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ESPNDavid Faitelson

Como llegue América o como llegue Chivas, el juego involucra pasión y orgullo, y eso ya lo transforma en un escenario completamente diferente. El partido de este sábado está centrado en dos cosas, primero en ver si este América es de verdad un líder general poderoso y con “pasta” de campeón, y segundo, del otro lado, atestiguar si las necesidades pasionales de este juego provocarán, finalmente, que aparezca el mejor nivel de futbol de los jugadores de las Chivas. La tabla no sirve de nada ahora. Tampoco los antecedentes históricos ni lo que se dijo, se acusó y se insinuó en la semana. El juego en especial es único, en lo que ustedes quieran que sea, pero jamás, nunca, “un partido más…”

SAN DIEGO, California.- Podemos empezar por descartar todo: lo que dijo Roger, lo que le contestó “El Bofo”, lo que se acusó y se insinuó de un lado y del otro. Podemos también dejar de lado el momento de uno en la tabla y el del otro en cuanto a una cuestión de nivel futbolístico. Podemos olvidarlo todo. Es un juego diferente, único, especial…

El Clásico Nacional es capaz de muchas cosas, incluso de “purificar” lo que parece impuro, y también de “entorpecer” lo que parece un paso seguro. América y Chivas se juegan demasiado este sábado. Los dos lo saben bien, pero parecen dispuestos a eludir y a repartir responsabilidades.

  El América es favorito, algunos dicen que un “claro favorito”. La realidad es que no hace falta recordar que el semblante de su temporada es diferente, aunque a decir verdad, apenas la semana pasada, en Toluca, fue probado en un nivel más exigente, y la realidad es que falló. Chivas no supone ser un rival del tamaño que afrontó en La Bombonera, pero el juego sí. El clásico involucra una pasión y una presión que cambia las condiciones del partido y que debe cambiar también los niveles de futbol del equipo de Santiago Solari.Veremos si es para bien o para mal.

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Imago7Previo al Clásico Nacional, América se enfrentó a un futbol más exigente y perdió si unvicto ante Toluca.

Jugar con Guadalajara, como este Chivas, no es un partido cualquiera, y exigirá que el América esté atento, que no se confíe y que genere el futbol necesario para corroborar que está en una posición de privilegio.

  Y de Chivas…¿Qué podemos y qué debemos esperar? Yo creo que lo único que realmente debe ocurrir es que los futbolistas entiendan lo valiosos que son, y que solo ellos pueden transformar el presente del club. Se puede hablar de Vucetich, de Michel Leaño, de Peláez o del dueño Amaury Vergara, pero ellos tienen la capacidad de llegar al nivel futbolístico para el que estaban valorados cuando fueron contratados o cuando llegaron al primer equipo del Guadalajara. Todos creemos que hay más futbol en Chivas del que han demostrado hasta ahora. Es tiempo de enseñarlo.

  El Clásico es un “purificador” en muchos sentidos. Puede mostrarnos el verdadero valor de un América como líder general. Puede también descubrirnos, finalmente, a ese Chivas que se planteó como un equipo de protagonismo y de buen futbol. El Clásico Nacional puede ser muchas cosas, pero nunca un partido cualquiera, uno más, ni tampoco solo tres puntos. El clásico deja un precedente para quien lo que gana y para quien lo pierde.

  @Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- Chivas resucitó un Clásico Nacional que agonizaba. Éste, el del Torneo Apertura 2021, que fallida, burda y mentecatamente es llamado #GritaMéxico, gracias a las neuronas fundidas de la Liga MX.

Un América vapuleado por Toluca (3-1), y un Guadalajara vistiendo harapos de gloria con un chiripazo del Canelo Angulo al ’89 ante Pachuca, atraían tanto como los amaños publicitarios del Canelo Álvarez.

Pero descastar al Ex Rey Midas luego de su mejor racha con Chivas (cuatro juegos sin perder) despertó el belicoso morbo de que este Clásico Nacional oculte una sorpresa, detrás del ratón bibliotecario y futbolero, Marcelo Michel Leaño, quien hereda (“¡Interinamente!”, vocifera Ricardo Peláez), el silbato, la cruz y la cachucha de Víctor Manuel Vucetich.

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Imago7Ricardo Peláez y Marcelo Michel Leaño.

Asegurando que es hijo putativo de Menotti, Cruyff y Bielsa, tal vez Leaño pretende culparlos anticipadamente de cualquier desaguisado, más allá de una innegable obsesión por hurgar en todos los estilos, formas y conductas de diferentes entrenadores de futbol. Estudioso es.

Por lo pronto, una de las frases del técnico de Chivas (“¡Interino!”, dixit Peláez) se contrapone con los preceptos de sus tres gurús o mentores: “La jugada de gol no se busca, aparece. No nos desesperemos”, habría gritado Leaño en el entrenamiento del miércoles, según reporta José María Garrido en su cuenta de Twitter.

Si se entera de este enunciado de Leaño, El Indiecito Santiago Solari, seguramente le bajará tres rayitas a los estertores de preocupación por enfrentar al Guadalajara de un tipo obsesivo del estudio del futbol, desde hace más de 15 años, aunque sólo cumpla 34.

Por otro lado, lamentable la mudez del Guadalajara en los escarceos de batalla previos a este Clásico. De hecho, lamentable para ambos equipos.

Chivas hace años que no tiene un referente. Hace años que no tiene un personaje con autoridad moral y futbolística que levante la voz en el púlpito de las redes sociales. El equipo más popular de México ha sido castrado.

Esta semana, ante las bobaliconas bravatas del fallido actor de películas para adultos, Roger Martínez, debió salir al paso el Bofo Bautista, un jugador surgido de los afortunadamente ya desaparecidos Tecos, con una jornada memorable en Chivas, con título de Liga y página de oro en la Copa Libertadores, pero que tiene el récord mundial de ser el futbolista titular de una selección nacional con menos metros recorridos en una Copa del Mundo, la de Sudáfrica 2010.

Así las cosas: tira la piedra un jugador colombiano que varias veces dijo que quería salir del América, que repudió a El Nido en su momento, y le contesta el jugador que en su segunda etapa en Chivas, según lo reconoció el mismo Jorge Vergara, fue “el error más grave y más caro que cometí”.

De cualquier manera, Chivas avivó una hoguera que apenas chisporroteaba. El Clásico de este sábado se endulza –o se amarga–, por el tan ajado dicho de que “equipo que estrena técnico, gana”, que no pasa de ser una manifestación suburbial de la desesperación.

América es líder. Y es favorito. Más allá de la humillación global que le propinó Toluca, El Indiecito Solari ya contará con sus mejores jugadores, y se le acabó el pretexto de que estaban cansados después de eliminar al Philadelphia Union de la MLS.

Es decir, ahora sí, Santiago, a ver si ya se embala tu equipo.

Y para marcar diferencia, en la semana, Emilio Azcárraga Jean se arrimó a El Nido. Ahí hay una gran desigualdad. Y otra ventaja, sin duda, para el americanismo.

1.- Es decir, si Emilio se apersona en Coapa, todos se sienten intimidados y bendecidos. El dios de sus salarios acudió a darles unos latigazos despiadados con su silenciosa presencia.

2.- Y si en Chivas se aparece Amaury Vergara, los jugadores se acercan para saber qué recomendaciones de películas y series les puede hacer, o reflexionan con algo así: “Nos viene a vender polvitos”. Nada que ver con la imponente personalidad de su padre.

Pero si bien América es el ungido por los apostadores, Chivas aún tendrá argumentos. Más allá de lo ocurrido en los Cuartos de Final, donde con tres chicotazos de Cristian Calderón eliminan a las Águilas, que, después quedó claro que fueron dos golondrinas sin verano, esta vez no mostrarán el pánico que en la fase regular evidenciaron con Luis Fernando Tena y el mismo Ex Rey Midas.

De ocurrir, que por primera vez en los últimos dos años, en fase regular, Chivas no desfallezca de miedo, como ninfa secuestrada, deberá agradecérsele ya a Marcelo Michel Leaño. Fuera de ese doble accidente en Cuartos de Final, el Rebaño ha sido una dócil, servil y sufrida víctima dispuesta al sacrificio.

La afición rojiblanca, fiel, sólida, a pesar de los naufragios recurrentes del Guadalajara, seguramente escoltará al equipo en la Ciudad de México, y de pasadita podría urgir a Leaño y sus corderos a que por lo menos dignifiquen su oficio, la camiseta y el privilegio de jugar el Clásico Nacional.

Al cierre de este Blog, con menos lectores que victorias de Chivas en el torneo, todo indicaba que Oribe Peralta iría en el ataque rojiblanco. Es decir, la esperanza de gol del Guadalajara está en los pies y la mollera de un tipo que aún no se despoja del plumaje del americanismo. Es decir, si Jesucristo jugara futbol, estaría yendo al ataque con Judas Iscariote.

Dicen allegados a Chivas que ya Leaño envejeció tres años en los últimos tres días. Ha visto más videos de su equipo y de América en esta semana, que las películas que ha visto Amaury Vergara de Alfonso Zayas, Rafael Inclán, y la saga de mujeres dedicadas al que dicen es el segundo oficio más antiguo del mundo.

Al final, entre los balbuceos de Roger Martínez, las bofas respuestas de Adolfo Bautista, la exaltación de Leaño, los espectros del Toluca, y esa aberrante y bufonesca filosofía de “la jugada de gol no se busca, aparece”, y que el América acaparó los 60 mil asientos disponibles para este Clásico, súbitamente, el Lázaro de todos los Clásicos se salió de su tumba. Si esta vivo o si sólo es un zombi, se sabrá este sábado por la noche.

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LOS ÁNGELES -- Acechante. Puede ser un agravio o un elogio. Describir así a Marcelo Michel Leaño implica ambas acepciones y sin ninguna excepción. Acechante.

Desde su reincorporación a Chivas, habíamos advertido que no se detendría hasta hacerse cargo del primer equipo. “Es un interinato”, insiste Ricardo Peláez con sobada y curiosa persistencia.

Se había reiterado también que Leaño había saltado del sillín de jefe de Fuerzas Básicas al aposento administrativo de Amaury Vergara. El dueño de Chivas acudía al palco del estadio y el futbol se revelaba ante sus ojos como un Cubo de Rubik a un daltónico.

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Imago7Ricardo Peláez y Marcelo Michel Leaño.

Y Leaño se convirtió en sus ojos, porque el dueño ve pero no observa el futbol. Se convirtió en sus neuronas, porque Amaury ve la alineación, pero le es ininteligible el armado del futbol.

Y obviamente entre susurro y susurro, entre cuchicheo y cuchicheo, esta moderna Scherezada de fábulas futboleras se acercó al banquillo más codiciado e incómodo, bajo cualquier circunstancia, en el futbol mexicano.

Desde el palco principal, rodeado de lisonjeros, Amaury observaba a sus peones correlones, y, entre bostezo y bostezo, sólo entendía el veredicto del marcador. Los despropósitos de Víctor Manuel Vucetich para Vergara eran como la enigmática Hipótesis de Riemann, pero Marcelo Michel Leaño se lo simplificaba en un dos más dos.

Acechante, pues. No alcanza para intitularlo como advenedizo, porque en la decapitación de Víctor Manuel Vucetich tuvieron mayor incidencia las estulticias del mismo técnico que las conclusiones del analista de cabecera de Vergara.

Marcelo Michel Leaño asegura que domina cuatro idiomas y que quiere perfeccionar un quinto: el del futbol. Le agregaría un sexto: el de la seducción. De repente, un día, soltaba expresiones como: “Hoy hablé con El Flaco (César Luis) Menotti”, o “estoy en contacto con el CEO del Ajax, Edwin Van der Sar”. Y lo mejor de todo, o lo peor de todo, es que no miente.

En una entrevista con Graciela Reséndiz para ESPN, Menotti viste de gala la personalidad de Leaño para hacerse cargo del equipo. Elogia su preparación, su perseverancia, su tesón, y la más puntual de las aseveraciones del argentino es que se ha preparado siempre para ser entrenador.

Más allá de esa docencia al lado de Menotti, como su alumno y su chofer, Leaño tuvo oportunidad de aprender, tal vez mejor que el mismo Amaury, los poderosos atributos de vendedor del mismísimo Jorge Vergara, y en ese delirio de esponja, trataba de absorber cada vocablo de Johan Cruyff durante su fallida gestión con el Guadalajara.

Su personalidad como técnico es un conjunto de parches selectivos. Es un rompecabezas incongruente de ideas congruentes tomadas de otros tipos con los que ha charlado, y de más del centenar de libros de futbol que ha leído, o del desparpajo con el que interroga a otros entrenadores.

Como puede verse, el compendio futbolero de Leaño es poco común, más allá del hecho de que jamás jugó al futbol, lo cual no debe ser un obstáculo, para la habilidad eventual de “gerenciar” las habilidades de jugadores refunfuñones y volubles.

Recuérdese que ya hay un largo historial de técnicos exitosos que nunca fueron futbolistas: José Mourinho, Claudio Coutinho, Arrigo Sacchi, Carlos Alberto Parreira, Rafa Benítez, entre muchos otros, y hasta algunos modestos, conocidos en el medio mexicano como Sergio Markarián, Ariel Holan y Nicolás Larcamón, entre otros.

Ojo: estos nombres no garantizan que Leaño pueda tener esos alcances, pero ratifican algo: aquel que no ha pisado cancha profesionalmente sabe que debe esforzarse aún más para conocer esos pequeños y discretos secretos de una cancha de futbol.

¿Por qué la insistencia de Peláez en aclarar que Leaño es sólo un interino? Porque, pase lo que pase, el provisional técnico de Chivas no quiere perder su puesto si los resultados no se dan. Ocurre en el futbol mexicano que aquellos que saltan al interinato después terminan saliendo de los clubes por la puerta de atrás, inevitablemente. Él quiere seguir en Chivas.

Recuérdese que la familia Leaño ha estado vinculada al Guadalajara desde hace decenios. En el acta constitutiva de la Promotora Deportiva Guadalajara, que presidía Salvador Martínez Garza, aparecían los nombres de Juan José y Antonio Leaño, los dos personajes que fundaron y desarrollaron a la Universidad Autónoma de Guadalajara.

Incluso, Martínez Garza estaba casado con una hermana de los Leaño, y sus hijos, hoy propietarios de Akron, llevan esa misma sangre, y en su momento, hubo incluso una propuesta para inversión en el Guadalajara, en la mesa de Jorge Vergara.

En lo futbolístico, el bautizo de fuego para Marcelo Michel Leaño es inmejorable: las Águilas del América. A los 34 años dirigirá a un equipo en crisis ante el líder del torneo, y además el contrincante por antonomasia de Chivas.

¿Está preparado para la cita? Vale decirse que para este citatorio, Leaño se ha venido preparando toda su vida.

Desde el interior del club se afirma que el interino ha visto más veces los juegos de Chivas que el mismísimo Vucetich cuando estaba al cargo, o que el director deportivo Ricardo Peláez. Sus anotaciones sobre cada jugador del Guadalajara son más puntuales y exactas que los registros médicos y futbolísticos que tiene el mismo club.

Y desde el interior del equipo se afirma que Leaño ha revisado los videos del mejor América de Santiago Solari. No el equipo que fue arrollado por Toluca el fin de semana pasado, sino el de sus momentos más sobrios y dominantes.

Tal vez, Leaño se ampara en uno de los fundamentos de Cruyff: “Las fortalezas de tu adversario muestran más sus puntos débiles, que sus mismas debilidades”. Y además, sabe que el sábado recibirá a la más poderosa versión de un América herido por Toluca.

Obviamente, conocer en detalle al adversario y a su propio plantel no es ninguna garantía. En la cancha de futbol se construyen y se destruyen fantasías; sin embargo, Chivas ganará en congruencia.

De entrada, seguramente, Leaño pondrá en la posición correcta a sus jugadores. Y pondrá en la cancha a los mejores en actitud y aptitud para el desafío, sin dejarse llevar por cualesquiera que hayan sido las extrañas divagaciones que tenía Vucetich.

Y detrás de ese ajado, sobado y encanecido dicho de “equipo que estrena técnico, gana”, la realidad es que los mismos jugadores de Chivas, expuestos, exhibidos, ridiculizados, inoperantes, a veces por los delirios del mismo Vucetich, querrán dar el juego que los congracie, los redima, los exculpe y los indulte ante su afición y su directiva.

Y claro, hay otro Marcelo Michel Leaño detrás del biombo. En Necaxa, donde tuvo un arranque promisorio, eligió, equivocadamente, solidarizarse con el grupo de jugadores extranjeros contrapunteado con el grupo de jugadores mexicanos. No fue capaz de conciliar entonces.

Ahí hay una lección agregada. La solidaridad suya debe ser generalizada para que sea correspondida. Si empieza, como Vucetich, a elegir favoritos y mimados, encontrará, nuevamente, el fracaso.

Pero, eso, seguramente ya lo sabe. A los 34 años va a equivocarse aún muchas veces, pero, en ese puesto de técnico de Chivas, interino o no, ya no puede ni debe equivocarse en lo que se ha equivocado ya otras veces.

Acechante, pues, le queda claro: entre la oportunidad y el oportunismo, sólo existe la cero tolerancia.

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LOS ÁNGELES -- Chivas se equivoca hasta cuando acierta. Sí, el Guadalajara sigue haciendo las cosas mal, hasta cuando las hace bien. Anunció este domingo la expulsión del ‘Ex Rey Midas’ de su propio Reino del Revés.

Víctor Manuel Vucetich había salido con ultimátum ante Pachuca. Parecía que el gol del ‘Canelo’ Ángulo al 89’, lo resucitaba. Lo único seguro es que su relevo y relevista, estaba ya apalabrado.

¿Por qué Chivas se equivoca hasta cuando acierta?

1.- La decisión debió tomarla antes de la Fecha FIFA. El relevo, obligado a ser rescatista, habría tenido más tiempo para trabajar.

2.- Se viene el Clásico contra América, zarandeado por un Toluca que le perdonó una humillación mayor. Aunque, recordemos, el Chivas de Vucetich moría de miedo ante El Nido en juegos de fase regular. Ya se supo que en aquellos Cuartos de Final, los jugadores se rebelaron.

3.- Esta es una decisión que rebasa a Ricardo Peláez. Amaury Vergara y su nuevo consejero, Marcelo Michel Leaño, lo orillaron. Cuando veas la cabeza de tu técnico cortar…

Al ‘Ex Rey Midas’ lo condenó su mediocridad. Un abominable estilo de juego. Ensayó con 34 alineaciones diferentes en 45 partidos; 17 victorias, 17 empates y once derrotas. 52 goles a favor y 46 en contra.

¿Algo más grave? Renegó del nacionalismo de Chivas: “Sí, es una desventaja jugar sólo con mexicanos”. Sólo un jugador le dijo que se había equivocado: Jesús Molina, irónicamente, recordado más en Coapa que en Verde Valle.

¿Nombres? La tolvanera de rumores se azuzó al saltar el boletín del Guadalajara. Como chisporroteo de anafre, saltaron pistas.

1.- Que Antonio Mohamed ya viaja a Guadalajara.

2.- Que Guillermo Lara ya les enquistó el nombre de Jaime Lozano.

3.- Que Matías Almeyda se incorpora al cerrar su contrato el 7 de noviembre con Terremotos.

4.- Que Michel Leaño, tras años de labor de zapa, ve frutos, y al menos, sería interino a prueba.

¿La mejor opción? Parecería firmar al ‘Turco’ Mohamed por lo que resta del torneo, pero, ojo, sólo por lo que resta del torneo. Y después darle las gracias.

Puede hacer el mismo milagro que con Monterrey al sustituir a Diego Alonso, pero después, lo arruinará como arruinó a Rayados. Por eso, contrato por tres meses, aunque se oponga su tan cuestionado, polémico y enervante promotor, Christian Bragarnik (búsquese sobre él en la nota roja de medios argentinos).

Mohamed tomó de Alonso un equipo aceitadito físicamente y bajo un rigor de disciplina. Después del espectacular juego ante Liverpool en el Mundial de Clubes y de ser campeón, por su pereza, él mismo saboteó al equipo.

Hoy el ‘Turco’ recibiría eso: un Chivas carburando físicamente y bajo la necesariamente carcelaria disciplina impuesta por Peláez. El equipo está afinadito, ronroneando, para arrancar en tercera, pero necesita de una guía futbolística y espiritual.

Gente involucrada con Chivas asegura que la decisión estaba tomada desde antes incluso del gol del ‘Canelo’ Angulo. Lo único que hizo ese 1-0 sobre Pachuca, al final, fue agregarle salpullido de duda a una decisión irrevocable. Por eso no se anunció la noche del sábado. Parecía impopular la medida a pesar del vociferante #FueraVuce de la afición encolerizada.

¿Jaime Lozano? No tiene la nitroglicerina para hacer estallar a Chivas en el poco tiempo que queda en el torneo. Lo suyo requiere tiempo, mucho tiempo, además de que su medalla de bronces es un currículo pobre para que le entreguen al Guadalajara.

¿Matías Almeyda? El ‘Pelado’ está dispuesto. Se ha apresurado a aclarar que no pondría condiciones para regresar a Chivas. “Un amor enorme”, dice tenerle al Rebaño, pero su liga con Terremotos vence el 7 de noviembre.

Hay quien considera un interinato de Leaño, fanático de Chivas de toda la vida, y un adulador de Jorge Vergara hasta el empalago y el hartazgo. Lo venera tanto, que hasta hace dudar.

Ojo: hay alguien que no puede equivocarse nuevamente: Ricardo Peláez. Su habilidad y credibilidad como director deportivo en Selecciones Nacionales, América y Cruz Azul, se ha vuelto cenizas.

Hoy, a Pelaéz, ni su santoral de bolsillo, ajado y decolorado, puede salvarlo si se equivoca nuevamente. El ultimátum que pendía como Espada de Damocles sobre el cuello de Vucetich, ahora oscila sobre el suyo.

Además, él mismo juramentó públicamente que “el día que me tenga que ir, lo haré sin ningún finiquito”. Eso facilita la purga para el nuevo amasiato administrativo en Chivas, ése entre Amaury Vergara y Marcelo Michel Leaño.

¿Y los jugadores? Parecen haber recapacitado, aunque tal vez demasiado tarde. Han sido meses de cinismo, desfachatez y desvergüenza, pero, al menos recientemente, han mostrado que espiritualmente quieren cambiar el humillante desastre que han perpetrado en el Guadalajara.

Por lo pronto, esos de mantenimiento en Verde Valle, que sólo enjuaguen la canasta donde rodó la cabeza de Vucetich. La testa del que sigue, terminará ahí, tarde que temprano, y muy posiblemente, muy probablemente, antes de que Chivas vuelva a ser campeón.

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LOS ÁNGELES -- Jugando 30 minutos con un lucifer menos, y con dos desdeñados, casi apestados de Coapa como figuras, los Diablos Rojos tocan el Paraíso, aunque no le arrebatan el Cielo a las zarandeadas Águilas del América quienes pierden la virginal castidad del invicto. 3-1.

Haret Ortega, aguilucho de cuna, con dos certeros cabezazos, garabatea el epitafio del fúnebre periplo americanista a La Bombonera. Pero, el Leónidas, fue el renacido de 38 años, Rubens Sambueza. Él, irónicamente, había suplicado retirarse este año con el América, pero, lo ningunearon. De desagradecido a desagradecido.

3-1 el marcador. Pudo tener repercusiones de escándalo, pero Alexis Canelo erró una clarísima, y Guillermo Ochoa recreó otra jornada como saltimbanqui rescatista del #911.

¿Desgaste en el América por la exitosa incursión a Filadelfia, entre fatiga y cambios necesarios? Sin duda. Pero el mismo Santiago 'El Indiecito' Solari había advertido que no sería una excusa. Pudo abrir el paraguas, pero, mejor, cerró la boca.

Toluca fue superior con 11 hombres en la cancha, y aún después de sufrir la bobalicona expulsión de Claudio Baeza al minuto 56. Jugar con diez, le sentó mejor al pelotón de Diantres de Hernán Cristante, que al América, pues se le colapsaron las neuronas a Solari para hacer cambios y ajustes correctos.

Enjundiosa, bravía y pulcra, la irrupción de Haret Ortega, desechado por las Águilas para llevarse a un Alan Medina, transeúnte en Coapa con pena y sin gloria. En ambos remates de cabeza, el primero con seco frentazo, y el segundo, con desesperado empujón con la mollera, rebasa la frágil, tibia y artrítica marca americanista.

Y si Haret y Braian Samudio ridiculizaron a toda la desfondada línea de fondo del América, el jugador que tomó el trinche de Luzbel en el Infierno de Toluca fue Sambueza. Hoy, en el ocaso inevitable de su carrera, juega “mejor que nunca”, en la compleja y más amplia interpretación de esa expresión.

Ojo: al América no puede reclamársele falta de devoción ni de compromiso. Incluso con el 1-1, en una vertiginosa anticipación de Henry Martín, llegó a tomar por momentos el látigo de la parsimonia, la calma, la pausa, ésa con la que disfruta enervar y adormecer al contrario.

Pero, como suele ocurrir cuando el América está enfrente, el Toluca estaba decidido a ir por el botín completo. Y mordió, anticipó, forzó las marcas, obligando a que el América se viera nervioso, precipitado, errático, y poco a poco fue evidente que terminó maniatado y vapuleado.

El 4-1 lo tuvo Alexis Canelo. Recibió de Sambueza y enfrente sólo estaba Guillermo Ochoa. Quiso colocar el disparo, cruzado, pegadito al poste, para hacer un gol que agitara banderas, pero el balón se escurrió a un lado. Además, Guillermo Ochoa nuevamente le quitó la vestimenta roja del escándalo al marcador, con circenses lances. No cabe duda que es el mejor atajador mexicano.

De agradecerse el descaro de los Luciferes. Porque con el 2-1, con un hombre menos, lejos de atrincherarse y tratar de administrar la ventaja, fueron a buscar ese tercero que merecidamente consiguieron, y siguieron sometiendo en desesperación, persecuciones, equivocaciones y desatinos al América, en especial, con frecuentes errores de ubicación y recorrido de Miguel Layún, y claro, normal, de Jorge Sánchez.

Los ajustes de Solari trastornaron al equipo, yendo de la desesperación al desconcierto. Roger Martínez mostró esa versión oscura y mezquina tan suya, y por lo tanto improductiva, mientras que Sebastián Córdova, nunca logró acomodarse en sociedad con sus compañeros.

América sigue de líder por mejor diferencia de goleo (+7) que Toluca (+6). Pero, le acecha el aluvión de compromisos de mayor exigencia, especialmente porque hay muertos que se salen del sarcófago cuando enfrentan a las Águilas: Guadalajara, Pachuca, Pumas, San Luis, Santos, Tigres, Monterrey (Concachampions), Cruz Azul, y finalmente, otra vez Rayados.

En abril pasado, tras caer ante Toluca, también por 3-1, Santiago Solari reflexionó: “Lo que viene bien siempre es ganar. En el deporte y en la vida, a veces, perder es más valioso que ganar y pone en valor cosas que has hecho y debes recordar”.

¿Pensará esta vez igual, que perder es más valioso que ganar?

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LOS ÁNGELES -- No estremece. No alebresta. No apasiona. No enerva. Y un América que no desata frenesí no es el América. Un América que no te enfila al precipicio del paroxismo y el delirio no es el América.

De modo muy simplista y casi pueril debe decirse: juega feo, muuuuy feo. Juega aburrido, muuuuy aburrido. Entiéndase bien: por ser el América, por ser el Patrón de El Nido, y el paladín, el alférez, el abanderado del #ÓdiameMás, no debería jugar así, no debería ser así, pero es, lo es.

Y sin embargo...

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El América de Santiago El Indiecito Solari es el equipo que -ojo- en este momento mejor juega al futbol en la Liga MX, cierto, a su futbol, bajo su entendimiento de lo que debe ser el futbol. La mezquindad a veces se viste de gala.

Y visto así, estrictamente así, nada hay que recriminarle ni a Solari ni al América, que este miércoles, aún con la cizaña arbitral propia de Concacaf, expulsó las ilusiones sacrílegas de la MLS de meterse a la Final de la Concachampions, al sentenciar 2-0 (4-0) al Philadelphia Union.

América juega con orden y como si fuera guiado por un ordenador. Una mezcla gélida del ajedrez y el FIFA. Más bostezos que alaridos, cierto, pero está en la Final de la región, y comanda la Liga con un desparpajo insultante, pero ni siquiera insulta de manera soez y perdularia. No, insulta de la manera más dolorosa, con una mirada altanera, desde el pent-house del torneo.

Así quiso Solari hacer jugar al Real Madrid, pero, obviamente, la pléyade merengue no estaba dispuesta a obedecer al Indiecito. ¿Por qué? Porque había que correr más, pensar más, concentrarse más, y sacrificarse más por la posesión de una maldita pelota. Los purasangre no permiten ni siquiera la cercanía del arado.

Ciertamente, la forma de jugar del América repele a la mayoría, incluso entre el americanismo más culterano. Pero, después de unos años de agruras y constipaciones con Miguel Herrera, prefiere el conformismo.

Porque, insisto, América juega muy bien, de acuerdo a su librito, cadencioso, somnífero, desesperante, cansino, agobiante, estrujante, enredado, pero altamente eficiente.

Es mérito absoluto de Solari. Le han dado rastrojos. Tal vez a excepción de Pedro Aquino, y quien ya había sido reclutado por Miguel Herrera, antes de su abrupta separación, el nivel de exigencia para afiliarse a El Nido, se redujo a la mediocridad en los currículos.

De la banca del Real Castellón, de la Segunda División de España, desempolvó y limpió de telarañas a Alvaro Fidalgo, quien, como ya conoció el hambre y las mazmorras de la desesperación, resurgió, contrito, en América.

Solari recibió, en medio del camposanto futbolístico, en medio de tantos difuntos en calzoncillos, una columna vertebral saludable: Guillermo Ochoa, Richard Sánchez, Sebastián Córdova y Henry Martín.

Ha pedido refuerzos, pero el dueño, Emilio Azcárraga Jean, cerró el monedero. Se hartó del despilfarro de Santiago Baños. Le soltó la chequera y fue a comprar, como nuevo rico, a señoritos perfumados de vicios ocultos.

Tres colombianos y un ecuatoriano, todos de muchas mañas y poco futbol: Roger Martínez, Nico Benedetti, Andrés Ibargüen y Renato Ibarra terminaron por ser protagonistas de escándalos y de la nota roja, más que del marcador. Además, nunca investigó, médicamente, los antecedentes de Nico Castillo en Portugal.

Surcando entre indisciplinas, lesiones, Fechas FIFA, torneos antojadizos de la MLS y de la USSoccer, y revisando el listado de jugadores, que parecía más un obituario futbolístico, El Indiecito eligió la forma de sobrevivir ganando.

Un equipo compacto, de intensa marca, de agobio feroz, de acoso con superioridad numérica, de tránsito seguro con el balón, y mucha paciencia, además de un respetable índice de efectividad. Sin duda, Solari se metió en las molleras de sus jugadores.

Dicen, los cercanos al América, las cabecitas pizpiretas que se arremolinan en busca de información en El Nido, que en su discurso Solari tiene dos mensajes: cautiva al jugador, pero le entrega un ultimátum. Le dice a cada uno que es el mejor, pero que es totalmente prescindible.

En espera de que sea una realidad y no otra de sus farsas, hasta Benedetti parece dispuesto a desquitar los cuatro millones de dólares por año que recibe, más allá de su fallido y humillante intento por convertirse en estrella porno en diciembre pasado. Marcó en Mazatlán y en Filadelfia.

Queda claro que en esa habilidad pertinaz por manipular el cacumen limitadito del futbolista, esas entendederas colapsadas de los jugadores, Solari ha rebasado a otro experto, como suele o solía serlo Miguel Herrera.

Por supuesto, gente con autoridad futbolística habría increpado el proceder de Solari, ante la dimensión histórica del América. Johan Cruyff, arquitecto de los cimientos de un Barcelona en extinción, sostenía: “El futbol siempre debe jugarse de manera atractiva, debes jugar de manera ofensiva, debe ser un espectáculo”.

Y, guardando las distancias, las abismales diferencias, cabría en Solari la definición lapidaria que hizo Cruyff de uno de los imperturbables genios del futbol mundial: “(José) Mourinho es un entrenador de títulos, no de futbol. O mejor dicho, no es un técnico de futbol si entendemos este deporte como espectáculo o divertimento para los que lo ven”, escribió el holandés alguna vez en El Periódico de Cataluña.

Estrictamente, en términos de espectáculo, América no desquita el precio del boleto. Pero, entiéndase que todo aquel aficionado que ha hecho del plumaje de Coapa su vestimenta de fin de semana, tiene todo el derecho a regocijarse.

Hoy, las Águilas vuelan donde los zopilotes se marean, y otros animalejos de menor estirpe, como cabras, chivas invadidas de artritis reumatoide, ni siquiera se atreven.

Para El Indiecito y la Tribu de Coapa se vienen los días más exigentes de este 2021, al margen de los jugadores que deberá ceder a la Selección Mexicana para los dos Fechas FIFA restantes y el amistoso ante Ecuador.

Deberá jugar la Final de la Concachampions ante Cruz Azul o Monterrey, y la jaula de la Liga MX está atiborrada de fieras cebadas, que tratarán de alterar esa flema tan distante del Indiecito. Tome nota: Toluca, Chivas, Pachuca, Santos, Tigres, La Máquina campeona y Rayados, y por ahí aparece un remanso como es el Atlético San Luis, que, sin embargo, ya se sabe, este tipo de equipos menesterosos, buscan siempre un mendrugo de gloria ante las Águilas.

Y sí, juega feo, muy feo. Y aburre, vaya que aburre. Pero, está ahí, al mando de su Liga y de la región conkakafkiana. Y su afición, modorra y todo, genera envidia entre el resto. Sí, #ÓdiameMás, aunque sea entre bostezos.

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LOS ÁNGELES -- De los mismos creadores de “El Tri-tanic se hunde en Las Lomas”, “La amorosa y tricolor caravana de Nueva York a San Antonio”, o “Las aventuras de Don Juan Carlos Osorio”, entre otras, ahora llega “Las Águilas pachucas del Pedregal”, con los protagónicos de los colombianos Nico Benedetti y Roger Martínez.

Así como en los anteriores casos señalados, la revista TvNotas difundió este lunes fotografías y artículo sobre una socialización entre algunos futbolistas del Club América, y unas señoritas cuya profesión queda al desnudo –literalmente–, por dedicarse al entretenimiento para adultos.

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Imago7Nico Benedetti y Roger Martínez son señalados por una supuesta indisciplina.

Como se dice coloquialmente, “con pelos y señales”, la revista relata cómo los jugadores, ambos con un pie fuera de Coapa, empaparon su diversión con bebidas no recomendables para futbolistas profesionales en activo, menos aún de cara a la Liguilla, en la que fueron eliminados por Pachuca.

La revista afirma que Leo Suárez y Richard Sánchez habrían estado en esa reunión, pero el protagonismo caligulesco quedó en manos –y resto de su anatomía–, de Benedetti y de Roger, que podría explicar que el primero ha pasado más tiempo en el taller de laminado y pintura que en la cancha, y el segundo, que es el héroe maldito en todas las batallas perdidas por las Águilas, porque sus grandes actuaciones, al final, no han servido de nada.

¿Qué hará Joaquín Balcárcel, el jefe supremo en las Águilas? ¿Qué le ordenará que haga a Santiago Baños? ¿Impondrá Santiago Solari disciplina como pretendió hacerlo en el Real Madrid? Las repercusiones conyugales son ya un drama ajeno al futbol.

Según la información de la revista, la reunión habría sido posterior a un asado de confraternidad, solidaridad, unión, cohesión de grupo, organizado por el mismo Club América de cara a la Liguilla. Es decir, glotones éstos, se brincaron de una parrillada con carnes selectas a otra parrillada.

Si en 2020 fue Chivas el equipo que acaparó el balcón de los escándalos, desde la desobediencia social y sanitaria, hasta brindar con vodka con tamarindo, o animados principiantes cantando en cortijos, y hasta donjuanes fallidos y bateados públicamente, ahora las Águilas pretenden hacer lo suyo, desde aquel pasaje de Jeremy Menez en su propia Sodoma y Gomorra.

El Guadalajara pasó de la tolerancia absoluta a la rigidez disciplinaria. Sancionó y multó a Uriel Antuna, Alexis Vega y Chicote Calderón, hasta llegar a la segregación absoluta e ignominiosa de Dieter Villalpando, Gallito Vázquez, Alexis Peña y La Chofis López.

Ha habido en el Rebaño esa tendencia a la tolerancia. Incluso, a pesar de la gravedad de estos comportamientos, incluido el último de ellos que involucraba a los cuatro expulsados del club, Francisco Gabriel de Anda, ex director deportivo, revelaba al aire que en su breve estadía en ese cargo detectó que ocurrían cosas aún peores, bajo las narices de Amaury Vergara, Mariano Varela y el #Pelagatos2.0, como Ricardo Peláez inmortalizó a José Luis Higuera.

Tiempos corren en que el descuido de los jugadores, y el abuso de los presentes, permiten reseñar estos desacatos disciplinarios, que ocurren en realidad en casi todos los equipos de futbol. La diferencia es cuánto trascienden esos clubes.

Por ejemplo, en la pasada visita de Ciudad Juárez a Guadalajara, uno de sus futbolistas, con compañía femenina, abrió un bar (Luccas) de manera clandestina en plena pandemia, e invitó a colegas de Chivas, a esa etílica reunión. Sin embargo, la policía municipal se enteró y obligó a cerrar el lugar, sin que llegaran aún los invitados del Rebaño. La orden era que todos, en especial el personal, incluyendo seguridad, deberían dejar sus celulares en recepción.

Por otro lado, ¿cuánto afectó esa escapada de los americanistas el Juego de Ida ante Pachuca, que pierden las Águilas por 3-1, y hace inútil la victoria en el Juego de Vuelta (4-2)? Complicado precisarlo. Roger Martínez entró de cambio en el segundo tiempo y no pesó en el partido. ¿Benedetti? Llegó con el apodo de Poeta, y se irá con el del Gran Fiasco.

En un artículo de la Revista Líbero, dedicado al alcoholismo y el futbolista, explica las devastadoras consecuencias de un jugador en competencia. “El estado de resaca también incrementa significativamente la posibilidad de lesiones musculares y de microrroturas debido a la hipoglucemia, la cetoacidosis y el transporte deficitario de oxígeno a los tejidos que se produce tras la ingesta de alcohol”.

El mismo texto explica que “las borracheras provocan grandes deshidrataciones. En estas condiciones no es aconsejable realizar ejercicios físicos intensos (como los que se producen en un entrenamiento de futbolistas de élite y por supuesto en un partido de futbol de alta competición) ya que al sudar se pierden de forma mayoritaria agua y electrolitos... y no alcohol”. Obviamente, esto, expone a lesiones.

En la interesante disertación sobre el tema, la Revista Líbero publica: “Las evidencias científicas muestran una clara relación entre el consumo de bebidas alcohólicas y una pérdida de fuerza y coordinación. Cuando el alcohol cruza la barrera hemato-encefálica interactúa con los neurotransmisores del cerebro provocando que no podamos caminar correctamente o pensar con claridad, factores clave para un futbolista”.

Además puntualiza que los efectos de una cruda, o resaca, no afecta sólo las horas o el día siguiente, sino que impacta durante varios días, en el rendimiento de un jugador de alta competencia.

El artículo corrobora una indiscutible verdad. Cada organismo reacciona de manera distinta. La historia del romanticismo oscuro del futbol, que habla de heroicidades impensables.

Jesús Bracamontes, entrenador y hoy analista, relataba alguna vez una anécdota sobre un bala perdida: el brasileño Nidelson de Melo. Estaba cerca la hora del partido con el Correcaminos de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, y el jugador no aparecía. Alguien le dio santo y seña de dónde encontrarlo.

El profesor Bracamontes fue al motel, donde reposaba Nidelson, acompañado de una dama. “Deme cinco minutos Profe”, le dijo el brasileño. El entrenador fue a su carro a esperarlo con el motor encendido para ir de inmediato al estadio. Pasaron, cinco, diez, quince minutos y el técnico subió a ver qué ocurría, por qué la demora. Sí, el apasionamiento del futbolista lo llevó a jugar tiempos extras. “Ese día metió dos goles y ganamos”, recuerda Bracamontes.

Historias como estas, abundan. Cuauhtémoc Blanco platica con descaro cómo después de una noche devastadora, él entregaba sus mejores partidos. Incluso relata cómo, en la era de Leo Beenhakker, el técnico holandés le advirtió que si volvía a llegar con aliento alcohólico al entrenamiento, lo echaría.

El Temo no escarmentó, obviamente. Llegó todavía con ese aroma agrio, delatador, inconfundible, de una larga noche de copas, y un compañero le engatusó, le dijo, que masticara papel periódico, mucho papel periódico, para matar la pestilencia a alcohol. Beenhakker pasó de la ira a la carcajada, al enterarse de la broma hecha a Blanco. Los dos entendieron algo: el técnico, que no podría enderezar al jugador, y el jugador que mientras rindiera en la cancha sería intocable.

Como estas, hay cientos de anécdotas referentes al futbol mexicano, incluso, particularmente, en torno a la selección mexicana, en las que técnicos y directivos están involucrados, y en hechos que pudieron terminar trágicamente, como en Foz de Iguazú, donde se hospedaba el Tri durante la Copa América de Paraguay.

¿Cómo reaccionará el América? Difícil precisarlo. Su historia está llena de estos hechos. La diferencia es que hoy es difícil esconderlo, especialmente cuando cada aficionado con un celular en la mano, es un paparazzi en potencia.

Por ejemplo, los dos goles –a la postre inútiles–, de Roger Martínez al Pachuca, en ese apoteósico Juego de Vuelta, ¿justifican los más de cuatro millones de dólares por año, cuando esas dos anotaciones –inútiles al final–, han sido lo más generoso del colombiano con el club?

Llaman poderosamente la atención las numerosas reacciones del aficionado americanista en redes sociales. Un gran número de ellas justifican, glorifican y deifican a los jugadores de las Águilas expuestas en esta revista. Es el Síndrome de Juan Charrasqueado, de esos fanáticos que se reflejan en sus jugadores porque ellos sí pueden ser “borrachos, mujeriegos, parranderos y jugadores”.

Y mientras el futbolista encuentre esa indulgencia entre aficionados de América, de Chivas en su momento, entre tantos otros, se sentirá blindado públicamente para seguir actuando de la misma manera.

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ESPN

El América fue una apariencia de un equipo grande, espectacular, con fuegos artificiales y eliminado por un equipo de menor presupuesto.

Señoras y señores… No solamente se va el América, sino también queda fuera el Monterrey. dos equipos que eran favoritos para ganar el título, dos clubes con bagaje económico muy poderoso, ambos con unas de las plantillas más caras en el futbol mexicano.

Se van de diferente forma. Monterrey se esfumó, como si no existiera. Ante Santos jugó con un futbol rácaro, ríspido, muy al estilo del ‘Vasco’ Aguirre y se fue con un empate al final del partido, castigado por el equipo de Guillermo Almada que juega mucho mejor al futbol, y Santos no cuenta con la nómina que tiene Rayados.

El América, que venía de perder 3-1 contra Pachuca, sabía que tenía que jugarse todo en el Estadio Azteca, y empezó perdiendo 0-1. Pero consiguió remontar, tomar vuelo y ponerse 3 goles a 1 en el marcador.

Pero un penalti marcado por Gustavo Cabral en el 63, dejó 3-2 el marcador, lo que dio un total de 5-5 en global, pero Pachuca, que fue valiente, clasificó por los goles anotados en el Azteca, uno en el primer tiempo y otro al segundo. Así se vuelve el “matagigantes” de esta Liguilla.

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Imago7América quedó eliminado en los cuartos de final ante Pachuca por un global de 5-5.

El América sí jugó espectacular, porque tiene jugadores espectaculares, hizo goles extraordinarios en la semifinal de vuelta, pero al final de cuentas, este equipo está hecho para ganarlo todo. Está formado para ganar TODO.

Y aunque Santiago Solari fue superior en la Liguilla, tanto él como sus jugadores saben que no cumplieron con el objetivo de meterse a la final del Guard1anes 2021 y pelearla con el equipo que llegue.

Así pues, América, con fuegos artificiales, con cantos y con aplausos de su público que por primera vez en un año pudo regresar al Estadio Azteca, que no sé si aplaudían al equipo o al hecho de poder estar de nuevo en el estadio, quedó eliminado.

Yo creo que el América le hará falta a la parte final de la Liguilla, como le harán falta otros equipos. Ahora serán Cruz Azul, Pachuca, Puebla y Santos.

Hay dos de esos equipos que juegan muy bien, Cruz Azul y Santos. Pachuca que llega enrachado y Puebla que es un equipo peligroso para cualquiera.

El favorito, aparentemente, es Cruz Azul, pero las apariencias a veces enganchan, y esta Liguilla ha estado llena de apariencias.

El América fue una apariencia de un equipo grande, espectacular, con fuegos artificiales y eliminado por un equipo cuyo presupuesto es siete veces más bajo.

Solari, una buena temporada, pero inconclusa.

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LOS ÁNGELES -- Nunca un fracaso mereció tanto la bandera de la dignidad. América quedó fuera, pero su sangre no mancha, distingue.

Nunca la temeridad y el estoicismo merecieron tanto la bandera de la victoria. Pachuca a Semifinales. Ante Cruz Azul. Tiene un mal hábito: exterminar a los supuestos grandes, como Chivas y América

4-2. Gana el América. 5-5, el global. Pachuca es finalista por gol de visitante, un penalti de Gustavo Cabral.

¿Por qué izar en El Nido a todo lo alto la bandera de la dignidad aún entre la bruma del fracaso? Porque su horda honró el escudo, honró el nombre, honró su historia, honró su propia petulancia del #ÓdiameMás, y el blofeo mismo de "el más grande". Hizo todo lo que sabía, quería, podía y debía para clasificar, excepto ese quinto gol, el que hubiera sido el sexto en el global. Fueron derrotados, pero no vencidos.

¿Por qué izar en Pachuca a todo lo alto la bandera de la temeridad y el estoicismo? Porque los Tuzos confrontaron la amenaza, pero nunca arredraron, nunca temieron, nunca renunciaron al derecho a la supervivencia. Cierto, clasifican con la calculadora, el rosario y una veladora en las manos, pero las reglas del juego son para todos. Fueron vencidos, pero no derrotados.

Y eso magnificó y engrandeció la guerra y a los guerreros mismos. La rabia del América hace más grande y estruendosa la clasificación de Pachuca a Semifinales. El heroísmo y resistencia gallarda del Pachuca, dignifica y canoniza totalmente la derrota del América.

Porque además, de nuevo, fue un juegazo en el Estadio Azteca. Espectacular. Desde el amanecer del partido, con Romario Ibarra asaltando el área y fusilando a Guillermo Ochoa. Era el rejón ardiendo que necesitaba el América.

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Imago7América ganó la vuelta, pero no resultó suficiente.

América fue despertando a base de golazos. A base de testosterona. Se había dicho que El Nido estaba más vivo que nunca [América está más vivo que nunca (espn.com)], a pesar del 3-1 en Pachuca, porque es el América, ése al que no basta matarlo, sino que es necesario rematarlo.

Tuvo un caudillo Coapa, ese que permaneció años dormido, inestable, rebelde, caprichoso; ese que tanto tiempo aguardó el americanismo; ese que despertó a tiempo, pero también despertó demasiado tarde. Roger Martínez puso la firma en los cuatro goles de las Águilas. Hizo dos, dio una asistencia a Luis Fuentes, y generó la falta en el brutal impacto de Leo Suárez.

Y Pachuca rindió un homenaje al estoicismo y a la temeridad. Cuando el Tsunami americanista amenazaba a tragárselo con el 3-1 en el Azteca, pasó por momento de desorden, de descontrol, de zozobra. El verdugo parecía resignarse a ser víctima ante el acoso brutal de que era objeto. América lo asfixiaba de manera despiadada.

Paulo Pezzolano empezó a hacer ajustes, más por desesperación, que con una idea clara, pero la orden era tratar de repeler y atacar. Parecía imposible. La marabunta americanista se tragaba la cancha, depredaba los espacios.

Y aquello era un goce fantástico sobre la cancha del Azteca, excepto sobre las porterías, especialmente la de un Óscar Ustari, quien hizo dos atajadas excepcionales, que reclamaban red de manera desquiciante.

El escopetazo de Leo Suárez, desde un sitio improbable, con una trayectoria aún más improbable, escribía ya el 4-2 y el 5-5 en el global. Y América bufaba, mordía, metía balones al área, mientras Sebastián Córdova tomaba el protagonismo de esas embestidas.

En el oleaje implacable, las Águilas serpenteaban balones en el área de Ustari, balones que reclaman un punterazo, un roce, un empujoncito, para enredarse de extravagantes festejos y treparse al marcador. La intensidad durante los últimos veintitantos minutos bramaba casi lo irremediable inmediatez de otro gol.

Al final, ese gol no llegó. Y América quedó eliminado. Fracasa, por definición, porque no se consigue un objetivo. Pero, semejante ímpetu, semejante rabia, semejante estatura de testosterona, se había perdido ya en los últimos torneos con Miguel Herrera.

El Nido ha recuperado la mayor de sus fuerzas, el espíritu. Y dejó un claro, comprometedor y descarado mensaje: puede jugar así, a ese ritmo, con esa intensidad, cada minuto, de cada juego, de cada torneo. El Indiecito Solari tiene el control de la tribu.

¿Pachuca? Su mejor futbol lo dio en el Juego de Ida. Su mejor lección para ambicionar la gloria, la recibió en el partido de vuelta.

Quede pues claro que nunca un fracaso mereció tanto la bandera de la dignidad como esta noche de domingo el América. Y nunca la temeridad y el estoicismo merecieron tanto la bandera de la victoria, como esta noche de domingo el Pachuca.

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Los primeros 90 minutos de la liguilla han dejado anonadados a los dos grandes favoritos al título del futbol mexicano. Y el problema es que más allá de las suspicacias por temas de decisiones técnicas o de controversia arbitral, Cruz Azul y América fueron superados en el campo de juego y tendrán que tener una demostración casi perfecta en los juegos de vuelta si pretenden recuperarse. Los dos están heridos, uno quizá más que el otro, pero tendrán que "sanar" esa herida haciendo lo que mejor han hecho en las últimas semanas: jugar bien al futbol. El problema es que, aún así, podría ser que no les alcance. Cruz Azul y América están, hoy, más cerca del fracaso que de la gloria...

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ESPNDavid Faitelson

SAN DIEGO, California.- Cruz Azul y América no tuvieron que esperar demasiado para confirmar que el proceso final para determinar a un campeón en el futbol mexicano -la famosa liguilla- se juega a otro ritmo y a otro nivel de futbol. Los dos "mandones" del torneo están heridos. Puede que uno más que el otro, pero, la realidad indica que ambos están "lastimados".

El Cruz Azul ha vuelto a abrir "la puerta" de sus "viejos fantasmas" en la fase final del torneo. La derrota en Toluca, matizada por una extraña y polémica decisión del entrenador que decide dejar en la banca a dos de sus figuras más importantes y salpicada de cierta tensión arbitral, ha vuelto a poner en entredicho la capacidad de este club para afrontar la liguilla. Cruz Azul ha perdido por dos goles a uno ante un peligroso Toluca que viene desde la fase de reclasificación, donde se dio "el lujo" y "el valor" de eliminar al León, el todavía campeón vigente. En favor de Cruz Azul, habrá que decir que la controversia arbitral existió, sobre todo en el penalti que marcó el triunfo y la ventaja del local y que, además, permanece la sensación de que el equipo, después de todo, no ha jugado para perder. De todas formas, el revés ha significado el final de una larga racha de 19 partidos sin derrota justo en un momento donde Cruz Azul necesita de toda su energía, física y moral, para no fallar tal y como lo ha hecho en las últimas dos décadas.

El América ha salido de Pachuca con un pie fuera de las semifinales. Es inevitable señalar que ha sido claramente superado por los Tuzos y que, de ninguna manera, ha perdido el juego ante un rival que se dedicó a especular, a tirar pelotazos o a depender de una decisión arbitral. Por primera vez en todo el semestre futbolístico, hubo alguien que se le paró enfrente y le jugó con argumentos al América. Y eso, obviamente, debe doler al interior del grupo. Santiago Solari ha "conocido" y "reconocido" la liguilla de forma bastante ruda y se lleva, además del resultado, una hoja llena de apuntes sobre los defectos que finalmente mostró su equipo. El América compitió hasta que el Pachuca hizo los ajustes -crédito del entrenador Pezzolano- y terminó pidiendo la hora en el Hidalgo. El desenlace del juego incluyó la expulsión del importante mediocampista peruano Pedro Aquino, quien será extrañado por Solari el domingo, cuando el América necesite desarrollar un juego casi perfecto para darle la vuelta a la eliminatoria.

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Imago 7Santiago Solari llevó al América al subliderato.

Cruz Azul y América fueron superados. Cruz Azul y América están "heridos", quizá uno con mayores repercusiones que el otro, pero ambos, grandes favoritos, han puesto en entredicho su camino para alcanzar el título de la Liga MX.

La esperada final del torneo está en "jaque". Cruz Azul y América necesitan volver a las bases y al rendimiento de la campaña regular, pero ambos tienen el marcador en contra y enfrente dos equipos con los hombres y el futbol para hacerles más daño y completar la obra. Tendrán que apostar por una jornada perfecta o casi perfecta. Si no lo hacen, el impresionante torneo que lograron se irá por la borda y habrán, le guste o no, fracasado... Para mí están más cerca del fracaso que de la gloria.


@Faitelson_ESPN

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