CC Sabathia
Adam Hunger/Getty ImagesLuego de la terrible salida de Masahiro Tanaka en el juego 1 de la serie, los Yankees confían en CC Sabathia este miércoles ante los Medias Rojas.
NUEVA YORK - En un camerino de béisbol, la localización de la propiedad equivale a respeto. Los mejores jugadores y los más importantes reciben los mejores puestos en el cuarto. El viejo casillero de Derek Jeter estaba cerca del pasillo que lleva a la cafeteria de los jugadores y las duchas.

Ahora ese es el puesto que ocupa CC Sabathia's en el camerino de los Yankees de Nueva York. La localización lo es todo, y si hubiese un capitán 'de facto' en este equipo de los Yankees, ese sería Carsten Charles Sabathia Jr.

"Yo siempre he visto a CC, en un sentido, como el pegamento que une este equipo", dijo el manager de los Yankees Joe Girardi. "Él siempre ha tenido la habilidad de unir a un camerino. Y no solo hablo de los lanzadores. Hablo de unir a todos los jugadores".

Los lanzadores no suelen ser los líderes de sus equipos. Ellos suelen hacerse cargo del cuerpo de abridores o del bullpen, pero no del equipo completo. Sin embargo, con este equipo de los Yankees lleno de jugadores jóvenes en ascenso, Sabathia es el hombre.

"Él tiene esa personalidad", dijo Girardi. "Es un hombre que siempre une a los jugadores y que hace cosas juntas como equipo. Creo que está en su mayor tranquilidad cuando está a punto de lanzar un gran partido. Es el mismo siempre, día tras día".

El miércoles, Sabathia estará en el montículo cuando los Yankees se midan a los Medias Rojas de Boston. Es un rol que él atesora. Sabathia tiene marca de 6-2 con efectividad de 4.12 y está en ascenso. Ha ganado cuatro aperturas consecutivas, permitiendo apenas cuatro carreras limpias en 24 1/3 entradas en ese periodo. Y ha ido cobrando más importancia en el terreno ante el desvanecimiento de Masahiro Tanaka.

La temporada de Sabathia se puede cortar en tres pedazos. En sus primeras tres aperturas, su efectividad fue de 1.47. En sus siguientes cuatro, fue de 9.58. Y en sus últimas cuatro victorias, la efectividad de Sabathia ha sido de 1.48.

"Solo tengo que lanzar pegado", dijo Sabathia. "Solo tengo que tirar la pelota adentro. Pienso que eso es más grande para mí, controlar la parte interior del plato".

Sabathia, con 37 años en julio, atesora los choques divisionales, ya que suele alimentarse de los grandes eventos. Despues de todo, fue Sabathia quien llevó a los Yankees a su más reciente campeonato en 2009.

"Es muy divertido", dijo Sabathia. "Para mí, estos juegos [ante los Medias Rojas] son tan grandes como los choques ante Baltimore y Toronto. Los juegos en la división son realmente grandes; especialmente ante esos tres equipos porque esos equipos son los que estamos persiguiendo o los que nos persiguen a nosotros".

En 2009, Sabathia sabía qué esperar con los Yankees. Con Jeter, Alex Rodríguez y otros, eran seguros contendientes a la Serie Mundial. En ese entonces él era un lanzallamas, que alcanzaba las altas 90 mph. Sin embargo, ya era un lanzador astuto, que en ocasiones quedaba oscurecido por su velocidad.

"Pienso que la gente tiende a olvidar lo bueno que ya era mi cambio en ese entonces", dijo Sabathia. "Pienso que definitivamente tuve un poco de eso [ser un lanzador que supera con su astucia a los rivlaes] en mí. Creo que eso ha hecho un poco más fácil la transición".

El cambio sigue siendo bastante bueno. En su más reciente apertura, los Azulejos se fueron de 7-0 ante ese lanzamiento en particular y se poncharon tres veces ante cambios, de acuerdo con ESPN Datos.

Con la inefectividad de Tanaka, Sabathia se ha convertido en alguien más importante en el montículo. Pero quien es sobresale más para Girardi y el equipo. Sabathia dijo que solo intenta ser él mismo. Al hacer eso, se ha convertido en el pegamento de los Yankees.

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BALTIMORE - El hombre más interesante en el béisbol, Aaron Judge, ya había conectado otro de sus jonrones clásicos, cuando se paró en el plato en la novena entrada con la opiortunidad de igualar el pizarrón para los Yankees ante los Orioles.

En la séptima, el largo batazo de Judge fue una impresionante muestra de su poder. Para casi cualquier otro jugador en el béisbol, esa línea templada no se habría ido por encima de la cerca. Pero Judge mide 6-7 y pesa 282 libras, y la pelota sale de su bate con el tipo de velocidad que emplean los estudiantes cuando se van de la escuela en el día final de clases.

"Fue una línea", dijo el manager de los Yankees Joe Girardi sobre el batazo que recorrió 429 pies. "Así es como viajan sus líneas. Son diferentes a muchas otras líneas".

Aaron Judge
Matt Hazlett/Getty ImagesEl progigioso novato de los Yankees Aaron Judge conectó su cuadrangular 17, líder en las Grandes Ligas, ante los Orioles.
El cuadrangular, el 17 del año para Judge como novato, colocó a los Yankees a una carrera y lo puso por encima de Mike Trout en el liderato de jonrones en las Grandes Ligas. Judge se lo conectó al abridor de los Orioles Dylan Bundy, a quien también por poco se la saca en la segunda entrada.

"Lo falló por poco", dijo Girardi sobre el batazo que salió de la parte fina del bate de Judge. "Probablemente pudo haber sido un cuadrangular de dos carreras".

Y entonces llegó el turno de Judge, de 25 años, en la novena entrada. La mayoría de los 40,242 fans seguían presentes en el estadio para el juego del Día de la Recordación. Para los fanáticos de los Yankees presentes y para su manager, todo lo que deseaban era tener a Judge en el plato con la oportunidad de empatar el juego luego que el error de Starlin Castro en la tercera entrada abriera la puerta para un par de carreras y los Yankees tuvieran un mal corrido de bases.

Judge se paró en el plato ante el lanzador de los Orioles Brad Brach, quien estaba sustituyendo a Zach Britton. Con Judge de segundo bate en la entrada, los Yankees sabían que el juego no se había acabado.

"Tenemos una oportunidad", pensó Girardi.

Brach llegó confiado al turno, a pesar de sus problemas recientes. Estaba bien consciente de lo que Judge había hecho esta temporada. Que Judge está en boca de todos en el béisbol, pero Brach ha tenido algo de éxito ante él.

Cuando Judge se ponchó en la mitad de sus 84 turnos el año pasado, dos de esos ponches fueron ante Brach. Este año, Brach había ponchado a Judge una vez y le dio un boleto. Brach dijo que ha utilizado sus tres lanzamientos (recta, recta cortada y slider) para los tres ponches. Eso deja a Judge pensando sobre múltiples lanzamientos.

Brach, en este caliente día en Baltimore, tenía buen control de su recta, alcanzando casi las 99 mph. Brach estaba listo para vencer a su rival con su recta.

"Si iba a intentar un buen swing, iba a tener que intentar atraparla para llevarla al otro lado de la cerca", dijo Brach. "Ese era mi enfoque. Él es uno de los mejores bateadores ahora mismo. Está caliente. Yo sabía eso, pero también sabía que mi recta estaba bien hoy".

Apegado a su tradicional forma de batear, Judge dijo que no estaba pensando en un cuadrangular o en sí mismo. Solo estaba enfocado en intentar comenzar un ramillete con un out.

"Yo solo quería embasarse para aprovechar el equipo que tenemos", dijo Judge.

El primer pitcheo que Brach le soltó cortó la humedad a 97 MPH y cayó en la zona negra en la parte de afuera de la zona. Judge estaba en búsqueda de un pitcheo jugoso así que tuvo que dejarla pasar por lo que cayó atrás en el conteo. El siguiente pitcheo fue a 96 y de nuevo en la zona negra. Luego de un lanzamiento malo, Brach terminó a Judge con swing fallido que casi alcanzó las 98 mph.

"Hizo tres lanzamientos de calidad en la esquina", dijo Judge. "Algunas veces, uno tiene que quitarse el casco".

Luego que Didi Gregorius se ponchara, los Yankees (líderes divisionales), perdieron 3-2 ante los Orioles. Judge, el hombre más interesante en el béisbol, le siguió añadiendo páginas a su impresionante arranque de temporada, pero no pudo terminar él solo a los Orioles.

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El jardinero derecho de los Yankees de Nueva York Aaron Judge mide 6 pies 7 pulgadas, pesa 282 libras, y es posiblemente el jugador más fascinante en el béisbol. Pero si no lo miran de cerca lo suficiente, hay cosas sobre el gran novato que podrían no verse a simple vista.

Todo comienza pocos momentos antes del primer lanzamiento - con una superstición. Judge se echa dos pedazos de goma de mascar Dubble Bubble a la boca. Hasta que logra un out, los sigue mascando. Si logra un hit en su primer turno, los deja en su boca. Otro hit, y sigue mascando. Otro...

"Ojalá que para el final de la noche, yo tenga un viejo pedazo de goma de mascar sin sabor en mi boca", dice Judge.

Judge comenzó esa tradición en la Universidad y no tiene planes de cambiarla. Sus outs tienen un final dulce, porque si logra uno, tira a la basura la goma vieja y se echa dos nuevas piezas a la boca.

Si se va de 3-3 y el juego dura unas cuatro horas, Judge seguirá mascando la goma vieja, sin intención de cambiarla o de añadir una pieza nueva.

"No, la dejo ahí", dice Judge. "Es por suerte".

Ocasionalmente, Judge cambiará de alimento si se mete en una rutina. Se pondrá a comer semillas de girasol, que están disponibles al lado de la goma de mascar en el medio del dugout de los Bombarderos.

Judge, de 25 años, ya ha sido comparado con Derek Jeter -- en especial por su manager en los Yankees Joe Girardi, quien no exuda una gran personalidad cuando se trata de alabar a alguien. Las colaboraciones tangibles de Judge - su promedio de .315, sus 15 jonrones (líder en MLB) y sus 30 impulsadas - están a la vista de todos, pero hay cosas intangibles que no aparecen en ninguna fórmula sabermétrica.

Judge también hace algo muy al estilo de Jeter, aunque sus compañeros dicen que nunca han visto a alguien hacerlo antes.

Aaron Judge
Kim Klement/USA TODAY SportsDe lo deferente a lo repugnante, he aquí como los jugadores de Pequeñas Ligas podrían emular a Aaron Judge, la nueva gran (y ligeramente excéntrica) estrella en las Grandes Ligas.
Luego del out final de cada entrada, Judge corre desde el jardín derecho y espera a las afueras del dugout por sus compañeros jardineros. Ahí, en un acto de caballería, le permite a ellos entrar primero al dugout, ofreciéndoles palabras de aliento, y en ocasiones un choque de manos o palmadas en la espalda.

"Siempre lo he hecho - también en las menores", dice Judge. "Si alguien hace una buena jugada o alguien hace algo en la defensa, yo quiero estar ahí para decirle, 'Oye, buena jugada' o 'Buen trabajo'. Si hay alguna falla de comunicación, eso me da la oportunidad de llegar donde ellos y decirles algo".

En los días de Jeter, cuando los Yankees anotaban o conseguían un gran hit, Jeter era siempre el primero que salía del dugout a felicitar a sus compañeros. Era una movida clásica del No. 2.

"Así era él", dice Girardi. "Derek era todo sobre ganar. Yo me siento igual con este chico. Es muy genuíno. Todo es sobre el equipo. Su aliento a los jugadores, ayudar a los chicos, ser optimista todo el tiempo - es algo realmente genial de ver".

Girardi piensa que Judge es un líder en su propia manera a pesar de ser un novato - algo que podría irritar a los veteranos si Judge no fuese tan respetuoso y serio. Sus compañeros notan que Judge no está tratando de sobresalir, sino de ayudar.

"Él ha sido una influencia positiva en sus compañeros", dijo el jardinero izquierdo Brett Gardner. "Siempre ha tenido una actitud positive. Te dice cosas diferentes cada vez [cuando espera para entrar al dugout] y cosas diferentes a cada persona, al igual, 'Vamos por ellos'. 'Vamos a hacer más carreras'. 'Buena jugada'. Solo pequeñas cosas durante el transcurso del juego. Él siempre está encima de eso".

Hay una emoción por el juego que se puede perder demasiado rápidamente entre los jugadores de Grandes Ligas. A veces, la repetitividad de los ejercicios hace que el béisbol se convierta en una rutina. El jardinero Aaron Hicks, quien está bateando casi tan bien como Judge esta temporada, está fascinado con la forma en la que Judge se mantiene tan entusiasta.

"Él disfruta el juego", dijo Hicks, de 27 años. "Él tiene 25. Juega el juego como un chico".

Judge le da crédito a sus padres, quienes lo adoptaron cuando era bebé, por darle sus primeras lecciones de poner al equipo por encima de sí mismo. Él dice que se siente bendecido con haber tenido entrenadores que han hecho lo mismo. Judge es complaciente hablando con los medios, pero casi se sonroja cuando habla sobre sí mismo. La movida de esperar en las afueras del dugout podría ser visto como una grandilocuencia, sí Judge no hubiese actuado de la forma correcta.

"Es genuíno", dijo el antesalista Chase Headley. "No lo está haciendo para que alguien escriba sobre ello o para que lo vea".

Pero una vez los chicos de Pequeñas Ligas lo ven, se pueden imaginar que alguna goma será mascada - por horas - y los chicos estarán esperando por otros a que entren primero al dugout.

"Yo pienso que él hace cosas, como las que hacía Derek, cuando Derek era joven, solo por su ejemplo", dice Girardi. "La gente va a decir, 'Eso está bien bueno, voy a hacer eso'".

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CHICAGO -- Oh, eso va a suceder. Quizás no pase en el 2017 o en el 2018, pero va a suceder. Los Yankees de Nueva York estarán de vuelta aquí en el Wrigley Field, y tendremos el mismo clima frío que hemos tenido en todo este fin de semana. Sin embargo, en vez de principios de mayo, será a finales de octubre o principios de noviembre.

Los Yankees y los Cachorros de Chicago están destinados a chocar en una Serie Mundial. Si es tan buena como el partido del domingo (y madrugada del lunes) - que se extendió a 18 entradas y que fue ganado por los Yankees 5-4 en 6 horas y 5 minutos - entonces lo que nos espera es un banquete de béisbol.

Eso es, por supuesto, si todo el mundo puede quedarse levantado hasta tan tarde, ya que el partido terminó a las 2:15 a.m. ET.

Los equipos poncharon más bateadores que cualquier otro juego en la historia, abanicando en un total record de 48 ocasiones de forma combinada. Al final, los Yankees ganaron gracias a las 9S entradas en blanco que lanzaron Tyler Clippard, Adam Warren, Jonathan Holder y Chasen Shreve. Finalmente, el rodado de Starlin Castro por los predios del campocorto trajo al plato una carrera en la parte alta de la entrada 18 para darle a los Yankees la barrida sobre los actuales campeones de la Serie Mundial y el mejor record en el béisbol con 20-9. Eso parece algo demasiado real.

Castro
David Banks/Getty ImagesStarlin Castro trajo al plato la carrera de la victoria para los Yankees con rodado por el campocorto en la entrada 18.
Una Serie Mundial Cachorros-Yankees parece algo predestinado, porque estas dos organizaciones tienen demasiado talento joven y demasiado dinero como para no volver a chocar eventualmente. Sí, hay cosas raras que pueden suceder en los playoffs que podrían evitarlo, pero todo el mundo sabe que los Cachorros tienen el DNA de una dinastía, mientras que los Yankees han lucido impresionantes desde que lanzadores y receptores se reportaron a los entrenamientos a mediados de febrero.

Los Yankees desplegaron su tenacidad, ya que jugadores jóvenes (Luis Severino y Aaron Judge) y viejos (Jacoby Ellsbury) lideraron el camino - permitiéndole a Nueva York lucir como que pueden pasear el resto del camino hacia la meta final.

Severino lanzó siete entradas sólidas. Judge conectó el triple remolcador de carrera en la séptima. Ellsbury conectó cuadrangular de dos carreras. Una ventaja de tres carreras para su cerrador de $85 millones parecía ser suficiente. Pero Chicago sabe que Aroldis Chapman es vencible. Chapman falló, pero al final fue rescatado por sus compañeros menos conocidos en el bullpen.

"Este equipo está muy unido", dijo Chapman.

En octubre, los Cachorros probaron lo buenos que eran. Así que si este fin de semana nos dejó ver algo más sobre estos Yankees del 2017, esto es lo que podríamos haber aprendido: Los Yankees quizás hayan terminado su reconstrucción.

Por supuesto, siempre existe la posibilidad que los Yankees estén jugando por encima de su potencial, y que solamente estén en medio de una racha caliente para comenzar la temporada y que el desgaste del calendario de seis meses al final revelará sus huecos en su roster.

Este juego puede cambiar rapidamente, y justo cuando uno piensa que lo tiene todo definido, se puede desmoronar tan rápido como le ocurrió a Chapman el domingo en la noche.

Pero miren a lo que sabemos ahora mismo. Al entrar a la temporada se pensaba que la mayor debilidad de los Yankees iba a ser su pitcheo abridor. Severino está respondiendo la pregunta de sí puede ser un abridor. Su efectividad ha bajado a 3.40. El otro lanzador con alto potencial, Michael Pineda, tiene una efectividad aún menor, 3.12.

Ambos abridores están haciendo fallar los bates rivales, mientras no están otorgando boletos, ambas señales muy buenas. Cuando los combinas con Masahiro Tanaka, es posible que los Yankees tengan un legítimo trío en su rotación. Jordan Montgomery sigue siendo un novato y todavía es demasiado temprano para definir lo que es, mientras que CC Sabathia comenzó fuerte pero ha vuelto a tener problemas.

En cuanto a la ofensiva, los verdaderos signos alentadores podrían descansar en lo que los Yankees no han visto aún. Mientras Judge, Castro, Aaron Hicks y otros han lucido muy bien, los Yankees no han recibido virtualmente nada de parte de su receptor Gary Sánchez y el lesionado inicialista Greg Bird. Si antes de la temporada les hubiesen dicho que para el 9 de mayo ambos no habrían colaborado ofensivamente, ¿habrían pensado que existía la posibilidad que los Yankees tendrían el mejor record de la Liga Americana?

(Psst, y aquí está un secreto no tan secreto que debemos considerar sobre los Yankees: Ellos tienen más jóvenes que vienen subiendo. El jardinero Clint Frazier está comenzando a calentarse en Triple-A. El torpedero Gleyber Torres es el segundo mejor prospecto en el béisbol, de acuerdo con Keith Law de ESPN. Y, si -- ¿cuándo? - los Yankees necesitan añadir un abridor cuando se abra el mercado de cambios en el verano, el gerente Brian Cashman está armando con los activos para salir y buscar en cualquier pasillo de compras que desee).

Pero aquí están los Yankees, luciendo como un legítimo equipo contendiente a los playoffs y muy posiblemente un equipo que puede hacer algo de ruido a finales de octubre.

El domingo en la noche (y lunes en la mañana), se sentía como que el juego entre Yankees y Cachorros nunca se iba a terminar. Pero probablemente estemos ante el inicio de todo esto.

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La última vez que los Yankees de Nueva York conformaron un equipo a partir de prospectos de su sistema de Ligas Menores, establecieron una dinastía que ganó cuatro Series Mundiales entre 1996 y el 2000.

De ahí salieron los Derek Jeter, Mariano Rivera, Bernie Williams, Jorge Posada y Andy Pettitte, a quienes le añadieron las piezas necesarias para crear una maquinaria de jugar y ganar.

Después de casi dos décadas de gastos desenfrenados en veteranos improductivos, en las que sólo conquistaron el cetro en el 2009, los hijos del viejo George Steinbrenner se apartaron de la filosofía de su difunto padre y tras recortar costos, se enfocaron nuevamente en desarrollar la granja.

Tras limpiar la casa y salir de Alex Rodríguez, Mark Teixeira, Brian McCann y otros malos contratos, le abrieron paso a una nueva generación que se ha ganado merecidamente el sobrenombre de los 'Baby Bombers', proyectados para reinar en los próximos años.

Aaron Judge
Shelley Lipton/Icon SportswireAaron Judge conecta las pelotas con tanta fuerza que sus prácticas de bateo se están convirtiendo en un evento imperdible.
Pero Aaron Judge, Gary Sánchez, Ronald Torreyes, Luis Severino y Dellin Betances, las caras más visibles de la nueva hornada, muestran la ansiedad de la juventud y no parecen dispuestos a esperar más.

Después de un mes y días del arranque de la temporada, los Yankees encabezan la dura División Este de la Liga Americana, a pesar de que los Medias Rojas de Boston, Orioles de Baltimore y Azulejos de Toronto salieron al ruedo más favorecidos en los pronósticos.

Mientras Sánchez, Judge y compañía se iban cocinando en las Menores, hubo un momento que marcó un antes y un después en la reconstrucción de los Yankees.

Ese momento hay que buscarlo en el invierno del 2015, cuando la gerencia capturó al cerrador Aroldis Charpman, quien había quedado en el aire cuando Dodgers de Los Ángeles lo desecharon después de adquirirlo de los Rojos de Cincinnati, debido al incidente de violencia doméstica en que se vio envuelto el cubano.

A mediados de la pasada campaña, los Yankees cedieron a Chapman a los Cachorros de Chicago a cambio de valiosos prospectos, incluido el venezolano Gleyber Torres, lo cual le permitió al equipo neoyorquino fortalecer aún más su finca, hasta convertirla en la más poderosa de todo el béisbol.

La jugada magistral se completó cuando los Yankees volvieron a obtener a Chapman en la agencia libre con el mayor contrato de la historia para un relevista.

Eso le posibilitó al equipo promover a las Mayores a figuras como Judge y el abridor zurdo Jordan Montgomery, sin apurar a otras promesas como Torres o Jorge Mateo, que siguen desarrollándose en los niveles inferiores.

Los noveles se han acoplado a la perfección con figuras más establecidas, como el dominicano Starlin Castro, el holandés Didi Gregorius y los veteranos Brett Gardner, Chase Headley y Jacoby Elsbury, para recuperar un espíritu que habían perdido los Yankees en los últimos años: la capacidad de luchar hasta el último out, de no darse por vencidos nunca, por aquella máxima de que ''el juego no se acaba, hasta que se acaba'', obra de otra leyenda de la franquicia, Yogi Berra.

Y no es que todo haya salido a la perfección. Aunque el pitcheo abridor trabaja colectivamente para efectividad de 3.67, Masahiro Tanaka, Severino y CC Sabathia han sido inconsistentes, con actuaciones que han ido en ocasiones de lo sublime a lo ridículo.

Pero los relevistas, encabezados por Chapman y Betances, han logrado preservar victorias o frenar a ofensivas agresivas, para permitir remontadas épicas, como la del viernes pasado ante los Orioles, cuando los Yankees ganaron 14-11 en extrainnings después de ir debajo 1-9 en el sexto episodio.

El ataque ha sido demoledor y encabeza el joven circuito con 148 carreras producidas en los primeros 26 juegos (5.7 por partido) y 44 jonrones.

De aquí a dos o tres años ese equipo será fuerte candidato, decían unos.

¿Por qué esperar?, dicen los peloteros.

Lo mejor de este equipo es que siempre hay espacio para mejorar.

Toca ahora a la gerencia hacer las movidas indicadas, sin ambición desmedida, para encontrar las piezas que ajusten mejor a esta maquinaria que desde ya tiene asustado al resto de los rivales.

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Aaron Judge
Butch Dill/USA TODAY Sports
Apártate a un lado, Andrew Benintendi y ábrele paso a Aaron Judge.

El jardinero derecho de los Yankees de Nueva York se ha robado el show entre todos los novatos de las Grandes Ligas, a pesar de que la clase del 2017 está pletórica de debutantes brillantes.

Lo de Judge ha sido sensacional y desde ya, a fuerza de batazos (y espectaculares fildeos) se ha posicionado como el principal aspirante al premio de Novato del Año de la Liga Americana.

Luego de una breve estancia en las Mayores en el 2016 que no afectó su estatus de novato (no sobrepasó los 130 turnos al bate ni estuvo 45 días en el róster activo), el gigante de 6 pies 7 pulgadas de estatura y 282 libras de peso ha sido todo un espectáculo esta vez, opacando las buenas actuaciones de Benintendi, prospecto número uno de todo el béisbol, y de otros principiantes igualmente sobresalientes.

Por su cierto parecido físico con el también jardinero derecho de los Marlins de Miami Giancarlo Stanton y el poder de sus muñecas ya le llaman 'Baby Stanton', aunque el muchacho de 25 años poco a poco se va labrando su propio nombre en el mejor béisbol del mundo.

Sus diez jonrones en el mes de abril igualan el récord para un novato en su primer mes, que comparten el cubano José Abreu, de los Medias Blancas de Chicago (2014) y Trevor Story, de los Rockies de Colorado (2016).

Bastaron dos días del mes de mayo y ya despachó otros dos bambinazos, para colocarse como líder absoluto de ese departamento en ambos circuitos.

Además, exhibe un average de .313 y ya suma 25 carreras impulsadas, segundo en la Americana, circuito que lidera en anotadas (26), slugging (.795) y OPS (la suma del promedio de embasamiento y el slugging), con 1.219.

De mantener este paso, las proyecciones lo señalan con 78 vuelacercas al concluir la temporada, aunque, lógicamente, el béisbol no es una ciencia exacta y en la medida en que los pitchers lo vayan conociendo mejor harán sus ajustes para limitar el daño de su bate.

Pero sin dudas estamos en presencia de un talento especial que se ha metido a palo limpio en un bolsillo el corazón de la exigente afición de la Gran Manzana.

Y no sólo con su madero. Se lanzó hacia los graderíos del Fenway Park a capturar un elevado de foul e inmediatamente llegaron las comparaciones con aquella emblemática jugada del Gran Capitán Derek Jeter precisamente contra los Boston Red Sox en los playoffs del 2004.

Pero Judge no es el único debutante que ha brillado en este mes y días que llevamos de contienda.

Andrew Benintendi
Michael Ivins/Boston Red Sox/Getty Images
Benintendi, a quien muchos daban como principal candidato al Novato del Año en la Americana, ha cubierto todas las expectativas en un equipo que extraña al retirado David Ortiz.

Hasta los juegos del martes, el muchacho de los Medias Rojas exhibía un robusto average de .330 y sus 32 hits representaban la cifra máxima entre todos los jugadores de primer año.

Suma cuatro dobletes y tres jonrones entre sus imparables y lleva 15 carreras remolcadas, con un OBP de .391.

Yulieski Gurriel
AP Photo/Gail Burton
Al igual que Judge, Benintendi estuvo en las Mayores en el 2016, pero una lesión lo dejó fuera de acción después de 34 partidos.

Desde Cuba llegó a los Astros de Houston Yulieski Gurriel, bastante a destiempo, pues está próximo a cumplir 33 años.

Desde el primer Clásico Mundial en el 2006, cuando contaba con 21 primaveras, Gurriel deslumbró a los cazatalentos, a quienes tuvo salivando por diez años, hasta que finalmente decidió tomar el destino en sus manos.

Se tomó un cafecito en las Grandes Ligas en el 2016 y tras unos días malos, logró hacer los ajustes y despejar las dudas que existían sobre si a su edad podría adaptarse al mejor pitcheo del mundo.

A eso súmenle que al cubano se le exigió un cambio de posición y tras pasar toda su vida entre la antesala y la intermedia, los Astros lo destinaron a la primera base.

Gurriel lo ha hecho todo bien. Se le ve sólido a la defensa y con el madero, con average de .314, siete dobletes, par de vuelacercas, ocho remolcadas y slugging de .465.

Mitch Haniger
Joe Nicholson-USA Today
Y no saquen de la ecuación a Mitch Haniger, quien se adueñó del jardín derecho de los Marineros de Seattle, aunque ahora mismo se encuentra en la lista de lesionados.

Haniger tiene el average más alto entre todos los novatos, con .342, con siete biangulares, un triple, cuatro cuadrangulares, 20 anotadas y 16 empujadas, con un OPS de 1.054.

Y mientras los debutantes de la Liga Americana sobresalen por su ofensiva, en la Nacional destacan dos lanzadores de los Rockies: el diestro venezolano Antonio Senzatela y el zurdo Kyle Freeland.

Antonio Senzatela
AP Photo/Tony Avelar
Ambos han sido piezas clave en la rotación de Colorado, que contra todo pronóstico disputa cabeza a cabeza con los Diamondbacks de Arizona el liderazgo de la división Oeste del viejo circuito.

Ambos tienen números muy parecidos, pues los dos tienen cinco aperturas y récord de 3-1.

El venezolano trabaja para efectividad de 2.81 y Freeland lo hace para 2.93.

Senzatela, de 22 años, suma 18 ponches en 32 episodios de labor, con siete boletos y un WHIP de 1.00.

Freeland, de 23, ha abanicado a 16 en 27.2 capítulos, aunque ha regalado 12 pasaportes y su WHIP es más alto, de 1.45.

Y aunque apenas ha visto acción en ocho juegos, Cody Bellinger tiene encantada a la fanaticada de Los Angeles.

Cody Bellinger, Los Angeles Dodgers
Rob Tringali/Getty Images
Prospecto número uno de la organización de los Dodgers, Bellinger ha dejado números sólidos en su estreno, con average de .345, un doble, un triple, dos bambinazos, siete anotadas y cinco impulsadas en sus primeros 29 turnos al bate.

Todavía falta mucho camino por recorrer, pero estos chicos han comenzado a escribir ya su historia.

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Aaron Judge
Shelley Lipton/Icon SportswireEl jardinero de los Yankees Aaron Judge conecta las pelotas con tanta fuerza que sus prácticas de bateo se están convirtiendo en un evento imperdible.
BOSTON - Cuando Aaron Judge era un ser humano de tamaño normal, a los 9 o 10 años de edad, el jugador que hacía que corriera hacia la television era Barry Bonds. Judge creció en Linden, California, a unas dos horas de distancia de lo que entonces se conocía como el Pac Bell Park.

"Yo era fanático de los Gigantes y ese fue el momento en el que conectaba 70 jonrones por temporada", dijo Judge, quien ahora es un jardinero derecho de 6 pies 7 pulgadas y 282 libras de peso para los Yankees de Nueva York. "Para un chico era algo impresionante de ver".

El miércoles, Judge celebrará su 25º cumpleaños al jugar su primer partido en la rivalidad entre los Yankeess y los Medias Rojas. Se parará en el plato como un sensacional novato; sus seis jonrones lo ubican en segundo puesto en la Liga Americana.

Pero no se trata de cuantas pelotas logre conectar por encima de la cerca - es lo lejos que las está enviando. Judge está retando el reinado del actual campeón, Giancarlo Stanton, como el monarca del cuadrangular tamaño XXXL.

El jonrón de 460 pies de Judge el sábado en Pittsburgh fue el tercero más largo para un Yankee desde que ESPN comenzó a llevar registro de las distancias en 2009. Solo el cuadrangular de 477 pies de Alex Rodríguez en agosto de 2015 y el de 469 pies de Juan Miranda en octubre de 2009 han viajado más lejos. En las pasadas dos temporadas, Judge ha conectado tres de los cuatro jonrones más largos de los Yankees. Solo el bambinazo de 453 pies de Chase Headley en julio de 2016 aparece entre los primeros cuatro. Headley cree que eso es lo más lejos que puede llevar una pelota, pero dijo que él y sus compañeros están ansiosos por ver lo que puede ocurrir si todo cae en su sitio de forma perfecta para Judge.

"Todos estamos esperando que llegue ese momento donde todo caiga en tiempo y él pueda conectar una pelota con todo su poder", dijo Headley. "Yo quiero verlo hacer eso. Es un ser humano inmenso que tiene un poder fuera de este mundo. Quinientos cincuenta pies no está fuera de la realidad. Si nada se interpone en su camino, él podría alcanzar los 550".

Starlin Castro, quien usualmente está en el mismo grupo de práctica de bateo de Judge, nunca ha sido gran fanático de estar observando a sus compañeros o rivales tomando prácticas de bateo. Él recuerdo haber estado alrededor de Stanton en la Liga Otoñal de Arizona en 2009 y haberlo visto tomar algunos turnos, pero además de eso, Castro dice que él nunca le ha gustado quedarse mirando esos turnos - hasta ahora.

"Él es el primer tipo", dijo Castro. "Realmente me siento contento de estar con él en el mismo grupo. Es algo realmente motivante. Es realmente algo divertido de ver. Siento que con cada swing que él toma, algo grande está por ocurrir".

Matt Holliday, por otro lado, siempre ha estudiado a destacados compañeros y rivales en las prácticas de bateo como si tuviera luego un examen. No solo a los que llevan la pelota bien lejos, sino también a los que hacen contacto con la pelota. Holliday busca cualquier pequeño ingrediente que pueda añadir a su juego, convirtiendo al toletero de 37 años en alguien tan calificado como cualquiera para analizar el poder de Judge.

"No hay muchos chicos que puedan batear la pelota tan lejos como él en las prácticas de bateo", dijo Holliday. "Obviamente, Stanton es el que más fácil viene a la mente que haya jugado en contra. También Barry Bonds".

Holliday ha visto a Stanton hacer su daño solo como oponente, mientras recibe una dosis diaria de Judge. Dijo que podría ser solo familiaridad, pero él seleccionaría a Judge en un concurso de distancia.

Mark Teixeira, quien acaba de completar una carrera de 14 años en la que conectó 409 jonrones, dijo que solía ver a Nelson Cruz conectar algunos batazos enormes en el calor de Arlington cuando eran compañeros en Texas. En 2013, Teixeira jugó con Stanton en el Clásico Mundial de Béisbol.

"El poder de Judge está justo a la par con el de esos dos chicos", dijo Teixeira, quien es ahora analista de ESPN.

En 2016, Judge se ponchó en 42 de 84 turnos al bate, una actuación tan mala que hizo que los Yankees dudaran en darle el puesto de jardinero derecho en los entrenamientos primaverales, incluso con un apoyo completo en el invierno de parte del dueño del equipo Hal Steinbrenner. En los días finales, los Yankees finalmente le dieron el puesto a Judge sobre Aaron Hicks. Judge se ha ponchado 17 veces en 61 turnos al bate hasta el momento.

"Yo sabía que a él le iba a tomar algo de tiempo acostumbrarse al pitcheo de liga menor y de grandes ligas y que tuviera una zona de swing cómoda, porque él es un jugador grande y él tiene que crecer en su zona de strike", dijo Teixeira. "Se ha hecho más inteligente sobre abanicar ciertos lanzamientos y ahora está más listo en el plato, y por eso ahora es más peligroso. Se encuentra exactamente en el punto que esperaba que estuviera cuando lo vi hace algunos años".

Es temprano todavía, pero Judge se ha unido a Stanton en la categoría de jugadores que no podemos perdernos. Su poder, como el de Bonds en su mejor momento, hace que sea imposible mirar para otro lado. Él es el tipo de jugador que hará que los niños pequeños corran a sus televisores a verlos.

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Gary Sanchez
Brad Penner/USA TODAY Sports¿Será Aaron Judge el próximo Dave Winfield? ¿Será Gary Sánchez es el próximo Jorge Posada? Los Yankees esperan conocer las respuestas a esas preguntas en el futuro cercano.
El mes final de la temporada 2016 de los Yankees de Nueva York será sobre algo que pocas, si alguna de las temporadas recientes de los Yankees han visto.

El futuro.

Una organización que ha sostenido famosamente que cualquier temporada que no termine con un desfile de campeones en la avenida Broadway a principios de noviembre es un fracaso está abrazando el futuro de una forma completamente diferente en esta temporada: como un medio para un fin.

Por eso es que los Yankees recortaron su roster, y su nómina, al salir de sus dos mejores cerradores, (Aroldis Chapman y Andrew Miller), el mejor bateador de su alineación (Carlos Beltrán) y un lanzador abridor perfectamente utilizable (Iván Nova) en la fecha límite de cambios, y poco después forzó a Alex Rodríguez a un retiro poco deseado, pero bien pagado.

Fue un despliegue poco usual de una bandera blanca por una organización que afirma nunca darse por vencida, y que fue hecho con el propósito inusual (para los Yankees) - de construir un equipo para ganar no este año y probablemente ni siquiera el que viene, pero sí en los siguientes años.

Es la manera normal en que operan la mayoría de los equipos de Grandes ligas. Pero como todos sabemos, los Yankees nunca han sido normales.

El hecho de que sigan en la contienda por uno de los comodines de la Liga Americana es un poco más que un espectáculo secundario en comparación con su objetivo real.

Lo que los Yankees intentarán hacer en septiembre es saber exactamente dónde están parados en cuanto a su sistema de fincas, lo que necesitan para mejorarlo y los elementos de los que pueden disponer.

Tyler Austin, Greg BirdGetty Images¿Quién se quedará con el puesto de primera base tras el retiro de Mark Teixeira en los Yankees, Tyler Austin o Greg Bird?
Ellos buscarán saber si Gary Sánchez, quien se convirtió en el primer novato en ganar el premio de Jugador de la Semana en la Liga Americana en dos semanas consecutivas por su caliente arranque luego de ser ascendido el 3 de agosto, es su próximo Jorge Posada, o incluso un Yogi Berra.

Ellos buscarán saber si Aaron Judge, con su tamaño y su poder prodigioso, será el próximo Dave Winfield, o, con su tendencia a poncharse, el próximo Dave Kingman.

Ellos están preparando una buena competencia para la siguiente primavera entre Tyler Austin, que fue subido recientemente, y Greg Bird, quien se perdió toda la temporada 2016 por cirugía de hombro, para decidir quién se quedará en primera base tras el retiro de Mark Teixeira.

Y ellos tienen todo el derecho de estar emocionados por Luis Cessa y Chad Green, dos lanzadores apenas notables y que fueron adquiridos en un acuerdo en el invierno pasado por el zurdo situacional Justin Wilson quienes ahora son partes vitales de su diezmada rotación de abridores.

Y con esos cuatro cambios hechos en la fecha límite de traspasos, el gerente Brian Cashman y su cuerpo de trabajo han amasado una docena de prospectos adicionales que podrían desarrollarse en Nueva York, o ser agrupados y cambiados por talento listo para Grandes Ligas que podría ayudar a los Yankees en el 2017 y más allá.

Existe la remota oportunidad de que esta rara colección de chicos junto con los veteranos Brett Gardner, Jacoby Ellsbury, Brian McCann y Chase Headley puedan apoderarse del último puesto de comodines en la LA, ya que los Yankees han jugado mucho mejor desde la infusión de sangre joven a su cansado roster, y 22 de sus últimos 32 partidos son ante equipos por encima de ellos en la tabla de posiciones.

Así que, en muchos aspectos, su destino está en sus propias manos.

Pero como aprendieron el año pasado, un empuje decidido al final de la temporada para convertirse en el último equipo en entrar a los playoffs se convierte en muchas ocasiones en una salida temprana en octubre, y nadie parece creer que este equipo pueda llegar mucho más allá de esa etapa.

Al menos, no este año.

Así que hay mucho en juego para los Yankees en este septiembre, aunque probablemente no para esta temporada.

Este mes final les dará un vistazo a través de una ventana que apenas se han tomado la molestia de mirar - la que les muestra su futuro.

Por primera vez en muchos años, el equipo en el que siempre se trata de ganar ahora espera por conocer si ellos tienen las piezas para ganar mañana.

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