Manejar pasiones no es tarea sencilla. Habitualmente genera dolores de cabeza. Y más si la pasión tiene detrás la tradición de un club con historia y el peso de un barrio.
Rampla y Cerro son clubes sumamente particulares. Enclavados en una zona popular, generaron una particular rivalidad barrial. No hace mucho tiempo, dos mujeres tomaron el mando de ambas instituciones en un hecho inédito para el fútbol uruguayo.
Primero fue la modista Isabel Peña que asumió la presidencia de Rampla Juniors y un año después la siguió la maestra Graciela Castro en Cerro. En junio de 2017, Juan Castillo dejó su cargo como presidente de Rampla Juniors debido a que fue electo como secretario general del PCU. Esto determinó que la vicepresidenta Isabel Peña tuviera que tomar las riendas de la institución.
De esa forma, Peña, de profesión modista y que lleva a Rampla en la sangre, se transformó en la primera mujer en presidir un club de Primera División en la historia del fútbol uruguayo. Peña, de 70 años, tenía experiencia directriz en el fútbol femenino de los picapiedras donde logró el récord de ganar nueve veces el Campeonato Uruguayo.
En diciembre de 2018 la maestra Graciela Castro ganó las elecciones en el Club Atlético Cerro, eterno rival del barrio de Rampla. Castro es una apasionada del club que ejerció la secretaría del mismo durante la presidencia de Miguel Sejas, posteriormente trabajó en la gerencia deportiva y luego en el Comité de Emergencia que condujo al club durante un mes cuando se produjeron incidentes en las elecciones. Hasta que llegó a la presidencia. Allí se encontró con un club con serias dificultades económicas.
Las deudas y los embargos dinamitaron su mandato y tornaron compleja la tarea.