Boxeo
Bernardo Pilatti | ESPN Digital 5y

Final agridulce: ganó Crawford 'antes de ganar', ¿y ahora qué?

Fue una de esas noches donde el boxeo debió terminar agradecido. Una cartelera previa con peleas emotivas y una batalla estelar que para Terence Crawford parecía la noche soñada.  Encabezada una fiesta de boxeo en el templo del boxeo (MSG), ante un rival (Amir Khan) que le permitiría lucirse y con la certeza de que iniciaría la semana como el nuevo mejor Libra x Libra del planeta.

Durante los cuatro primeros episodios el show respetaba el guion previo y la pelea respondía cabalmente a sus expectativas. Dos rivales de mucha inteligencia boxística entregados temprano a la acción e imprimiendo a la pelea un ritmo tan acelerado como inesperado.

No hubo especulación ninguna, Crawford mandó a la lona a su rival apenas en el primer asalto y pudo liquidar el pleito allí mismo. No le alcanzó el tiempo y el británico sobrevivió. Y cuando esperábamos que la historia no pasara del segundo round, apareció el boxeo de Khan para recuperar terreno perdido. En ese segundo episodio, hasta colocó buenos golpes, resistió castigo y en más de una ocasión logró romperle la distancia a Crawford, para conectarlo u obligarlo a retroceder.

Al tercero, el campeón debió cambiar de derecho a zurdo su postura, señal que el ímpetu de Khan lo estaba incomodando. Ese cambio estratégico, habitual en Crawford, desorientó al británico que en el cuarto round debió soportar nuevamente castigo. Es posible que ya estuviera lastimado desde la caída, o viera demasiado superior a su oponente. Quizás consideró que había cumplido con su cuota parte del show o simplemente sabría que, como lo vaticinaron la mayoría de los expertos de boxeo, “no pasaría del sexto o séptimo asalto”.

Al comienzo de la quinta ronda, un golpe accidental en la zona baja conectado por Crawford, fue la excusa perfecta. Khan acusó un dolor insoportable, le dijo a la esquina que no quería seguir, Al Hunter (su entrenador) entendió el mensaje, retiró a su pupilo y ni siquiera el juez le otorgó los obligatorios cinco minutos de recuperación.

¿Verdad o comedia?, es muy fácil presumir que fue lo segundo, el británico encontró un argumento para confundir la derrota segura, salvarse de la golpiza y evitar la humillación del KO.

De acuerdo con la repetición de la transmisión televisiva, si bien el golpe es bajo, no impacta en la zona más dolorosa. Además, fue el primero que recibía y no es una insistencia utópica recordar los cientos de veces que vemos a boxeadores profesionales recibir uno, dos y más golpes en esa misma zona, los cuales siempre recurren a los minutos de recuperación y siguen. A veces lo valorizan para darle mayor dimensión, pero jamás abandonan. Lo de Amir Khan, parece una traición a una ley no escrita sobre la hombría del profesional y el respeto al aficionado que paga para verlo en acción. Fue lamentable.

Ese final, en cierta manera, frustra el resultado de un gran espectáculo y del cual Crawford iba camino a salir fortalecido. Algo que mucho necesitaba ante toda esa dificultad que tiene para lograr enfrentarse a los otros campeones y figuras de la división. El abandono de Khan empaña una victoria que, incluso, lo podría llevar al primer lugar del Libra x Libra en la próxima votación del mismo, algo que ahora se convirtió en una gran incógnita.

Tampoco quedó claro si este final también frustra el complicado deseo de verlo unificar contra el campeón de la FIB, Errol Spence Jr. Con evidente malhumor y cierta resignación al hablar, el promotor Bob Arum prometió hacer todo el esfuerzo posible para que esa pelea se cumpla. Pero eso depende de Al Haymon y convencer al enigmático empresario de que acepte enfrentar a uno de sus campeones contra alguien que no pertenezca a su establo, suena casi a misión imposible.

Y ya sabemos, luego de las victorias de ambos (Crawford y Spence), la división welter no acepta otro gran evento que no sea ese. Creo que se torna aburrido seguir aplaudiendo peleas desiguales, teniendo tanto talento reunido en un mismo peso.

Por su parte las preliminares cumplieron con sus vaticinios, ganaron sus desafíos Félix Verdejo, Shakur Stevenson y Teófimo López. Las victorias ratificaron su favoritismo previo, llegaron en contextos diferentes y dejaron buenas pistas para su futuro inmediato. La primera, es que no será un jardín de rosas su camino hacia la gloria. Todo lo contrario.

Un 'Diamante' tenso y atribulado

Félix Verdejo que regresaba para un nuevo comienzo con muy altas expectativas, sufrió para doblegar a un complicado ex campeón mundial como Bryan Vázquez. Apenas con un boxeo técnico, de mucho cuerpeo y enfocado en aprovechar los errores del rival, al costarricense le alcanzó para controlar una pelea ante un rival más joven y que lo superaba tanto en peso corporal y alcance de brazos.

Verdejo lució nervioso y tenso, algo normal debido a toda la presión que ha soportado en el último tiempo. Le faltó precisión en su golpeo, no tuvo un buen manejo del plan de pelea y su cardio trasmitió la sensación de agotarse temprano.

Es posible que el exceso de masa muscular haya creado las condiciones para ello, sumado a la presión emocional de tener prohibido fallar.

No hay dudas que la victoria en las tarjetas fue justa, pero tampoco hay dudas sobre la necesidad de que Verdejo necesita trabajar más en la ejecución de los fundamentos tácticos en el ring, debe mejorar tanto la precisión como la efectividad de sus golpes de poder y, sobre todo, trabajar la parte mental, la autoconfianza es una materia sobre la que tendrá que insistir su equipo, antes de imaginarle desafíos más serios que el de la noche del sábado.

Shakur: un émulo de Floyd, que no conoce a Floyd

Con Shakur Stevenson, rigen coordenadas parecidas a las de Verdejo, aunque no tan severas como las del boricua. El ex olímpico cumplió con el mandato de su favoritismo ante un rival exigente como Christopher “Pitufo” Díaz, pero le faltó el alma guerrera que encanta multitudes y de la cual dependerá el éxito verdadero en este negocio.

Stevenson ya confiesa sentirse el próximo Floyd Mayweather, pero hay que recordarle que el verdadero Floyd, no era ese último exitoso vendedor de peleas de circo que vencía más por eludir golpes que por aplicarlos. Antes de ganar millones sobre su “patineta técnica”, Mayweather tuvo que fajarse como el mejor y dar buenas guerras en el ring en la primera parte de su carrera.

Shakur es rápido, tiene un físico privilegiado para las 126 libras, golpea con las dos manos con idéntica efectividad, pero todo, absolutamente todo lo hace desde la comodidad de su mejor distancia o sometido a un plan basado en lo que decida su rival. Léase: esperar y contragolpear. Shakur no arriesga, no se entrega al espectáculo, no busca la inspiración en el grito de la fanaticada y se conforma con ser superior jugando de torero o conectando desde lejos. Sus condiciones son de un futuro campeón, pero si no adapta el GPS a lo que reclama la platea, le aguarda un futuro de aburrida gloria.

Teófimo es poder confirmado, el resto es un misterio

Teófimo López volvió a ganar y por KO. No se esperaba otra cosa, el rival elegido, Edis Tatli, era un ex campeón europeo, de buena asimilación y sobre todo, con un boxeo elusivo. En realidad, el tipo de rival ante el cual necesita examinarse en esta etapa de su carrera el hijo de hondureños. Pero claro, Tatli era un oponente de mecha corta y no se esperaba que fuera más allá del sexto episodio. Bastaba que bajara el ritmo y Teofimo lograra arrinconarlo para que se derrumbara. Fue en el quinto episodio y por el tipo de golpe que lo envió a la lona para no levantarse, en la zona media, fue más una capitulación, un “no más”, que un KO efectivamente.

A esa altura, Tatli también veía llegar la golpiza, ya había sentido el castigo y su experiencia le sugirió valorrizar un golpe que no pareció tan duro.

La victoria mantiene en lo alto a López en la división ligero, sigue noqueando, sigue mostrando un poder de destrucción impresionante y una seguridad en sí mismo propia de los que van camino a grandes cosas. Pero, más allá de ese poder indiscutible, el resto es todo un misterio.

Teófimo López es un destructor de una sola marcha, que acomete a puro trallazo, por afuera o por el centro y un francotirador con poder milimétrico de perforación. Cuando el rival se para a confrontarlo o queda sin escapatoria, lo que envía Teófimo llega a destino y lastima. En defensa, parece tener asimilación y nada más. No le vimos buen bloqueo y menos lo vimos cabecear. Tatli logró llegarle varias veces y con relativa facilidad.

A sus posibles deficiencias en defensa, la duda pasa por las variantes que indudablemente requerirá su boxeo cuando suba el nivel de sus oponentes. Teófimo es muy peligroso cuando boxea frontalmente, pero habrá que descubrir que ocurre cuando lo saquen de su zona de confort, cuando enfrente a hombres rápidos y de pegada poderosa, con facilidad para pasar golpes, con capacidad de responderle por adentro de esa guardia tan vulnerable y fundamentalmente, hábiles para moverse a trabajar desde los ángulos.

Él ha dicho que aspira a regresar en julio como figura estelar al mismo MSG y es posible que ello ocurra. No obstante, no creemos que tan temprano le cumplan su deseo de pelear contra Vasiliy Lomachenko. Seguramente Top Rank buscará una pelea contra el campeón de la FIB, Richard Commey, al que debería vencer y arrebatarle el título, para luego subir a las 140 libras a buscar allí una segunda corona en dos divisiones.

Ese posible plan es coherente con los intereses comerciales de Top Rank, de no sacrificar entre sí a dos de sus máximas figuras y al mismo tiempo evitar exponerlo ante un rival como Lomachenko que hoy por hoy está más de un escalón por encima y al cual esta versión de Teófimo, en pleno proceso de evolución, difícilmente consiga derrotarlo.

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