LOS ÁNGELES -- ¿Cómo explicarlo? ¿Sublime Pumas? ¿Patético Cruz Azul? 4-0, es decir 4-4, es decir, La Máquina fue de nuevo el protagonista de un majestuoso ridículo. Y los universitarios son finalistas ante el León.
¿Cómo explicarlo? ¿Pumas sagaz y masculinamente serio? ¿Cruz Azul, bobo y emasculadamente incierto? La Máquina elucubra y sufre la peor cruzazuleada de la historia. ¿El verbo ocioso del fracaso celeste cambia a "megacruzazuleada"?
4-0 en el Juego de Ida. Era una garantía absoluta de Liguilla. Pero, es Cruz Azul. Su historia lo condena; su historia lo traiciona; su historia lo castra. Felices 23 años de fracasos... y contando.
El mérito de Pumas roza la epopeya. Siempre creyó que podía; siempre demostró que quería y siempre entendió que debía. Ignacio Dinenno ('4 y '37) , Carlos González ('41), y mire Usted, Juan Pablo Vigón ('88), de la cuna del Atlas, cerró la cuenta.
El infortunio para Pumas es que la desgracia de su peculiar, autóctona, maldita y caricaturizable víctima, supera la notoria y notable jornada de este domingo en Ciudad Universitaria. Como siempre, la risa y la burla desplaza la belleza del drama, y Cruz Azul ha vuelto a ser el hazmerreír de la liga mexicana.
Esclarecer que Robert Dante Siboldi era presa de una catarsis muy rara, entre la soberbia y el pánico, y que sus decisiones iniciales terminaron siendo delirantes, pensando más en la Final ante el León, que en la pandemia de desgracias que se han cernido en 23 años sobre Cruz Azul. Y ya sobre el encuentro, ni fue capaz de imponer mesura y autoridad, como tampoco medidas de rescate, de emergencia. La impotencia del uruguayo fue ver cómo se hundía el barco, mientras él revisaba a la señorita que da el clima.
Sí, la respuesta de Siboldi también raya en lo patético, en lo incapaz, en lo torpe. En lugar de lidiar con la tormenta, decidió acciones de histeria, mientras pasaba el tsunami de unos Pumas, marcados por la paciencia, la perseverancia, la fe, el futbol y la contundencia.
Y es una verdad inobjetable en el futbol. Si en la cancha hay miedo a su propio fracaso, y buscan auxilia en la banca, y encuentran más terror hacia su propio fracaso, entonces, ya no hay manera de rescatar al que ha elegido, cobardemente, el suicidio como su forma de expiación.
Fracaso de todos. Y la tarde comenzaba mal cuando se asegura que José de Jesús Corona quedaba fuera por una lesión muscular. Sebastián Jurado nada pudo hacer en los fusilamientos, tolerados por una forma pusilánime, lenta, torpe, desordenada, desconcentrada de la zaga cementera.
Cruz Azul eligió jugar el peor partido del año 2020, en el momento más inoportuno posible, y ante el adversario más enchufado en su responsabilidad, en su fe, y en su contundencia. Prácticamente de cinco llegadas, Pumas consuma cuatro, empata el global y su posición en la tabla lo manda a la Final ante León.
Las palabras del estratega de Cruz Azul luego de la derrota y eliminación ante Pumas.
¿Y ahora? Queda claro: otra generación perdida de buenos jugadores. La historia lo marca en Cruz Azul. Ha sido así, después de un gran fracaso, como el de este domingo, queda puesta en evidencia otra generación de inútiles, que deberán salir de La Noria, para reordenar sus vidas, su carrera, su futuro, sus esperanzas. Hoy, en La Máquina, todos están muertos en vida.
Tras 23 años, queda claro, el mañana, el futuro en Cruz Azul termina siempre en el mismo cementerio.
El estratega alega que el arquero no se recuperó de una lesión.
Tras levantarse orgullosa y loablemente, aunque fuera ante Cruz Azul, de un 4-0, Pumas lanzó una advertencia a León. Con esa rabia, con ese corazón guerrero, va a meter en problemas al futbol aseado, valiente también, aguerrido también del equipo esmeralda.
¿Y Cruz Azul? La piltrafa anímica enfrentará en la Concachampions al L.A. FC, que debe estar satisfecho de los escombros celestes que le mandaron los Pumas. Como escribió Jorge Ibargüengoitia: "Estas ruinas que ves".