“Sigue siendo el rugido más fuerte que he oído en un campo de golf. Fue una locura", contó alguna vez Adam Scott, excampeón de Augusta. ¿Qué acababa de ocurrir en la edición 2001 de The Players? Tiger Woods había embocado el, tal vez, mejor putt de todos los tiempos durante la tercera ronda del llamado quinto Majors. La explosión del público fue increíble e inolvidable.
El putt de Tiger aquel día fue, probablemente, el golpe de moral más fuerte para terminar llevándose el torneo dos días después (la vuelta final se completó el lunes) para sumar su primera conquista en The Players (repetiría en 2013), con un golpe de ventaja sobre el fijiano Vijay Singh. El festejo enloquecido de Woods en el temido hoyo 17 de Sawgrass también pasó a la historia por siempre. Corrida, puño apretada y salto de un joven estadounidense, quien venía de encadenar los títulos en el US Opon, Abierto Británcio y PGA Championship en la temporada anterior y lo redondearía con el The Players y el Masters de 2001.
“Ese putt en el 17 fue uno de los momentos más emblemáticos de mi carrera. Colina abajo, de derecha a izquierda sobre la colina, de izquierda a derecha al final, putter arriba, gran puñetazo al aire de festejo… Fue increíble”, recordó Woods tiempo después.
Fue épico y único, porque además fue el famoso 17 del campo de Sawgrass, donde unas 120.000 pelotitas al año terminan en el agua que rodea el green isla. “Debo haber visto ese putt una mil veces”, confesó Mike Homa, octavo en el ranking del PGA. Fue tal la explosión del público que Fred Funk, quien estaba a unas 300 yardas, se paralizó ante el ruido.
Tiger tenía en su acotada agenda de 2024 a The Players como uno de los torneos por disputar, pero finalmente se bajó por problemas físicos (volvería en Augusta). Sin embargo, alguien quiso realizarle un homenaje. Fue Sam Burns, quien embocó un putt genial en el 17. Claro, fue parecido, no igual y si algo hizo la diferencia, fue ese estallido que Scott definió tan bien.