva", casi arrogante, como si fuese un entrenamiento "pre-Champions". Milan acertó la primera contra, pero luego Nápoli lo despedazó literalmente, aprovechando el espacio a las espaldas de De Jong para rematar por lo menos 10 veces desde una misma posición.
En suma, un Nápoli que sigue siendo frágil en defensa pero que, si lo dejás jugar, te pinta la cara con sus jugadas ofensivas. Fue 3 a 1, pero si los volantes locales hubieran tenido más puntería, pudo haber llegado un marcador muchos más abultado.
Milan, en cambio, dio varios pasos atrás. Cómo será que la impotencia lo llevó hasta las lágrimas a Balotelli, quien debería ser el "mal chico" del equipo. Seedorf erró el planteo inicial pero el primer tiempo terminó igualado; cuando pareció corregirse, en el complemento, fue peor que antes, notoriamente.
Dicen que Seedorf quiso probar a Essien, muy bien, ¿pero Abate de alero derecho? ¿Y Montolivo al banco, cuándo meterlo en posición de diez clásico por lo menos garantizaba alguna maniobra bien armada? El torneo local no le interesa, claro, tiene que probar, pero ojo con los papelones y con hacerle perder al plantel esas pocas seguridades que había ganado.
Decíamos de los goleadores: Tévez anotó un doblete de centrodelantero de raza, si bien en ambos casos había posiciones ilegales, de Llorente en el primer tanto y del propio Carletto en el segundo. A como sea, su trabajo es mandarla a guardar y lo hizo bárbaro, si el línea es ciego el problema no es suyo. Ya tiene 13, uno menos que el lesionado Pepito Rossi, es decir es el máximo anotador virtual del torneo.
Detrás, con 12, viene Higuaín, que comparte con su compatriota esa capacidad de ser, más allá de un gran goleador, también un excelente jugador, que se involucra en todas las fases del juego de su equipo. Además, el primero de Gonzalo fue un gol exquisito, una peinadita con timing perfecto.
La gran sorpresa fue Cristaldo: tenía apenas un gol en el torneo, se despachó con un doblete pesadísimo, puesto que valió los tres puntos de su Bologna como visitante de Torino, un cliente complicadísimo en su cancha. Dos goles de rapiña, pero con gran frialdad y categoría. Fue titular junto a Rolando Bianchi, una pareja realmente interesante.
Decíamos de dos historias. Samuel demostró una vez más lo que es, un gran guerrero y un gran campeón. Yo creo que Mazzarri lo puso para que diera el ejemplo, al igual que Milito. Por primera vez fue una Inter lógica, con dos volantes con llegada (Hernanes y Guarín) y dos delanteros. Sassuolo es poca cosa, si bien jugó correctamente como pretende Malesani. Fue un pobre 1 a 0, pero Inter aún no había ganado en 2014 y a veces un "caldito" ayuda para salir de la enfermedad.
Juan Gómez Taleb es un caso increíble: desde las inferiores de la Argentina se encontró sin escalas en las durísimas divisiones del ascenso italiano. Escaló todas las categorías, usando los goles como peldaños de esa larguísima trepada, y ahora se da el gusto de gritarlos también en Serie A. Y qué goles, como ese cabezazo en anticipo sobre el señor Buffón para un empate al minuto 94, festejado como una victoria. Su cuarto gol en el torneo, el cuarto sello de una carrera increíble y conmovedora.
En la lucha para salvarse del descenso, con los goles de Cristaldo, se alejó un poco Bologna, porque entre los otros cuatro sólo sumó un punto Catania, que sigue colero pero ahora a tan sólo dos del umbral de la permanencia.
Podía conseguir su primer triunfo como visitante, en Parma, si el travesaño no le hubiera negado el grito a Gonzalo Bergessio: en un día afortunado para los delanteros argentinos, fue el único que no tuvo suerte. En el "torneo más difícil del mundo", pocos centímetros pueden hacer la diferencia
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BUENOS AIRES -- En un torneo que Juventus está dominando cada vez más claramente, hasta los factores climáticos se vuelven favorables para la Vecchia Signora. En efecto, a frente del aplastante triunfo del bicampeón defensor en el clásico de Italia ante Inter, los perseguidores perdieron, como en el caso de Nápoli, Fiorentina y obviamente Inter, o no pudieron jugar, como le ocurrió a Roma, que tuvo que suspender su partido ante Parma porque la cantidad de agua caída volvió impracticable el estadio Olímpico de la capital italiana.
Claro, los nueve puntos de ventaja de Juventus son entonces sólo teóricos, pero la verdad es que la tabla muestra esa distancia entre el primero y el segundo y quizás, cuando finalmente se recupere el partido suspendido (por ahora no hay fecha, porque primero está la Copa Italia y luego habrá que ver que pasa con Lazio en Europa League; se habla del 2 o 9 de abril), un eventual triunfo de Roma se vuelva prácticamente inútil.
Porque Juventus amenaza seriamente con "aplastar" el torneo bajo su increíble poder de fuego. Fiorentina tuvo la pésima idea de ganarle un partido en remontada, en ese lejano 18 de octubre pasado, un 4 a 2 que despertó un equipo que parecía sufrir el clásico síndrome de la "panza llena" luego de dos Scudetti consecutivos.
Desde ese día, Juventus no sólo no volvió a perder, sino que metió una racha increíble de 13 triunfos y un empate, y eso que la semana pasada, ante Lazio, como todos seguramente recuerdan, quedó abajo en el marcador y con hombre menos en el comienzo del partido: así y todo, se la ingenió para empatar y hasta pudo haber ganado el encuentro.
El clásico de Italia no tuvo ninguna emoción, porque ante esta Juventus acorazada se presentó un Inter asustado, inseguro y miedoso, comenzando por su entrenador Walter Mazzarri, quien se ilusionó con aguantar un empate y, en lugar de convencer a sus jugadores que podían jugarle de igual a igual al puntero, los asustó a tal punto de hacerles perder los pocos automatismos aprendidos hasta ahora.
Para botón de muestra, miren el primer gol: Taider se aleja sin rumbo y lo deja solo a Vidal, nada menos, Nagatomo se corre para tomar al chileno pero para eso tiene que abandonar a Lichtsteiner, Kovacic mira al suizo y se le acerca pero, cuando éste pica en profundidad, lo sigue desde atrás, porque no tiene el más mínimo oficio para marcar.
En suma, por lo menos 5 errores en una misma jugada, como si Juventus necesitara tantas ayudas. Inter tuvo una reacción de orgullo, pero Palacio desperdició un "tres contra dos" de contra y, a la vuelta del vestuario, en una jugada increíble, cuatro veces los juventinos, en el área rival, llegaron a la pelota antes que los defensores, lo que produjo el gol de Chiellini. Algo parecido pasó con el tercer tanto, el de Vidal.
En suma, el partido no existió y el analista, recordando el empate de la ida, no puede dejar de ver dos realidades: que en una rueda Juventus creció enormemente y que, en el mismo tiempo, lo que parecía un interesante proyecto nerazzurro se desdibujó totalmente, perdido en los meandros de una venta del club que tuvo el poder de desarmar lo poco que funcionaba y metió la institución en las manos de un hombre de negocios absolutamente ajeno al fútbol.
No puede ser una casualidad que, desde la llegada de Tohir, Inter haya ganado un sólo partido, con un 2014 francamente de terror, con apenas dos puntos sumados en 5 partidos, la peor marca de toda la Serie A (contra Lazio, Chievo, Genoa y Catania antes que Juventus, todos rivales potencialmente accesibles).
Es que el 2014 y el mercado de invierno parece haberles caído mal a todos los perseguidores, todo lo contrario de lo que debería ocurrir. Nápoli se desprendió de Armero y Cannavaro para traer a Reveillere y Ghoulam, cosas de locos. Es cierto, llegó Jorginho, un elemento más que interesante, pero los problemas celestes no estaban en la mitad de la cancha, como demostró claramente el partido perdido en Bérgamo ante Atalanta, producto de tres clamorosos errores defensivos.
La pobre Fiorentina tiene responsabilidades relativas, puesto que la mala suerte la persigue con las lesiones, pero así y todo perder en Cagliari es algo que ni siquiera el alicaído Milan había logrado la semana anterior.
Justamente esa pareja desnudó impiadosamente los errores defensivos de Milan, con un Bonera que realmente es impresentable a este nivel de competencia. Ramí, el único defensor llegado, jugó un buen partido y hasta anotó el gol del empate, pero por el resto el mercado de Milan, especialmente con las llegadas de Honda y Taarabt, carece de cualquier lógica.
Así, más allá de la buena voluntad de Seedorf, Milan juega hasta peor de lo que hacía con Allegri, porque anota menos que antes (y crea menos ocasiones) pero sigue sufriendo por lo menos un gol por partido, y eso que Farnerud, en pésima tarde, le perdonó dos veces la vida, errando situaciones clamorosas que hubieran liquidado el partido.
Hubo otro derbi en la fecha, entre Genoa y Sampdoria. Como suele pasar en el Clásico de la Linterna, el mejor espectáculo estuvo en las tribunas. En la cancha, se vieron dos equupos que han mejorado notablemente con el cambio de entrenador. Maxi López, en su "nuevo" debut con la camiseta blucerchiata, anotó el gol del triunfo y fue la gran figura de la cancha.
Cerremos con la lucha para salvarse del descenso: Catania parece estar despertando y tiene 15 puntos, así que con Bologna y Chievo, que tienen 18, y los 17 de Livorno y Sassuolo (que compró 12 jugadores y contrató a un nuevo entrenador, Malesani: sólo le faltó cambiar nombre), la zona descenso se reduce a 5 equipos encerrados en 3 puntos, es decir una situación en la que cualquier cosa puede pasar y es casi imposible hacer un pronóstico certero. De eso también vive el "torneo más difícil del mundo".
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