Ponen primera en tierra africana

Tras disputarse la cuarta etapa, la pirmera en tierras africanas, los franceses Richard Sainct y Stephane Peterhansel siguen al frente. En motos, los españoles Joan Roma e Isidre Esteve continúan liderando

TOZEUR (TÚNEZ) - Los franceses Richard Sainct (KTM) y Stephane Peterhansel (Mitsubishi Pajero) siguen en cabeza del Dakar 2003 tras la disputa de la cuarta etapa, la primera en tierras africanas, si bien los españoles Joan Roma e Isidre Esteve, del equipo Telefónica MoviStar Repsol, demostraron sus ambiciones en la categoría de motos.

Peterhansel volvió a ganar en coches, con 22 segundos de ventaja sobre el belga Gregoire de Mevius (BMW), mientras que Esteve lo hizo en motos por delante de Roma (42 segundos de ventaja), con Sainct cuarto a 1.00 del ilerdense.

Los pilotos desembarcaron a las 00.05 horas en el puerto de Túnez procedentes de Valencia entraron a la primera cronometrada en suelo africano: apenas 25 kilómetros revirados sobre pista dura.

En semejante terreno, hostil para las bicilíndricas de Esteve y Roma, los dos españoles batieron a las ligeras monocilíndricas.

El tercer piloto del equipo, el joven Marc Coma, también realizó una actuación fantástica llevando su KTM monocilíndrica a la decimocuarta plaza de la especial, lo que le consolida en el quinto lugar de la general. Coma superó en la etapa a algunos de los favoritos, como el surafricano Alfie Cox o el italiano Giovanni Sala.

Esteve se benefició de que salía en una posición retrasada y adelantó a un buen número de pilotos camino de la meta. Su triunfo demuestra que su muñeca izquierda, fracturada hace menos de un mes, no le impide rodar tan deprisa como el que más y ya es séptimo en la general.

Roma fue el más rápido de entre los que arrancaron los primeros. Superó en 18 segundos -casi un segundo por kilómetro- a Richard Sainct y se colocó tercero en la general, a menos de un minuto -59 segundos- del francés, que continúa líder, mientras que el también galo Cyril Despres (KTM) está a 22 segundos de la cabeza.

La desgracia se cebó con uno de los modestos, Rodolfo García Mochales (Honda 650 XR), quien sufrió una doble fractura en un brazo debido a una caída y tuvo que ser evacuado en helicóptero a la capital tunecina para ser atendido. Peterhansel, todo un experto en la prueba, que ha ganado en varias ocasiones, se ratificó como el gran aspirante al triunfo final, aunque la prueba no ha hecho nada más que llegar a las puertas del desierto.

Ganó con su Mitsubishi Pajero con 22 segundos sobre De Mevius y 28 sobre el mítico finlandés Ari Vatanen, a los mandos de un Nissan. El francés tiene ya 1.23 de ventaja respecto al surafricano Giniel de Villiers, también con Nissan, en una demostración de que el trabajo hecho en su país con estos vehículos está dando sus frutos tanto que pueden plantar cara a los grandes favoritos.

Mientras tanto, el ganador de 2002, el japonés Hiroshi Masuoka (Mitsubishi Pajero), fue séptimo a 56 segundos y ha bajado a la tercera plaza, a 1.25 de Peterhansel. José María Serviá (Schlesser Ford) no pudo estar entre los mejores y se tuvo que conformar con la duodécima plaza, a 1:37 del ganador, por lo que baja en la general a la misma duodécima posición a 4.25.

José Luis Monterde (Mitsubishi Pajero) terminó la jornada en la decimoctava plaza y es decimoquinto en la general, y Miguel Prieto (Mitsubishi Montero) fue decimonoveno y es decimoséptimo.

Jordi Arcarons, igual que su compañero en el equipo BMW Motor Cadí, Ramón Vila, recuperó terreno, aunque aún están lejos de los puestos de privilegio. Ambos escalaron posiciones y ya están entre los cincuenta primeros.

Arcarons, tras varios años participando en motos, va a más. El catalán estaba encantado por encontrarse ya en Africa, "donde empieza la batalla de verdad", si bien se lamentó de tener que adelantar a varios vehículos, lo que le retrasó más de lo debido. Además, vaticinó que mañana será "el primer día complicado, en el que se puede producir la primera debacle".

Mañana, lunes, se disputará la quinta etapa entre Tozeour y El Borma, de 494 kilómetros, 285 de ellos cronometrados. El terreno se vuelve ya arenoso y aparecen los primeros franqueos como varios cambios de dirección.

Al inicio del tramo cronometrado la pista es rápida y combina pasos pedregosos y arenosos. Después surgen pequeñas dunas y lenguas de arena en las que se intercalan los pasos rápidos y sinuosos con el peligro añadido de los fuera de pista.

En medio de la especial, las pistas son rápidas, con algo de piedra, rápidas, con algunas ondulaciones y saltos. El trazado serpentea entre las colinas y la navegación se hace más difícil, ay que hay numerosas vías paralelas y pocas marcas. El final es rápido.

- EFE

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