El Barça ganó en el Bernabéu, lo que ya no es una novedad, y expulsando al Real Madrid de cualquier opción por pelear la Liga no sólo se convirtió después de 87 años en el dominador del Clásico, sino que, lo nunca visto, enlazó su cuarta victoria liguera consecutiva en territorio merengue.
Si el miércoles conquistó el equipo de Valverde plaza en la final de Copa goleando en un partido que no habría sido sorprendente perder, este sábado ganó por la mínima en el marcador pero dando una sensación de superioridad en ocasiones insultante, dominando a un Real Madrid que a partir del gol, golazo, de Rakitic fue incapaz de plantar cara y que nunca dio la imagen de evitar una derrota absolutamente justa y hasta se podría decir corta en el marcador.
El Barça le dio un golpe de efecto quien sabe si definitivo a la Liga, dejando al Real Madrid 12 puntos por debajo de la clasificación y, esperando a conocer el resultado que pueda arrancar el Atlético de Simeone en San Sebastián, ya descuenta las jornadas para proclamarse campeón por octava vez en las últimas once temporadas.
El Clásico ya es el Barça, que entre 1969 y 1974 enlazó cinco temporadas sin conocer la derrota liguera en el Bernabéu, conquistando tres empates y dos victorias que en la época se consideraron un hito, lo nunca visto… Y que en la última década se ha repetido y mejorado. Mejorado con esta cuarta victoria al hilo en territorio merengue en la Liga, donde desde la temporada 2015-16 ha ganado consecutivamente por 0-4, 2-3, 0-3 y 0-1… Y que desde 2009, en sus últimas once visitas, solamente ha perdido en dos ocasiones, empatando una y ganando, atención, en las ocho restantes.
El Clásico es el Barça que ya domina por 96 victorias a 95 en la historia de los enfrentamientos entre ambos equipos. Desde 1932 no estaba por delante el club azulgrana en las estadísticas y alcanzados 242 partidos el conjunto catalán trasladó su dominio, casi, insultante en el terreno de juego a unas estadísticas que demuestran hasta qué punto han cambiado las cosas en los últimos años.
El Barça regresó al Bernabéu y se dio otro homenaje ante la impotencia de un Real Madrid cada día más incapaz de hacerle frente y que vio como los jugadores de Valverde terminaban el Clásico abrazados, otra vez, en el centro de un estadio que en un pasado cada vez más lejano era poco menos que una proeza ganar. Hoy es una costumbre. Porque el Clásico ya es el Barça.