Más allá de sus 14 Majors y sus 79 títulos en el PGA, Tiger Woods revolucionó el deporte del golf, lo sacó de las tinieblas del elitismo para convertirlo en tema de conversación popular. Más importante aún, lo regresó a los titulares de los noticieros y logró masificar el deporte a lugares que ni sus propios directivos hubieran pensado que sería posible.
Woods comenzó su revolución del golf mucho antes de convertirse en el hombre más joven, a los 21 años, y el primer afro-americano en ganar el Masters en 1997.
Ya un prodigio del deporte durante su carrera colegial en la Universidad de Stanford, Woods entró al mundo del profesionalismo con quizás el socio más poderoso que cualquier joven de 21 años pudiera conseguir: Nike.
Buscando una manera de entrar a la billonaria industria del golf, Nike identificó a Woods temprano en su carrera como amateur, cuando en 1994 ganó el U.S. Amateur, unos meses antes de graduarse de la secundaria en Anaheim, California. Cuando llegó el momento de dar el brinco al profesionalismo, Nike estaba listo para dar ese paso junto a Woods con un contrato de cinco años y 40 millones para un joven de 19 años que sin duda era la promesa del futuro, pero que aún no se había probado.
La campaña mediática que acompañó la firma del contrato de Woods fue global. Nike hizo su primer lanzamiento de equipo y ropa de golf a nivel mundial y se convirtió en un jugador en la competida industria.
La campaña no solo insertó a Nike en la industria, sino que también insertó el nombre de Woods en las principales transmisiones deportivas y comenzó a crear la expectativa sobre cómo reaccionaría el joven Tiger una vez en las filas profesionales.
Su estilo de juego con sus poderosos drives, su habilidad de utilizar hierros con eficacia desde las 230 yardas y un poco de magia alrededor de los greens despertó el entusiasmo y la creatividad en el deporte. Asimismo, la llegada de Woods añadió pimienta a un tour que ya contaba con otras estrellas jóvenes como Phil Mickelson, Ian Poulter y Graeme McDowell, quienes vieron la llegada de Woods como un reto a sus propias habilidades competitivas.
No pasó mucho tiempo en lo que Woods demostró su potencial.
En abril de 1997, Woods encuadernó los cuatro rounds más impresionantes en la historia del Augusta National Golf Club para ganar el Masters por un récord de 15 golpes en ruta al premio de Jugador del Año del PGA.
Para el 2000, Woods construyó la racha más dominante en la era moderna de los Majors de golf comenzando con el U.S. Open, el British Open y el PGA Championship y el Masters de 2001.
Tan reciente como en el febrero de este año, Mickelson reflexionó sobre Woods en su mejor momento.
"No hay nadie en el deporte del golf que yo haya visto que esté remotamente cerca del nivel que Tiger tuvo en su mejor momento", dijo Mickelson a Golf Channel. "Mentalmente, su juego corto, su forma de pegarle a la pelota... no creo que nadie se acerca a Tiger en esas áreas. Y Tiger logró poner todos esos aspectos juntos para construir una carrera que en realidad es increíble".
Y esas hazañas de Woods se tradujeron a ratings de televisión, que a su vez se traduce al éxito comercial del deporte.
Según varios estudios realizados en la industria, el que Tiger Woods esté jugando en la ronda final de un Major significa un impacto de cerca de 2.5 millones de televidentes y uno económico de hasta 10 millones por cada Major.
En cuanto a la masificación del deporte, la nueva generación de jugadores internacionales en el PGA Tour es por consecuencia directa no solo de la influencia de Woods en el deporte, sino también por su inversión directa en el deporte.
El Tiger Woods Foundation y Nike comenzaron giras mundiales para llevar el deporte a todos los rincones, lo que se ha traducido en una ola de jugadores de la India, Tailandia y aún los jugadores jóvenes líderes del PGA Tour de hoy le dan crédito a Woods por cambiar el juego.
"No hay nadie que haya tenido más influencia en mi juego que Tiger Woods", dijo Jordan Spieth, quien tenía apenas tres años de edad cuando Woods ganó su primer Masters, en una reciente entrevista con ESPN.com.
Otros jugadores internacionales como Rory McIlroy, de Irlanda del Norte, y los australianos Jason Day y Adam Scott se han expresado de manera similar sobre el impacto de Woods.
"Uno quería tener camisas de Greg Norman y los Nike swooshes de Tiger. A eso era a lo que uno aspiraba", dijo Scott, quien jugó por primera vez con Woods en 2000.