De todos modos, Gallego aclaró que recién en la habitual práctica de fútbol de los jueves, parará al equipo que el domingo intentará salir de la mala ante el rival de siempre.

Pusineri, Guiñazú e Insúa, de flojos rendimientos en las tres fechas iniciales del torneo Clausura, realizaron un trabajo físico aparte para intentar retomar su mejor forma física. Con todo, la decisión de Gallego de marginarlos del equipo titular en la práctica realizada el miércoles a la mañana en el estadio de Avellaneda pone en duda sus presencias en el clásico ante Racing.

En el entrenamiento, el técnico puso a Leonel Ríos como volante por derecha y a Juan Manuel Eluchans por el otro sector, mientras que Rivas ingresó por Insúa.

La entrada de Rivas -un delantero- abonó las sospechas de que el "Tolo" modificará su habitual 4-3-2-1 por un 4-3-1-2. Gallego tendría pensado incluir de entrada a Rivas para que Andrés Silvera esté más acompañado en la delantera y porque además quedó disconforme con las últimas actuaciones de Insúa, quien al igual que Pusineri y Guiñazú regresó en un bajo nivel de la gira que el seleccionado nacional realizó por Centro y Norteamérica.

Quien tampoco jugó para los titulares fue el capitán Gabriel Milito, afectado por una molestia muscular que no le impedirá actuar ante la "Academia".

Los once que jugaron el miércoles para los titulares fueron: Leonardo Díaz; Juan José Serrizuela, Hernán Franco, Pablo Paz, Federico Domínguez; Ríos, Diego Castagno Suárez, Eluchans; Daniel Montenegro; Rivas y Silvera.

El domingo habrá dos cambios seguros en relación con el equipo que viene de caer 3-0 ante Olimpo en Bahía Blanca: Juan José Serrizuela, quien se recuperó de su lesión, por Raúl Damiani y Diego Castagno Suárez, quien cumplió su fecha de suspensión, por Oscar Bazán.

Lo que resta definir es si Pusineri y Guiñazú conservarán su lugar entre los once o si, por el contrario, les ocurre lo mismo que a Insúa, quien seguramente será reemplazado por Rivas.

Por otro lado, dirigentes, cuerpo técnico y jugadores repitieron un ritual de la época en que José Pastoriza dirigió exitosamente al equipo durante la década del '80: comieron un asado debajo de la tribuna visitante del estadio de la Doble Visera.