Mitch Atkins
Víctor PérezMitch Atkins lanzó siete sólidas entradas al aceptar una solitaria carrera al Escogido
Por primera vez en 15 años, los vecinos del Estadio Quisqueya se enfrentaron en una serie final en la República Dominicana.

Leones del Escogido y Tigres del Licey acuñan el apodo de "Eternos Rivales" por la ferocidad con la que se miden en sus compromisos.

Aunque la sequía de 18 años sin corona de los Leones entre 1992 y el 2009 alejó a muchos fanáticos del parque, el primer juego de la serie final dejó ver la pasión que desbordan los fanáticos aun cuando muchas butacas se quedaron vacías.

Desde antes de comenzar la serie, todos los análisis indicaban que será una serie de pitcheo, por la calidad de los lanzadores con los que cuentan ambos conjuntos y la primera fiesta no hizo quedar mal a los expertos.

El estadounidense Mitch Atkins trabajó siete entradas de apenas cuatro indiscutibles y una carrera para el Licey, mientras que Juan Cruz se encargó de los últimos cuatro outs para la primera victoria azul en una final desde el 2009, cuando se coronaron por ocasión número 20.

"La recta me estaba dando muy buenos resultados. Me llevé de los consejos de mi receptor (René Rivera) y las cosas salieron bien", dijo Atkins, luego de la victoria del Licey 2-1 sobre los Leones.

Para Cruz, por su parte, el Licey hizo todo lo que tenían que hacer para alzarse con el triunfo.

"Todo nos salió bien, bateamos en el momento preciso y los lanzadores hicimos nuestro trabajo. La recta, la curva, todo me estaba cayendo", señaló el veterano.

Los Leones tuvieron un porcentaje de victorias de .617 entre serie regular y semifinal, pero el equipo que pierde el primer juego de la final dominicana ha caído en 49 de 55 campeonatos.

La ofensiva brilló por su ausencia, en ambos lados, y dos errores de los Leones ayudaron a los Tigres a producir una de las dos carreras que marcaron en el partido.

En total se pegaron 13 indiscutibles en el compromiso, el primero de una serie al mejor de nueve. Los Leones han ganado tres de las últimas cuatro coronas dominicanas y dos consecutivas. El año pasado consiguieron barrida, pero este año arrancaron con el pie izquierdo.

Elih Villanueva cargó con la derrota, tolerando seis imparables en cuatro entradas y dos tercios, dos vueltas y una de ellas inmerecida, sin dar boletos y con cinco ponches.

Para el segundo compromiso, este martes, los Leones tendrán en el montículo a Edward Valdez, mientras que el Licey contará con los servicios del cubano Yunesky Maya.

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Aunque a la novela de Alex Rodríguez aún le quedan algunos capítulos antes de que recese por todo el 2014, ya comienzan las especulaciones sobre el futuro del jugador, una vez que esté apto para jugar nuevamente en el 2015.

Porque de que regresa, regresa. A-Rod tiene contrato hasta el 2017. Son tres temporadas que le reportarían un salario base de 61 millones de dólares, sin contar incentivos, con los cuales podría llegar hasta 90 millones.

Al inicio de la campaña del 2015 tendría 39 años y cumpliría 40 en medio de la campaña, el 27 de julio, una edad a la que, obviamente, sus capacidades deportivas estarían disminuidas.

La relación entre el pelotero y el equipo está fracturada y su regreso desataría una nueva tormenta de distracciones extradeportivas bastante nocivas.

Tenerlo aunque sea en la banca enrarecería demasiado el ambiente de un equipo que para entonces estará en franca reconstrucción.

Pagarle hay que hacerlo, a menos que los Yankees encuentren un recurso para salirse del pacto.

Pero difícilmente haya un equipo que lo quiera asumiendo el costo total por sus servicios.

Entonces, lo mejor es canjearlo con el compromiso de cumplir con todo o casi todo su salario y de paso recibir algún prospecto que ayude a reformar la novena neoyorquina.

Por eso, no es descabellada la idea de enviarlo a los Marlins con todos los gastos pagados o al menos un gran por ciento de ellos.

Para Rodríguez sería beneficioso por tratarse de la ciudad en la que creció y donde estaría más alejado de los encandilantes focos de la Gran Manzana.

Por su parte, los Marlins añadirían un bate que con 40 años y todo es mejor que lo que tienen ahora mismo y lo que al parecer, proyectan tener en un futuro próximo, pues el dueño Jeffrey Loria no da indicios de querer abrir el bolsillo.

Y de alguna manera, el equipo de Miami recibiría un poco de atención mediática, más allá de la que genera el fenomenal lanzador José Fernández.

A esta altura de su carrera, Rodríguez logra polarizar a la afición y ya sea por el amor incondicional de unos o por el deseo morboso de verlo fracasar de otros, el hombre será un gancho de taquilla, que tanto necesitan los Marlins.

Es como pasaba en el ocaso del boxeador Mike Tyson, el ex campeón mundial de peso completo, que generaba tantos sentimientos encontrados que había gente que compraba sus peleas en los eventos pague-por-ver tan sólo con la esperanza de verlo besar la lona de una buena vez.

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Tony Bosch habló alto y claro en el programa 60 Minutes de la cadena CBS.

El fundador de la ahora clausurada clínica Biogénesis de las Américas, detalló de manera minuciosa el proceso de dopaje al que supuestamente se sometió Alex Rodríguez con la vista fija en un objetivo preciso: convertirse en el primer pelotero con 800 cuadrangulares en la historia de las Grandes Ligas.

Bosch, testigo estrella de la MLB en el caso contra A-Rod, compareció en 60 Minutes poco después de que el árbitro Fredric Horowitz anunciara el castigo de 162 partidos para Rodríguez por su participación en el escándalo de Biogénesis.

Cínico en ocasiones, devastadoramente sincero en otras, Bosch llegó incluso a absolutizar en el uso de esteroides en las Grandes Ligas, como si nadie estuviera libre de pecado.

El Sindicato de Jugadores se molestó con razón, pues la presencia del fundador de Biogénesis en el programa de CBS pudo tener el claro objetivo de crear una opinión desfavorable al jugador, justo antes de que su equipo legal presente el caso ante una corte federal.

Pero el problema es que ambas partes están moviendo sus piezas con la estrategia de ajedrecistas y las Grandes Ligas saben que si la corte rechaza admitir la reclamación, sería el jaque mate para A-Rod.

Ahora bien. Bosch no es ni héroe, ni el bueno de esta historia, sino simplemente el más listo, el que más rápido se movió y aceptó colaborar para salvar el pellejo.

Y Alex ni es el malo o el villano, sino simplemente el que no supo moverse en la dirección correcta y el momento indicado para salvar el pellejo.

Ah, tampoco es víctima, como algunos aseguran. Es tan culpable como Bosch, como el comisionado Bud Selig, como los dueños que desataron una danza de salarios millonarios a diestra y siniestra que fueron verdaderos anzuelos para que muchos peloteros talentosos prefirieran un atajo en su camino hacia la grandeza.

Pregunta un lector: ¿Es justa o injusta la sanción de 162 partidos para Alex Rodríguez?

En realidad no lo sé, pues no existe un precedente que permita juzgar como correcto o incorrecto el castigo a A-Rod y la justicia en este país se crea a partir de precedentes.

Pero ya que hablamos de precedentes, el caso de Alex podría marcar un nuevo paso en el sistema de sanciones hasta ahora risible que tienen las Grandes Ligas.

Si de verdad hay intenciones de acabar o al menos combatir con dureza el problema del dopaje, dejen fuera por una temporada completa a los infractores en su primera oportunidad y castiguen con dos campañas más a los reincidentes.

Además, todo el sistema de las Grandes Ligas, desde los ejecutivos, hasta los dueños de equipos y el Sindicato de Jugadores, deberían ponerse de acuerdo para incluir en cada contrato una cláusula de rescisión a quienes incurran en el uso de sustancias prohibidas.

No creo que ningún pelotero se niegue a firmar dicha cláusula, pues lo pondría demasiado en evidencia y sería como anunciarle de antemano a un jonronero qué lanzamiento le van a tirar.

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¿Así que Alex Rodríguez está "100 por ciento seguro" de que él estará en el entrenamiento primaveral el próximo mes?

¿En serio?

¿De qué entrenamiento primaveral habla?

El entrenamiento primaveral de las Estrellas Suspendidas Toda La Temporada. Si es que puede encontrarlo. O inventarlo.

Pero, ¿el entrenamiento primaveral de los Yankees de Nueva York ? ¿En el George M. Steinbrenner Field?

¿En serio?

Apostaría que hay la misma posibilidad de que Babe Ruth y Lou Gehrig vistan el uniforme en Steinbrenner Field esta primavera como de que A-Rod ponga un pie en ese campo.

Tuve la oportunidad de hablar con varias fuentes de la industria que son sumamente familiares tanto como el contrato colectivo de trabajo del béisbol, y su acuerdo antidopaje. Ninguno de ellos está convencido de que esos acuerdos claramente le dan a un jugador como éste, que ha sido suspendido toda la temporada, el derecho para llegar el entrenamiento primaveral como si no pasara nada.

Alex Rodriguez
Tim Farrell/THE STAR-LEDGER/USA TODAY SportsA-Rod no está en el roster de ligas mayores, así que no necesita de un campo de grandes ligas.
Primero, el lenguaje del acuerdo antidopaje cuando se refiere a los peloteros suspendidos acudiendo al entrenamiento primaveral, no podía ser más vago. De hecho, es tan vago, que no sería mala idea para que alguien pusiera una queja al respecto, para que podamos comprender qué rayos significa.

Pero, a reserva de cuestiones legales adicionales, ese acuerdo solamente dice que la definición de un "partido" para el que esos jugadores están suspendidos "no incluye partidos de entrenamiento primaveral, juegos de entrenamiento primaveral extendido, o partidos de Ligas Invernales afiliadas".

Sin embargo, en ninguna parte ese acuerdo específicamente le da el "derecho" a los jugadores suspendidos de asistir a los entrenamientos primaverales, o de jugar en los partidos de dichos entrenamientos.

Y el lenguaje es "vago de forma intencional", confiesa una fuente, porque está diseñado para darle tanto al equipo como al jugador suspendido -pero que se supone volverá durante la temporada- una oportunidad para encontrar una forma de que el jugador adquiera cierto tipo de acondicionamiento para los partidos de la temporada por venir.

Pero no hay precedente, obviamente, para un jugador que no volverá en absoluto esa temporada para llegar al campamento primaveral e involucrarse de inmediato en las entrenamientos de fildeo, prácticas de bateo en vivo y viajes en autobús a Fort Myers, como si fuera uno más de los muchachos.

Piensen acerca de ese concepto por un segundo. A-Rod como "uno de los muchachos". A estas alturas, es más probable que los Yankees consideren a Kei Igawa como uno de los muchachos y no a A-Rod. Carl Pavano tiene más méritos para ser uno de los muchachos que A-Rod.

Entonces, si el lenguaje está diseñado para dar beneficios mutuos a ambos bandos, ¿qué beneficios tienen los Yankees al permitir que Rodríguez entre por esa puerta?

Como Andrew Marchand reportó el domingo, incluso si A-Rod logra demostrar algún derecho legal para acudir al entrenamiento primaveral, no hay motivo alguno para que los Yankees le permitan acudir al entrenamiento primaveral de Grandes Ligas.

¿Por qué? Porque el entrenamiento primaveral de Grandes Ligas es para el roster de Grandes Ligas. Y, gracias a esa suspensión de todo el año, A-Rod ya no forma parte de un roster de Grandes Ligas.

Así que podrían enviarlo a un campamento de ligas menores, supongo. O indicarle por dónde llegar a algún centro de rehabilitación al norte de Tampa. O asignarlo para recolectar naranjas honeybell en el huerto de cítricos favorito de la familia Steinebrenner en Lake Alfred.

Recuerden, la decisión ahora es del equipo, no del jugador. Cualquier cosa que los Yankees decidan es imperativo que A-Rod la haga en el próximo año. En preparación para su retorno heroico en 2015, básicamente no tiene opciones. De lo contrario, sería una violación de su contrato.

Y lo último que Rodríguez necesita hacer estos días es arriesgar esos $61 millones que los Yankees todavía le deben. Vaya, él debe de estar pagando esa cantidad en honorarios legales cada mes, ¿no?

Los representantes de A-Rod insinuaron el sábado, tras conocer la decisión del árbitro, que él de hecho todavía necesita reportarse al entrenamiento primaveral. Después de todo, los tribunales considerarán su demanda inminente, que busca una orden temporal de restricción, que impida al béisbol imponer la decisión del árbitro.

Pero, ¿qué tal si el juez se pone de su lado? ¿No tendría que reportarse, solo por si acaso?

Sí. Eso creo. Pero los abogados familiarizados con este tipo de casos me dicen dos cosas: (1) Él no tiene ninguna oportunidad de ganar, como Lester Munson escribió en este portal durante el fin de semana. (2) Es casi seguro que la corte emitirá un veredicto en este caso antes del entrenamiento primaveral.

Así que a menos que algo inesperado ocurra, la única razón por la que este hombre deba llegar al entrenamiento primaveral sería --¿qué más?para asegurarse que tengamos suficientes titulares de A-Rod el mes entrante para prevenir que nuestros portales de internet y cadenas se sobrecalienten.

Pero definitivamente no hay ninguna cláusula en el acuerdo básico que le garantice a algún jugador el derecho de llamar la atención hacia él mismo lo más humanamente posible. Así que, ¿cuál es el punto?

Ahora, desafortunadamente, no les puedo decir con precisión hacia dónde se dirige esta historia luego del entrenamiento primaveral. Nadie puede.

Oh, quizá hay una excelente oportunidad de que tengamos más viajes de A-Rod en el futuro hacia su tribunal más cercano. Y esas son buenas noticias, porque el mundo de los medios y la comunidad legal dependen de ellos para sostenerse a estas alturas.

Y también hay una excelente oportunidad de que veamos a A-Rod merodeando por las bancas del fútbol americano, en los restaurantes lujosos de moda en el Upper West Side, y en aproximadamente 1.2 trillones de encabezados en TMZ/People/Page Six/Gawker.

Pero la próxima vez que lean una de esas historias especulando en los planes de este amigo para el entrenamiento primaveral, siéntanse con la libertad de soltar una pequeña risa. O mejor aún, suelten la carcajada.

¿Entrenamiento primaveral? ¿Para Alex Rodríguez? ¿En Steinebrenner Field? Sí, como no. Y los Yankees también reservarán un espacio el mes entrante para anunciar la fecha en que se develará la placa de Kyle Farnsworth en Monument Park.

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SANTO DOMINGO --- El juez de arbitraje Jeff Horwitz finalmente notificó la sentencia que por meses se ha estado esperando con relación al antesalista dominicano Alex Rodriguez y la suspensión que le impuso el comisionado Bud Selig por su supuesta relación con la clínica Biogenesis.

En vez de 211 partidos, como sancionó MLB, Rodríguez ahora está supuesto a cumplir una sentencia reducida, que de todas maneras lo sacaría por completo de la temporada del 2014 y pondría en riesgo el resto de su carrera.

Con US$25 millones menos de lo que los Yanquis aun le adeudan, muchos especulan que los Mulos del Bronx podría inclinarse a "comerse" los otros US$61 millones que le quedan de contrato y pedirle que no vuelva más.

Rodríguez ya dijo en su declaración que iría ante un tribunal federal a buscar que se revoque totalmente la suspensión porque "he sido claro en que no usé sustancias para mejorar el rendimiento como se alegó en la notificación de la suspensión, ni violé el Acuerdo Laboral o la Política Antidopaje de ninguna manera", según la declaración que dio a conocer su relacionista público Ron Berkowitz.

Pero hay muchas cosas que preguntarse con relación a la sentencia de Horwitz y que habrá que esperar unas semanas más antes de que uno pueda conocer la historia completa de la nueva sanción.

¿Por qué reducir 49 partidos a la sanción de 211 que dictó Selig? ¿Es Alex menos culpable que lo que entendía Grandes Ligas o qué podemos concluir de esta decisión?

En el protocolo antidopaje del béisbol de las Grandes Ligas están claramente definidas las sanciones para los que violan el mismo: 50 partidos para una primera transgresión, 100 juegos para una segunda y de por vida para una tercera.

Entonces, ¿qué hizo Alex Rodríguez para merecer 162 encuentros? Arrojó positivo a dopaje, no. ¿Contaron sus acusadores con un testigo confiable pruebas fehacientes para condenarlo?

Eso está por verse.

Sé que vendrán los alegatos de violación del acuerdo laboral y mil teorías más que lo único que hacen es darle razones al toletero para poder justificar sus alegatos de que existe un complot para sacarlo del béisbol.

Si Rodríguez violó el programa antidopaje debió ser sancionado por el mismo. Los otros 12 sancionados por el caso Biogenesis admitieron haber usado los servicios de la clínica y haber consumido esteroides, Rodríguez no lo admitió y mantiene que no violó las reglas.

Un juez de arbitraje entendió que Grandes Ligas se excedió por 49 partidos al suspenderlo. ¿Algún día sabremos exactamente por qué 49 menos?

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Fred Horowitz anunció la reducción de la suspensión de Alex Rodriguez de 211 a 162 juegos. Una especie de victoria para MLB a pesar de ser también un reconocimiento que la sanción original de 211 juegos no era justa.

En circunstancias normales, y tal como lo consagra el Acuerdo Laboral firmado por MLB y la Asociación de Jugadores de Grandes Ligas (MLBPA por sus siglas en inglés) ese pronunciamiento le da fin a un proceso largo y engorroso. Sin embargo, ya el toletero anunció su intención de ir a un tribunal federal por considerar todo el proceso viciado.

Es en este punto donde debemos hacer algunas reflexiones.

En primer lugar, llevar una decisión de un árbitro independiente a un tribunal no es fácil, de hecho la jurisprudencia en los Estados Unidos solo acepta ese tipo de recursos si se demuestra algún abuso de poder o desconocimiento de las reglas por parte del árbitro . Por casos parecidos en el pasado en materia de derecho laboral eso es extremadamente difícil o casi imposible.

En ese mismo sentido, ya la MLBPA anunció su desacuerdo con la decisión de Horowitz pero reiteran su respeto por el proceso. En pocas palabras, la MLBPA reconoce el fin de la disputa. El hecho que la MLBPA se moleste con la sentencia no debe sorprender, recuerden a Rob Manfred y su reacción en el caso de Ryan Braun. Normalmente una de las dos partes, MLB o la MLBPA, sale enojada con el árbitro y en algunos casos implica su despido. Así que A-Rod estará solo de aquí en adelante, sería interesante ver si, como parte de su estrategia, termina atacando a la MLBPA al no haberlo defendido adecuadamente desde el inicio.

Lo otro a resaltar es que deben existir pruebas sólidas de la culpabilidad de Alex Rodríguez. Sería ingenuo pensar en su inocencia luego que una investigación de meses generó una suspensión original de 211 juegos y ahora un árbitro independiente reduce pero confirma esa sanción. El árbitro ha podido limpiar el nombre de A-Rod si consideraba que las pruebas no eran adecuadas y no lo hizo.

Ahora todo depende de una apuesta con pocas probabilidades de victoria para el pelotero. ¿Un acto simbólico? La verdad que no sé pero tal como lo mencionamos hace meses ese camino solo lo va a recorrer Alex Rodríguez mientras que MLB, la MLBPA, sus compañeros de equipo y fans lo verán a la distancia.

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Por razones éticas no lo dirán, pero los directivos de los New York Yankees de Nueva York deben estar celebrando aliviados y en silencio la decisión del árbitro Fredric Horowitz de suspender a Alex Rodríguez por toda la temporada del 2014.

Una y otra vez, los Yankees dijeron públicamente que se preparaban para la próxima campaña con A-Rod como su antesalista titular, pero pocos creían en la sinceridad de tales declaraciones.

De momento, el equipo cuenta con 25 millones de dólares extra para gastar, ya sea en la búsqueda de otra tercera ya en subirle la oferta a Masahiro Tanaka o cualquier otro lanzador que refuerce su rotación.

Pero más que una cuestión de dinero, el castigo a Rodríguez le trae tranquilidad a un camerino sacudido casi siempre por novelas extradeportivas que crean demasiadas distracciones.

En el 2013, aparte de tener la mejor lista de lesionados de todo el béisbol, los Yankees enfrentaron en medio de la temporada la tormenta creada por el propio Alex, con su apelación a la sanción original de 211 partidos y sus consiguientes demandas contra las Grandes Ligas y su propio equipo.

Si la pena, en vez de 162, hubiera sido de 100 juegos, como se especuló hasta horas antes de que Horowitz anunciara su fallo, abría sido inevitable una nueva distracción justo en la recta final de la campaña, cuando los equipos están inmersos en la batalla por entrar a la postemporada.

Además, habría sido injusto para los demás conjuntos que los Yankees recibieran a un Alex Rodríguez fresco para el tramo final de la contienda, que vendría a reforzar su ofensiva, como pasó el pasado año con Nelson Cruz y los Vigilantes de Texas y Jhonny Peralta y los Tigres de Detroit, cuando la mayoría de los jugadores ya se resienten del cansancio de casi todo el calendario.

Toca ahora a la gerencia mandarse a correr en busca de un antesalista entre lo poco que hay disponible en el mercado.

Tal vez Mark Reynolds o Michael Young, a sabiendas de antemano de que ninguno de ellos logrará el impacto de Alex.

Pero ahora mismo, ¿qué tienen los Yankees para responder a la ausencia de Rodríguez? Nada.

De todos modos, la novela no ha terminado aún, pues ahora el equipo legal de A-Rod planea presentar el caso ante una corte federal.

Dependiendo de cuánto demore esa instancia en decidir si acepta o no la demanda, podríamos ver de todos modos el fantasma de las distracciones sobrevolando el camerino de Nueva York.

Momentos después de haberse anunciado la decisión de Horowitz, el vocero del jugador dijo estar 100 por ciento confiado en que Alex estaría en los campos de entrenamiento primaveral.

Si el tribunal federal rechaza el asunto, bye, bye hasta el 2015 y no hay nada más que hacer.

Pero si los magistrados optan por analizar el caso, Rodríguez podría estar activo, no sólo en la primavera, sino todo el 2014, con una espada de Damocles pendiendo sobre su cabeza, a la espera entonces del fallo de la corte.

Y volverán entonces las tormentosas distracciones a las que nos tienen acostumbrados los Yankees, por no variar.

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Sin apagarse aún los ecos de la elección de Greg Maddux, Tom Glavine y Frank Thomas al Salón de la Fama, toca ahora mirar a lo que podremos esperar el año próximo, cuando Cooperstown podría abrirle las puertas a tres nuevos miembros.

Se trata de lanzadores en todos los casos, cuya entrada en su primer año de elegibilidad quedan fuera de toda duda.

Martínez
Martínez
En enero del 2015, Juan Marichal debe dejar de ser el único dominicano en el Templo de los Inmortales, cuando se le una el gran Pedro Martínez.

Con 219 victorias y 100 derrotas, Pedro exhibe el sexto mejor promedio de ganados y perdidos de todos los tiempos (.687), con efectividad de 2.93, a pesar de lanzar durante la llamada era de los esteroides, en las que los bateadores inflaron sus cifras a niveles exorbitantes.

Martínez, tres veces ganador del premio Cy Young (1997, 1999 y 2000) y asistente a ocho Juegos de Estrellas, propinó 3,154 ponches en 2,827.1 entradas y tuvo un promedio de WHIP (hits y bases por bolas por inning) de 1.05, que califica como el quinto más bajo de la historia.

Pocos lanzadores en la historia han mostrado tanto dominio como el que estableció el derecho quisqueyano en el lapso entre 1997 y el 2003.

En ese período, Pedro ganó 118 partidos con apenas 36 derrotas (.766), con efectividad de 2.20.

Johnson
Johnson
De la mano de Martínez debe entrar también el zurdo Randy Johnson, cuya presencia en la lomita causaba terror entre los bateadores rivales.

Uno de los últimos ganadores de 300 juegos, la Gran Unidad ha sido el segundo pitcher más ponchador en toda la historia, con 4,875 abanicados, sólo superado por Nolan Ryan (5,714).

Johnson (306-166) trabajó para efectividad de 3.29 a lo largo de 22 temporadas, con cinco premios Cy Young, cuatro de ellos de manera consecutiva entre 1999 y el 2002.

En nueve campañas fue líder en ponches y seis ocasiones sobrepasó los 300 abanicados.

Alcanzó el clímax de su carrera en la Serie Mundial del 2001, cuando venció tres veces a los Yankees y compartió el premio de Jugador Más Valioso con su compañero de los Diamondbacks de Arizona, Curt Schilling.

Smoltz
Smoltz
Y el tercer candidato de gran fuerza es el derecho John Smoltz, quien junto a Maddux y Glavine conformó uno de los tríos de lanzadores más poderosos de toda la historia.

Smoltz fue estelar tanto como abridor, que como relevista, posición que ocupó entre el 2001 y el 2004, en su retorno tras una lesión que lo marginó toda la campaña del 2000.

Con balance de 213-155, el derecho que pasó 20 de sus 21 años en las Mayores con los Bravos de Atlanta, es el único serpentinero con más de 200 triunfos y 100 juegos salvados, 154, para ser exactos.

Fue además un monstruo en postemporadas, en las que archivó récord de 15-4 y efectividad de 2.67, además de conseguir cuatro rescates en cinco oportunidades.

Y con estos tres aspirantes que debutan en las boletas, la pregunta que muchos se hacen es si para Craig Biggio, a la tercera será la vencida, tras quedarse fuera este año por apenas 0.2 por ciento.

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Ya sabemos que ni Mariano Rivera, ni Derek Jeter, en su momento, lograrán entrar al Salón de la Fama de Cooperstown con el voto unánime de los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de Estados Unidos (BBWAA por sus siglas en inglés).

Thomas
Thomas
Glavine
Glavine
Maddux
Maddux
Greg Maddux, Tom Glavine y Frank Thomas, todos ellos en su primer año de elegibilidad, son los nuevos miembros del Templo de los Inmortales, tras anunciarse los resultados de la votación este miércoles.

Maddux consiguió el 97.2 por ciento, Glavine el 91.9 y Thomas el 83.7, en tanto Craig Biggio, en su segundo año en las boletas, se quedó tristemente a 0.2 por ciento de entrar, pues recibió el 74.8.

Hubo 16 electores que no votaron por Maddux, cuatro veces Cy Young, ganador de 355 juegos y 18 Guantes de Oro, entre otras joyas a su haber.

Fueron 46 los que desecharon a Glavine, quizás el último ganador de 300 que veamos en décadas.

Y 93 consideraron que Thomas no lo merecía tampoco, a pesar de sus 521 jonrones, 1,704 impulsadas, un average de por vida de .301 en 19 años de carrera y dos premios consecutivos como Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1993 y 1994.

El argumento para no votar es el mismo y tiene que ver con la era de los esteroides.

Cada cual tiene derecho a sus propias consideraciones, pero el meter en una misma bolsa a toda una generación de peloteros viola un principio del derecho en los Estados Unidos: uno es inocente hasta tanto se demuestre lo contrario.

Uno de los síntomas del abuso de sustancias para mejorar el rendimiento es el crecimiento corporal del atleta, además de cierta tendencia a las lesiones.

Sin embargo, Maddux y Glavine no eran esas versiones de Hulk en la lomita y tuvieron una durabilidad a prueba de balas.

El derecho promedió 34 aperturas a lo largo de 23 temporadas; el zurdo tuvo la misma media en 22 campañas.

Y Thomas siempre fue inmenso, desde sus años de colegial, con una apariencia más de jugador de baloncesto al estilo de Shaquille O´Neal, cuando intentó sin éxito integrar la selección universitaria de Estados Unidos a los Juegos Panamericanos de Indianápolis, en 1987.

¿O es que ahora los gigantones no tienen derecho a jugar béisbol porque siempre habrá suspicaces que sospechen?

Además, otro punto a favor de Maddux y Glavine es que dominaron en una época en que los bateadores se hicieron más poderosos que ahora, gracias precisamente a los esteroides y hormonas de crecimiento humano.

Ellos, con su maestría y arte sobre la loma, se burlaron de todos ellos.

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Yunesky Maya  Tigres LiceyVíctor PérezMaya trabajó por seis campañas en las Series Nacionales cubanas con el equipo Pinar del Río.
El lanzador cubano Yunesky Maya, uno de los principales astros de los Tigres del Licey en la actual campaña de República Dominicana, tiene mucho que aprender en el mundo del béisbol profesional.

Y lo primero que debe aprender es precisamente a eso: a ser profesional.

Maya, quien trabajó por seis campañas en las Series Nacionales cubanas con el equipo Pinar del Río, declaró en una reciente entrevista para la televisión quisqueyana que en caso de ir a la Serie del Caribe de febrero próximo en Isla Margarita, Venezuela, no lanzaría en contra de Villa Clara, representante de su país natal.

Declaraciones similares hizo hace unos meses atrás José Contreras, también pinareño que juega en Quisqueya.

Por si Maya no se ha enterado, un profesional juega por dinero y se debe al equipo que le paga su salario.

Negarse a lanzar contra tal o más cual rival, alegando cuestiones nacionales, es una falta de profesionalismo rotundo y absoluto, aparte de ser una manifestación de patrioterismo barato que nada tiene que ver con el patriotismo.

Además, en la Serie del Caribe no se enfrentan países, sino clubes, que integran jugadores de diferentes nacionalidades.

Imaginen de pronto por ejemplo, que el francés Franck Ribéry, jugador del Bayern Munich en la Bundesliga, se niegue a enfrentar, digamos, al Paris Saint Germain en la Champions de Europa.

Al momento sería despedido y su contrato cancelado por no asumir su trabajo con profesionalismo.

Pero volvamos al béisbol. Supongamos que el Licey se corona campeón quisqueyano y en la Serie del Caribe le toca enfrentar en el partido decisivo al Villa Clara de Cuba.

Entonces, en ese momento el único lanzador disponible es Yunesky Maya.

¿Está obligado el manager José Offerman a prescindir de él y entregarle la pelota a un pitcher menos calificado que podría costarle la victoria, sólo porque el cubano no quiere trabajar contra sus compatriotas?

Ya me imagino la reacción de Offerman, un tipo de poca paciencia y antecedentes violentos, aunque en este caso estaría justificada prácticamente cualquier conducta.

Sin ir más lejos, remitámonos a la historia del béisbol cubano y una de sus figuras más legendarias: Adolfo Luque.

La primera estrella latina que hubo en Grandes Ligas, devenido con el tiempo manager avezado del equipo Almendares, Luque era conocido por su temperamento violento.

En la temporada cubana de 1939-40 jugaba para el Almendares el estadounidense Ted Radcliff, quien ponía poco empeño para cumplir su trabajo como lanzador.

Ante la vagancia manifiesta de Radcliffe, el colérico manager llegó a dispararle con un revólver en los vestidores.

Poco después se vio al serpentinero salir a medio vestir, maletas en mano, rumbo al aeropuerto.

Ojalá no sea necesario a un choque desagradable con su manager para que Maya aprenda la responsabilidad que implica ser un deportista profesional.

Quizás cuando se comporte como tal le irá mejor en este camino que él escogió por voluntad propia.

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