El tenista de Córdoba, que ha iniciado su tercer año como profesional alimentó sus expectativas de progreso en el Melburne Park a base de concentración, solidez en el juego y eficacia en los momentos puntuales.

El duelo fue igualado. El premio era cuantiosos para dos jugadores ávidos de ampliar su particular repercusión internacional. Por eso el partido nunca estuvo cerrado del todo. Hasta el quinto set.

Nalbandian aprovechó la rotura del saque de su rival en el cuarto juego para encarrilar definitivamente el triunfo. Aguantó el suyo y eso fue suficiente para la victoria final y su pase a los cuartos de final del Abierto de Australia. Su segundo mejor papel en un grande.

La progresión del argentino continúa meteórica desde su irrupción en el circuito profesional hace tres años. El último finalista de Wimbledon mantiene el impulso tomado la temporada pasada. No quiere dejar pasar el tren y la final del primer Grand Slam del curso es su nuevo objetivo.

El talento de Federer se estampó contra la fortaleza del argentino, pertrechado en el fondo de la pista, pero apoyado en notables condiciones físicas que estimularon su resistencia.

El suizo no se encontró agusto en ningún momento. Renunció a subir a la red y en el juego de fondo de la pista el cordobés siempre fue superior.

Con las fuerzas justas ambos tenistas se agarraron al saque antes de completar el destino de un partido de perfiles agónicos.

Nalbandián va a encontrarse en los cuartos de final con el alemán Rainer Schuettler, que ganó al estadounidense James Blake por 6-3, 6-4, 1-6 y 6-3. El tenista de Korbach, de veintiséis años, ya ha superado su mejor actuación en un Grand Slam, cuando hace dos años, en Australia, alcanzó la cuarta ronda del torneo.

HEWITT SE DESPIDIÓ DE SU CASA
El marroquí Younes El Aynaoui terminó con la aventura de Lleyton Hewitt en el Abierto de Australia después de ganar al jugador de Adelaida en los octavos de final del primer Grand Slam de la temporada por 6-7, 7-6, 7-6 y 6-4.

La eficacia en el servicio del marroquí, que afrontó la competición como decimoctavo cabeza de serie, mostró el camino de salida al tenista australiano, incapaz de romper el saque de su adversario en todo el partido.

La pelea se prolongó durante tres horas y media. Hewitt mantuvo el juego habitual y lanzó bolas profundas cerca de las líneas que encontraban respuesta en el tenista africano, acompañado de una notable fortaleza física.

Pero fue el servicio lo que marcó el partido. Ni el de Adelaida ni el de Rabat parecían dispuestos a flaquear en una de sus principales armas. Y así ocurrió en el transcurrir de las tres primeras mangas, que terminaron resueltas con la 'muerte súbita'.

En este aspecto, Hewitt se adjudicó la primera y la sensación generalizada advertía de un posible decaimiento del tenista africano. Pero El Aynaoui ya demostró en el partido de la tercera ronda, ante el español Feliciano López, que no tiene prisa por solventar los compromisos y que conoce a la perfección sus bazas.

Ante el toledano también resolvió el duelo en los alargues. Contra el número uno del mundo, con mayor motivo. Y en esto volteó el encuentro. Seguro de sí mismo y dotado de una notable concentración, el marroquí de 31 años, residente en Barcelona e instalado en la vigésimo segunda posición del ránking, no mostró endeblez alguna cada vez que debía iniciar el juego.

El semblante del australiano cambió. Especialmente cuando El Aynaoui se adjudicó la tercera manga. La maldición del Abierto de Australia, asignatura pendiente para el deportista local, planeó de nuevo sobre el rostro de Hewitt.