Fue el comienzo de la leyenda. El 6 de julio de 2003, hace 20 años, el mítico court central de Wimbledon fue testigo del primer Grand Slam ganado por Roger Federer. Un día especial, histórico, que quedó grabado para siempre en la historia del tenis, con el primero de sus 20 Major.
El joven de Basilea, con 21 años, logró el primero de sus dos decenas de Grand Slam. Lo hizo siendo el N°5 del ranking ATP y tras vencer al australiano Mark Philippousssis por 7-6 (5), 6-2 y 7-6 (3) con claridad en la definición en el mítico césped del All England Club de Londres.
Apenas un set cedió Federer en sus siete triunfos en esa edición de Wimbledon, ante el estadounidense Mardy Fish, en tercera ronda. El suizo ya le había ganado un partidazo histórico, el único entre ambos, a otro norteamericano, Pete Sampras, nada menos, en cinco parciales en octavos de final de 2001, para dar un gran golpe en ese Grand Slam. Ya su éxito en 2003 le abrió las puertas por primera vez al podio del ranking mundial y a comenzar su serie de grandes éxitos.
Con un alto nivel, su propuesta agresiva y completa, Federer consiguió esa vez su noveno título profesional en singles y el primero de sus 20 de Grand Slam. Allí, en 2003, obtuvo la primera de sus cinco copas seguidas en Wimbledon, donde mantiene el récord de ocho en total.
El suizo había debutado en Wimbledon en 1999 y su bautismo en un Major se había registrado un mes antes, en la arcilla de Roland Garros. Ya en el veloz césped del All England Club londinense, el de Basilea ganó por primera vez un partido en 2001, el mismo año en el que eliminó a su ídolo Sampras en el citado partidazo y quedó afuera en cuartos de final.
El historial de Federer en Londres ya es conocido, con ocho títulos, el último en 2017. Entre tantos récords, el suizo cuenta también con la mayor cantidad de victorias en Wimbledon, con 105. Y jugó más finales que nadie, con 12, y semifinales, al disputar 13. Retirado en septiembre de 2022, le quedó ese legado y en 2023 recibió un gran homenaje en el court central.
Por eso, su legado se inició en aquel memorable 2003. Federer empezó a robarse las miradas de la gente y los especialistas y a comienzos del año siguiente se iba a convertir por primera vez en N°1 del mundo. Aquella hazaña en Wimbledon le dio la confianza necesaria y fue el impulso para una carrera de antología.