LIMA -- La última vez que Kenti Robles estuvo en Perú tenía 24 meses de edad. Hoy, con 28 años, la defensa mexicana --con pasaporte español-- regresa a tierras sudamericanas, pero lo hace para disputar con México los Juegos Panamericanos de Lima 2019, y también para disfrutar a su familia peruana. Sí… porque Kenti tiene ascendencia inca. De hecho, su nombre "Kenti" es de origen quechua (idioma de los incas) y significa colibrí.
"Quién diría… quién diría que ella jugaría futbol, quién diría que se iban organizar unos Panamericanos acá y que Kenti participara en la Selección. Esto es un orgullo para mí y toda mi familia que ha venido el día de hoy", expresa con una sonrisa indescriptible la mamá de la futbolista, la cual presenta al batallón de peruanos que la acompañan hoy para presenciar el México vs. Jamaica, en el primer duelo del futbol femenil de la justa panamericana.
Faltaban 30 minutos para el arranque del encuentro en el Estadio Olímpico Nacional y no había ni un solo aficionado, pero minutos antes del silbatazo inicial, fue que apareció el ‘batallón’ de 15 peruanos que más bien parecían mexicanos.
Llevaban la bandera, tenían matracas, gorros tricolores y lucían como estandarte una manta en la que se podía apreciar la leyenda… "Hoy gana México, dale Kenti"… y sí… el equipo nacional al final se llevó la victoria 2-0 ante Jamaica con la dorsal N° 4 como la jugadora más vitoreada.
La porra la conformaban primos, tíos, hermanos, la tía abuela…. todos hasta la noche del domingo --día que llegó la Selección a Lima-- ‘desconocidos’ para la jugadora, quien nació en Ciudad de México, pero que desde muy joven vivió en España. Pero eso no importa, los gritos de este grupo de peruanos, con una bandera de México ‘dibujada’ en la mejilla, hacen creer que la ven cada fin de semana. Incluso el ‘desolado’ estadio comienza a tomar vida con tanto ruido que hacen… los gritos de "Olé, Olé, Olé… México" y una improvisada ola pintaron de color una grisácea tarde en el invierno peruano.
La fiesta, que comenzó desde el pasado domingo, día que la recibieron en el aeropuerto con las mismas matracas y gorros tricolores que hoy portaron en el estadio, se empezó a organizar desde que supieron que México vendría a disputar los Panamericanos.
"Nosotros estamos súper emocionados de estar alentado a nuestra sobrina... Lo que queremos es que ella se sienta feliz", relata su tía Patricia, quien fue la encargada de la ‘logística’ para hacer sentir a Kenti como en casa. Paty mandó a hacer playeras personalizadas, compró los gorros, las matracas, organiza la porra y casi se queda sin voz, pero eso no importa.
El día de hoy es histórico para los Salas y todos lo disfrutan… sin embargo, hay alguien en especial que lo vive al máximo y es la tía abuela.
Socorro, de unos 70 años, vive con pasión cada movimiento de Kenti… grita, hace ademanes y su gesto de preocupación cada vez que las jamaicanas se acercan al área es digno de hacerse viral, así como el festejo que hizo en los dos goles de México, hoy su equipo por "mi Vaiqui", diminutivo del primer nombre de la futbolista, el que usan para referirse a la zaguera del Atlético de Madrid Femenino.
"Yo estoy feliz y me emociono de verla, además la quiero tanto y estoy contentísima de que esté triunfando. Que todos tus éxitos y triunfos sean lo máximo", afirma extasiada ‘Soco’, como si agradeciera al destino el hecho de que le permitió ver a su nieta. Pues hay que recordar que México pudo disputar la máxima fiesta del continente americano, debido a las bajas de Estados Unidos y Canadá.
MÉXICO, PERÚ Y ESPAÑA EN LA SANGRE DE KENTI
De madre peruana, padre español y ella nacida en México, estos Juegos Panamericanos representan para Kenti más que una competencia… es el primer acercamiento real que tiene con el país que vio nacer a Mirtha, su mamá. Incluso, Luis --el hermano-- hizo el viaje desde Europa para apoyar a su hermana y conocer también a su familia materna.
"Kenti no conocía Perú. Sólo vino cuando tenía dos años, o sea que ha venido 26 años después y para ella es una emoción", afirma Mirtha Salas, quien también asegura que, aunque Kenti es mexicana con raíces peruanas, el hecho de haber vivido desde muy joven en Barcelona, hace que este recibimiento familiar le sorprenda a sobre manera.
"Para ella es una emoción muy grande, porque todo esto no lo ha vivido. La vida en Europa es muy diferente, muy fría, no hay familia… yo la estuve preparando para todo esto porque ella no está acostumbrada a tanta fiesta, tanto alboroto", afirma.
Pocos lo saben, pero debido a la influencia de su padre y al hecho de que hizo todos sus estudios (desde la secundaria, hasta sus dos carreras) en Barcelona, Kenti habla un perfecto catalán. Incluso pudo elegir jugar para España, pero ella siempre tuvo en claro que quería representar a la Selección Mexicana.
Y aunque sea la playera verde de México la que defiende a nivel Selección, la playera rojiblanca la que se pone cuando juega en Madrid con su club… al final de la aventura panamericana… Kenti podrá saborear la causa, el ceviche y la papá a la huancaína, los platillos del Perú, que ya le prepara su otra familia.