A principios de los años 70, parte de mi entretenimiento era ir a ver a algunos de los peloteros que aparecían en las tarjetas de béisbol que compraba casi a diario, tanto por el afán de coleccionista como por la goma de mascar que traía el paquete.

Para esa época, el béisbol de Puerto Rico era un trampolín para muchos prometedores peloteros norteamericanos que luego serían famosos por sus nombres: Mike Schmidt, Eddie Murray, Reggie Jackson y Jim Palmer, por dar una lista extremadamente corta por muy elocuente. Aunque sus nombres aparecían en mis tarjetas, aquí llegaban como jóvenes y desconocidas promesas.

En el estadio Ildefonso Solá Morales, de Caguas durante el llamado "seventh inning stretch", ponen en los altoparlante un tema de música popular llamado "Qué te parece, Cholito". De niño, me gustaba la canción y de adulto la recuerdo con mucho cariño.

Me consta que Gary Carter, el receptor de los Criollos de Caguas durante esa temporada y uno de los que perseguí durante la temporada de 1973-74, sentía lo mismo por el tema.

"El "Cholito", así le llamábamos a Carter", recordó hace unos años Félix Millán, el intermedista de aquel conjunto criollo, que además de Carter, contaba con Mike Schmidt y con figuras nativas como Millán, Guillermo Montañez, Eduardo Figueroa y Guillermo Hernández, entre otros. "Se ganó el apodo porque hasta bailaba en el calentamiento de la séptima. Y si ganábamos el juego, la cantaba en el camerino".

Como muchos peloteros estadounidenses, la liga invernal fue un trampolín para muchos buenos peloteros antes de dejar su huella en las Mayores. Pero contrario a algunos que olvidan pronto su paso por esas latitudes, para Carter fue una etapa que recordaba con mucho cariño.

Treinta años después de haberlo visto como un juvenil receptor en el estadio cagueño, lo encontré en Chicago, pero como el nuevo exaltado al Salón de la Fama. Carter fue invitado a formar parte de la festividades del Juego de Estrellas de 2003 y durante una improvisada conferencia de prensa ante una treintena de periodistas, intenté preguntarle varias ocasiones de su experiencia en Puerto Rico sin mucho éxito.

En el último intento, logró escucharme, pero ya era tarde: la televisión lo reclamaba para una entrevista en vivo. Me miró y me dijo que lo sentía: "me tengo que ir", le escuché decir, mientras su "entourage" lo alejaba de los medios escritos.

Estaba resignado a abandonar esa buena historia sobre la nostalgia de los peloteros que llamamos "importados" cuando a punto de abandonar el terreno, alguien me tocó por el hombro. Era Carter, ya no el "Cholito" de 19 años que jugó con los Criollos, sino el legendario "The Kid", nueva leyenda de Cooperstown.

"¿Usted me preguntó algo sobre los Criollos?", me dijo de entrada. "Esa sí que fue una gran época".

Tuvo todo el tiempo del mundo y sí que tenía recuerdos. En cerca de media hora de plática, mencionó los nombres de todos y cada uno de sus compañeros de equipo, recordó al dueño del conjunto, Emigdio Buonomo, lo bien que se adaptó a vivir en Puerto Rico, el campeonato, su viaje a Estados Unidos para casarse y su regreso a Hermosillo para jugar en la Serie del Caribe, en la que disparó dos jonrones y fue seleccionado como el mejor receptor del Clásico. También, de cómo esa experiencia lo transformó el pelotero que fue y le ayudó a formarse como persona.

Y claro, recordó la canción que tarareaba en la séptima entrada y en las muchas victorias de ese año.

"Qué te parece Cholito&", entonó sonriente. "Yo era un niño cuando llegué allí y me hice un hombre gracias a los Criollos de Caguas".

Carter falleció el viernes a los 57 años. Rondaba los 20 cuando jugó en Puerto Rico. Me alegra haberlo visto jugar cuando era "El Cholito" y recordar con él esa época ya convertido en "The Kid".

Siempre quedará la duda, por más explicaciones y disculpas que se den. ¿Le puso Kevin Love su zapato, tamaño 19 a Luis Scola a propósito, para vengarse del doloroso pelotazo que le propinó el argentino la semana pasada? ¿O simplemente fue un tropezón del centro de los Timberwolves en su ruta hacia terreno ofensivo?

Aún con lo que presenta el video, cuesta creer que un jugador esté esperando el momento oportuno para cobrarse una dolorosa deuda pasada. El viernes, pudo haber sido el caso, pero es difícil pensar que en medio de una jugada que fácilmente iba a significar dos puntos para los Minnesota Timberwolves, Love, un jugador profesional de básquetbol, piense, "bueno, este es mi momento, Scola está en el piso, llegó el momento".

Pero puede suceder. Ha sucedido, y si no lo creen, refiéranse a figuras emblemáticas del juego sucio en el pasado como Dennis Rodman y Bill Laimbeer.

La evidencia es contundente. Scola cae al tabloncillo en medio de la lucha por un rebote que termina en manos del armador Ricky Rubio, quien emprende carrera hacia terreno ofensivo. Los árbitros andan pendiente a la jugada con el balón y Love coloca su enorme pie izquierdo, y ejerce un poco de de presión con sus 260 libras, entre la quijada y el pecho de Scola. La cabeza del argentino dio contra el suelo, algo que le debe haber dolido más en su orgullo que físicamente.

En el momento, dos de los árbitros que estaban en terreno ofensivo no vieron la jugada, pero el tercero la contempló sin sonar el silbato. La NBA seguramente ha visto el video que ha recorrido todas las páginas de intenet y suspendió al delantero por dos juegos sin paga, cuando vio lo contundente de la prueba.

Love se disculpó, pero la evidencia circunstancial puede estar en su contra. La semana pasada, Scola recuperó un balón que se escapaba hacia fuera de las líneas, y con varios jugadores de Minnesota en el camino, Scola buscó el cuerpo de Love para que rebotara frente a él y que fuera el ultimo en tocarla. El balón golpeó el área genital de Love, quien, como es natural con esos golpes, permaneció en el suelo por varios minutos.

Eso no se va a quedar así, de seguro habrá pensado. Sus declaraciones también obraron en su contra.

"Dio la casualidad de que fue en su cara", dijo Love, "como en Houston que dio la casualidad de que fue en mi ingle". Nada más con el testigo.

Si fue un incidente aislado en el calor del juego o si hay mala sangre entre estos dos canasteros se sabrá en el tercer asalto de esta saga el 17 de febrero en Houston.

Rose/HowardFernando Medina/NBAE/Getty ImagesMientras da lecciones de liderato a sus desmoralizados compañeros, Dwight Howard habla sobre la posibilidad de jugar con Derrick Rose
Dwight Howard habla sin tapujos cuando le preguntan de los equipos con los que les gustaría jugar.

Aún con los impedimentos de negocios que existen, Derrick Rose y los Chicago Bulls son las nuevas adiciones a su lista de preferencia, en la que también están los Dallas Mavericks, los Knicks y los dos equipos de Los Ángeles.

Pero mientras se mercadea para salir de Orlando, también quiere que el Magic respete el juego y salga a dar el máximo.

¡Quién entiende a las superestrellas!

Al ser cuestionado si le gustaría jugar para los Bulls, el centro que se convertirá en agente libre al final de la campaña no escondió su deseo de jugar con Derrick Rose, quien ya es su compañero de equipo con la firma Adidas. Precisamente, ese podría ser el mayor impedimento para llegar a la Ciudad de los Vientos.

"Si pudiera jugar con Derrick ahora mismo y Dios quiere que eso pase, eso sucederá", dijo Howard al Chicago Tribune. "No tiene que ver nada con no querer jugar con Derrick Rose. Lo amo. Es mi hermano".

En Boston, también dejó saber la semana pasada que se vestiría de verde y blanco.

"Siempre, siempre", señaló, citado al Boston Herald. "Siempre escucharía un equipo como ese. La cosa es que quiero ganar. No es algo como que hago esto por dinero. Yo gano. Lo quiero hacer a mi manera".

Al tiempo que expresaba abiertamente sus preferencias, también pidió públicamente a sus compañeros que dieran el máximo, tras perder frente a los anémicos New Orleans Hornets. Sobre esto, Mike Bianchi, del Orlando Sentinel, hizo una reflexión contundente sobre la actitud de quien se supone sea el líder del conjunto.

"Para ganar un campeonato, tú no tienes que tener sólo buenos jugadores, también tienes que tener buena química y buen liderato.Y esto acaba de llegar: Uno no puede tener buena química cuando todo el mundo en el camerino sabe que la estrella del equipo no quiere estar ahí. Y no puedes tener buen liderato cuando tu capitán está preparándose para abandonar el barco".

El Magic juega para 12-8, pero ha perdido tres corridos y cinco de los últimos siete mientras Howard hace su campaña y se acerca su salida de Orlando.

Howard es la solución para salir de la mala racha. Pero ahora mismo, es parte del problema.

La fanaticada de los Dallas Mavericks se encargó de demostrarle a José Juan Barea lo mucho que apreciaba su enorme contribución al campeonato que obtuvo el conjunto la pasada temporada. Mark Cuban... bueno, le dio un abrazo.

Previo al partido entre los Mavs y los Minnesota Timberwolves, el puertorriqueño fue el primer jugador presentado en la ceremonia de la entrega de las sortijas de campeones de la NBA. Tan pronto el dirigente Rick Carlisle anunció su nombre, recibió una larga ovación de pie por parte de los 18,320 presentes en el American Airlines Center.

"Es extraño, pero emocionante", agregó Barea, citado por el Minnesota Star Tribune. "Es una noche especial. Recibir nuestros anillos, ver a mis antiguos compañeros nuevamente, ver a los fanáticos. Es un símbolo de lo que todos hicimos el año pasado. Esto se va a quedar conmigo por el resto de mi vida. Es difícil de conseguir, por lo que estoy feliz de tener una".

Barea tuvo una colosal actuación para los Mavericks en la postemporada de la NBA, y particularmente en la final frente al Miami Heat. En el sexto y último partido, se encargó de desarticular la defensiva del Heat con su velocidad y terminó con 15 puntos y cinco asistencias en la victoria 105-95 que le dio el primer título de su historia a los Mavs.

Sin embargo, concluido el cierre patronal, sólo recibió una oferta de un año por parte de Cuban, el dueño de los Mavericks, quien piensa más en sus compromisos económicos del próximo año, que incluyen hacer hacer un empuje por el agente libre Dwight Howard y renovar una plantilla que se pone vieja. Terminó en Minnesota, donde firmó un pacto de cuatro años y $19 millones.

"El equipo, la química que teníamos, cómo nos convertimos en buenos amigos", dijo, cuando se le preguntó lo que más echaba de menos de sus cinco años en Dallas. "(Recuerdo) Cuán duro fue lograr las cosas, todas las altas y bajas que tuve en mis cinco años aquí. Lograrlo fue asombroso, fue increíble".

En la ceremonia, también estuvo el francotirador serbio Peja Stojakovic, quien se retiró luego de la campaña, pero no el centro Tyson Chandler, quien fue adquirido por los New York Knicks en el mercado libre. Barea no jugó frente a sus antiguos compañeros por las lesiones en el tobillo y el tendón de la corva que lo han limitado a seis partidos. Los T-Wolves terminaron arruinando el resto de las fiesta a los Mavs al derrotarlos 105-90.

Carmelo AnthonySam Sharpe/US PresswireLos Knicks demostraron que pueden ganar aún cuando Carmelo Anthony no tiene el balón
!Qué suerte tiene Carmelo Anthony!

El delantero de los New York Knicks tuvo el peor desempeño ofensivo de su carrera al anotar un solo punto el martes por la noche ante los Charlotte Bobcats.

Pero si bien su pobre actuación en el ataque no pasó inadvertida en las notas en los diarios neoyorkinos, Nueva York ganó, después de seis derrotas consecutivas. Y no sólo ganó, sino que por primera vez lució como algo parecido a un equipo.

Anthony apenas hizo cinco intentos al canasto, todos fallidos, con una tirada libre. Capturó 11 rebotes y repartió cuatro asistencias.

Una derrota hubiese colocado al descendiente de puertorriqueños como el chivo expiatorio en las primeras planas de Nueva York y el resto del mundo. La novedad no escapó de los primeros párrafos en los implacables diarios New York Post y New York Daily News, pero combinado con la victoria de los Knicks y las grandes actuaciones de Tyson Chandler y Amare Stoudemire, el trago no resultó tan amargo.

"Necesitaba una noche como esta, en la que no tenía mucho y aún así ganamos por mucho", dijo Anthony al New York Post, que comenzó la nota del juego con dos palabras: Un punto. "Todo el mundo produjo. Necesitaba una noche como esta en la que anoto un punto y ganamos por 20. Todos estábamos cansados de perder".

Anthony ha tenido un comienzo de temporada inconsistente, y sin embargo, se encuentra entre los líderes de votos para el Juego de Estrellas. Su talento indiscutible parece no cuajar en la cancha con el de Stoudemire y el dirigente Mike D´Antoni sabe que tiene que lidiar con ese ajuste. Las lesiones han minado su rendimiento, pero esa no fue la situación el martes.

"La muñeca es un desastre, el tobillo está adolorido, el pulgar está adolorido", enumeró. "Mi mente está bien y eso es lo más importante. No tuve que hacer mucho esta noche. Fue la noche de otro".

Más que una victoria, los Knicks necesitaban lucir como un conjunto, particularmente cuando les espera un fin de semana que no es necesariamente un paseo. El miércoles viajan a Cleveland, pero el viernes hacen escala en Miami y el sábado juegan en Houston ante los calientes Rockets.

"La forma en que nos preparamos para el juego fue buena, con nuestra energía, nos sentimos bien en el camerino", comentó Chandler, quien explotó con 20 puntos y 17 rebotes, al comentar sobre el juego en conjunto. "Movimos bien el balón y fuimos agresivos. Esa es la manera en que tenemos que jugar".

El partido del lunes frente a los Minnesota Timberwolves es un asunto estrictamente deportivo para Kevin McHale.

Los Houston Rockets, el equipo que dirige, andan en una buena racha y Minnesota es el nuevo impedimento en su empeño por alargarla. No hay nada más que tenga que considerar.

Es decir, muy poco importa para él que es su regreso a Minnesota, donde nació, se crió y se desarrolló como jugador, y en donde fue ejecutivo de los Timberwolves hasta que cortó vínculos con esa franquicia en 2009.

"Eso (regresar a Minnesota) es la última cosa en el mundo en la que estoy pensando", dijo McHale, citado por el Houston Chronicle. "Llevo tres años fuera de allí. Sólo queda un jugador del equipo de cuando yo estaba allí".

"Tengo muy pocos vínculos con ese equipo. Estuve dos años en TNT y NBA TV, estoy ahora en Houston y eso (el tiempo con los Timberwolves) pasó hace mucho tiempo".

McHale fue la estrella de la Universidad de Minnesota antes de iniciar una carrera de leyenda con los Boston Celtics que lo llevó al Salón de la Fama. Con el regreso del baloncesto de la NBA a Minnesota, fue contratado como vicepresidente de operaciones de la nueva franquicia y allí debutó como entrenador. Durante su estancia en la oficina fue el responsable de seleccionar a Kevin Garnett para los Timberwolves, y también de enviarlo a Boston una vez convertido en estrella.

En Houston, McHale no tuvo un buen comienzo. Los Rockets (9-7) abrieron la campaña con derrotas en siete de sus primeros diez partidos, antes de que la cadena de seis victorias enderezara la nave. El sábado, aprovecharon la ausencia de Tim Duncan para vencer a los San Antonio Spurs, con lo que mejoraron a 7-1 en su terreno.

De momento, todo le sale bien a McHale. A pocas horas del inicio de la campaña, recomendó la firma de Samuel Dalembert, quien se ha convertido en uno de los centros más productivos de la liga. El sábado, lo demostró con seis tapones frente a los Spurs.

Bosh/HowardScott Cunningham/Getty ImagesLos Hawks se han dado cuenta de que pueden seguir competitivos sin Al Horford
Al Horford era una de varias razones por la que los Atlanta Hawks tenían altas expectativas en esta temporada. Más maduro y más confiado, no había razones para pensar que el dominicano no tendría una temporada consagratoria.

Por eso, cuando se anunció que perdería cuatro meses por una lesión en un músculo del pecho, surgieron grandes interrogantes en torno a las posibilidades de Atlanta.

Cuatro victorias corridas en los primeros cuatro partidos sin el centro estrella han bastado para disipar esas dudas. Los Hawks siguen pensando en grande con miras a la postemporada.

"Nos pusimos unas metas altas y vamos a tratar de cumplirlas", dijo el siempre optimista Tracy McGrady al Atlanta Journal-Constitution. "Obviamente, tener a Al fuera nos pone en una mala situación porque es uno de nuestros líderes y un tipo clave. Pero pienso&que podemos lograrlo".

Si bien es cierto que las primeras tres victorias fueron ante Charlotte, Minnesota y Toronto, rivales a los que podían vencer con o sin Horford, el triunfo del miércoles ante Portland fue una prueba real de que tienen el talento y el carácter de ganar sin su centro estelar. El dominicano promediaba 12,4 puntos, 7,0 rebotes y 1,3 bloqueos por partidos, y había sido figura en las victorias frente al Miami Heat y a los Chicago Bulls a comienzos de la campaña.

El miércoles, fue operado para repararle el músculo roto y se confirmó el diagnóstico original de al menos tres meses fuera de acción.

Es extraño ver a los Hawks como líderes de la División del Sureste, la misma en la que juega el Heat, y más sin Horford. Pero la meta es la clasificación y tendrán que arreglárselas sin una pieza clave, ya que no hay planes de buscar a un sustituto adecuado en el mercado.

"No quiero crear esperanzas en algo que posiblemente pase y no pase", dijo el entrenador Larry Drew al AJC.com. "Prefiero pensar como si nada fuera a pasar, este es el equipo y saldremos a hacerlo lo mejor que podamos".

Después de todo, Kendrick Perkins es como siempre lo imaginé.

Detrás del corpulento e intimidante jugador (6-10, 270 libras) que entra a defender la zona pintada del Oklahoma City Thunder como si su vida dependiera de ello, hay un caballero afable y humano que se ganó el cariño de la fanaticada de su antiguo equipo, como lo demostró el martes en su primer partido frente a los Boston Celtics.

Kendrick Perkins
Brian Babineau/NBAE via Getty ImagesKendrick Perkins agradece la ovación del soberano en su regreso al Garden
En su primera visita al TD Garden desde que fue cambiado en febrero, Kendrick tuvo un emotivo encuentro con sus antiguos compañeros y con los más de 18.000 aficionados que le rindieron una calurosa ovación al centro, cuando entró a jugar en el primer cuarto del partido.

Perkins, quien no temía decir que aspiraba a ser jugador de los Celtics por siempre, pasó junto a Nate Robinson a Oklahoma City por Jeff Green y Nenad Krstic. Él no se quería ir y los fanáticos no querían que se fuera. Aunque él no es necesariamente el factor, el Thunder juega para 31-9 con Perkins; Boston para 19-20 desde que él no está. Por eso, fue un regreso refrescante y deportivo en un deporte en el que cada vez hay más negocio y menos sentimiento; más arrogancia y menos elegancia.

"Estaba llamando a la gente, preguntándoles si debía llorar o qué", dijo cándidamente Perkins en torno a su emocional regreso. "A fin de cuentas, es un vínculo que he tenido con la ciudad de Boston. No sólo con toda la organización. Cuando tú ganas un campeonato pasas a ser de un niño de 18 años a un hombre de 26, es algo que uno no puede cortar con tijeras y decir que ya no está ahí".

Perkins tenía su fanaticada especial en Boston y él definitivamente lo apreciaba. Brian Johnson y Justin Tsouros quizás fueron los más sufridos con el canje. Su relación era tan especial que ambos asistieron de invitados a su boda.

"Es descorazonante", dijo Johnson a newsok.com, cuando se le preguntó cómo se sentía ver a Perkins en otro uniforme. "Es horrible. Es quizás una de las peores experiencias que he experimentado como fanático".

Tsouros fue aún más expresivo: "Fue como romper con una novia con la que has estado en una relación por los pasados cinco años".

En estos tiempos en el que las superestrellas hacen todo un espectáculo de dejar a un equipo para moverse a otro equipo sin importar el sentir de la fanaticada, el regreso de Perkins y su actitud humilde frente a sus antiguos compañeros y seguidores son una buena señal de que no todo está perdido en el deporte.

Y de que lo cortés no quita lo valiente. En la cancha es otra historia. El corpulento e intimidante hombre defendió la pintura en el Fleet Garden como si se tratara de su vida. Se despidió después de frenar una penetración con un tapón y salió en medio de otra ovación.

Sólo que en el uniforme del Thunder.

Ricky RubioGreg Smith/US PresswireRicky Rubio no sólo genera alternativas ofensivas, sino que contribuye a frenar la de sus contrarios
Para quienes vieron a Ricky Rubio en la final España vs. Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 no debe ser una sorpresa que haya maravillado en sus primeros partidos de la NBA por sus genialidades cuando se trata de hacerle llegar la bola a sus compañeros.

Pero con más tiempo para admirarlo, ya los aficionados y la prensa han comenzado a darse cuenta que el armador catalán es mucho más que una maravillosa máquina de efectuar pases de fantasía.

Jerry Zgoda, quien tiene el privilegio de ver a diario a Rubio con los Minnesota Timberwolves, destaca en su historia del Minnesota Star Tribune que las habilidades defensivas de Rubio son tan buenas como su visión de la cancha y su capacidad para mover la ofensiva de Minnesota.

Zgoda apunta a que con 6'3" de estatura y con brazos largos, Rubio presenta condiciones idóneas para robarse unos cuantos balones y malograr jugadas de rompimiento rápido de los contrarios. Pero no bastan las condiciones, también hay que tener la disposición defensiva, y el español también cuenta con esa cualidad.

"La reputación de Rubio de armador creativo precedió a su arribo a estas cosas, pero nadie sabía cómo esas manos activas, sensibilidad de competidor y velocidad sospechosa que han estado en vitrina profesionalmente en el baloncesto europeo se iban a traducir en este nivel en el lado opuesto de la cancha", dice la nota de Zgoda.

Más adelante, da la respuesta. "Rubio tiene un espíritu competitivo que ha creado tres, cuatro, tres y cinco robos en los últimos cuatro partidos.

Eso da un promedio 3.75 en esos cuatro juegos, los últimos dos en los que ha comenzado en el cuadro abridor por primera vez y ha jugado más de 40 minutos en ambos".

Rubio recibió su primera asignación como abridor el viernes frente a New Orleans Hornets y tal parece que se quedó con la posición tras un gran desempeño. Su adaptación al estilo de juego de la NBA ha sido un paseo, mientras que de su adecuación al sistema de vida en Estados Unidos, el entrenador de los Spurs, Gregg Popovich, piensa que no hay problema con eso en unas interesantes declaraciones publicadas en USA Today.

El armador está en boca de todos y no sólo hay fiebre por él en Minnesota. En su país natal, marca.es resalta no sólo su protagonismo en las últimas dos victorias de los Wolves, sino que le dedica unas líneas a Kevin Love, el centro que promedió 32 puntos por juego en el fin de semana, a quien describe como "el socio de Ricky Rubio".

Levanten la mano los que pensaban que Bernie Williams sería escogido en su primer año.

Entrar a Cooperstown es un privilegio de una elite, sólo unos pocos lo logran y no son simplemente los grandes jugadores, sino las claras leyendas, los que llegan en ese primer año de elegibilidad.

Ciertamente, ha habido sus magnas equivocaciones. A nadie debe quedarle duda que Joe DiMaggio y Roberto Alomar merecieron ser parte de esa elite, pero les tomó dos años, mientras que Juan Marichal tuvo un purgatorio de tres años para ser escogido en 1983.

De los ocho latinos en el Salón de la Fama, sólo dos el puertorriqueño Roberto Clemente y el panameño Rod Carew- lograron entrar tan pronto se hicieron elegibles para entrar al más tradicional de los recintos de inmortales del deporte. No obstante, hay cinco jugadores latinoamericanos que deben haber asegurado sus pasaportes en ese primer año con sus ejecutorias hasta ahora.

Este quinteto no debería tener discusión cuando les llegue la hora de la inmortalidad. Al lado de sus nombres está un año estimado de su elegibilidad, pero desde ya, quizás pueden ir adelantando unas cuantas placas.

Pedro Martinez (2015)

Pedro Martinez
AP Photo/ Jim Rogash
El dominicano es el único abridor de esta era con efectividad de 3.00 o menos, algo que no pueden reclamar Roger Clemens, ni Greg Maddux, ni Randy Johnson. Si bien es cierto que no pasó de 250 victorias, fue uno de los lanzadores más dominantes de su época y hay quien pueda argumentar que supera a su compatriota Juan Marichal como el mejor lanzador latinoamericano de todos los tiempos. De 1997 a 2003, tuvo marca de 118-36 con efectividad de 2.20 en 1,408 entradas. Tres premios Cy Young en ambas ligas (en eso supera a Marichal, que por lanzar en la era de Bob Gibson y Sandy Koufax no ganó ninguno), cinco lideratos de efectividad; tres veces líder en ponches y la Triple Corona de pitcheo en 1999 lo hacen un seguro visitante de Cooperstown en 2015, junto a Randy Johnson, otro as de su generación. ¿Alguien se opone? Es posible que uno que otro escritor de Nueva York, pero no lo suficiente para hacerlo esperar otro año.

Iván Rodríguez (2017)

Ivan Rodriguez
Steve Mitchell/US Presswire
Si no juega en 2012, los escritores deberían elegirlo en 2017, quizás con menos del 90 por ciento por uno que otro que tenga sus dudas en torno a si usó esteroides, como sugiere José Canseco en su polémico libro. Pero debería entrar sin problema: es considerado el mejor de todos los tiempos en su posición por la mitad de la población y nadie jugó detrás del plato en más juegos que él. Empeñarse en lograr todas las marcas de durabilidad quizás le ha restado brillo a una carrera que debió haber terminado hace un par de años, pero ya todo está dicho y hecho: sus trece Guantes de Oro y sus siete Bates de Plata son el testimonio más elocuente, pero si hay que añadir algo más, considere su título de Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1999, su cetro de Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato en 2003, su anillo de Serie Mundial ese año y su promedio de fusilados en intentos de robos de 45.7, el más alto de los últimos 40 años, para considerar la época de Johnny Bench. En una posición tan exigente como la de receptor, un promedio de .296 en 21 años de carrera relata mucho de su grandeza, y hay quienes consideran que es el mejor pelotero puertorriqueño de todos los tiempos.

Mariano Rivera (2019)

Mariano Rivera
AP Photo/Paul J. Bereswill
Los escritores son duros con los relevistas y si no pregúntenle a Bruce Sutter. Sólo Dennis Eckersley entró en su primer año de elegibilidad y de seguro le ayudó que hizo más de la mitad de su carrera como abridor. En el caso del Gran Mariano, será el primer taponero en recibir más del 90 por ciento de los votos. Al panameño le quedan dos años de contrato con los Yankees, y si fuera a terminar su carrera en 2013, entrará como el mejor relevista de todos los tiempos. Con un solo lanzamiento dominante, la recta cortada, ha salvado 603 partidos, líder de todos los tiempos y con una minúscula efectividad de 2.21. Si se fuera a escoger a un Jugador Más Valioso de los últimos cuatro títulos de los Yankees de 1998 a 2009, tendría que ser Mariano. Sus números de octubre lo dicen todo: récord de 8-1, 42 salvados, 0.70 de efectividad. Sencillamente impresionante.

Omar Vizquel (2018)

Omar Vizquel
Dennis Wierzbicki/US Presswire
Este lugar quizás debió pertenecer a Alex Rodríguez, a Sammy Sosa, Manny Ramírez o Rafael Palmeiro. La cacería de brujas de los esteroides quizás haga una excepción con Rodríguez, pero el episodio de Palmeiro en el Congreso y el bate de corcho de Sosa, junto a su positivo, y toda la vorágine en la que cayó Ramírez al final de su carrera deben dejarlos fuera de una primera papeleta, quien sabe si por siempre. Vizquel, el Ozzie Smith de los latinos, es una selección refrescante en este grupo. El venezolano es el tipo de jugador que había que ver para conocer de su grandeza. Pero sus números defensivos están ahí y relatan mucho de lo que vimos: su por ciento de fildeo (.985) es el mejor de la historia para un campocorto con más de mil juegos jugados, es undécimo en asistencias y sexto en outs de todos los tiempos en su posición. Ah, y bateó 2,841 hits, con un promedio de embasamiento de .337, nada mal para un campocorto puramente defensivo. Sus 11 guantes de oro le dan mucho impulso para entrar en su primera oportunidad, al igual que Smith y contrario a Luis Aparicio y Bill Mazerozki, otros genios defensivos que tuvieron que esperar que Cooperstown le abriera la puerta.

Albert Pujols (2027)

Albert Pujols
AP Photo/Gene J. Puskar
Aún si se pasa por alto lo que logre en los próximos diez años con los Angelinos, el dominicano es un seguro miembro del Salón de la Fama, más por el dominio que ejerció en su época que por la acumulación de números. En la historia de las Mayores, es el único pelotero que ha producido al menos .300 de promedio, 30 jonrones y 100 empujadas en sus primeras 10 temporadas. Es sin duda, el jugador más dominante de los años 2000, como lo indica que en sus 11 años de carrera, ha estado entre los primeros diez en la votación de Jugador Más Valioso en todas. Un bateador de poder con promedio de bateo de .328 y de embasamiento de .420; su promedio de 'slugging (.617) es el cuarto mejor de todos los tiempos; su OPS (1.037) es fuera de este mundo y nunca se ha ponchado más de 100 veces en una campaña. Agréguele a esa fórmula tres títulos de Jugador Más Valioso, dos campeonatos de Serie Mundial y sólo hay que contar cinco años después de la fecha de su retiro. En los Angeles, sólo aumentará sus números para confirmar un 95 por ciento de los votantes cuando le toque.

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