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¿Se debió marcar fuera de lugar en el gol del Atlas?
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LOS ÁNGELES -- ¡A lo Atlas...! Sólo podía ser así. En la frontera del drama, entre el agobio de la tragedia y la caricia de la gloria. 70 años de espera, de vigilia, de abnegación. Finalmente, el Atlas ha vuelto a ser campeón.

Una épica estrujada, intensa, guerreada por más de tres horas. Hasta que ahí, desde el manchón siniestro, desde los doce pasos, en ese círculo donde cohabitan el fracaso y el éxito, ahí, en el pesebre bendito de las hazañas, ahí, Atlas ha vuelto a ser campeón.

Un global de 3-3 obligó a colocar el epicentro del desenlace en ese mancha de pintura blanca y de negros augurios. Los espectros del '99 revoloteaban como arpías.

Llegó hasta ahí el Atlas, percudido por la polémica. Aldo Rocha hizo el 1-0, que hacía erupción en el 3-3, con un remate de cabeza precedido de fuera de lugar. El árbitro, El Gato Ortiz, se acurrucó en el pánico y quiso dejar la decisión en el VAR. Y fue. Y observó. Y lo dio por bueno.

Indudable, inexplicable, reprochable, pero, con una injusticia arbitral se le hacía justicia deportiva al que era el mejor equipo en la cancha: el Atlas. Las tomas eran insuficientes. Sólo una verificaba, y con refunfuños y alegatos, el fuera de lugar. De nuevo, el arbitraje decide equivocarse a favor del Atlas.

Pero, antes y después de esa pifia, el Atlas se había adueñado de toda la escenografía: cancha, balón, ritmo de juego, conducta y sobre todo, pareció beberse, atragantarse de ese poderoso, multidecibélico, ensordecedor, embriagante elíxir de esperanza, que escanciaba a borbotones, el cáliz inmenso de brindis que era el Estadio Jalisco.

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Imago7Atlas conquistó el título del Apertura 2021 de la Liga MX.

Antes y después de ese cabezazo de Aldo Rocha, el Atlas se aterraba al ver sus disparos que se estrellaban en los postes, que sacaban escalofríos con memorias de 70 años al larguero, mientras Rodolfo Cota levantaba un cerco modelo Jericó, sin permitir que un gol puro, sin cuestionamientos, se consumara; hasta pareció lanzar un hechizo cuando Zaldívar, sólo, ante la portería desguarnecida, decide entregarle el cabezazo al arquero del León.

Parecía una confabulación perversa. Atlas hacía reverencia al arco, pero la pelota huía de ese concubinato natural con la red. No podían, ni el mismo Rocha, ni Furch, ni Trejo, ni nadie, romper el magnífico dique esmeralda.

Y claro, en la tribuna había delirio, conmoción, asombro, desconsuelo, fe. Porque más de 50 mil aficionados habían roto protocolos, marcado sobrecupos, y habían levantado en armas de la esperanza, la convicción ciega de que sí, de que era el fin, de que 70 años de ayuno, de esclavitud, de frustración, de abnegación, de resignación, eran demasiados.

No lo sabía esa turba rojinegra, ni cuando el gol de Rocha, ni cuando la expulsión tonta de Gigliotti, ni cuando sus jugadores caían víctimas de calambres, no, no lo sabía esa muchedumbre atlista, que la emancipación de los grilletes del sadismo, requerirían aún de muchos minutos.

Más de tres horas bajo tensión. Porque sí, porque para romper los atavismos, los tabúes, las maldiciones, las herencias perniciosas, era necesario que fuera de una sola manera: ¡A lo Atlas...! Porque sí, porque si no era a lo Atlas, no debía ocurrir.

Y con el asterisco en el marcador, con esa duda amputada e imputada a la justicia arbitral, con ese gol cuestionado, con el 3-3 global, se alargaba a los tiempos extras, cuando los equipos parecían alegrarse de ir al conjuro de ese punto de fusilamiento.

Porque la fantasía y el exorcismo, obligaban a ir de los tiempos extras, al drama. Y éste, con la ruindad del sadismo, maquinó y montó el teatro perverso, pérfido, de que el telón cayera bajo el conjuro delicioso de las odiseas. Sí, como debía ser: ¡A lo Atlas!

Y el futbol, elige a sus héroes de entre sus escombros, de entre las más oscuras de sus jornadas. Camilo Vargas, sacrificado por errores ante Pumas y en la Ida ante el León, se agiganta en los cobros desde el manchón. El arquero colombiano impidió otra c-Atlás-trofe.

Y en esos renglones torcidos de la crueldad, dos símbolos del León, Fernando Navarro y Luis Montes, terminan bebiendo de la pileta amarga del error.

Julio Furch merecía ser el héroe secundario, detrás del redimido Camilo. Su primer torneo lo vivió entre el quirófano y la rehabilitación. Este Apertura 2021, en el último cobro, pasa a la historia, para sentarse ahí, en el Olimpo famélico del Atlas, al lado del Tico Edwin Cubero, el hombre que también desde el manchón, dio el primer título a los Rojinegros, aquel 22 de abril de 1951.

La Fiel, dejó de ser La Aflicción. Una lealtad suprema, que se resume en esa frase que coleteaba con resignación cada torneo: "¡Le voy al Atlas hasta cuando gana!". Y en su euforia, una exclamación festiva sin más onomatopeyas que la risa y el llanto, deberá reinventarse. No es fácil saltar, en una noche, del nunca jamás, al siempre infinito.

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LOS ÁNGELES -- Su esperanza sólo tiene una cláusula de 90 minutos. Sin duda, hoy, el Atlas parece estar tan lejos del título como en los últimos 70 años.

El 3-2 de este jueves por la noche, con reflectores esmeraldas, no apaciguará la crueldad propia del León, pese a la autoridad de Zorros en su cancha. El Estadio Jalisco anhela volver a ser escenario de una Vuelta Olímpica. La más reciente ocurrió el primero de junio de 1997, después de que Chivas corta orejas y rabo a Toros Neza. 24 años de ovaciones silenciadas… y contando.

Primer capítulo de una Final intensa, rabiosa, envenenada, con la sangre bullendo. Y al Atlas, se les desmoronaron sus próceres: Aldo Rocha, en la peor de sus noches, y Camilo Vargas, como ante Pumas, vuelve a rechazar balones, envueltos para regalo.

Y mientras en la Liguilla, Camilo pierde sus poderes, emerge poderoso Ángel Mena, marcando dos goles este jueves, y sumando seis en la gesta del León. El delantero ecuatoriano había desaparecido en sus anteriores Liguillas con el León, pero ésta, es el verdugo exquisito de sus adversarios.

Los Esmeraldas se apropian de la noche, del marcador, de la Final. León y su persistencia. Dos veces abajo en el marcador, pero se levantó de su tumba. La furia de jugadores que han besado títulos, sobre La Furia de una descendencia con 70 años de penumbras.

Los goles del primer tiempo son una descripción del ánima y del ánimo de ambos equipos. Atlas a músculo y transpiración. León a descaro e inspiración. Dos esencias que no comulgan, pero tampoco se repelen.

Luis Reyes caza un balón timorato de rebotes y sin dueño. Le pega de lleno, sin titubeos. Con la pata de palo, pero como bastón de Tiger Woods. La pelota surfea sobre el pasto. Rodolfo Cota ornamenta con su impotencia el 0-1.

El del León, es de esos goles con la cara sucia y fascinante del barrio. Omar Fernández trompica y prolonga. Ángel Mena y Jean Meneses sacan el costurero de la genialidad. La pelota se insinúa a Víctor Dávila. El zurdazo es una centella, al ángulo derecho. Camilo Vargas se lanza como un festival de Birdman.

Lo mismo ocurre cuando el Atlas toma ventaja. Un traspiés de Barreiro le permite a Julio Furch plantarse con las condiciones impecables del gol. Y no perdona. De nuevo, un titubeo, un dislate del León, y el Zorro hace honor a los genes de su astucia para el 1-2.

Y el hombre que levantó muros, que levó puentes, que cerró los portones de la ilusión en el torneo regular, esta vez, dejó la puerta trasera abierta. Disparo de Meneses, rechace de Camilo Vargas. El Ángel de la Muerte no perdona. Mena fusila, 2-2.

Atlas se desordena. Se desconcierta. Ya no es la garita sólida, refunfuñona, atenta, que cortaba los caminos del León. Comete el error de empezar a perseguir al rival, en lugar de montar sólidas trincheras.

Aldo Rocha, el gendarme predilecto del Atlas, atenaza por la cintura a Víctor Dávila, quien dramatiza. Luis Enrique Santander orienta su brújula hacia el manchón penal. De Nuevo, impecable e implacable, Mena aniquila el lance de Vargas. 3-2.

Los Zorros ya no pudieron replantearse en la cancha. Estaban desconcertados, como pocas veces en el torneo. A Diego Cocca le aterra la sensación de fracaso. Ya no hay indicaciones. Él ha claudicado. Los jugadores intentan, más por desesperación que por idea.

León cambia las órdenes del juego. Ahora se acomoda para especular con la desesperación de los Rojinegros. Ariel Holan no renuncia, pero tampoco compromete. Ajusta para hacer respetar el marcador.

Sin embargo, nada está escrito. El 3-2 puede ser tan frágil, pero también tan infranqueable. El suspenso aún se pavonea enigmático encuadernando 90 páginas en blanco para el desenlace en el Estadio Jalisco. Atlas y los estremecimientos heredados: 70 años en el Limbo. León, en tanto, sabe que el 3-2 es un marcador que no tiene palabra de honor, porque el domingo le aguarda una emboscada.

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ESPNDavid Faitelson
 

  Nadie tiene las pruebas para asegurar que el arbitraje ha favorecido premeditadamente al Atlas en su arribo a la final del futbol mexicano, pero lo que sí existe, irrefutablemente, son dos jugadas claves, llenas de polémica, en plena liguilla, una tras otra, donde el arbitraje decidió en favor de la causa rojinegra. El futbol mexicano está lleno de intereses y es, de acuerdo con varios ejemplos de su administración de muchos años, un terreno fértil para la violación del reglamento y para el favorecimiento de la trampa. Vivimos y seguiremos viviendo bajo la eterna pregunta de si el arbitraje es parte de una crisis u obedece a defender a ciertos grupos y ciertos intereses. Mientras tanto, vive bajo sospecha, una sospecha, casi perpetua…

 

  SAN DIEGO, California.-Al final, caemos en la eterna pregunta del futbol mexicano: ¿el arbitraje es malo o es tendencioso? Yo, la verdad, creo que es ambas cosas…Y mucho más.

 

   El Atlas está en la final del futbol mexicano, y más allá de que ha labrado su llegada hasta esta instancia por una condición futbolística certera y regular, prevalecen dos jugadas claves en la liguilla que le han empujado hasta la posibilidad de romper una sequía de más de siete décadas sin títulos. Ante Rayados, en los cuartos de final de vuelta, cuando Luis Reyes se fue al césped con el simple vuelto de su pierna izquierda sin que exista contacto alguno del jugador del Monterrey, Erick Aguirre; y en la vuelta de la semifinal del domingo en el Estadio Jalisco, cuando a minutos del final, el árbitro decide no marcar lo que suponía ser un claro desplazamiento con el brazo del defensor central Anderson Santamaría contra el atacante de Pumas, Juan Ignacio Dinneno. El Atlas ha jugado “bajo sospecha” o “bajo polémica” en la fase final del campeonato.

 

   Nadie puede probar que exista alguna encomienda para impulsar al Atlas rumbo al campeonato, pero es evidente que el futbol en México está plagado de intereses, y que esos intereses pueden terminar afectando al juego, a sus resultados, a su veracidad y credibilidad.

 

 

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Imago7Atlas llegó a la final del Apertura 2021 con dos sospechosas decisiones arbitrales ante Rayados y Pumas.
 

 

   El arbitraje en México, de acuerdo con los expertos de este rubro, está seriamente afectado por una baja de nivel. Hace tiempo que los árbitros dejaron de tener consistencia en sus decisiones y la llegada de la tecnología, el VAR, parece haber generado más controversia y confusión de la que de por sí existía. El arbitraje no es un ente independiente en el futbol mexicano. El colegio de árbitros depende de la Federación Mexicana de Futbol y obedece, obviamente, a los clubes, a sus dueños, a sus decisiones, indecisiones, reclamos y hasta caprichos.

 

   Es imposible asegurar algo sin las pruebas. Sólo hay dos hechos irrefutables, totalmente comprobados: el Atlas ha avanzando hasta la final de la mano de decisiones arbitrales que le han favorecido. El resto, son meras interpretaciones, especulaciones de un futbol apegado siempre a intereses, a grupos de poder que luchan frenéticamente para defender su lugar y su economía en el negocio del futbol.

 

   Me gustaría quedarme con la idea de que el arbitraje sufre una crisis y que es parejo con todos los equipos, pero el problema es que vivimos, y hasta sobrevivimos, en un país donde en la mayor parte de sus instituciones e industrias se lucha dramáticamente contra el fenómeno de la corrupción, la trampa y los malos manejos. El futbol mexicano también pelea arduamente contra eso. ¿Qué es real y qué es producto de nuestra imaginación? Es una buena pregunta. Por lo pronto, la sospecha persiste…

 

   @Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- Un duelo perfumada de nostalgia. León y Atlas definirán al campeón del Apertura 2021, pero no se engañe. No es una Final que despierte pasiones.

Hace años, muchos, por cierto, estos juegos bufaban frenetismo y un futbol exquisito. Esta versión, la versión en tiempos de post-pandemia, no goza de aquellos aromas de rivalidad y pureza futbolística, pero más allá del desarraigo demográfico, la mejor expresión de este León y la mejor expresión de este Atlas deberán alcanzar para desatar expectativas y expectación.

Insoslayable es la tirria entre sus propietarios. Jesús Martínez, con su hijo como albacea, ha sido casi desterrado del futbol por algunos movimientos tras bambalinas de Alejandro Irarragorri. Pública y poco elegantemente se han escupido el desprecio mutuo. Grupo Pachuca versus Grupo Orlegi.

Ojo. Si estos milicianos del odio y de formas poco ortodoxas en busca del control del futbol mexicano se unieran –lo cual es imposible--, mucho podrían hacer juntos por la causa que dicen defender y en verdad aniquilan. El balompié nacional ha sido un damnificado de su disputa.

Con Ángel Mena como su arcángel de la guarda, León deberá llevar el gasto de la propuesta en esta Final de la Liga MX. Atlas se siente más cómodo con el recato como forma de juego, pero si el adversario concede ventajas o cede terreno, lo lacerará, como amenazó con hacerlo en el primer tiempo de este domingo ante unos Pumas desconocidos.

Los Zorros están de fiesta. Setenta años de ayuno y vigilia. Hoy, con una versión casi apócrifa de lo que fueron sus venturosas y fascinantes épocas de los #NiñosCatedráticos, #LaAcademia y #LosAmigosDelBalón, presenta un cuadro práctico, pragmático, muchas veces soso, pero efectivo.

Entiéndase que lejos de justificar su forma de juego y dos pasajes bochornosos de Diego Cocca, “El Guardiola de América”, cuando fue presa de pánico ante el América y ante Chivas, a pesar de tener esa vez dos hombres más, lejos de ellos, se comprenden los momentos.

Ocurrió con Cruz Azul. Eligió poner fin a su ayuno, renunciando al espectáculo, a aquella propuesta ofensiva tan generosa de sus años luminosos. Hoy, el Atlas se ampara con el mismo mantra de la desesperación: tratar de ser campeón como sea, con todos los recursos o artilugios que se pueda.

Está dicho y los tiempos lo confirman: el fin justifica todos los medios y todos los miedos.

Si para romper una agonía de 24 años era válido, imagínese usted para poner fin a una jornada luctuosa de 70 años.

¿El arbitraje de Pérez Durán y sus auxiliares del VAR sentenciaron a Pumas? Ciertamente cabía una sanción por la acción de Anderson Santamaría, pero el único que sabe si había intención de deformarle la nariz a Dinenno es el propio zaguero peruano y sus habilidades primitivas para realizar una rinoplastia sin anestesia.

Se mencionaba en Twitter que habrá mal pensados que gesten un complot por el hecho de que José Riestra sea presidente del Atlas y su hermano, Íñigo, secretario general de la FMF, y ambos apadrinados por la desinteresada amistad –llamémosle así-- entre Alejandro Irarragorri y Emilio Azcárraga Jean. No se ría, por favor.

La Final tiene cierto guiño de justicia deportiva. La jugarán el segundo y el tercero de la Tabla. Ciertamente, gran parte de la demografía futbolera de México y de Estados Unidos buscará otras alternativas de distracción.

Desaparecidos los equipos más populares y los patriarcas del morbo (América y Chivas), terminará por ser un desenlace que sólo incita por particulares sensaciones: el futbol agradable del León y ese sentimiento casi maternal, por ver al paria de 70 años poner fin a su esclavitud de fracasos.

Ojo. No es que sea una Final mata pasiones, porque para quien disfruta el futbol por su esencia y no por el momento climático de una camiseta, encontrará atractivos suficientes, especialmente, obvio, en el juego de vuelta cuando sea bajo la ley de la selva, a matar y morir.

¿Y el arbitraje? Ya se sabe: tradicionalmente visten de negro porque saben que habrá un crimen y luto en la cancha y si no ocurre por la naturaleza del juego, ellos son bastante creativos.

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ESPNDavid Faitelson

La “temporada de estufa” calienta un trueque entre América y Chivas. Sebastián Córdova a cambio de Uriel Antuna. El sólo hecho de manejarse, ya parece oponerse a un sentido de identidad y de orgullo que, sin estar escrito o ser oficial, existe y debe prevalecer entre ambas instituciones. No es el mensaje adecuado para el aficionado que se emociona, sufre y goza con lo que sucede en el club de sus amores. El América puede buscar un volante ofensivo como Antuna en el mercado extranjero, y Chivas no puede llevar a sus filas al número “10” del América, que además es señalado como una de las últimas “joyas de la cantera” en Coapa. Los valores están, o deben de estar, por encima de cualquier interés futbolístico o comercial. América y Chivas, como lo marcan los tiempos, a “sana distancia”, mucho mejor…

SAN DIEGO, California.- No se puede, o mejor dicho, no se debe. Hacerlo es como pisotear tu historia y su tradición, y atentar contra el propio equilibrio del futbol mexicano.

Y no se trata, solamente, de un atentado contra “el romanticismo” del juego, que generalmente es vulnerado y vuelto a vulnerar sin reparo. Es, o sería también, un mensaje equivocado contra la parte más importante y pura de la industria del futbol: la pasión, la creencia del aficionado que la rivalidad existe, que es auténtica y que jamás se pondrá en evidencia.

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(Chivas y América lo saben bien: no pueden (no deben) hacer negocios, no pueden (no deben) intercambiar jugadores, no pueden (no deben) establecer lazos que vayan más allá de una seria y cabal rivalidad futbolística. El aficionado que compra el boleto, la camiseta o que enciende la televisión, no espera otra cosa de ellos. Es una forma de castidad, lealtad, pureza y compromiso.

(El América necesita un volante por derecha, pero no puede (no debe) “sacrificar” a Sebastián Córdova, señalado por muchos como la ultima “gran joya” de la cantera, que parecía etiquetado para seguir los pasos de Diego Lainez y tratar de jugar en el siguiente nivel del juego. El América tiene la ventaja de poder buscar en el mercado extranjero las soluciones que requiere Santiago Solari de cara al siguiente torneo. No puede (no debe) hurgar en lo que tiene su acérrimo rival. Y Chivas sabe que, quizás, el cambió por Uriel Antuna le beneficiaría en la cancha, que está urgido de un futbolista mexicano de calidad, que no sobran en el mercado, pero no puede (no debe) dar un paso que vaya en contra de su propia identidad.

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Getty ImagesAmérica y Chivas estarían cerca de cerrar un intercambio con Sebastián Córdova y Uriel Antuna.

He ahí el dilema en el que parece encontrarse la “temporada de estufa” que comenzó tan pronto los dos clubes más populares del país quedaron eliminados de toda competencia. Puede que los nuevos tiempos le den poca valía a la rivalidad, al antagonismo deportivo como tal, pero no es algo para tomarse a la ligera. Hay que cuidar las tradiciones y los valores. Se puede, más no se debe.

Gerard Pique, el capitán del Barcelona, enaltece a los pocos románticos que quedamos en el futbol con esta frase: “Prefiero morir antes que jugar en el Real Madrid”. Quizá esté llevando la situación a un nivel de exageración. Esto nada tiene que ver con la vida y la muerte. Es sólo un juego de futbol, pero nos alienta en el sentido de que hay quienes siguen creyendo que en el futbol hay valores de identidad que no pueden violarse.

@Faitelson_ESPN

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ESPNDavid Faitelson

  Al final, creo que el América debe dejar pasar el coraje y la calentura de su eliminación y rescatar los puntos positivos que ha tenido la gestión del entrenador argentino. Pero antes de que ello se haga realidad, el América debe dejarle bien en claro a Solari que no puede permitirse parajes como los que ocurrieron en esta Liguilla, donde el equipo salió a jugar con una postura medrosa y dubitativa que se alejó dramáticamente del nivel de la historia y el abolengo del club. El América y Solari han dejado una dura lección en el camino: Aquel que juega con miedo, termina en su casa, viendo la Liguilla por televisión…

   SAN DIEGO, California.-Si dependiera del dueño del América, Santiago Solari se tendría que ir. Si dependiera de respetar tiempos y proyectos, Santiago Solari debe quedarse.

  Creo que el América debe hacer valer lo positivo del año de Solari en Coapa, pero dejarle en claro que el equipo no puede permitirse el estilo y la forma que el acompañó durante gran parte de la campaña y que se evidenció aún más en la Liguilla contra los Pumas. El América no puede salir a jugar aterrorizado como lo hizo el miércoles de la semana pasada en la Ciudad Universitaria. Santiago Solari debe entender que el América es un club donde hay que cuidar formas y referencias para con su rica historia y tradición en nuestro futbol. Y debe comprender, también, que al América no se le miden en puntos o en goles, sino que en la cantidad de trofeos que recoge al término de cada calendario.

  Luego y siempre debe entrar una valoración sobre lo que dejó de hacer el plantel en los momentos más delicados del campeonato y, ante todo, qué ajustes requiere de cara al siguiente ciclo competitivo.  ¿Qué necesita este equipo? ¿Un central y un volante por derecha son suficientes? ¿Vale la pena seguir dependiendo de la inconsistencia de un futbolista como Roger Martínez?

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Imago7El América de Santiago Solari volvió a quedar eliminado en los cuartos de final de la Liguilla.

  Apenas algunos minutos después de la eliminación americanista, los rumores indicaban que estaría cerca una operación con su acérrimo rival, las Chivas, que involucraría a Uriel Antuna y a Sebastián Córdova, lo cual parece muy extraño. Primero, por la condición de ambos clubes y el respeto a que dos equipos de tanta animadversión no hagan negociaciones y, por otra parte, significa que el América dejaría a quien la crítica consideraba como la última “gran joya” de su cantera en manos de los rojiblancos. Más allá del beneficio futbolístico que puede o no existir, intercambiar elementos con Chivas parecía algo que había quedado en el pasado. No sería una buena señal en Coapa, de ninguna forma.  

El momento de coraje y “calentura” deben pasar. Solari sigue siendo un entrenador en el que el América puede encontrar un punto de equilibrio y puede confiar para jugar mejor y para ganar los partidos de mayor trascendencia.

  Hay todo aprendizaje y una lección a partir de lo que sucedió el sábado. El América ha dejado un duro mensaje en su vergonzoso final de campeonato: si juegas con miedo, te vas a ir a casa de inmediato, sin importar lo que hayas hecho en el pasado reciente. Espero que también lo haya aprendido Santiago Solari.

  @Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- Una Liguilla que nació muriéndose. Una Liguilla que murió naciendo.

No se trata sólo de quiénes son los semifinalistas. Se trata de la miseria futbolística. Acaso Pumas se escabulle, acaso se salva, acaso merece una segunda oportunidad.

Atlas contra Pumas y Tigres contra León. Así la cartelera. Nada que enerve ni que excite. Nada que cautive ni seduzca.

Más de la mitad de la demografía futbolera mexicana se encuentra rumiando y bramando las desdichas de sus equipos. Chivas, América, Cruz Azul y hasta Rayados, recibieron la esquela maloliente de su ominoso fracaso. Y, obvio, indiferente al desenlace.

¿Habrá peor muerte que morirse de nada? Porque, esos cuatro se murieron de nada. Terminaron, pusilánimemente, reclamando la eutanasia.

Cierto, hay detonantes en estas Semifinales del Apertura 2021. Hay cierto morbo. Hay expectación. Inesperadas expectativas. Al menos las cuatro ciudades más futboleras de México tienen un representante. Y hay sólo un técnico mexicano, Miguel Herrera, entre tres argentinos.

Pumas paciente moribundo rescató Mejía Barón diván
Getty ImagesPumas respetó su identidad y le dio una lección al América

1.- Hay un Atlas que arrastra los espíritus chocarreros de 70 años sin asear su sala de trofeos. Hoy, con Diego Cocca, se parece poco a su estirpe. Fue un equipo de futbol educado, entre la magia del barrio y la elegancia de la Academia. Hoy garabatea con la pizarra de pánico de su técnico.

2.- Y el resucitado Pumas. Un equipo rico en historia. Alguna vez una mina de diamantes: Hugo Sánchez, Manuel Negrete, Luis Flores, Luis García, Enrique Borja, y algunos más. Estaba en un sarcófago lapidado a escupitajos de desprecio. Pero, llegó un odontólogo con dotes de psicólogo. Miguel Mejía Barón le dio pasiflora al nervioso técnico y cafeína a sus jugadores. Eliminó al América. La Bestia Negra viste de azul y oro.

3.- Una revolución se armó en Monterrey. Atragantarse de rabia, de revancha, genera proezas. Eso es Tigres. Miguel Herrera, cual pelícano, guarda en el buche su rencor por la forma en que lo echó el América. Y los jugadores de Tigres, tristeando casi dos años, mientras el vecino, Rayados, se pavonea en Mundiales de Clubes, tragan ellos amargo, de ese verde viscoso de la frustración.

4.- Este León no es como el que pintó Nacho Ambriz. Hoy, hace más futbol a pujidos, a escarceos, a pataletas, que con el júbilo y la generosidad de la gestión de Ambriz. Se entiende: Ariel Holan apenas conoce el medio, y dos colosos de otros torneos, como Luis Montes y Fernando Navarro, han arrastrado lesiones. Pero, ha aparecido como figura, el lastre de otros tiempos: el diabólico Ángel Mena, quien aniquiló este domingo a los angelopolitanos de Puebla.

Ciertamente, estos semifinalistas, no son equipos que se apoderen de portadas. No sólo por su bajo impacto en la demografía futbolera mexicana, sino porque este torneo, han surfeado en un oleaje de especulación, de futbol pragmático, de aburrimiento, estigmas, a los que sólo escapa un equipo, por lo hecho en las últimas semanas: los Pumas.

Por otra parte, si algo dejó de fascinante la fase de Cuartos de Final, fue a esos héroes inesperados, accidentales casi. Hagamos la cuenta.

1.- Alan Mozo. Estuvo a punto de ser echado de Pumas. Noches de copas, baja de juego, indisciplinas, lo tenían a punto del despido. Ante América, confirmó porqué alguna vez el tarot de las especulaciones lo colocaba en Europa.

2.- Carlos Salcedo. Vetado en la selección mexicana, salvaguarda a los Tigres. Tipo de carácter violento, encarna más a Míster Hyde que al Doctor Jekyll. Pero, a veces, cuando quiere, aparece al rescate de los felinos. Gol de crack, con recepción, recorte y bazucazo, le salva la vida al Piojo Herrera.

3.- Ángel Mena. Está en deuda con León. Este domingo, en la vuelta ante Puebla, exorcizó sus propios demonios, venció sus propios temores. Marca en jugada y de penalti, tal y como había errado frecuentemente en torneos anteriores.

Así, sin el resplandor suficiente para apoderarse de toda la geografía futbolera de México, ni de un sector importante en Estados Unidos, estas Semifinales espolvorean ingredientes para involucrarse en los partidos, que posiblemente se conviertan en forcejeos densos, más que en vibrantes enfrentamientos

Pero, júrelo, Pumas exigirá a Atlas hacer un mejor futbol que la parsimonia asustadiza de Diego Cocca, y los Tigres tienen en común con el León, que si juegan a defenderse, en el acta de defunción deberá escribirse suicidio como la causal.

Sin embargo, es innegable. Esta Liguilla nació muriéndose. Esta Liguilla murió al nacer.

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LOS ÁNGELES -- Sin saberlo, el 9 de septiembre, Pumas empezó a gestar el milagro. Buscaba una cura, encontró una hazaña. Y consumó, milagro y proeza, este sábado: ganó, goleó y gustó, humillando 3-1 al América.

Ese día, ese 9 de septiembre, ya sin la zalea gastada de Tigres, Miguel Mejía Barón fue presentado como Vicepresidente Deportivo de Pumas. A partir de entonces, todo cambió y todos cambiaron. Hoy, es semifinalista, y hoy se diseñó el penacho de guerra con el plumaje más odiado y deseado de la Liga Mx, el de las Águilas.

Pumas, ese 9 de septiembre, ocupaba el puesto 15 de la Tabla de Posiciones. Agonizaba, y Andrés Lillini no encontraba una pócima vigorizante. Mejía Barón llegaba sin una ya oxidada pizarra de entrenador, pero con el verbo doméstico de su experiencia.

“En este momento no han llegado las victorias como la afición añora, pero uno tiene que pedir paciencia; (ojalá que) el hecho de que llegue yo les dé esperanza a los aficionados (y creo), que así va a ser. Vamos a tener trabajo y unidad de pensamiento, el Club Universidad está integrado por mucha gente que fue jugador, y que sabe lo que significa el escudo y los colores”, dijo Mejía Barón.

Ya hace unos días, se citaron las cifras de Pumas a partir de su llegada. Fue jugador, auxiliar técnico, secretario técnico, director técnico, y en cada una de esas etapas se coronó campeón. Como jugador contrastaba con su profesión. Era un carnicero en fin de semana, y un exquisito y preciso odontólogo entre semana.

Desde el comienzo de su gestión, Pumas suma dos derrotas, cuatro empates y seis victorias, incluyendo la de la Repesca ante Toluca y la de este sábado ante el América.

Ampara su cabildeo, una cifra irrefutable, que ya se había explicado en este espacio, más vacío de lectores, que de defensas eficientes en la zaga del América.

Con la misma delicadeza que en una endodoncia, y sin el trámite del dolor, Mejía Barón ayudó a un registro impresionante: Pumas ganó 76 por ciento de los puntos desde que se tomó el primer café con el técnico, y tumbó en el diván a los trémulos, inseguros, huidizos y deambulantes jugadores.

“Lo primero que hizo fue hablar con Lillini (Andrés, el técnico). Le dejó en claro que no quería su puesto, ni le interesaba volver a entrenar, que llegaba a respaldarlo”, revela una fuente cercana a Pumas.

Después, con el diagnóstico en mano, charló con los jugadores. Uno a uno; uno por uno; uno tras otro, y al final con todos juntos. Asaltó con tersura de psicólogo, las cabecitas y los espíritus vencidos de jugadores que eran victimizados, sentenciados y ajusticiados, de manera implacable.

Este sábado, a dos meses y medio de su presentación, los cambios fueron más que evidentes. “Al que más tiempo le dedicaba era a Alan Mozo. Hoy, es el jugador más disciplinado de todo el plantel”, revela el mismo vocero de Pumas.

Alan Mozo fue el Leónidas de Pumas ante el América. Cierto, despedazó una ya resquebrajada defensa del América, pero además, se convirtió, en esa alteración de posiciones que le permitían, en un falso enganche –y poco natural--, del equipo.

Andrés Lillini percibió el cambio de actitud y de aptitud. Tenía jugadores con las hormonas y las neuronas a su servicio. Eran los mismos jugadores, pero sin los mismos hábitos perniciosos que bullían y escaldaban sus cabecitas frágiles, en detrimento de sus habilidades futbolísticas.

Y, entonces, lo de Lillini ha pasado a ser espectacular. Le plantó cara al mejor equipo del torneo. Le abrió boquetes en su media cancha y tomó por asalto el área, donde el otro resucitado, Washington Corozo se encargó de detonar la cabeza nuclear de dos de los envíos de Mozo.

Además, Lillini se tragó al Indiecito. Y lo hizo lentamente, sin prisas, con la misma paciencia y sangre fría, que en aquella Semifinal en la que elimina a Cruz Azul.

Santiago Solari, más allá de lo mermado de su plantel, hizo una apuesta inicial casi suicida. La suerte y el arbitraje, no estuvieron de su lado, más allá del dudoso penalti que convierte Emanuel Aguilera. Le anulan un gol legítimo, por esas incoherencias de la regla del fuera de lugar, y le perdonan una roja merecidísima a Efraín Velarde.

En sus labores de cartógrafo, Solari se equivoca, pero exclusivamente, al esperar más de sus jugadores. Sus intenciones eran optimistas, pero demasiado para un plantel tan de medio pelo como el que sufre. ¿Y ahora qué viene? El Indiecito, hoy, es intocable. Se irá, sólo si él quiere.

Este sábado, terminó quemando a Richard Sánchez y a Álvaro Fidalgo, mientras que Fernando Madrigal siempre quedaba en desventaja, especialmente cuando se juntaban Leo López, Erik Lira y Favio Álvarez, además de las incursiones de Mozo, a quien Mauro Láinez y Salvador Reyes sólo le veían la placa del Maserati que transitaba por su zona.

Dos balones en los travesaños y dos cabriolas circenses de Guillermo Ochoa, impidieron que la goleada pasara a humillación y rozara la masacre. Sólo Toluca y Rayados habían despedazado aa El Nido.

Solari tuvo tal vez ideas para tapar los boquetes de su Titanic, pero, era claro, sus repuestos estaban defectuosos, al grado que implorara un milagro con dos balas perdidas, como Sebastián Córdova y Nico Benedetti, que dicho sea de paso, ¡qué fraude de futbolista es!

Ahora, Pumas espera adversario. Es la Bestia Negra de la Liguilla. Se clasificó en el sitio 11, y termina tumbando al primero. Vive sus mejores momentos. Lillini ya no tiene qué preocuparse por las telarañas mentales de sus jugadores, y ahora puede dedicarse a tejerles telarañas a sus adversarios.

Ojo: en este segundo encuentro ante América, hizo cinco movimientos estratégicos de jugadores en la cancha, mientras que a Solari no le alcanzaba ni para hacer cinco cambios de jugadores confiables.

Y seguramente, Miguel Mejía Barón seguirá en lo suyo. Alejado del pizarrón de Lillini, pero cerca de las criaturas sensibles que son los futbolistas, especialmente cuando corren el riesgo de desbocarse en los momentos de buena fortuna.

Y también, ejemplificar esta Odisea Puma, con el viejo proverbio indio: “Es más temible una manada de ciervos dirigida por un león, que una manada de leones dirigida por un ciervo”

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Rafael Ramos Villagrana

LOS ÁNGELES -- Tras el abominable tsunami de bostezos del miércoles, la vehemencia del futbol regresó este jueves a la Liguilla del Apertura 2021.

Esto demuestra que el cambio en el reglamento de desempate no es tóxico, sino que lo tóxico es la viciosa mezquindad de algunos equipos.

Puebla y Santos vistieron con la gala del futbol el overol de su testosterona. Sin noquear, sin embalsamar, sin aniquilar a sus adversarios, al menos respiran, sin jadeos. Todo lo contrario de sus víctimas, León y Tigres.

La Franja somete a La Fiera. 2-1 el veredicto, que no es sentencia. Aún restan 90 minutos en el Estadio León. La ventaja es escuálida, pero Puebla tiene el oficio para poder explotar los estertores de unos Panzas Verdes desesperados.

Santos reinauguró, por así decirlo, La Casa del Dolor Ajeno. Dos escopetazos a los Tigres y amenaza con sepultar boca abajo, las promesas ilusas e ilusionistas de Miguel Herrera. Cuando Fernando Gorriarán y Diego Valdés se asocian para el crimen, son funestos.

Cierto: no hay nada escrito. Las actas de defunción de las dos fieras, aún están sin el sello del taxidermista. Ni León ni Tigres apestan a fiambre, pero, en su cubil, ambos felinos, deberán mostrar su mejor versión, una versión superior a todas las que han desplegado en este Apertura 2021.

Sin embargo, los diagnósticos no son los mejores para León y Tigres. Sus adversarios ratificaron esa esencia de los equipos que aceptan el camino tortuoso de rehabilitarse, y que fortalecen el espíritu en el martirio prolongado de su propia reconstrucción.

El trabajo de Nicolás Larcamón reedificando a un equipo saqueado, alcanzó para meterlo al Repechaje, séptimo en la tabla, sin ningún privilegio, pero, con la solidez colectiva, y lo más respetable, sin traicionar su doctrina de jugar de manera agradable al futbol.

Mientras tanto, con la herrumbre amarga de la #Subcampeonitis, el destino de Santos parecía incierto a la mitad del torneo. Era capaz de titubear y perder ante Tijuana, y pasar problemas para vencer a un Juárez con diez hombres, y que lo superaba mientras estaba completo.

Establecido ya que los marcadores tienen poco de epitafios, porque, por el contrario, parecen frágiles para los Juegos de Vuelta de la Liguilla, toda vez que tanto La Fiera como Los Felinos, tienen la oportunidad de, finalmente, en este torneo, hacer pesar su condición de local.

León salió con una amargura plural de Puebla. Un penalti que no le marcan, serios errores defensivos, y la forma en que el equipo fue maniatado, y superado, en agresividad y futbol por La Franja. El error arbitral, sólo el queda lamentarlo a Ariel Holan, en una queja que ha enarbolado durante el torneo. Pero, merece más su atención la capacidad, la idea y la inteligencia para terminar las jugadas.

Tigres, en tanto, tiene avenidas en su zona defensiva. La ausencia de Guido Pizarro, dejó a Miguel Herrera chimuelo. Cuando la trinchera queda en las cabecitas torpes de Hugo Ayala, Sánchez Purata y encima Carlos Salcedo, corres con tacones por la cornisa del rascacielos. Es un coqueteo con el suicidio.

Tras las calamidades defensivas del primer tiempo, perforados por los goles de Diego Valdés y El Mudo Aguirre, Tigres sacó resuello en el segundo tiempo. El Piojo manda a Leo Fernández por el Diente López y a Carlos González por Hugo Ayala, buscando ese gol que les ponía en el respirador artificial.

Y se dio la ecuación de circunstancias: Santos eligió, equivocadamente, jugar a lo que no sabe: pertrecharse y contragolpear, mientras que Tigres empezó a incursionar con más frecuencia e idea. El 2-1 que aviva la esperanza, es un escopetazo despiadado de André Pierre Gignac, a los 74, justo después de un desperdicio ridículo de Juan Otero.

2-1, pues los marcadores parciales, y quedando de manifiesto que ni Tigres ni León, están aún en la lista del taxidermista, como tampoco Santos y Puebla cotizan anticipadamente en Semifinales del Apertura 2021.

Y aún con el sabor a centavo oxidado que dejaron los juegos del miércoles, con sus detestables empates a cero, tanto esas llaves, como las de este jueves, están totalmente abiertas.

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ESPNDavid Faitelson

Entiendo que Atlas y Pumas hagan lo que puedan y deban para sacar el resultado, pero, ¿cuál es el papel de clubes como América y Rayados? En su riqueza, grandeza e historia están obligados a protagonizar, a cuidar las formas y a entender que, además del triunfo que esperan ansiosamente sus aficionados, también hay un mandamiento que les obliga a ver el futbol como un espectáculo. Ninguno de los dos lo hizo en el comienzo de esta Liguilla. El América se escondió, se refugió en los últimos metros de su cancha y desde ahí especulo toda la noche con el resultado. Y Rayados quiso y siempre no quiso. Su futbol volvió a dejar vacíos y a perderse en la inconsistencia. Los dos fueron irresponsables y los dos jugaron y se comportaron como “equipos chicos”, siendo, aparentemente, “grandes”…

SAN DIEGO, California.-Hay que decir y repetirlo cada vez que se pueda: el futbol es un espectáculo…El futbol un espectáculo…El futbol un espectáculo…El futbol es un espectáculo…

       Estoy “hasta la madre” de aquellos que dicen que “el fin justifica los medios” o que hay que “jugar de forma inteligente para obtener el resultado”. El futbol es un espectáculo. La gente va al estadio y enciende la televisión para divertirse y emocionarse. Lo que vimos en el inicio de esta Liguilla ha sido un verdadero bodrio.

  No solo se trata de ganar o de perder, se trata de entretener. El futbol juega su propio partido ante “otras ofertas” que aparecen por ahí: una novela, un programa juego concursos y retos que ahora esta muy de moda, otros deportes, claro, y hasta un noticiario. El futbol cumple con esa función más allá del resultado deportivo.

  Y creo que lo peor de todo es que la situación haya ocurrido estando en escena un equipo como el América. Un club de estas dimensiones, históricas y pasionales, tiene una responsabilidad que termina convirtiéndose en casi una obligación. . Debe salir a proponer los juegos, a protagonizar, a ganar, a gustar, a golear. No estoy descubriendo nada nuevo. Todo ello esta incluido en sus “escrituras” más sagradas. Santiago Solari “burla” y “se burla” de la historia del América. Y puede que, al final consiga el objetivo de levantar un trofeo, pero sigo creyendo que hay clubes donde la postura siempre es importante. Debes jugar a lo mismo, bajo cualquier circunstancia, rival, estadio, clima, condición y no puedes renunciar el protagonismo que viene incluido en tu tipo de sangre, en tu “ADN”. La camiseta del América es todo eso y mucho más. Jugar así, es ultrajarla, traicionarla, pisotearla.

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Getty ImagesAmérica se comportó como "equipo chico" en la ida de los cuartos de final ante Pumas.

(

Podría entender, hasta cierto punto, que equipos como Pumas y el Atlas salgan a especular y a tratar de aprovechar alguna circunstancia durante el juego. La regla, si es que existe, debe ser tan sencilla como lógica: te voy a exigir de acuerdo con lo que eres, tienes y significas. No le puedo pedir lo mismo al Atlas y a Pumas que lo que al América o Rayados.

  Hay clubes que deben salir a hacer lo que puedan y deban por ganar, y hay otros que tienen otro tipo de mandamientos, que incluyen el tomar riesgos, aceptar el protagonismo y cuidar las formas.

  Nadie, pero nadie, debe olvidar, sin embrago, que más allá de la pasión que significa ganar, el aficionado busca en el futbol un entretenimiento, una forma de pasar el tiempo, de distraerse, alejarse de las presiones y los problemas de su acontecer cotidiano. Y el futbol es un espectáculo, algo que, algunos equipos, como América y Rayados, no pueden olvidar y que, cuando lo hacen, caen totalmente en la irresponsabilidad y se comportan como “equipos chicos” siendo, aparentemente, “grandes”…

@Faitelson_ESPN

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