Mercedes Benz es sinónimo de automovilismo, pero también de trabajo duro, ideas firmes y estructuradas. Proyectos basados en una filosofía que data de sus orígenes hace 148 años. Por eso, no es una sorpresa que en el momento en que decidieron volver la Fórmula 1, lo hicieron no sólo para competir, sino para ganar y dominar.
Los más recientes siete títulos del campeonato de constructores y siete de pilotos, todos consecutivos representan la 'dictadura' más larga de la historia de la Fórmula 1 y no parece que esto vaya a cambiar en 2021.
Pero, ¿de dónde viene ese poderío? ¿Cómo vences a Ferrari, McLaren, Williams, que han estado así casi desde siempre? ¿Cómo le arrebatas el control a Red Bull?
No existe una sola respuesta, y al mismo tiempo, es muy sencillo: Mercedes no se puede dar el lujo de ser el segundo, por eso trata de tener en sus filas sólo a los mejores.
Desde 1901 que un 'Mercedes', que se llama así en honor a la hija de uno de sus inversionistas fundadores Emil Jellinek, ganó su primera carrera la "Nice Racing Week' el espíritu del equipo fui imbuido por la necesidad de ser el número uno.
Llegaron los 30's donde bajo la tutela de Alfred Neubauer el equipo Mercedes comenzó a atraer a los talentos más importantes, hasta llegar hacerse de los servicios del gran Juan Manuel Fangio y el no menos rápido Stirling Moss.
'El Chueco' de Balcárce ganaría con Mercedes los títulos mundiales de 1954 y 1955, pero fue ese último año, en las 24 horas de Le Mans, que una tragedia marcaría el destino de Mercedes en el máximo automovilismo por los siguientes 55 años.
El piloto Pierre Levegh perdió el control de su auto cuando quiso evitar un percance frente a la entrada de pits en Le Mans y esa carrera se transformó en el peor infierno de la historia. Ese 11 de junio murieron, al menos 84 personas junto con Levegh, cuyo auto se hizo pedazos entre una multitud de espectadores.
Ese desastre hizo que Mercedes decidiera retirarse del deporte motor para tristeza de Neubauer, su jefe del departamento de competencia, quien devastado dijo: "Estrechamos nuestras manos por última vez y ellos (Fangio, Moss, Kling, Taruffi, Graf Trips) manejaron hacia quién sabe dónde. Y ese fue el final de esto", según se narra en el sitio oficial de Mercedes.
Las mantas blancas que cubrieron las míticas "Flechas Plateadas" se mantuvieron ahí hasta que en 2010 volvieron a la F1 con un equipo propio y lleno de linaje, tradición y poder.
Michael Schumacher (siete veces campeón del mundo) y Nico Rosberg (hijo de un campeón mundial) ambos alemanes fueron los encargados de traer de nuevo a la vida a Mercedes.
Y sólo les tomó cuatro años para poner orden en el Gran Circo con una mezcla de grandes contrataciones, asesoría y movimientos para corregir el rumbo inicial.
En 2013 Schumacher fue sustituido por Lewis Hamilton, con la intermediación de Niki Lauda, quien lo convenció de dejar McLaren. En su momento, el inglés, primer piloto negro de la F1 sólo tenía un título de la categoría. Con Mercedes ganó el segundo en 2014 y ahora está a las puertas del octavo. En 2016, Rosberg puso su granito de arena con un título a su nombre.
Los cambios claves llegaron en 2014, cuando Toto Wolff se hizo cargo del trabajo que inició Ross Brawn. Paddy Lowe también dejó McLaren para ser el director técnico. También se sumaron los talentos en ingeniería y aerodinámica Mike Elliot y James Allison a los más de mil empleados en la fábrica de Brackley y las instalaciones de Brixworth.
El presupuesto siempre fue similar a Ferrari la potencia número uno en recursos. En 2019, Mercedes llegó a tener un 'budget' de 435 millones de euros.
Wolff, heredero del genio de Neubauer, venía de dirigir Williams a un renacimiento temporal donde volvieron a ganar un Gran Premio en 2013, de la mano del venezolano Pastor Maldonado.
Eso lo llevó directamente a Mercedes donde con la sociedad con Petronas, INEOS y AMG, la división de unidades de potencia aprovechó el cambio a motores híbridos para sembrar "el terror" entre el resto de los equipos.
Con la asesoría del líder moral del equipo, el legendario Lauda, el austriaco Wolff construyó un imperio del cual ya es socio a una tercera parte. Planeación, adelantarse a los cambios del reglamento y mentalidad sin piedad frente al rival fueron conceptos que este dúo desarrolló a la perfección.
A la salida de Rosberg, Lowe y otros elementos, Wolff, ahora principal y CEO de la escudería, siempre ha reclutado sucesores capaces de seguir el círculo virtuoso que a la fecha suma 109 victorias en 11 temporadas y lo que va del 2021. Y el poder de Wolff no se limita a su manejo de Mercedes, también maneja pilotos como agente junto a Mika Hakkinen y eso le da la facilidad de planificar los relevos y ser la pieza clave en el mercado de volantes.
En 2021 parecía que acabaría el reinado, pero…
Los cambios en el reglamento de la FIA para 2021 con adaptaciones aerodinámicas en las que su más cercano perseguidor, Red Bull estaba más adelantado hicieron suponer que Mercedes dejaría de ser la fuerza dominante en la Fórmula 1, pero no contaban con la capacidad de reacción del grupo alemán.
Limitado por el tope de gastos instituido en 145 millones de euros para 2021 y que era de 175 millones en 2020, pero potenciado por su respuesta en eficacia, Wolff comandó el regreso luego de un desalentador entrenamiento en Bahréin donde Red Bull pareció aplastarlos.
Pero poco a poco, basados en el factor humano que les pertenece: el mejor piloto de la parrilla y uno de los mejores de todos los tiempos, pero más que nada con movimientos como darle a Mike Elliott la jefatura técnica, luego de promover a James Allison al puesto Oficial en la misma división empujó al equipo a en el curso de cuatro Grandes Premios volver a someter a Red Bull, que los aventajaba en el concepto del nuevo piso y alto rake de los monoplazas. ¡Menos de dos meses para revertir la diferencia!
Así que ahora, con el tope de presupuestal y el handicap inicial, además de la franca y noble oposición de Red Bull y su gran virtuoso Max Verstappen, Mercedes sigue al frente de las clasificaciones, no con la holgura de años anteriores, pero con autoridad. Ganar es una filosofía que va más allá del dinero y el poder.