Ahora "Harry" luce sus recién estrenados veinte años. Mide 1,95. Alcanza con sus remates una altura de 3,50 y cuenta orgulloso la vivencia como abanderado de su país en los últimos Juegos Bolivarianos.

Su trayectoria deportiva ha sido fulgurante. Todavía seguía siendo un niño cuando dejó su Ciudad Bolívar natal, se despidió de su familia y viajó setecientos kilómetros hasta la capital de la nación. Era un 13 de enero de 1995.

UN DEBUT PRECOZ EN LA SELECCIÓN
Tres años más tarde, con 16, debutó con la selección absoluta en la Copa América. Su misión fue reemplazar a José Matheus, que había decidido nacionalizarse español. A finales de verano de 1999 hizo nuevamente las maletas para incorporarse al Unisul brasileño. "Fue mi primera experiencia en un equipo extranjero. Cuando me subí al avión, sentí frío en el alma", recuerda.

Y lo mismo le sucedió la temporada siguiente. Esta vez cruzó el Atlántico y se enroló en el Olympiakos ateniense, actual campeón de Liga y Copa griegas, en el que continuará.

En 2001, la selección venezolana fue convidada a participar en la Liga Mundial, un torneo reservado únicamente a los dieciséis mejores equipos del mundo.

Venezuela se convirtió en la revelación y "Harry" acaparó las alabanzas de aficionados y técnicos: fue el máximo anotador de la ronda preliminar, con 244 puntos.

La pasada campaña, "Harry" condujo al voleibol venezolano a su cumbre más alta: la medalla de bronce en el Mundial juvenil, que se jugó en la ciudad polaca de Wroclaw. Veinticuatro meses después, le espera un reto mayor: el Mundial de Argentina.

"Podemos estar entre los diez primeros", pronostica Gómez, que liderará a una de las selecciones más jóvenes del torneo.

Poseedor de un enorme talento y con un futuro esperanzador, según su entrenador y descubridor, el cubano José David Suárez, "a Harry aún le falta madurar un poco más y mejorar en bloqueo".

ELOGIOS Y UNA GRAN META
Técnico y jugador se deshacen en alabanzas mutuas. Ernardo Gómez reconoce que "David Suárez cambió la forma de pensar de los jugadores venezolanos". "Antes de su llegada nos creíamos mediocres. David nos ha enseñado que, trabajando, podemos lograr muchas cosas", explicó.

Para el entrenador cubano, "Harry se distingue de los demás por su fuerza y su habilidad". Juntos tienen un lema, "trabajar y trabajar", y juntos se han fijado una meta: que Venezuela participe por primera vez en unos Juegos Olímpicos, en Atenas 2004.

Hasta conseguirlo, Ernardo, con el número 11 a la espalda, y David, desde el banquillo, intentan arrebatar el protagonismo al béisbol, el deporte rey en su país.

"Al voleibol venezolano le falta organizarse, tener una liga nacional, el apoyo de las empresas privadas. A veces no tenemos ni balones o zapatillas para los entrenamientos. Son cosas que desmotivan", se lamenta.

"Harry" confiesa que "nunca" ha intentado parecerse a nadie. "Simplemente, trato de imitar a los mejores del mundo, como al español Rafael Pascual, porque sé que tengo la posibilidad de llegar a ser como ellos".

A partir del próximo 28, en la ciudad argentina de Córdoba tendrá una nueva oportunidad. Brasileños, estadounidenses y egipcios serán sus adversarios en el grupo E.