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Chocolatito González acepta la revancha y educa con el ejemplo

Román González tenía la opción de hacer una pelea en Jaón antes de la revancha directa Inti Ocon/AFP/Getty Images

El propio presidente del CMB, Mauricio Sulaimán, confirmó la revancha de Román 'Chocolatito" González y Carlos "Principe" Cuadras para el 18 de marzo en la ciudad de Nueva York. Si bien era uno de los más esperados anuncios para el 2017, no había muchas garantías que se diera la revancha directa. Más bien, se suponía, de acuerdo con la lógica especuladora que hoy reina en el boxeo de primer nivel, que Chocolatito se tomaría un descanso con una pelea a modo, antes de la revancha. Pero no fue así y hay que aplaudir su decisión.

Si tomamos en cuenta todo lo que esperábamos que ocurriera en el 2016 y no ocurrió, esta revancha directa debería servir de contundente mensaje contra el manejo a contramano de tantas carreras donde alcanza con ser campeón, para evitar demostrarlo. Y cuando decimos demostrarlo, entiéndase como un reclamo legítimo de todos los fanáticos: "quien sea campeón debe ratificarlo en cada pelea enfrentando al mejor rival disponible".

Por varias razones, la pelea de Chocolatito González y Carlos Cuadras fue la más difícil, la más cerrada y la más exigente de todas las peleas del nicaragüense. Muchos lo vimos ganar, a muchos les hubiera dejado más satisfechos un empate y no fueron pocos los que vieron ganar al mexicano. Esa pelea, desde mi punto de vista, tuvo un legítimo ganador, pero también hay que aceptar que nunca como en esta instancia era legitimo el derecho del perdedor a que le concedieran de inmediato la revancha.

Al final del día, la decisión procede de Román González, pero no hay duda de que todo su equipo participó en la decisión y es natural imaginar que al hacerlo se evaluaron todos los riesgos y peligros que para la carrera inmaculada de González significa enfrentar nuevamente a Cuadras. Pero, es indudable que primó el sentido común y seguramente un factor inevitable a la hora de aceptar el siguiente oponente: Chocolatito es el mejor Libra por Libra del planeta.

Ser reconocido como el mejor entre los mejores tiene que tener alguna forma de respuesta o agradecimiento a quienes les otorgan esa honra. Chocolatito tenía una forma de ser recíproco en el gesto y a la primera oportunidad de hacerlo lo ha hecho: nos da la pelea que todos queríamos que tomara.

Durante 2016 pasaron muchas cosas que no debieron pasar en el boxeo de primer nivel. Hubo campeones que no quisieron enfrentar a los verdaderos rivales y hubo campeones que se quedaron esperando por los verdaderos oponentes. Un año que tuvo su mayor símbolo negativo en la renuncia al título mediano por parte de Canelo Álvarez para no enfrentar a Gennady Golovkin y bajar a las 154 libras para enfrentar al más débil de todos los campeones en esa categoría. La actitud de Román González es una respuesta de luz a esa mancha oscura en la historia del deporte. Hay un campeón (Chocolatito) que no mide riesgos y acepta someterse en cada pelea al escrutinio de la afición afrontando las peleas más difíciles y a los rivales más peligrosos.

Quizás ahora los escépticos, los eternos inconformes o los que sufren sin aceptar bajo ningún argumento que el nicaragüense y campeón mundial súper mosca del CMB, termine el año y empiece otro en lo más alto del ranking Libra por Libra, empiecen a comprender la prédica de la razón y el sentido común. El boxeo de primer nivel es aquel que enfrenta a los mejores contra los mejores, fuera del temor a la derrota o la estrategia comercial. El gesto de Chocolatito le hace mucho bien a esa realidad. Por eso lo del título: está educando con el ejemplo. Ojalá todos lo imiten.