Mucha emoción pero poco fútbol

Acaba de terminar uno de los torneos más apasionantes de los últimos años del Calcio italiano, que sin embargo no mostró mucho en el nivel de juego. Aquí, el análisis de todos los equipos en la edición número 100 del "torneo más difícil del mundo"

SIN CONSUELO
Héctor Cúper golpea el pecho de Ronaldo cuando la catástrofe del Inter ya era un hecho consumado. Aunque tal vez el DT argentino debería haberse golpeado su propio pecho y hacer un mínimo "mea culpa"
(AP)
ROMA -- Acaba de terminar uno de los torneos más apasionantes y disputados de los últimos años del Calcio italiano, que sin embargo no mostró mucho desde el punto de vista del nivel de juego.

De cualquier manera, la edición número 100 del "torneo más difícil del mundo" ha dejado mucha tela para cortar. ESPNdeportes.com analiza, junto a sus lectores, la actuación de todos los equipos y los datos estadísticos más relevantes para poder entender mejor todo lo que pasó.

JUVENTUS, LA MEJOR EN CIEN AÑOS
Juventus sumó su título número 26, extendiendo una supremacía que le permitió ganar, como salta a la vista, el 26 por ciento de los torneos disputados hasta aquí. Que lo haya realmente merecido o no es parte de otro debate, aún cuando en los hechos deportivos el que gana siempre tiene la razón.

Los números acompañan a los triunfadores: defensa menos vencida (23), ataque más contundente (64), mayor número de triunfos (20, al igual que el Inter) y una segunda vuelta extraordinaria, con 40 puntos producto de 12 triunfos y 4 empates, con una única derrota en Parma. Especialmente el final del torneo fue casi perfecto: 5 victorias en los últimos 5 encuentros, con 13 goles a favor y ninguno en contra.

Otra cuestión fue el nivel de juego. El técnico Marcelo Lippi, quien volvió al equipo que le dio fama luego de una amargo fracaso al mando del Inter, organizó un esquema clásico 4-4-2, con cuidadosa cobertura defensiva, una zona central dinámica y luchadora, y gran poder ofensivo adelante, con dos delanteros de absoluto valor mundial como el franco-argentino David Trezeguet y Alex Del Piero, quienes con 40 tantos entre ambos realizaron el 63 por ciento de los goles de su equipo y fueron la "pareja del gol" más efectiva del torneo.

Este sistema de juego no permitió desarrollar un fútbol de alto vuelo, y la Juventus ganó casi todos sus partidos más por el mayor poder físico de su plantel que por razones técnicas o tácticas. Difícilmente recordarremos alguna jugada o algún gol que pasarán a la historia o que quedarán en la férrea memoria de los hinchas.

Por el contrario, la Vieja Señora jugó un fútbol violento y de presión, y queda la duda de saber que habría pasado sin la protección constante de los árbitros, algo ya histórico en Italia y que se debe, posiblemente, a la larguísima hegemonía del equipo más titulado del país.

Por ejemplo, Juventus terminó cuarta en la tabla de faltas cometidas, algo normal por su tipo de juego, pero increíblemente última tanto en tarjetas amarillas cuanto en rojas. Es decir que las faltas de sus jugadores, en promedio, recibieron un castigo mucho menor que las de los demás.

Bueno fue también el balance de los penales: siete a favor (no fue la primera, pero tuvo más que Roma e Inter) y apenas dos en contra, la menor cantidad junto a Roma.

¿LO GANÓ LA JUEVE O LO PERDIÓ EL INTER?
Esa es la gran incógnita que nos dejó el dramático desenlace del campeonato italiano de fútbol. En nuestra opinión, en realidad el Inter fue el que perdió un título que ya tenía prácticamente entre sus manos.

En nuestra columna del lunes hablamos del "síndrome Cúper", en referencia a sus repetidos "fracasos" en las instancias finales de los torneos, aunque "fracasos" quizá no es la palabra exacta en todos los casos.

En 1994, al timón de Huracán de Buenos Aires, se presentó en la última fecha en la cancha de Independiente de Avellaneda con un punto de ventaja sobre los locales, fue derrotado 4-0 y quedó en la segunda posición. Más allá del rotundo resultado del último partido, Huracán no gozaba de los favores del pronóstico ante uno de los equipos más grandes de Argentina y Sudamérica.

Luego, en 1996, dirigiendo a Lanús en el torneo argentino, a tres fechas del final perdió por 3- ante Racing, resignando las posibilidades de pelearle el título a Vélez Sarfield de Carlos Bianchi y quedando tercero por diferencia de goles, detrás del propio Racing. Otra vez, no debería hablarse de fracaso, porque Lanús realizó una excelente campaña respecto a sus posibilidades, y en la misma temporada obtuvo un trofeo continental, la Copa Conmebol.

La carrera del técnico siguió en España. En Mallorca, con Palma a sus órdenes, realizó una hazaña extraordinaria al llevar el equipo hasta la final de la última edición de la Recopa europea, instancia en la que fue vencido 2-1 por Lazio.

En la temporada siguiente, ya al comando de Valencia, volvió a demostrar su enorme capacidad en las competencias continentales, llevando el equipo, contra todo pronóstico, hasta la final de la UEFA Champions League ante Real Madrid. Los madrileños ratificaron el enorme favoritismo ganando claramente por 3-0. Valencia y Cúper repitieron en la temporada siguiente, esta vez ya menos sorpresivamente, y la final lo vio enfrentados a Bayern de Munich, un equipo que a pesar de su mayor tradición necesitó llegar hasta la definición por penales para imponerse.

Comparando todo lo anterior con lo que pasó el domingo, en el estadio Olímpico otra vez ante Lazio, la diferencia salta inmediatamente a la vista: por primera vez, Cúper encaró "la final" en condición de clarísimo favorito, con ventaja en la tabla y ante un equipo casi resignado a su suerte de "espectador neutral" en la lucha.

EL PRIMER GRAN FRACASO DE CÚPER
Por todo esto, ahora más que nunca se puede hablar sin temores de "fracaso". Máxime considerando que el partido, y el torneo en general, se perdieron por errores evidentes del propio técnico. Pero antes de profundizar este aspecto, queremos seguir unas líneas más con curiosidades cabalísticas, y hay otro nombre que merece una reflexión de este tipo: Ronaldo.

El talentoso brasileño, apodado "Fenómeno" por estos parajes, también transmite la sensación de ser un "perdedor", quizá de lujo, pero perdedor al fin. En 1994, en el Mundial de Estados Unidos, Ronaldo no pisó la cancha, y Brasil fue campeón del Mundo, mientras que en 1998, con él en campo, el máximo título del fútbol se quedó en Francia.

A nivel de clubes, cuando estuvo en PSV Eindhoven, en Holanda era el Ajax el el que ganaba todo. Luego se fue a Barcelona para ver como el Real Madrid dominaba, y posteriormente llegó al Inter, sin éxitos apreciables hasta el momento.

Su balance se resume en un Mundial que no jugó, una Copa del Rey en España y una Copa UEFA en Inter, algo muy pobre para un "Fenómeno". Si a todo esto le sumamos que Inter no logra un título desde el lejano 1989, una eternidad por las ansias futbolísticas, desde el punto de vista de la cábala quedará claro que era casi imposible que, todos juntos y en una única ocasión, un equipo de enorme tradición, un técnico de renombre y uno de los mejores jugadores del mundo salieran de perdedores. Y así fue.

Volvamos ahora a la cuestión técnica. Cúper se encontró con un plantel que, en las últimas temporadas, se había parecido más bien a una "banda" que a un equipo de fútbol. Se trajo a un par de argentinos (Andrés Guglielminpietro y Nelson Vivas), hizo cuadrado con otros sudamericanos como Javier Zanetti e Iván Córdoba, y logró armar un equipo clásico, con un 4-4-2 ordenado, prudente y concreto.

Sin grandes campeones, con Ronaldo y Recoba afuera y Vieri continuamente lesionado, valorizó a Mohammed Kallon y Nicola Ventola en la delantera, y sin mucho brillo pero con mucha seriedad se encaramó entre los primeros y nunca se alejó de los pisos altos de la tabla.

En realidad, lo que parecía la parte más difícil de su tarea estaba hecha. ¿Qué pasó entonces? Sorpresivamente, Cúper se dejó sugestionar por la prensa, los hinchas y posiblemente por los dirigentes, que lo presionaban para ver en la cancha, todos juntos, a los grandes nombres de Inter.

En la fase final de la temporada, Inter dejó de ser una "Cuperativa", es decir un equipo humilde y trabajador, para transformarse en un equipo donde las estrellas se encargaban de solucionar los problemas. Vieri, en más de una ocasión, Clarence Seedorf, ante Juventus, y más recientemente Recoba y Ronaldo fueron los encargados de los "milagros" de turno.

Pero el equipo, en cuanto tal, paulatinamente desaparecía. Hasta que se llegó al desenlace, a las últimas, dramáticas cinco jornadas, en las cuales el Inter, a pesar de tener tres compromisos en casa y dos afuera, sumó apenas 7 puntos, 8 menos que Juventus, producto de dos victorias, ante Brescia y Piacenza, un empate, ante Chievo, que vale como una caída, ya que Inter ganaba y fue alcanzado en el último minuto de juego, y dos derrotas, antes Atalanta y Lazio.

Revisando las alineaciones y los cambios realizados en esos partidos, encontramos una constante: siempre fueron equipos desequilibrados hacia adelante, inclusive ante Atalanta se probó una inédita defensa de tres, y ni siquiera cuando el equipo tenía que defender una ventaja preciosa, como ante Chievo y Lazio, Cúper se animó a poner defensores por delanteros, como indicaban su experiencia y su filosofía de juego.

Además, no manejó las características psicológicas de sus hombres, y dejó afuera a los más curtidos y expertos -como Seedorf o Guglielminpietro- en los momentos decisivos. En otras palabras, le pasó a Cúper lo que él le endosó al equipo en el segundo tiempo ante Lazio: perdió la cabeza, y entonces la culpa de lo que pasó fue casi exclusivamente suya.

ROMA, CON SABOR AMARGO
Otra que regaló el título, y seguramente lo habría merecido más que Juventus, fue Roma. Los campeones de la temporada anterior no lograron repetir, por apenas un punto, el logro, y deben reprocharse sólo a sí mismos por eso. El entrenador Fabio Capello, por una vez, cometió varios errores, especialmente obsesionarse con el esquema 3-5-2 en lugar del 3-4-1-2 ganador en 2001.

Es verdad, los delanteros marcaron pocos goles, pero hay una estadística que aclara muy bien este tema: en la temporada anterior, Roma marcó un gol cada 7,2 remates al arco, y en la actual uno cada 7,1 remates, casi exactamente lo mismo. Es evidente entonces que no hubo menor eficacia de los delanteros, sino que el equipo le entregó a sus atacantes menos pelotas jugables, los dejó más aislados y abandonados a sí mismos.

Eso se reflejó especialmente en un rendimiento muy pobre como visitantes: Roma ganó un solo partido afuera, justamente el último, en toda la segunda rueda, dejando puntos increíbles en Venezia, Udine, Firenze, Brescia y Lecce, por ejemplo. Con uno sólo de esos empates transformado en triunfo, Roma habría repetido el título.

Detrás de todo esto se esconde una pelea interna la plantel, un enfrentamiento que comenzó al inicio de la temporada entre Gabriel Batistuta y Walter Samuel, por un lado; Francesco Totti, Vincenzo Montella, Vincent Candela y Damiano Tommasi, por el otro, con los brasileños Cafú, Lima, Emerson, Assunçao, Aldair y Zago en el medio. El plantel se partió en tres pedazos, y ni siquiera la enorme experiencia de Capello logró recomponer la situación, que le costó a Roma primero la eliminación de la UEFA Champions League y luego la pérdida del Scudetto.

Así se explica el sabor amargo que quedó en la boca de jugadores y técnico, y es probable que algunos de los protagonistas de esta historia poco edificante se vayan del equipo. Batistuta, especialmente, no pudo disimular su disgusto ante lo ocurrido, y recientemente admitió la posibilidad de alejarse.

EL MILAN
No cumplió con las expectativas, pero tuvo una mala suerte increíble con las lesiones, y en este sentido el cuarto lugar puede considerarse excelente. Queda la curiosidad de saber que habría pasado sin el despido del turco Fatih Terim, quien en las pocas fechas que estuvo al frente del equipo había mostrado el fútbol más bonito de la temporada, por ejemplo con la clamorosa victoria por 4-2 ante Inter.

El nuevo entrenador, Carlo Ancellotti, tardó mucho en encontrar a sus hombres, pero al final Milan le jugó de igual a igual a todos, y cuando tuvo el plantel completo tuvo un promedio similar al de los primeros.

EL CHIEVO VERONA
Sin duda la sorpresa del torneo, una hermosa sorpresa que divirtió a los hinchas de toda Italia con un fútbol moderno, veloz y ofensivo. El entrenador Luigi Del Neri presentó un equipo muy corto, que jugaba con la defensa bien alta, tratando permanentemente de dejar a los adversarios en posición de fuera de juego, dos alas verdaderas y esquemas ofensivos simples y efectivos.

El todo ejecutado a un toque y en velocidad, realmente muy bonito para ver, con humildad y sacrificio por parte de todos los jugadores. La ausencia de grandes campeones en el plantel -¿los grandes campeones hubieran aceptado tanta disciplina táctica?-, el plantel tan poco numeroso y la falta de experiencia no le permitieron a Chievo pelear el título, pero de todas maneras el quinto lugar es histórico para un equipo que vivía su primera experiencia en la primera división.

LA LAZIO
Fue, junto al Parma, el mayor fracaso de la temporada. Una campaña de compras totalmente equivocada, un cambio de técnico extemporáneo y varios jugadores que no supieron ambientarse se sumaron para producir un resultado lamentable. Ahora el plantel será seguramente desmembrado, apenas dos años después de haber ganado el título.

EL BOLOGNA
Otra hermosa sorpresa, por lo menos en los resultados, porque seguramente no mostró un juego bonito y atractivo como el de Chievo. Pero fue un equipo sólido, ordenado y humilde, que con sacrificio y aplicación logró estar largo tiempo en el cuarto lugar antes de caerse sobre el final por agotamiento físico y psicológico.

EL PERUGIA
Logró repetir y hasta mejorar la excelente campaña realizada en la temporada anterior, y tuvo el premio del acceso a Europa, aunque sea por la puerta pequeña de los preliminares de Copa UEFA. Es el equipo con el mejor balance económico, porque elige jugadores casi desconocidos y luego los vende muy bien.

EL ATALANTA
Había arrancado muy mal, pero luego mejoró muchísimo y se ubicó en una cómoda mitad de la tabla. Tuvo un plantel muy joven, ya que es una de las mejores canteras del país.

EL PARMA
El otro gran fracaso de la temporada. Luchó hasta el final para salvarse, cuando tenía plantel para pelear bien arriba. El argentino Daniel Passarella lo dirigió por siete fechas, en las que sumó apenas un punto.

EL TORINO
Quería salvarse sin sufrir, y lo logró. Es un equipo con gran tradición, pero necesitaba consolidarse luego del regreso a primera división, para encarar en el futuro proyectos más ambiciosos.

EL PIACENZA
Fue un equipo raro, lució siempre como equipo sólido y concreto, pero se salvó del descenso apenas en la última fecha. De todos los equipos de baja clasificación, fue el que más tantos marcó (49), y lo expresó contando con uno de los goleadores del torneo, Darío Hubner, con 23 goles.

EL BRESCIA
Pintaba para ser sorpresa del torneo y luchar una plaza en las competencias europeas, pero la lesión de Roberto Baggio limitó sus posibilidades y se salvó del descenso en la última fecha, cuando ya parecía condenado, justamente de la mano de un milagroso regreso de su máxima figura. Baggio marcó 11 goles en apenas 12 partidos, hubiese sido muy interesante verlo un poco más.

EL UDINESE
Estaba por la mitad de la tabla cuando los dirigentes decidieron echar al técnico inglés Roy Hodgson, y luego casi lograron irse al descenso. Tenía plantel para mucho más, con varios sudamericanos interesantes.

EL VERONA
En la primera rueda, junto a su conciudadano Chievo, era la verdadera revelación del torneo, pero luego algo se quebró y se fue al descenso sin haber estado nunca, antes de la última fecha, en la zona de peligro. Increíble.

EL LECCE

Un equipo partido por el medio: volantes ofensivos y delanteros muy buenos, pero un enorme déficit en la parte defensiva. Era el único equipo meridional de la primera división, ahora habrá que esperar que suba Reggina o Nápoli para que el sur del país tenga por lo menos un representante.

LA FIORENTINA
Derribada por los enormes problemas económicos, todavía existe la posibilidad de que sea desafiliada y ni siquiera pueda jugar en la segunda división. Tenía un plantel para navegar tranquilamente en la mitad de la tabla, pero los dirigentes no pagaban los sueldos, cambiaron tres veces de técnico y así les fue. Una lástima, para un equipo tan tradicional en Italia. Fue el que más perdió (22), junto a Venezia.

EL VENEZIA
Fue el equipo que más perdió (22) y el que menos ganó, apenas 3 partidos. Quedó prácticamente condenado ya al final de la primera rueda. Al igual que Lecce tenía un equipo poco consistente, con buenos delanteros pero una defensa frágil y desastrosa.


VITO DE PALMA es italiano pero ha desarrollado gran parte de su carrera periodística en la Argentina, donde trabajó, entre otros lugares, en el diario Clarín. Actualmente es corresponsal en Italia de SportsCenter Latino y de ESPNdeportes.com.

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