Esas dos palabras son suficientes para explicar el holgado triunfo 4-1 que logró este miércoles Manchester City en el Etihad Stadium ante Aston Villa, por la fecha 31 de la Premier League.
El volante ofensivo del equipo Citizen rompió el empate parcial 1-1 con el que el encuentro había llegado al filo del entretiempo. Y, ya en la segunda parte, selló la goleada con otras dos conquistas fantásticas.
Pero vayamos por partes.
El ceño de Pep Guardiola estaba fruncido cuando el cotejo se acercaba a su Ecuador. Aston Villa se mostraba peligroso y sostenía bien el 1-1. Hasta que apareció el bueno de Phil.
Tiro libre frontal al arco y Foden la coló por arriba de la barrera, que colaboró abriéndose en el momento justo para enojo del arquero visitante, Robin Olsen (que reemplazó a último momento a un Dibu Martínez que sufrió una indisposición aún indeterminada), quien ni siquiera llegó a tirarse.
El entrenador español se fue algo más tranquilo al descanso, pero no había nada definido y él lo sabía.
El comienzo del segundo período fue una demostración de esa idea, porque el visitante salió con todo y estuvo muy cerca de volver a equilibrar el marcador. En ese momento apareció el portero del City, el alemán Stefan Ortega, con dos salvadas claves. Primera en un tiro casi a quemarropa de Douglas Luiz y, momentos después, de una peinada del francés Clement Lenglet.
Superada esa tormenta, apareció la figura de Foden para terminar de resolver la cuestión. Ataque por el medio de Rodri y cesión a Phil, que definió de primera y sin mirar al arco. La puso en la ratonera derecha, imposible para el arquero.
Más allá de los goles, a Foden se lo veía en estado de gracia. Sus movimientos fluían, estaba angelado.
Ya había metido un tanto de tiro libre, otro con una definición tan rápida como sútil. Le faltaba convertir uno en modo violento. Y a los 68 minutos completó la faena, con un golazo desde la medialuna en el que le rompió el arco a Olsen con un disparo al ángulo derecho.