MIAMI -- Se ha hecho habitual ver a Joe Burrow fumando un cigarro para celebrar en el vestidor.
El mariscal de los Cincinnati Bengals se ha acostumbrado a ganar, sobre todo en el escenario más importante, considerando que tiene un récord de 5-1 en playoffs, incluyendo un registro de 3-0 jugando de local.
Sin embargo, por alguna razón, Burrow sigue siendo algo subestimado.
Piensen ustedes que a principios de la campaña, sólo parecía hablarse de Josh Allen, quien era el favorito a ganar el MVP, según Las Vegas; sus Buffalo Bills también eran los favoritos a ganar el título, según las casas de apuestas.
Es sencillo enamorarse de un brazo prodigioso como el de Allen, que cuando limita los errores, es un mariscal imposible de detener y alcanza una estratósfera en la cual sólo pertenece Patrick Mahomes.
Sin embargo, hoy es Burrow lo que pensaban que sería Allen.
Y no pretendo compararlos, porque tienen dos estilos radicalmente opuestos. Pero ser un mariscal en la NFL es tanto más que tener un gran brazo y un físico privilegiado.
Ser mariscal en la NFL, es su explicación más simplista, puede reducirse a leer las defensivas de manera rápida, identificar cuál debe ser el objetivo, y desprenderse del ovoide rápido y con precisión.
He makes it look easy 😤
— Cincinnati Bengals (@Bengals) January 24, 2023
Enjoy @JoeyB's most improbable catches from Buffalo. pic.twitter.com/XkO7offaRV
Algo en lo cual Burrow es magnifico. El mariscal de los Bengals es un distribuidor de elite, que potencia a sus compañeros y se sobrepone a obstáculos sin despeinarse.
Desde el comienzo de su carrera, su línea ofensiva no ha sido confiable. De hecho, en su primera temporada lo habían capturado en 32 ocasiones en 10 partidos antes de que se rompiera los ligamentos cruzados de la rodilla tras haber sido expuesto a un sinfín de golpes duros.
En su segunda campaña, fue capturado en 51 ocasiones, y si bien los Bengals reforzaron la unidad para esta temporada, lo capturaron 13 veces en sus primeros dos partidos, y 41 veces a lo largo de la campaña.
La semana pasada, cuando los Bengals visitaron a los Bills en la nieve, Burrow no contaba con tres de sus linieros ofensivos titulares.
Sin embargo, esas importantes bajas parecieron nunca ser factor. Burrow tiene movimientos sutiles en el bolsillo de protección para “comprarse” ventanas de visión, y se desprende del ovoide con una rapidez asombrosa para contrarrestar la presión del rival.
¿Les hace acordar a alguien?
Burrow transmite una calma y una confianza poco habitual, y siempre parece mantener la compostura en los momentos más cruciales.
A tal punto, que si hoy necesitase elegir a un mariscal para una jugada que potencialmente me gane un partido, no sé si escojo a otro mariscal antes que a Burrow.
Los Bengals estarán visitando a los Kansas City Chiefs en el Campeonato de la AFC este domingo.
Obviamente la lesión en el tobillo de Mahomes se lleva los reflectores, pero la realidad es que los Chiefs son un buen emparejamiento para los Bengals.
Tal es así, que Burrow tiene un récord de 3-0 contra Mahomes, incluyendo el triunfo de los Bengals en esta misma instancia el año pasado.
El dominio de Mahomes, quien ha guiado a los Chiefs a su quinto Campeonato de Conferencia consecutivo, es indiscutible.
Pero imaginen si los Bengals derrotan a los Chiefs y luego ganan el Super Bowl. Para aquellos amantes de las estadísticas, si eso sucediese, Burrow tendría los mismos anillos que Mahomes -- o sea, uno.
Hago la salvedad de que a mi juicio, Mahomes es el mejor mariscal de la NFL, pero creo que es una buena oportunidad para dejar de subestimar a Burrow.
Es Burrow el principal rival de Mahomes, y no Allen, como muchos pensaban. Son los Bengals los principales rivales de los Chiefs, y no los Bills.
En silencio, Burrow ganando, y fumando cigarros de celebración.