LOS ÁNGELES -- Chivas ante León, los bendecidos. Final Copa MX. Una víctima: Gustavo Matosas.
Chivas finalista. De nuevo. Un remate espectacular de Omar Bravo para el 1-0. 11 goles en 18 juegos. En el ocaso de sus 35 años, más luminoso que nunca.
Sí, el balón le llega a Omar desde la charola generosa del Dedos López, pizzero de oficio: las entrega siempre calientes, a punto, a tiempo.
Y Matías Almeyda sigue reparando, detallando la mesa que le dejó puesta el Chepo de la Torre. Sólo tenía un defecto: una pata cojeaba de histeria, de miedo. El Pelado no se espanta y mantiene el estilo.
Almeyda encontró el sello que profesa: velocidad, presión, recuperación, intensidad y velocidad. La herencia de Hans Westerhof y de Holanda sigue en el ADN del Rebaño. A pesar de muchos, de tantos. Del mismo Jorge Vergara.
Y con la visita al León, Almeyda buscará ganar un trofeo que le sentaría magníficamente a Chivas: abriría una rendija a la Copa Libertadores.
Y hoy creen que ante Atlas, Pachuca, Dorados y Santos pueden escarbar los puntos para la Liguilla. ¿Nueve de 12? Complicado. Ninguno de estos adversarios tiene ilusiones válidas de fiesta, acaso Pachuca que pretende, curiosamente, jugar con el mismo cartabón del Guadalajara.
Toluca se fue amargado. En metáfora estricta: Diablos Rojos apestando a azufre. El árbitro Jair Miranda les hurta un gol legítimo y les roba un penalti. Pero Saturnino Cardozo no llora por eso, sino porque teme que el domingo siga el asalto arbitral cuando reciba al América.
¿Y el damnificado? Gustavo Matosas queda exhibido por Almeyda. Porque al que fue bicampeón con el León le entregaron el equipo que deseaba, con los jugadores que deseaba y en los tiempos que necesitaba.
La comparación es inevitable: a Almeyda le entregaron una barcaza naufragando, a Matosas le armaron el crucero de lujo que quería. Tienen los mimos puntos Atlas y Chivas en la Liga, y deben enfrentarse el 11 de noviembre.
Almeyda llegó a ciegas, aunque con un esqueleto de equipo rescatable. Matosas llegó con todo el tiempo, todo el dinero, y en duda queda si el esfuerzo, para consumar las ilusiones de los atlistas.
Hoy El Pelado tiene todo que ganar y nada que perder. Matosas ha perdido prácticamente todo lo que debía ganar.
Matosas magnifica su fracaso en la Copa MX al enfrentar a un León que tiene la peor defensa en la Liga. Y le espera de nuevo la fiera este fin de semana. Perder es extinguir todas las posibilidades de clasificar.
¿Una bihumillación para Gustavo Matosas ante los que les dio el bicampeonato? Así parece. El plantel del Atlas es esclavizado en el bolsillo, en el vestuario y en la cancha.
Retomando el reencuentro entre Pizzi y Almeyda, ambos coincidieron en decirle no a Independiente de Avellaneda en mayo. Irónico que el destino les confrontara en México.
Pero más irónico, sin duda, que el mismo Pizzi, sin quererlo ni saberlo, le girara la invitación al mismo Almeyda para llegar a Chivas.
Ya Pizzi dejó úlcera en el Rebaño este torneo. Le vence 1-0, con error de Alanís y Toño Rodríguez. Esa noche, Guadalajara fue mejor y perdió. Tras la derrota, Vergara acepta que se empiece a hablar con Almeyda.
Tiempos diferentes, actitudes diferentes, circunstancias diferentes, con un título de por medio. Momentos de agradable tensión para ambos: la Final en un solo juego en el Estadio León.
En tanto, Cardozo vocifera contra el arbitraje, esperando clemencia este domingo. Ojo, el América llega también lagrimeando por malos arbitrajes. ¿Hacia quién tendrás clemencia, Decio de María? Ya muestra inclinaciones: Roberto García Orozco, su emisario.
¿Matosas? Abandonó el que fuera su reino entre aplausos por las memorias, por los recuerdos, por aquellos tiempos. Pero su realidad hoy es de miedo. Y de inseguridad. Sus jugadores no cobran porque no ganan. Y él cobra, pero tampoco gana.