Desde la panza de la madre escuchaba el rugir de los motores. No llegaba a los pedales cuando manejaba hasta que a los 8 años se largó sola. La primera vez que su padre le dio el auto se mandó a fondo en una bajada y terminó en una cuneta.
Cuando le dijo que corría correr, el miedo recorrió el cuerpo del múltiple campeón Jorge Pita. Pero Patricia terminó cruzando la meta. Se convirtió en la primera mujer piloto de Rally.
El automovilismo es un estilo de vida en la casa de los Pita y Patricia lo vivió desde la panza de su mamá que acompañaba a su esposo a todos lados. No llegaba a los pedales cuando empezó a manejar.
“Era como un programa de fin de semana ir con mi padre todos los domingos a un estacionamiento grande que hay en Punta del Este y mientras no llegaba a los pedales me sentaba en la falda de papá y manejaba. Cuando tenía 8 años empecé a manejar sola”, expresó Patricia en charla con ESPN.
Fue por el 2011 cuando su papá se había comprado un auto de carrera nuevo y lo fue a probar. Patricia, que lo había acompañado, empezó a insistirle a su padre para que la dejara probar el rodado. Y se subieron...
“Nos pusimos los cascos pero sin estar conectados al intercomunicador. Entre el ruido del motor y las piedras que pegan por todos lados no escuchaba nada. Y yo con la emoción que tenía me largué como gato chico, que no le teme a nada, a fondo en una bajada. Yo veía que mi padre me hacía señas y me decía ‘¡cortá, cortá!. Cuando llegué a la curva el auto se me fue a la cuneta. Esa fue la primera y única vez que manejé un auto hasta que me largué a competir”, recordó entre risas.
A pesar de la pasión por los fierros y de ser hija de un histórico del Rally, Patricia inició su carrera en el año 2012 con 23 años. “Yo chica le decía a papá que quería competir pero él siempre me iba esquivando, pero no porque no creyera en mí sino porque se generaban miedos. Era la primera mujer en un deporte que era y es machista. En la propia sociedad hay muchos prejuicios de la mujer detrás de un volante, y el rally es más aguerrido, más masculino, y era el ambiente de mi padre... Las conversaciones que se dan entre hombres para largar un tramo y por ahí mi papá decía que va a hacer mi nena chica acá. Ir al baño por ejemplo. Había muchas cosas que a mi papá le generan miedo”, reveló Patricia.
Pero no había forma de detener su marcha. Paty pisó el acelerador a fondo como aquella vez que agarró el auto de competencia por primera vez. Se transformó en la primera que se animó a hacer una tripulación 100% femenina con Beatriz Aicardi como copiloto. En 2015 se fue a Argentina con la intención de crecer. Desembarcó en Córdoba, una de las mecas del Rally a nivel mundial. “Es una historia media graciosa, porque me fui al casamiento de una amiga en Córdoba, y no le comenté nada a mi familia que me había puesto en contacto con gente del rally cordobés”, expresó la piloto.
Tiempo después corrió en la máxima categoría siendo junto con la argentina Nadia Cutro las primeras mujeres en correr con copilotos hombres. En la vecina orilla compitió entre 2016 y 2018. Al año siguiente su mamá enfermó y Patricia tomó la elección de vida de volver a Uruguay para cuidarla. En 2019 la pandemia de Covid-19 paralizó al mundo, por lo que recién volvió a competir en 2020.
“Como mujer, haber incursionado en un deporte masculino me dio herramientas para poder inspirar a mujeres y niñas. Me permitió crecer como personas porque hubo obstáculos, momentos duros y muchos prejuicios, pero fue algo importante para el automovilismo uruguayo. La participación de la mujer en estos deportes que son históricamente masculinos es importante”.
Patricia agregó: “Cuando era niña no tenía ídolas, había una sola mujer corriendo pero no tenía ídolas. Y cuando volví a correr a Argentina venían niñas y adolescentes a decirme que el sueño de ellas era ser piloto. El logro más importante fue haber sido la primera”.
La tarea no terminó. Patricia tiene un objetivo más, acaso el más ambicioso: convertirse en la primera mujer en competir en el Dakar.