BUENOS AIRES -- La muerte de Roberto Perfumo ha sumido a la comunidad futbolera en un profundo estado de perplejidad y consternación que promovió menciones, evocaciones y tributos a raudales, tal como es natural cuando quien ha partido supo labrar la infrecuente mixtura del prestigio con la fama y la cosecha de un cariño fervoroso.
Hay, sin embargo, en el torbellino de una biografía que comprendió 73 años bien vividos, un elemento poco observado y mucho menos subrayado: que además de extraordinario futbolista, director técnico, comentarista de radio y televisión en ESPN y columnista del diario Olé, el Mariscal era un psicólogo social recibido en la escuela que fundó el mismísimo Enrique Pichon Riviére.
Esa condición, la de psicólogo social, fue la que según palabras del propio Perfumo abrió un universo que le permitió resignificar sus años de futbolista y articular los nuevos saberes con el fútbol propiamente dicho, no ya como mero forzamiento sino más bien como la natural manera en la que algunos piezas encastran y a la vez invitan a abismarse en nuevos rompecabezas.
Vaya pues, a modo de humilde homenaje, una especie de decálogo del Perfumo que pensaba el fútbol ayudado por el tamiz de sus nociones en psicología social:
1) "El fútbol es una pasión que contiene lo más esencial del ser humano. En la tribuna te abrazás con un tipo que no conocés. Lo que prima es la pertenencia, la fidelidad y la lealtad: se suspende el juicio".
2) "El fútbol, un partido de fútbol, es una pasión tan enorme que no dormís pensando en cómo vas a ganarle al otro. Una maldad necesaria".
3) "El futbolista es la suma de la pasión y la práctica, y nada más. Incluso el talento tiene que ver con la práctica. El talento es la práctica. Eso decía Stanislavsky, que lo único que hace aflorar el talento es la práctica".
4) "El fútbol puede hacer feliz a la gente, claro que sí. El fútbol puede hacer feliz al mundo. La identificación con un equipo, simultánea, espontánea, hace que mucha gente quiera lo mismo y cuando mucha gente quiere lo mismo pasan cosas como las del Mundial 98, por ejemplo. Nadie creía que la Francia rica fuera a salir a las calles a festejar como festejó".
5) "¿Diferencias entre el futbolista argentino y el futbolista brasileño? El jugador brasileño no se calienta por nada. Nosotros somos dramáticos. Ellos juegan para ellos. Nosotros jugamos para quienes nos ven".
6) "El 90 por ciento de las cosas que un futbolista hace en la cancha no sabe por qué las hace. Juega con un pensamiento corporal. Su inteligencia es emocional. El jugador más inteligente que tuvimos jamás fue a la escuela: Corbatta. No hay un crack consciente. Picasso no era consciente. Dalí tampoco".
7) "La estructura del futbol es primaria. Tribal, diría. Un gran jefe, cuatro caciques, los indios. La progresión es así: buenos líderes-buenos grupos, buenos grupos-buenos equipos, buenos equipos: campeones".
8) "No hay una persona que tome más decisiones que el jugador de fútbol en un partido. El pase bueno, el pase malo, la tira afuera, hace foul… Toma decisiones todo el tiempo".
9) "El jugador de este tiempo necesita mucha información porque es menos instruido futbolísticamente. ¡No hablan de fútbol! Nosotros, en mis años de jugador, hablábamos de fútbol todo el tiempo. A los futbolistas los encontrás en Internet. Juegan acá y están en Noruega. Juegan en Noruega y están acá".
10) "La vida hay que vivirla. Y vivirla significa laburar. Y laburar también significa que a veces hay que perder. Si no, le perdés el gusto a la victoria".