Rusia es el único equipo que ha ganado a Francia en el talismán del Estadio de Francia, el único que ha derrotado en dos ocasiones a los "bleus" desde 1994 y el único que puede presumir de no haber perdido en los tres últimos partidos con un combinado acostumbrado a la victoria.

Que los franceses querían acabar con esta racha se vio desde el minuto uno, cuando ambos conjuntos salieron a por el partido como si estuviera en juego algo más que el prestigio acrecentado por la cercanía del Mundial.

Los dos equipos ofrecieron una primera parte vibrante, con buen juego, fluidez y ocasiones de gol que no llegaron a concretar por falta de puntería de los delanteros y acierto de los guardametas.

Los locales, más ávidos de la victoria, controlaron el juego durante más tiempo, pero la experiencia de la defensa rusa, sobre todo el oviedista Viltor Onopko, abortó las ocasiones de gol.

El mayor peligro lo llevó Francia con balones parados, en los que la zaga rusa demostró un tanto de descoordinación. Así, en el minuto 21 Frank Leboeuf estuvo a punto de marcar de cabeza al saque de una falta por parte de Zinedine Zidane.

Y Petit, ocho minutos más tarde estrelló el balón en el palo antes de que Nicolas Anelka marcara en posición antirreglamentaria.

Zidane jugó más retrasado que de costumbre, sin duda para hacer sitio a Youri Djorkaef, que no participó mucho en el juego. El madridista bajó más a recoger el balón a la defensa, estuvo menos en la banda y dio alguna muestra de fatiga.

Sin embargo, el público del Estadio de Francia aplaudió a rabiar algunas de sus genialidades, como un par de tacones y pases increíbles y Lemerre le mantuvo en el campo los 90 minutos, algo no habitual en los últimos amistosos.

El conjunto ruso demostró problemas para sacar el balón jugado y precipitación en el contragolpe, lo que no le impidió crear alguna ocasión. Como en el minuto 29, cuando el ex racingista Vladimir Beschastnyk se quedó sólo ante Fabien Barthez, pero le faltó un poco de potencia para culminar la jugada.

El primer tiempo se cerró con un lanzamiento de falta de Zidane rozó el palo de Rouslan Nigmatoulin. Como el prestigio de Francia estaba en juego y le tenían ganas a Rusia, Roger Lemerre sólo introdujo un cambio en el descanso, dejando en el banco a Leboeuf y poniendo en pista al barcelonista Philippe Christanval, que suma méritos para viajar en mayo a Asia.

EL COMPLEMENTO
Francia salió en tromba y en diez minutos tuvo hasta cuatro ocasiones de marcar, como una falta lanzada por Zidane, un cabezazo de Vieira a saque de un córner o un fuerte disparo de éste desde el borde del área que sale ligeramente alto.

Pero pasaron los malos momentos y Rusia estaba decidida a dormir el encuentro. En ese momento apareció Karpin, que, a base de polémica, se ganó pleitos con todos los rivales, la animadversión del público y una cartulina amarilla.

Pero sus acciones apagaron la fogosidad de Francia, que atacó más tibiamente, aunque hasta el silbido final pudo marcar el gol que recompensara tantos ocasiones. Como en minuto 88, cuanto Henry se quedó sólo ante Nigmatoulin pero no pudo superar al guardameta.

En el último minuto, todavía le quedaba gasolina a Francia, que pudo adelantarse al saque de un córner, pero el partido murió sin revancha.

SÍNTESIS DEL PARTIDO
0.- FRANCIA: Barthez; Thuram, Desailly, Leboeuf (Christanval, m.46), Lizarazu (Candela, m.78); Vieira, Petit (Boghossian, m.62), Zidane, Djorkaeff (Marlet, m.62); Henry y Anelka (Micoud, m.82).

0.- RUSIA: Nigmatulin; Daev, Nikiforov, Onopko, Sénnikov; Smertin, Karpin, Titov, Ismáilov; Mostovoi y Beschastnij (Sychev, m.66).

ÁRBITRO: M. Riley (ING). Mostró tarjeta amarilla a Karpin, Nikiforov y Candela.