El alemán Schuettler hace historia

El tenista alemán, número 36 en el ránking mundial, dejó de ser un desconocido en el circuito al vencer en semifinales al estadounidense Andy Roddick. Ahora buscará el título ante Andre Agassi

TODA LA GARRA ALEMANA:
Rainer Schuettler grita con toda su furia el último punto que le dio el pase a la final del Abierto de Australia.
(AP)
MELBOURNE -- Rainer Schuettler, un alemán hasta ahora destinado a papeles secundarios en el mundo del tenis, impulsó su proyección internacional en la pista central del Melbourne Park a costa de la incipiente sensación norteamericana, Andy Roddick, incapaz de desbloquear la solidez germana.

El tenista, nativo de la localidad de Korbach, ni siquiera necesitó apurar los cinco sets (7-5, 2-6, 6-3 y 6-3). En poco más de dos horas solventó la clasificación para su primera cita de relumbrón en un Grand Slam, ante Andre Agassi, la mejor propuesta para traspasar el umbral del anonimato.

Schuettler está adscrito a la escuela de los 'guerreros'. No despunta en ningún aspecto pero no adolece de nada. Su juego carece de fantasía pero es milimétrico, rocoso y preciso. El alemán no ha necesitado nada más para encontrar la cumbre.

El camino elegido por Roddick es distinto. Dueño de un servicio sin igual deja parte de sus argumentos en manos de la potencia y la inspiración, aunque sus veinte años recién cumplidos son presa todavía de un temperamento inestable en la pista.

Y eso que el estadounidense comenzó de forma fulgurante. Rompió el saque de Schettler y ventiló el suyo. Pero fue un espejismo. El alemán, aposentado en la madurez de sus veintiséis años, cortó las alas del tenista de Nebraska hasta alcanzar un equilibrio que no se rompió hasta el duodécimo juego. El que aprovechó el alemán para sellar el set.

El norteamericano reaccionó pronto impulsado por la rabia y el apoyo de su saque, que llegó a alcanzar los 226 kilómetros por hora. Entonces se sintió cómodo, aunque fue el único momento. Con las mangas igualadas el partido transcurrió sobre el alambre y los dos tenistas sostenidos en la garantía de su servicio.

Schuettler dilató los puntos resguardado en el fondo y sus piernas, frescas, abortaron las intenciones del americano, presa ya del recuerdo del excesivo precio físico que pagó para llegar a esta cita después del maratoniano duelo ante el marroquí Younes El Ainoui.

La ruptura del saque en el sexto juego del tercer set acomodó al germano y sentenció el duelo. Roddick se desesperó y rechazó cualquier tentativa de dilatar el juego antes de terminar resignado a su destino ante la impasibilidad de Schuettler y confiado en que pronto el tren vuelva a pasar.

- EFE

 ENVÍALO | MÁS ENVIADOS

Abierto Australia
viernes, 24 de enero
Portada