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Cruz Azul, más cerca de la Cruz Verde que de la Cruz Roja

LOS ÁNGELES -- En México, la Cruz Roja auxilia a los heridos. La Cruz Verde amortaja a los difuntos. Hoy, Cruz Azul necesita de ambos. Dentro y fuera de La Noria.

La Cruz Roja atendiendo a los heridos fuera de La Noria, en la tribuna. La Cruz Verde aprontando las exequias dentro de La Noria.

Hace 43 años falleció Don Guillermo Álvarez Macías. Había fundado dos imperios. Uno dentro del campo de juego y otro dentro del campo de las finanzas. Hoy ambos imperios están más cerca del camposanto.

Creyó, Álvarez Macías que había procreado dos césares para engrandecer y universalizar sus dos imperios. El de la cancha y el de la Cooperativa.

Hoy, vería que en realidad engendró dos nerones. Sus imperios están en llamas en manos de Guillermo y Alfredo Álvarez Cuevas, con su cuñado Víctor Garcés. Las sanguijuelas no sólo chupan, también escupen sangre.

Carroñeramente, el botín, de manera delictiva y corrupta o por... ¿inocencia?, se lo comparten ávidamente los promotores. Carlos Hurtado (Billy) y Memo Lara (Alfredo y Garcés) firman una tregua. En México, el facineroso entiende más de honor.

Este viernes, por la puerta grande de La Noria de un cada vez más chico Cruz Azul, ingresó Robert Dante Siboldi como nuevo técnico.

Ostenta, Siboldi, un título con Santos, el cual se adjudica, se ufana, intelectualmente, Alejandro Irarragorri.

Y arrastra, Siboldi, su complicidad con Fidel Kuri para descender al Veracruz, que sobrevive en el surrealismo mexicano, donde hasta los muertos votan en tiempos de comicios.

Y mientras el ex portero uruguayo cruzaba el dintel de la zona cataclísmica, por la puerta de atrás de La Noria, donde la ignominia y el deshonor, guardan la llave, se exiliaba Ricardo Peláez.

Como director deportivo, Peláez es un ganador. La aritmética no miente, aunque claro, en el futbol mexicano dos más dos son cinco y dos más uno son tres, cuando se trafica con jugadores entre directivos y promotores.

Peláez pudo someter a uno de los fariseos que sin permiso FIFA manipulan clubes. Marginó a Hurtado de la toma de decisiones con Billy, aún con una peligrosa convivencia -no alianza, ojo- con Christian Bragarnik.

Pero, de la nada, surgieron Alfredo Álvarez y Víctor Garcés. Clavaron las bayonetas para amenazar negociadoramente y para negociar amenazadoramente, en el costado de Billy Álvarez.

Las bayonetas y la osadía se las dio otro vendedor de desechos tóxicos vestidos de futbolistas, Guillermo Lara. Todos lo saben: la Cooperativa Cruz Azul es una ubre inagotable. Leche fresca para gargantas podridas.

Y así, echaron a Peláez, y los dos que habían sido marginados de La Noria, Alfredo y Garcés, retomaron el control. La extorsión, en México, deja de ser un delito cuando hay mutuo acuerdo y es imposible distinguir a la víctima del victimario.

Hoy Cruz Azul ha sido arrebatado de sus secuestradores, por otros secuestradores, y lo peor es que al final, negociaron entre los mismos secuestradores. Hoy, Billy, Alfredo, Garcés, Lara, Hurtado, y por supuesto Siboldi, destazan y comen de la misma víctima.

¿Y el equipo? Imagínese Usted el escenario. Un plantel reforzado con jugadores esclavizados por Bragarnik y una base de jugadores propiedad de Hurtado, que ahora serán dirigidos por el técnico que impone Memo Lara.

¿Hay manera de evitar que los futbolistas vean a Siboldi como un entrenador espurio? ¿Hay manera de convencer a los jugadores de que Siboldi llega por un consenso deportivo, y no como reflejo de una traición política?

Insisto: hoy Cruz Azul requiere de la Cruz Roja para su leal, afligida y abnegada afición. Y requiere de la Cruz Verde para tenderle la mortaja al equipo que asesinan, en orgía canibalesca, los mencionados.

Sí, los dos imperios que hace 43 años dejó Don Guillermo Álvarez Macías, creyendo que había procreado césares, están en manos de nerones. Dos imperios en llamas. La diferencia es que estos dos nerones cantan, pero cuentan y en millones y en dólares.