The Players es uno de los torneos más famosos e importantes del PGA Tour. No por nada es denominado el quinto Majors y se trata del campeonato que más dinero reparte, con 25 millones de dólares de bolsa y un cheque de cinco millones para el vencedor. Claro, aquellos jugadores que quieran anotar su nombre en el prestigioso listado de vencedores, deberá pasar por el tortuoso, complejo y retorcido hoyo 17 del campo de Sawgrass, en Ponte Vedra Beach (Florida), que se convirtió en sede en 1982, ocho años después de la primera edición de torneo.
“Es un hoyo que los jugadores quieren detonar con una bomba”, dijo alguna vez Jack Nicklaus, el máximo ganador de Majors, con 18. Mark Calcavecchia, campeón en el The Open 1989, comparó al 17 de Sawgrass con una visita al odontólogo y Tiger Woods, el dueño del inolvidable putt de 2001 desde 18,28 metros (denominado como “El mejor de la mayoría”), alguna vez contó que sería genial si fuera el “hoyo ocho, pero no ser el 71 en plena definición. Es demasiado rebuscado”. El famoso hoyo 17 es un traga bolas y los números avalan la afirmación.
El coreano se fue dos veces al agua en la segunda ronda para firmar doble bogey.
Cerca de 120.000 pelotitas terminan en el agua anualmente, según los encargados del mantenimiento del campo, porque se trata de una cancha pública. Si los profesionales terminan en el lago, qué queda para los amateurs… El promedio de los rentados en el par 3 es de 3,265, con un 15% histórico de birdies, 61% de pares, 17% de bogeys y 7% de doble bogeys o peor.
En la edición 2024 del torneo, el 50º aniversario, Beau Hossler hizo historia al tirar la pelotita 1000 al agua durante la segunda ronda. En la historia de los que acuatizaron hay nombres ilustres. Sergio García, ganador de The Players en 2008, arrancó la última ronda de 2013 empatado en el liderato con Tiger y David Lingmerth. ¿Qué pasó con el Niño? Sí, al agua en el penúltimo hoy del campeonato. Y no una, ¡dos veces! Y en 2017, el español hizo hoyo en 1. Entre 2003 y 2022, un promedio de 48,68 bolas por torneo, terminaron en el lago. En 2007, el viento complicó notablemente a la primera ronda y se fueron 50 solo en un día y terminó en 93 para las cuatro jornadas.
También está la lista de aquellos que lograron firmar hoyo en 1. Ryan Fox, durante la primera ronda, logró el primero de 2024 y el 14º en la historia. La lista la integran: Brad Fabel (1986), Brian Claar (1991), Fred Couples (1997), Joey Sindelar (1999), Paul Azinger (2000), Miguel Ángel Jiménez (2002), Will Wilcox (2016), García (2017), Ryan Moore (2019), Shane Lowry (2022), Hayden Buckley (2023), Aaron Rai (2023) y Alex Smalley (2023).
En el par 3 más temido por los golfistas, con un green isla, el neozelandés se llevó los aplausos de todos con un tiro sensacional durante la primera ronda de The Players.
El caso de Couples es increíble, porque logró dos veces el hoyo 1, aunque uno fue para firmar insólitamente un par. En 1999, tres años después de ganar el torneo y a dos de su ace en el 17, se fue al agua. Paciente, el estadounidense se preparó de nuevo desde el tee y… Directo al hoyo, sin picar, para firmar un increíble 3.
El campo de Sawgrass fue diseñado y construido por el arquitecto Pete Dye, por encargo de Deane Beman, por entonces comisionado del PGA Tour. La obra comenzó en 1978, en una zona pantanosa de la Florida. Tras la inversión de casi 10 millones de dólares, la cancha quedó lista. De la cabeza de Dye salió el diseño del hoyo 17, en el que pretendía dejar un pequeño lago que protegiera el Green. Las excavaciones profundas que realizaron provocaron que aflorara el agua. La esposa de Dye le dio la idea de que finalmente se convirtiera en lo que es: un green isla. Un pequeño bunker en uno de los márgenes es lo único que rodea al green que no sea agua. Apenas tiene 137 yardas y el hierro 9 es el palo más elegido.
Para dimensionar qué significado tiene el hoyo 17 del Sawgrass vale contar que… ¡Tiene su propio newsletter! El 17 de The Players tiene vida propia, como el icónico par 3 del hoyo 12 de Augusta National. Íconos del golf, temidos por la mayoría. Como una visita al dentista, decía Calcavecchia.