Pan-American
Mariana Barasoain 5y

Pizarro, Simonet y un oro que es legado para el handball argentino

LIMA (Enviada especial) -- Los Gladiadores escribieron una nueva página en el libro del deporte argentino al recuperar el oro panamericano, que se les había negado en Toronto. En esta oportunidad el rival fue Chile, un equipo que llegó a la final dando el batacazo al eliminar a Brasil, el verdugo de Argentina en 2015.

La última vez que la Albiceleste había ganado la presea más valiosa en este certamen fue en Guadalajara 2011 y allí estaba Sebastián Simonet, junto a su hermano Diego. En Lima 2019 se sumó Pablo para completar el trío.

Los tres juntos, con la medalla en el cuello, se emocionaron por el triunfo, pero además destacaron la importancia que este tipo de victorias tienen para el desarrollo del deporte en el país. Un final panamericana, además de ser un motivo de celebración personal y grupal, es un trampolín a un Juego Olímpico y así también una vidriera para exhibirse en cada televisor, en cada diario, en cada red social que cualquier argentino conecte este martes.

¿Y qué hay detrás de la trascendencia? Desarrollo, inversión, proyección, futuros campeones.

Sebastián Simonet lo dice con sus palabras: "Yo que estoy más grande no valoro el tiempo que estamos acá, sino lo que hemos generado en el handball nacional. Eso va a durar más allá de nosotros".

En aquel equipo que obtuvo el oro en México, que le dio el boleto a Londres 2012, también estaba otro pilar del equipo: Federico Pizarro, quien también entiende que la importancia del podio en Lima traspasa las fronteras de un mero éxito deportivo: "Esta medalla no es solamente para nosotros. Es imprescindible que el handball argentino siga siendo olímpico porque muchos chicos de todas partes del país vieron esta final y se van a ir a anotar a los clubes para ser Gladiadores. Lo que queda de este oro es para siempre".

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