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'Canelo' vs. Golovkin: el resultado depende de GGG

Gennady Golovkin (37-0, 33 KOs), triple campeón del peso Mediano (AMB-CMB-FIB), realizará una nueva defensa de todas sus diademas este sábado en el T-Mobile Arena de Las Vegas, Nevada en una batalla a 12 asaltos que será comercializada por el sistema de PPV.

Golovkin enfrentará al ex campeón mexicano Saúl “Canelo” Álvarez (49-1-1, 34 KOs). La batalla es aguardada con altas expectativas, especialmente por el alto perfil mediático del mexicano, la aureola de aniquilador implacable que se ha ganado el kazajo y todo el culebrón de dimes y diretes que adornaron los casi dos años de gestión para que este combate fuera posible.

El campeón unificado es el gran favorito para llevarse la victoria. Lo respaldan sus números (ha noqueado al 89 por ciento de sus rivales); su regularidad (350 victorias como amateur y sólo cinco derrotas) y la falta de presión a la hora de asumir este compromiso.

“Canelo” peleará una vez más en medio de la gran celebración patriótica mexicana y con el apoyo de todo su público. Será el gran protagonista mediático del evento y subirá al ring con la obligación de no decepcionar las expectativas que él mismo ha creado sobre sus posibilidades de vencer. Álvarez ha asegurado que ganará por nocaut y sus fanáticos confían en que lo conseguirá.

La guerra dialéctica se ha manejado con mucho respeto y si bien cada uno promete vencer al otro, la diplomacia previa es uno de los grandes logros de esta cartelera. A nivel de la afición, también la expectativa se ha manejado sin demasiadas controversias y los fanáticos confían en que será una pelea normal, donde, tanto Golovkin como Álvarez, se entregaran por entero garantizando la emoción que merece una batalla de tan alto perfil como la de este sábado.

Donde las diferencias se radicalizan es en los pronósticos. La prensa especializada, los fanáticos de siempre y la prensa y aficionados ocasionales que se suman al ruido, vaticinan resultados y hasta proyectan el tipo de desempeño boxístico que veremos en el ring.

Pero, ¿se puede imaginar un resultado a partir de aquél desempeño boxístico que le imaginamos a los dos rivales a la hora del combate? Indudablemente que se puede vaticinar un resultado, aunque bajo una regla esencial: que sea una pelea normal.

Si vemos al “Canelo” de siempre, si vemos al Golovkin de siempre, podremos imaginar lo que veremos a partir de lo que ya vimos y bajo esa premisa en el análisis previo, se confirma lo que anuncia el título de esta columna.

Derrota o victoria de cualquiera dependen de Golovkin
No es una afirmación escrita por azar. El boxeo es la disciplina de combate con la menor cantidad de elementos básicos sobre los cuales se trabaja una estrategia.

Específicamente son tres estados primordiales que construyen el dibujo del combate. En el primero, un rival que espera, se escurre, cuerpea y apuesta al contragolpe y otro que pone presión todo el tiempo. En el segundo, dos rivales que alternan ese cuadro, por momentos esperan, por momentos presionan. Y en el tercer estado: dos rivales que salen decididamente a intercambiar, sin especulaciones defensivas, de poder a poder, a “puro madrazo que va o que viene”, dicho en “mexicano”.

De los dos oponentes de este sábado, Golovkin es el único que puede establecer bajo qué pautas transcurra la pelea. Si decide poner presión desde el primer minuto del combate, “Canelo” aceptará las reglas porque esa es su zona de confort ofensivo: esperar, esquivar y contragolpear.

Si Golovkin le hace trampa a las previsiones y cede la iniciativa inicial, el mexicano deberá salir de su zona de confort y a regañadientes ir a pelear donde se siente más vulnerable.

En lo boxístico, GGG es el lado A y será el que imponga los códigos del combate. Lo avalan sus peleas anteriores, su regularidad de estilo y la necesidad de manejar varias alternativas, ya que tampoco hay misterio en su objetivo primordial: ganar por KO.

No es confiable apostar por una victoria en las tarjetas en un lugar de tan malos antecedentes como Las Vegas.

¿Qué pelea veremos?
Imaginando que los campamentos de los dos rivales fueron normales, que ninguno de los dos ha tenido problemas para dar el peso y otorgándoles el mismo voto de confianza que le otorgamos a Julio Cesar Chávez Jr. cuando afirmaba que llegaba más fuerte que nunca y luego constatamos que nos mintió cuando vimos su penosa figura deambular sin rumbo por el ring, la batalla entre “Canelo” y GGG carece de misterios.

Es posible que, efectivamente, Golovkin no ponga presión inmediata y obligue a “Canelo” a tomar decisiones sobre su plan de pelea en un momento en que no está preparado para hacerlo. Esa estrategia aumentaría la posibilidad de que el tapatío cometa errores garrafales en el mero inicio del combate y GGG encontraría muy temprano los caminos para su metralla más pesada. Eso sucederá si la idea de Abel Sánchez (entrenador de GGG) es poner toda la carne en el asador temprano. Pero dudo que sea así. Me inclino por lo habitual.

Lo habitual en Golovkin es ir de menos a más, cuatro o cinco asaltos para ajustar, para entrar en calor y someter a sus rivales a la presión mental. La técnica del gato y el ratón: jugar con la ansiedad de un rival al que consideran más débil.

Al promediar la batalla es cuando el kazajo alcanza el punto más alto en su desempeño ofensivo y eso seguramente es lo que ocurrirá en la noche del T-Mobile. La presión no será asfixiante, mi presunción es que en el primer tramo de pelea alternará momentos de presión con retrocesos destinados a jalar a “Canelo” hacia su terreno. Ello le permitirá regular el gasto de energía, presumiendo –por la imagen que transmitió Golovkin en el pesaje– que haya padecido más de la cuenta para dar el peso.

Tampoco hay misterios con lo que se puede esperar de “Canelo”.

Es imposible imaginar que el tapatío saldrá a buscar la pelea y ser quien ponga toda la presión. Al menos es imposible imaginarlo ante un noqueador como GGG. Siempre que el mexicano ha salido a cortar el ring o ser el protagonista del combate, ha sido frente a hombres elusivos y donde el contragolpe no ponga en riesgo su barbilla. Basta revisar esas peleas para notar que cada vez que es el protagonista, cada vez que sus desplazamientos son frontales debido a las exigencias de la ofensiva, “Canelo” comete errores, falla golpes, abre la defensa, se expone al contragolpe y abiertamente se ve torpe. Intentarlo contra un rival que golpea con tanta dureza es un suicidio y Eddy Reynoso (entrenador del tapatío) no lo permitirá.

Presumo que el mexicano, quien también va de menos a más y demora en encontrar el ritmo, tomará muchas precauciones en los primeros episodios: guardia hermética, muy atento a los golpes que Golovkin le envíe por afuera y listo para responder con el gancho por adentro.

La única duda pasa por el antídoto estratégico de Eddy Reynoso para ese momento en que GGG abandone la ofensiva y lo llame a su territorio. ¿Saldrá o no Canelo de su zona de confort?

A mi juicio, ir a buscar al kazajo puede ser un error. En ese escenario, Golovkin lo esperaría bien plantado y en condiciones de soltar todo el poder en sus golpes. A su vez, el mexicano pierde poder cuando trabaja su golpeo en movimiento y peor que eso, cuando erra, queda totalmente desarticulado, es decir, listo para ser golpeado sin misericordia y con altas posibilidades de ser noqueado.

Es posible que “Canelo” no entre en ese juego y por momentos, que la pelea caiga en lo anodino. Será un momento complicado para el mexicano, ya que si decide no buscar a GGG, sus fanáticos lo alentaran a hacerlo o lo abuchearán. En ese caso, la ventaja la lleva Golovkin. No tiene presión, no es local y estará adaptado a los abucheos.

Por esa razón, la pelea deberá transcurrir con momentos de emoción y algunos de inacción, producto del respeto a los planes de pelea. Es de esperar que todo eso no pase del sexto asalto.

Al promediar el combate, tanto Golovkin como “Canelo” habrán establecido sus ritmos individuales, se habrán acostumbrado al rival y cada uno apostará a lo mejor de su arsenal: GGG a la presión, al boxeo asfixiante, a cortar el ring y buscar terminar la pelea y Canelo a esperar, salir en retroceso por laterales y responder desde su posición estática defensiva, donde el tapatío es más peligroso.

Si el combate transcurre dentro de esa normalidad, me inclino por una victoria de Gennady Golovkin entre el sexto y octavo rounds, posiblemente por nocaut técnico.

Imaginando, claro, que a esa altura, el golpeo abrumador del kazajo haya conseguido desgastar poco a poco a Álvarez.

Una victoria del tapatío no debe descartarse debido a la ley de probabilidades en un deporte donde basta sólo un golpe para decidir el pleito. No obstante, teniendo en cuenta que el mexicano nunca ha enfrentado a un rival de estas características, que ha padecido para noquear a rivales más débiles o pequeños y que debe hacer frente a un oponente que lo supera largamente en asimilación, fortaleza física, tamaño y capacidad de metralla, una victoria del tapatío sería una sorpresa y bajo condiciones que coloquen en tela de juicio la normalidad del combate.