TAMPA BAY -- Cuando Yunel Escobar y Brayan Peña eran niños en La Habana, soñaban siempre con algún día poder jugar juntos en las Grandes Ligas.

Peña fue el primero en ir a la tierra prometida del béisbol, desertando de Cuba en 1999, y no fue hasta cinco años más tarde que Escobar le pudo seguir los pasos a su mejor amigo.

Tras una trágica travesía que tomó dos días en el mar, junto a otros cinco peloteros, ninguno actualmente en Grandes Ligas, Escobar llegó a Estados Unidos. Luego esperó un año para ser elegible como residente bajo la Ley de Ajuste Cubano hasta eventualmente entrar en el draft de 2005 donde fue elegido por los Bravos de Atlnata en la segunda ronda, gracias precisamente a Peña, quien acababa de subir a mayores con la organización.

"Una vez, cuando estábamos en México, vimos a los Bravos de Atlanta jugando por primera vez, y los dos nos miramos a la cara y siempre supimos que era un sueño", indicó lleno de nostalgia Escobar. "Ver jugar a [Rafael] Furcal, Andruw Jones, Tom Glavine, Greg Maddux, y después de desertar de Cuba los dos encontrarnos en un gran equipo como los Bravos de Atlanta es un gran orgullo para mí y para él, poder representar a Cuba en esa organización tan grande que tenían Bobby Cox y Chipper Jones".

Tras cinco años en Atlanta, equipo a quien Escobar da pleno crédito por la oportunidad de jugar en la "gran carpa", el campocorto fue enviado a Toronto, donde dos años más tarde fue parte del mega canje con Miami en noviembre de 2012. Un mes después, Escobar terminó en Tampa Bay tras ser transferido por los Marlins.

Peña por su parte pasó de Atlanta a los Reales de Kansas City, hasta este año finalmente conseguir un puesto permanente en los Tigres de Detroit como suplente del receptor cubanoamericano Álex Ávila.

"Nunca me imaginé que después de prestarnos hasta las cucharas de comer, llegaríamos juntos a Grandes Ligas. Es algo muy grande para nosotros dos. Me siento muy orgulloso de él, que haya ayudado a los Tigres, ya que ha pasado por varios equipos y gracias a Dios se estableció aquí en la 'gran carpa', es un buen muchacho y muy trabajador y Dios lo está premiando por todo su empeño".

Escobar se ha convertido en un jugador de cuadro clave para los Rays, a quienes el dirigente Joe Maddon ha llamado la mejor escuadra defensiva que ha tenido desde que asumió las riendas del equipo en 2006.

Al redactar estas líneas, los Rays, con 56, tienen uno de los números más bajos en total de errores por equipo, segundos después de los Orioles con 48; ambos llevan buen paso para romper la marca más baja en la historia de 65, establecida por los Marineros de Seattle en la temporada 2003.

El talentoso campocorto ha contribuido con sólo siete errores, la menor cantidad para cualquier pelotero en su posición en las Grandes Ligas, igualado sólo por Troy Tulowitzki, habiendo participado en 32 partidos más que el talentoso jugador de los Rockies de Colorado.

El jugador de 30 años destacó ante las cámaras de Camerino ESPN el gran orgullo que siente de estar honrando el nombre de Cuba, en especial de los habaneros, con su desempeño en el campo. Escobar añora que su desempeño le pueda merecer un guante de oro esta temporada, el primero para un campocorto de ascendencia cubana desde que Rey Ordonez ganó tres consecutivos con los Mets de Nueva York de 1997 a 1999.

Escobar añadió que espera que el gran éxito y reconocimiento que están recibiendo los peloteros cubanos en Grandes Ligas sirva como aliciente para traer más talento de la isla caribeña a Estados Unidos.

"Yoenis Céspedes demostró el año pasado una gran campaña y Yasiel Puig ha demostrado que hay mucho talento en la isla, y hay muchos más, como Aroldis Chapman, José Fernández, de los Marlins, Adeiny Hechavarría, que todavía le faltan juegos pero va a ser un gran campocorto también. Hay mucho futuro y muchos jugadores que no han firmado que van a dar su talento y que vengan que las puertas están abiertas para demostrar que los cubanos tienen mucha calidad".

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DETROIT -- Cuando Bruce Rondón era niño, creciendo en Valencia en Venezuela, todos los compañeros en la escuela bromeaban con su nombre.

"Yo me quería llamar como todos mis amigos, con nombres como Eduardo o Jesús, porque todos se burlaban de mi nombre cuando niño. Era muy chistoso, en el país de nosotros, Bru-ce, y me decían, ¿de dónde sacaron el nombre?", dijo el relevista de los Tigres de Detroit a las cámaras de Camerino ESPN.

"Fue un sueño para mi padre haberme colocado ese nombre, porque siempre ha sido muy fanático de Bruce Lee. Mi padre siempre me dijo quiero que seas grande y que seas famoso con ese nombre", dijo el relevista al destacar la afición de su padre por la leyenda de las artes marciales.

El sueño del Sr. Rondón casi se ha vuelto realidad, con su hijo siendo parte integral de la rotación de relevistas de los Tigres, donde el joven prospecto de 22 años está actualmente dándose su segunda taza de café en Grandes Ligas como el preparador de mesa del cerrador Joaquín Benoit, después del indiscutible fracaso del "Papá Grande" José Valderde.

La realidad es que el joven lanzador nunca pierde la esperanza de finalmente convertirse en el cerrador de los Tigres, como lo ha hecho a través de su carrera en Ligas Menores, pero comprende que todo llegará a su tiempo.

"Entiendo mi rol y no estoy preocupado por eso", dijo Rondón, en su momento uno de los prospectos más cotizados en Grandes Ligas. "Ahora sólo quiero ayudar al equipo a ganar, y si ellos decidieron ponerme en esta situación es porque creen que puedo hacer el trabajo. Está Joaquín Benoit que se lo merece que ha luchado mucho, y me siento muy contento por la temporada que ha tenido".

Rondón inició su carrera como abridor, pero los entrenadores de lanzadores que tuvo a través de su carrera en Ligas Menores le recomendaron una transición a relevista para asegurarse una pronta llegada a Grandes Ligas.

"Era abridor cuando llegué a Estados Unidos pero los 'pitching coaches' me decían que no iba a llegar como abridor, sino que como relevista o cerrador iba a llegar más rápido a Grandes Ligas y yo no quería. Fue difícil porque ya estaba acostumbrado a un rol, pero desde que me convirtieron me gustó mucho y no quiero que me cambien a ninguna posición", afirmó el lanzador, de apenas 22 años de edad.

Rondón subió de lleno a Grandes Ligas tras demostrar un amplio potencial en menores entre el año pasado y la temporada actual, en especial con su espectacular recta que ha llegado a sobrepasar las 100 millas por hora. En 2012, fue nombrado al Partido de Futuras Estrellas, tras finalizar la campaña en Ligas Menores con 29 salvamentos y efectividad de 1.53 en 52 partidos.

Durante la pretemporada primaveral 2013 tuvo una presentación llena de altibajos, con una pobre efectividad de 5.84 en 12 entradas y un tercio. Tras subir su primera vez a Grandes Ligas, continuó con problemas de comando y fue desplazado de nuevo a Toledo, la sucursal de Triple A de los Tigres, donde tuvo 14 rescates con una efectividad de 1.50, mereciendo su segundo llamado a Grandes Ligas.

Rondón confía en continuar haciendo el trabajo necesario para mantenerse con el equipo mayor en Detroit y en especial, ser el futuro cerrador de los Tigres, en su intento de emular la carrera del futuro miembro del Salón de la Fama, el panameño Mariano Rivera.

"Hay que seguir trabajando muy duro todos los días. Éste es un trabajo donde no puedes descuidarte, y para lograr lo que ha logrado Mariano Rivera hay que trabajar mucho", dijo Rondón. "Dios quiera que algún día pueda ser como Mariano, que lo admiro mucho y se acercó a aconsejarme [en los entrenamientos primaverales] y me dijo 'ser cerrador no es fácil'".

Rondón no ha lanzado desde principios de septiembre, teniendo que tomarse unas vacaciones obligadas por molestias en el codo, y el dirigente Jim Leyland ha tenido mucho cuidado de descansarlo de cara a la postemporada, donde los Tigres necesitarán su poderoso brazo en el bullpen.

El venezolano sustituyó en el plantel felino al veterano Octavio Dotel, quien fue enviado a la lista de inhabilitados por lesión. Aunque su posición natural es de cerrador, es probable que Leyland mantenga a Rondón en el bullpen hasta que muestre mejor dominio en sus lanzamientos, lo cual llegará sólo con la experiencia.

El relevista afirmó que se siente muy orgulloso de pertenecer a un club como los Tigres de Detroit, donde afirma impera la armonía y el compañerismo como clave del éxito del equipo, y finalmente realizar su sueño de niño, jugar al béisbol profesional.

"Desde niño siempre estaba con las ganas de jugar pelota. Tenía un bate de plástico y me la pasaba bateando y desde los cuatro años no he pensado jamás en hacer otra cosa", concluyó.

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TORONTO -- José Reyes ha sido siempre uno de los peloteros con una de las sonrisas más contagiosas en todo el béisbol de Grandes Ligas.

Y esa eterna sonrisa se iluminó aún más tras el mega-canje entre los Azulejos de Toronto y los Marlins de Miami que llevó al estelar campococorto dominicano y a Joe Johnson y Mark Buehrle a Toronto para iniciar la campaña 2013 junto a súper estrellas como José Bautista, Edwin Encarnación y el recién coronado Cy Young R.A. Dickey.

El equipo que había sido una decepción durante dos décadas aparentemente se había vestido de un solo tiro de contendiente en su intento de hacer lo que lograron los Rays de Tampa Bay en 2008, romper el monopolio Yankees-Medias Rojas en el Este de la Liga Americana.

Pero todos los sueños se quedaron en las nubes, y los Azulejos nunca estuvieron ni siquiera cerca de ser líderes divisionales. Al momento de redactar estas líneas, se ubican a 20 juegos del tope de la tabla ocupado por los Medias Rojas y completamente fuera de la postemporada, obligados a recoger los platos rotos y ver qué sucedió con una campaña que comenzó con tanta ambición.

"Es difícil porque llegamos al primer día de entrenamiento con una actitud súper buena ya que con el equipo que tenemos con mucho talento no pensábamos estar en el último lugar a estas alturas del juego", dijo Reyes a ESPNDeportes.com. "El motivo es que no hemos jugado en conjunto la mejor pelota posible y por eso estamos donde estamos y ya lo importante es terminar la temporada fuerte, y ver lo que viene el año que viene".

La campaña de Toronto se vio afectada no sólo por la falta de juego en conjunto como acotó Reyes, sino también por decepcionantes campañas para Johnson y Dickey, al igual que una serie de lesiones, entre ellas una severa torcedura de tobillo sufrida por el mismo dominicano, la cual lo hizo perderse la mitad de la temporada.

"La lesión fue dura y sumamente difícil pero puse mucho empeño y trabajo para venir al terreno de juego a seguir ayudando a mi equipo lo más que yo pueda porque este es mi primer año [con los Azulejos] y quería demostrar el jugador que soy", dijo Reyes, que tras su lesión el 12 de abril, estuvo fuera del campo de juego hasta finales de junio.

Desde los 16 años, Reyes creció en la cantera de los New York Mets de Nueva York, su primer equipo en Grandes Ligas, admirando a Derek Jeter, quien afirmó ha sido una de sus más grandes inspiraciones ya que el campocorto de los Yankees también regresó a jugar esta campaña tras recuperarse de una doble fractura en el tobillo, aunque su recuperación ha sido mucho menos exitosa.

Reyes destacó que durante los difíciles tres meses que estuvo fuera del campo de juego, una de las maneras en que pudo permanecer confiado y positivo durante el proceso de recuperación fue manteniéndose en contacto con todos sus fans a través de las redes sociales.

"Algunas personas no tienen idea de la vida personal de uno y a través de las fotos y los mensajes que uno pone la gente puede conocer un poquito más la personalidad de un jugador", dijo el campocorto de 30 años de edad.

El seudónimo que Reyes utiliza en Twitter es @LaMelaza_7, combinación del número que siempre ha vestido en sus 11 años en Grandes Ligas entre Mets, Marlins y Azulejos y el apodo por el cual ha sido conocido desde jovencito en la República Dominicana.

"Desde niño en Dominicana me decían 'La Melaza' los muchachos en la escuela porque siempre he estado conectado con tanta gente. Me dicen que soy dulce y llamo mucho la atención de las personas a las que les gusta estar alrededor de mí, y [el apodo] se me quedó desde niño".

"La Melaza" es también el nombre artístico utilizado por el dominicano, quien fuera de su exitosa carrera en el béisbol, hace unos años comenzó a colaborar con varios cantantes de música urbana, componiendo letras, e incluso siendo intérprete en varias canciones, como "Del envidioso me río", donde canta un estribillo completo que utiliza como música para salir al plato en Toronto.

"Antes no tenía clavo, ni dinero para un guante, pero yo me propuse que iba pa'lante...", dice la letra de la movida canción, la cual Reyes cantó para las cámaras de Camerino ESPN.

La canción está basada por completo en su carrera, donde de modestos comienzos en República Dominicana, Reyes ha llegado a convertirse en uno de los campocortos mejor pagados en la historia del béisbol.

"Todavía seguimos con la melaza por un tubo y siete llaves", dijo Reyes, asegurando que los Azulejos están determinados a terminar la campaña con la frente en alto.

Desde el 16 de agosto, el campocorto ha bateado para .300 con 25 hits, incluidos cuatro dobles, en una de sus mejores rachas de toda la temporada, y Toronto, ganando ocho de sus últimos 11 partidos, ha pasado de ser el hazmerreír de sus rivales a convertirse en el equipo que podría arruinarles la fiesta a Orioles, Yankees o Rays en su intento de clasificar a la postemporada.

¿El que ríe último, ríe mejor?

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WASHINGTON -- Muy pocos lanzadores de Grandes Ligas tienen el honor de contar con una canción compuesta específicamente en su nombre para amenizar su salida a la lomita.

Cuando el cerrador dominicano de los Nacionales de Washington Rafael Soriano asume el montículo en el Nationals Park se escucha al ritmo de reggaetón: "Picha Soriano, picha Soriano, tú eres de Boca Chica y aquí te apoyamos... poncha Soriano, poncha Soriano..."

Dos amigos de su nativo pueblo en la República Dominicana le obsequiaron la composición musical para honrarlo tras su campaña como Todo Estrella en 2010 cuando registró la mayor cantidad de salvamentos en Grandes Ligas con 45, en aquel entonces con los Rays de Tampa Bay.

"Me siento muy agradecido con los amigos que me compusieron la canción", dijo a ESPNDeportes.com el relevista de 33 años. "Les ha gustado mucho a los fans tanto en Nueva York como aquí [en Washington D.C.]. Me dijeron que iban a sacar algo que valiera la pena y me sorprendieron".

Tras su estupendo año con los Rays, Soriano fue fichado por los Yankees de Nueva York a un contrato de $35 millones de dólares por tres años, como preparador de mesa del legendario cerrador Mariano Rivera y con miras a convertirse en su sucesor.

La temporada 2012, tras la severa lesión de rodilla del panameño que lo hizo perderse la mayoría de la campaña, Soriano tomó las riendas de la novena entrada neoyorquina, haciendo una excepcional labor que le mereció un jugoso contrato con los Nacionales al Mariano decidir que jugaría un año más en Grandes Ligas.

Soriano acredita a Rivera como uno de sus grandes maestros e inspiraciones, y recalcó que alguien difícilmente llegará a sobrepasar sus legendarias marcas en el béisbol, y que nunca habrá otro pelotero como el panameño.

"Para mí Mariano es único, no sólo por los números y nombre, sino también como es él como persona. Tiene un don que Dios le dio sólo a él y no importa los años, siempre estará en la memoria de la gente en el béisbol", declaró.

No obstante, su héroe desde pequeño y el lanzador a quien Soriano ha tratado de emular toda su carrera, incluso hasta vestir el mismo número 29, es el estelar ex abridor de los Bravos de Atlanta John Smoltz.

"Cuando empecé a ver pelota en una televisión de 14 pulgadas en blanco y negro veía a la gente de Atlanta jugando porque ellos tenían su propio canal en aquel entonces y siempre me gustó la forma en que lanzaba", dijo Soriano sobre el ocho veces Todo Estrellas y ganador del Cy Young en 1996.

Soriano agregó que tuvo la oportunidad de conocer a Smoltz durante sus años en Atlanta (2007-2009) en lo que fue uno de los momentos más significativos de su carrera.

"Pasé una buena experiencia con él y eso siempre lo voy a llevar conmigo, haber podido tratarlo y compartir, ya que desde pequeño soñaba ser como él. En menores siempre usaba el 29 [de Smoltz] y hasta ahora mismo lo tengo, y siempre que pueda lo tendré".

Soriano afirmó que esa misma humildad que le demostró Smoltz es la cualidad que más admira en un pelotero y algo que siempre ha intentado mantener a través de su carrera, en especial conservando la cercanía a sus raíces dominicanas.

"La humildad y la disciplina son las cosas más importantes para todo ser humano y te van a ayudar a ser más grande cada día", dijo el cerrador, con 12 años de experiencia en Grandes Ligas. "Yo soy uno que desde que termina [la temporada] arranco para mi casa a jugar dominó con la gente del barrio y los fines de semana me voy para la finca con mi familia. [Y si no juego más al béisbol] tengo una opción de vender plátanos en la calle, la humildad es lo que vale".

Ésta no ha sido la mejor temporada para Soriano, ya que a pesar de llevar 37 salvamentos, siendo apenas el cuarto lanzador en la historia de los Nacionales en registrar más de 30 en una sola campaña, ha arruinado seis intentos de rescate esta temporada, la mayor cantidad de su carrera.

"No he hecho mi trabajo y ha sido una temporada difícil para nosotros, pero todo pasa por una razón y lo importante es seguir adelante", dijo el siempre comedido relevista en referencia a la decepcionante campaña de los Nacionales, actualmente a 15 partidos del primer lugar divisional.

Incluso con esas fallas, Soriano se unió a un selecto grupo de cerradores en sumar 30 o más salvamentos en tres campañas en los últimos cinco años, además de actualmente ubicarse segundo en toda la Liga Nacional en número de salvados detras de Craig Kimbrel (44).

El dominicano actualmente disputa la primera temporada de un contrato de dos años y $28 millones de dólares, por lo cual podría convertirse en una buena ficha de negociación en la temporada baja al finalizar la decepcionante campaña 2013 de los Nacionales.

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El béisbol para muchos es un pasatiempo, para otros un negocio, unos lo toman como el boleto para costearse la educación superior, pero hay quienes vieron en este deporte la puerta para buscarse una mejor calidad de vida.

Starlin Castro es uno de muchos peloteros dominicanos que se han aprovechado de este juego para abrirse paso en la vida y en las Grandes Ligas.

"Cuando venimos de República Dominicana, es el único deporte, es lo único que tú puedes hacer para tratar de ayudar a tu familia, para salir adelante. Esa es una de las cosas que yo siempre tenía pendiente, mi papá siempre estuvo conmigo enseñándome cómo jugar pelota, cómo aprovechar las oportunidades", afirmó Castro, quien supo capitalizar su oportunidad y en su primer turno al bate en las Mayores, el 7 de mayo de 2010, frente a los Rojos de Cincinnati, conectó un jonrón escribiendo su debut con letras mayúsculas.

Castro identifica a Miguel Tejada como uno de sus ídolos de la niñez. Tejada y su disciplina sirvieron para apoyar los logros de los Atléticos de Oakland que en la campaña del 2000 ya que obtuvieron su primer título en ocho años de la División Oeste de la Americana.

"Tejada era el hombre, ya que cuando estuvo con Oakland y con los Orioles siempre era uno de los peloteros que más admiraba, y me decía a mí mismo: "Cuando sea grande, quiero ser como él", dijo Castro en entrevista con ESPNDeportes.com.

Este campo corto dominicano sabe que el éxito no llega por sí solo, debe de ir acompañado de esfuerzo y sacrificio, cosa que le ha rendido frutos al joven pelotero pues ya ha sido seleccionado para el Juego de Estrellas. "Estos llamados son especiales. Es muy especial, para mí y mi familia, yo pienso que el trabajo y la positividad durante el juego es lo que me han ayudado", afirmó Castro.

Un país diferente, cultura, idioma, comida. Todo es diferente. Dejar tu patria y lanzarse a la aventura de las grandes ligas no es cualquier cosa. Afortunadamente para Castro, su compatriota Alfonso Soriano ya tenía ese camino recorrido y se convirtió en mentor de Starlin a su llegada a la Gran Carpa con los Cachorros.

"Alfonso Soriano es como mi segundo papá. Desde que llegué al equipo fue el primero que me dijo fue: 'Yo te voy a proteger, te voy a enseñar cómo se juega este juego, cómo mantener la mente en este juego, cómo comportarte dentro y fuera del terreno'. Me llevó también a vivir con él a su casa." Hay que reconocer que gestos como éste no los tiene cualquier persona", recordó conmovido Castro.

Una vez de vuelta a su país fuera de temporada, Starlin también sabe disfrutar de su energía y lo que se ha ganado a base de esfuerzo. No sería sorpresa encontrarlo como dice él, en el "club" (o discoteca), ya que la música y el baile los lleva en la sangre. Durante la temporada muerta, gusta de volver a la isla y compartir con su familia y amigos.

"Me gusta salir a parrandear. cuando estoy en la temporada muerta, me la paso en Santo Domingo con mi gente", dijo Castro.

Y así como no todo es trabajo, tampoco no todo béisbol. Starlin ahora disfruta también de los juegos de baloncesto y aunque por residir y jugar para uno de los equipos de la ciudad, uno pensaría que es aficionado de los Chicago Bulls, pero no, se subió al tren de la victoria y es fiel seguidor de LeBron James y el Miami Heat, ahora bicampeones de la NBA.

"Me gusta el Heat porque está LeBron, ese es mi jugador favorito. Pero también me gustan los Bulls. Cuando estamos allá en Chicago, y ellos tienen juego, siempre voy", dijo

Cuando se acaba el tiempo de relajarse, sigue el volver a enfocarse en el futuro, mismo que para Starlin lo vislumbra no sólo al devolverle al equipo los años de gloria, sino en ayudar en un futuro a algún pelotero joven como lo hicieron con él. No sólo ayudar a ser un mejor pelotero sino una mejor persona.

"Yo me veo logrando cosas grandes. Mi enfoque principal es ayudar a ganar a mi equipo, Chicago, que tiene mucho tiempo sin ganar. Eso es lo que yo más quisiera, ayudar a mi equipo, y estar con mi equipo algún día en una Serie Mundial", terminó diciendo Castro.

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ANAHEIM -- Si los Indios de Cleveland logran meterse a la postemporada, ya sea por la vía del comodín, o porque se adjudiquen la División Central de la Liga Americana, donde actualmente le siguen la pista a los líderes, los Tigres de Detroit, en gran medida, se lo deberán a peloteros como Carlos Santana.

"Nosotros hemos jugado muy buena pelota. Este año hemos jugado con base a un grupo de veteranos y todavía queda mucha pelota, casi mes y medio y uno nunca sabe. Estamos atrás de Detroit, de Oakland, de Tampa. Y hay que esperar, porque a nosotros, lo que nos importa, es jugar bien," dijo a ESPNDeportesLosAngeles.com, el originario de Santo Domingo, en la República Dominicana.

El receptor, quien también ha aparecido ocasionalmente custodiando los jardines y quien, además, funge como bateador designado, luce promedio de .263, con 14 batazos de vuelta entera, y 53 carreras producidas, luego de su presencia en 117 juegos durante la presente campaña.

"En el receso de la temporada, uno se prepara muy bien, para tener, gracias a Dios, buena salud y así poder jugar en todos los encuentros que el manager disponga. A mí me encanta jugar, amo el béisbol. Por eso, ahora que estamos luchando, uno debe estar preparado para jugar, no en todos los encuentros, pero sí poder jugar más de lo normal," explica el pelotero.

Santana, más allá de la pelota, confiesa que disfruta de la gran diversidad de razas, culturas, nacionalidades y acentos que se pueden encontrar en la foresta de grandes ligas.

"Hay muchos acentos y ya uno está acostumbrado, escuchando a mexicanos, puertorriqueños, venezolanos, hay de todo y a veces, a uno, se le pegan también esas formas de hablar," reconoce.

Sin embargo, el beisbolista no oculta su orgullo por la cultura dominicana, que él representa.

"Yo soy dominicano a mucha honra, y nunca lo niego. Soy dominicano y le doy las gracias a Papá Dios, por ser dominicano y poder representar a mi país," dice, sacando el pecho.

¿Y cómo se adapta a la comida de este país adoptivo, este dominicano?
"Uno siempre busca el restaurante latino, especialmente, el dominicano. Aunque, a veces se dificulta, porque uno viaja mucho, por diferentes ciudades de Estados Unidos y uno se acostumbra a comer diferente comida. Pero yo ya me adapté, y no me afecta."

¿Qué ciudad le gusta más?
"La Dominicana," replica, sin pausa, pero luego agrega:

"Me gusta Estados Unidos, porque me dió la oportunidad de tener un buen trabajo, y de ser lo que yo soy, algo de lo que me siento muy orgulloso."

Y fuera de la pelota, ¿qué es lo que hace?
"Le dedico mucho tiempo a la familia. Porque ellos están allá, en la Dominicana, esperándome todo el año, porque saben que yo estoy haciendo mi trabajo y ellos se adaptaron al trabajo que tengo. Por eso, yo voy y los visito, especialmente en diciembre, en la época navideña, la paso con mi esposa, con mi hijo, mi papá, mis hermanos, es un buen tiempo que paso yo."

¿Cómo se desconecta de la pelota luego de 162 juegos en una temporada?
"Claro, no todo es pelota. Porque el tiempo de pelota, es el tiempo de pelota. Eso se respeta. Pero también llega un momento para las vacaciones, donde uno despeja la mente, disfruta la vida, ya que uno trabaja mucho. Y debe tratar de disfrutar," concluye Carlos Santana.

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Colombia entera enloqueció la noche del 26 de octubre de 1997 cuando los Miami Marlins ganaron la Serie Mundial. ¿Cómo? Sí, uno de los suyos, un barranquillero, Edgar Rentería puso muy en alto el nombre de Colombia al impulsar con hit de oro la carrera con la que le ganarían a los Cleveland Indians. "En ese momento vi la alegría de mi familia y de todo mi pueblo, decidí regresar a jugar béisbol y algún día poder llegar a las grandes ligas. Creo que esa ha sido una de las mejores decisiones de mi vida" dice con una sonrisa Ernesto Frieri, de Los Angeles Angels.

No hay sacrificio que no tenga su recompensa, y es que para un niño de tan solo 8 años, escasos recursos, en un país donde el béisbol no es un deporte muy popular, los obstáculos perecieran más altos. Como cualquier otro chico de su edad, los deportes fueron una importante parte de su infancia, el fútbol tocó a su puerta también, es más, estaba en cada esquina, pero había algo en el béisbol que lo llamaba.

Hay peloteros que se desarrollan admirando a un equipo, a un jugador, pero cuando a uno de ellos le ponen la etiqueta de héroe, la responsabilidad se magnifica. "Rentería siempre ha sido y será mi ídolo, siempre lo he dicho. Es una gran persona, un gran pelotero, una carrera envidiable, nunca se vio envuelto en problemas. Esos son los personajes que uno tiene que admirar y tratar de imitar".

"Gracias a él yo estoy aquí", dice. Y es que cuando tu paisano es alguien que comparte el mismo tipo de sacrifico, de carencias y de hambre por conquistar sueños, la carga se hace más llevadera y la responsabilidad se vuelve compartida. "Así como yo salí del éxito que tuvo Rentería, de pronto hay un niño mirándome en Colombia o en cualquier parte del mundo y le gusta lo que hago y lo puedo animar a jugar este deporte. Rentería me animó a mí a jugar por aquellos que creen en héroes".

La población de latinos en la gran carpa ha crecido notablemente en los últimos años. Países como República Dominicana, Venezuela y México son los que más beisbolistas aportan. Colombia, en esta materia, lo hace de una manera más discreta. Rentería es uno de los cinco peloteros colombianos en Grandes Ligas en este momento y sabe que compiten al mismo nivel que cualquier otro. El talento existe y eso da mucho qué decir de la pelota colombiana, solo hace falta apoyo. Sólo eso. "Se juega béisbol en dos o tres ciudades. Tenemos el prototipo de peloteros que se necesita en Grandes Ligas: estatura, cuerpo, condiciones; solo necesitamos más apoyo para que los muchachos se animen a jugar este deporte espectacular y así poder representar a nuestro país en más cantidad", dijo Frieri.

Bien dicen que el buen juez, por su casa empieza. Y en su casa empezó el lanzador colombiano. Él es parte de esas primeras oleadas de apoyo al béisbol colombiano, es accionista de los Tigres de Cartagena y quiere hacer esa diferencia para los futuros jugadores profesionales. "Hay muchos jóvenes que necesitan de ese empujón, de ese aliento, y hay que apoyar, de una u otra manera. Para poder llegar a ser algo, a tener algo hay que empezar de cero y eso es lo que estamos haciendo ahorita, con el equipo de Cartagena y con la liga de Colombia", sostuvo.

Contrario a los recientes escándalos que se viven en el mundo de las Grandes Ligas, Ernesto Frieri tiene la determinación de tener una carrera limpia, de dar siempre su 100% y cuando llegue el momento de retirarse, poder voltear atrás y recordar los buenos momentos y sobre todo haber hecho la diferencia en la vida de alguien que lo vio jugar en algún punto de su trayectoria. "La gente me escribe desde Colombia, desde mi pueblo, lo alegre, lo orgullosos que se sienten, eso me hace sentir muy orgulloso. Por eso yo juego, por esa satisfacción de saber que hay gente que disfruta del éxito que estoy teniendo."

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Él fue un niño que creció admirando a un pelotero que por casualidad le decían "El Niño" o "The Kid": Ken Griffey Jr.

Qué mejor ejemplo pudo tener Francisco Liriano que seguir los pasos de alguien que a base de esfuerzo se ganó ser el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1997, 12 veces ganador del Guante de Oro y 13 veces seleccionado al Juego de Estrellas.

"Griffey Jr. era uno de mis favoritos, él jugaba la misma posición que yo jugaba en mis inicios (jardinero derecho) y creo que ha sido uno de los mejores bateadores que ha existido en el beisbol y me encantaba cómo jugaba", dijo Liriano a ESPNDeportes.com

Es este tipo de metas, así de definidas son las que hacen que la determinación rinda frutos. Desde San Cristóbal en República Dominicana hasta los intensos inviernos de Pittsburgh, Liriano nunca ha perdido de vista su objetivo, de consolidarse como un gran pelotero en las grandes ligas pero sin olvidar sus inicios, "para llegar a algo hay que sacrificarse y dándole muchas gracias a Dios por la oportunidad de estar aquí"

Para alguien que recién se acerca a conocerlo, podría parecer alguien tímido y quizá así se describe así mismo, callado y un poco hasta reservado. No se sentirá tan cómodo frente a la cámara, pero él no nació para eso, él dice mucho más cada vez que sube a la lomita.

Entre el bullicio del dugout previo al estiramiento y práctica de bateo, algunos compañeros merodeando su entrevista. Sus respuestas son francas y sencillas, tal como es su personalidad. Cuando no está concentrado con el béisbol gusta de distraerse jugando al dominó, es su único hobby pero no necesita más. A diferencia de otros lanzadores, Liriano no es ni supersticioso y dice no tener una rutina fija antes de saltar al campo de juego, sólo necesita estar bien descansado para dar lo mejor de si.

Con el reciente logro de la República Dominicana al ganar el Clásico Mundial de Beisbol, quisimos saber su opinión de dónde se dirige la pelota dominicana y nos comenta: "Cada año han visto menos peloteros en grandes ligas por la situación de la edad y los jugadores que cuentan mentiras, pero pienso que el Señor ha bendecido la isla, nos da mucho peloteros ya que la isla es tan chiquita, siempre hay que darle gracias a Dios que los pocos que estamos aquí seamos buen ejemplo para los que vienen subiendo".

Además de Griffey Jr., hubo alguien quien de "tú a tú" le ayudó en su crecimiento en las Grandes Ligas. Constantemente era comparado su estilo con el del lanzador venezolano Johan Santana de quien dice: "siempre me enseñó mucho, me dijo que no escuchara mucho lo que dijeran fanáticos, los periodistas, que me enfocara en aprender, que uno nunca termina de aprender. Fue un poco de presión (la comparación), que me enfocara en aprender, no importara como uno se sienta hay que salir y dar siempre el 100%".

No solo es pelotero de tiempo completo, pero es papá de un pequeñín de 5 años que ya sigue los pasos de su padre. Al preguntarle si le gustaría que escogiera una carrera como la suya, en el béisbol profesional, con una sonrisa en la cara el lanzador respondió: "Sí, me encantaría, siempre y cuando eso sea lo que ellos quieran hacer, a lo que veo, le encanta siempre quiere un bate y una pelota. Ya fue su primer práctica y le fue muy bien espero en Dios que sí le guste cuando esté grande, pero lo apoyaría en lo que él quiera hacer".

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Dice el refrán que 'cuando las cosas no salen bien, lo intentas de nuevo, otra vez y una vez más hasta que logres tu objetivo'. Algo similar a esto pasa por la mente de quiénes la determinación es una de sus principales cualidades, como lo es el caso del pelotero cubano Kendrys Morales.

El toletero de los Marineros de Seattle supo desde pequeño que su vida estaba en el terreno de juego y pronto fue llevado por el camino preciso.

"Mi papá me venía entrenando, él se dio cuenta de que yo podía avanzar en la pelota y me obligaba prácticamente a practicar mejor", dijo Morales a ESPNDeportes.com.

Lo que aprendió Morales de su padre y su gran inspiración fue primordial desde sus inicios en el deporte hasta el día de hoy. "Me ayudó demasiado, él fue el primero que se dio cuenta de que yo podía ser pelotero y después de cierto tiempo no me pudo ver porque falleció cuando yo tenía 8 años, pero lo hice (seguir entrenando arduamente) para no defraudarlo a él, prepararme mejor", dijo el caribeño.

La disciplina y la práctica llevaron a Morales a desarrollar sus habilidades al máximo en los diferentes niveles en los que ha competido. En la Serie Nacional en Cuba impuso 7 récords para novatos, incluyendo jonrones y carreras impulsadas. El legendario equipo capitalino de Industriales fue uno de los primeros equipos en poner un ojo en esta promesa del juego de pelota, y que fue subiendo de nivel tan rápidamente que a los 17 años ya era el cuarto bate.

Su estadía con el equipo de la Habana fue relativamente corta, ya que fue acusado de haber hecho contacto con personas para ayudarle a salir del país. Él lo negó. Los problemas no cesaron, fue acusado de desertor de la nación y lo separaron del equipo. Kendrys lo que quería era jugar y si no era en Industriales, sería en otro lugar, pero él iba a jugar pelota.

Se dio cuenta de que ahí no estaría la oportunidad para la que él tanto se había preparado toda su vida y así honrar la memoria de su padre. Salir de Cuba no era una opción sino una obligación. No hubo más remedio que tomar una balsa e intentar salir de la isla. En el primer intento fracasó, luego intentó e intentó e intentó de nuevo.

Como tantos que salen en busca de una mejor vida, Kendrys lo siguió intentando. En total fueron 12 las veces que hizo a la mar. El camino no fue fácil, incluso fue a dar a la cárcel en un par de ocasiones. Pero su esfuerzo le rindió frutos. La vida y la corriente marina lo llevaron a República Dominicana en junio del 2004 donde a través de un escucha le llego la oportunidad esperada, un contrato de 6 años con los Angelinos de Los Angeles.

Con los Angelinos debutó en el 2006, con actuaciones destacadas en el 2009 y 2010, pero un nuevo obstáculo se interpuso en su camino. Una lesión en el pie izquierdo, sufrida en medio de la celebración de su primer cuadrangular con las bases llenas, que también sirvió para acabar un partido, causó que se perdiera el resto de esa temporada, así como la siguiente. Fueron casi dos años fuera del béisbol, pero Morales no se rindió.

Logró volver a juego en el 2012, pero para ese entonces los Angelinos tenían otros planes para él, enviándolo a los Marineros en cambio, lo que causó un nuevo disturbio en su vida. Pero Morales no se amilanó, y ya es uno de los querendones de la fanaticada del equipo del noroeste norteamericano.

En su reciente visita de vuelta al estadio de los Angelinos, Morales afirmó que ha podido adaptarse bien a su nuevo entorno.

"Desde mi llegada, me han hecho sentir como en casa. Aunque la comunidad latina allá es menor en tamaño, me han acogido bien, incluso desde los entrenamientos primaverales. Hemos jugado mucho fuera de casa, por lo que no he tenido la oportunidad de compartir tanto como quisiera, pero ya soy parte de la familia", afirmó Morales.

Definitivamente que cuando las metas están bien trazadas, no hay obstáculo que se imponga. Kendrys Morales es un gran ejemplo de que la perseverancia y el factor psicológico son fundamentales no sólo en el campo, sino en el ese gran juego que jugamos todos, a ese que le llamamos vida.

El lanzador cubano Aroldis Chapman se convirtió en una verdadera sensación la campaña pasada con apenas 24 años de edad y 38 salvamentos en su primera temporada completa como cerrador.

Inicialmente el plan de los Rojos de Cincinnati era que el zurdo formase parte de su rotación de abridores, después de ofrecerle contrato de seis años y $30 millones a principios de 2010, pero se vieron obligados a la transición después de una lesión del taponero Ryan Madson.

Y con una explosiva recta que ha llegado a alcanzar las 105 millas por hora, el lanzamiento más rápido jamás registrado en un partido de Grandes Ligas, es muy difícil pensar que el zurdo podría dedicarse a otra cosa que no fuese el béisbol profesional.

"Está difícil, pero si no fuera pelotero quizás [sería] cantante, pienso que de reggaetón porque la salsa y yo no combatimos mucho, ¡tengo dos pies izquierdos!", dijo el siempre sonreído cubano a ESPNDeportes.com.

El lanzador, al igual que muchos jóvenes de su edad, es amante del género musical, en especial de los cantantes puertorriqueños Don Omar, Daddy Yankee y Wisin y Yandel. Pero aseguró que en el camerino trata de variar las canciones para complacer a todos los gustos.

"En el clubhouse pongo música latina y americana también, para que no se moleste la gente, escucho todo tipo de música, pero en el estadio cuando salgo a pichar tengo una canción de Celia Cruz", acotó con su característica sonrisa.

Chapman, cuyo apellido proviene de sus abuelos jamaiquinos, es pieza importante de la nueva camada de cubanos en Grandes Ligas que ha intentado adaptarse a la cultura estadounidense y al mismo tiempo mantener sus raíces latinas, algo que dijo se le ha hecho muy difícil con los Rojos en Cincinnati.

"Desde el tiempo que estoy en Cincinnati no he visto nada cubano, ni latino, ahora gracias a Dios tengo a mis padres aquí, y puedo comer mi comida favorita... congrí con ropa vieja y tostones", agregó.

La deserción de Chapman, al igual que la de muchos peloteros nativos de la isla caribeña, estuvo repleta de contratiempos, siendo incluso atrapado en su primer en un intento de salida ilegal, cuando perdió su puesto en el equipo nacional. Chapman se reintegró a la escuadra nacional para luego desertar en 2009, durante un viaje a un torneo internacional en Holanda.

El año pasado, Chapman fue acusado de haberse aliado con el gobierno para lograr salir de Cuba a cambio de testificar en casos de posibles deserciones, acusaciones que siempre ha negado, aunque admitió que no ha sufrido al nivel que muchos de los desertores de la isla caribeña.

"Fui a jugar un torneo en Holanda [donde deserté], y luego me fui a España alrededor de nueve meses. Pasé menos trabajo que muchos de los cubanos que han venido aquí, que han tenido que venir en barco [y atravesar] el mar, y hay que tener bastante valor para hacer eso. Casi todos [los cubanos] que hemos llegado aquí hemos tenido que pasar por eso, dejar a nuestra familia atrás, pero con el tiempo, si Dios quiere, uno podrá reunirse con ellos".

El juvenil taponero creció sintiendo gran admiración por el estelar lanzador nativo de Pinar del Río Jose Contreras, quien a sus 41 años permanece activo con los Piratas de Pittsburgh Pirates tras 10 campañas en Grandes Ligas, a quien espera poder emular para seguir poniendo en alto el béisbol cubano.

"Siempre admiré a [José] Contreras desde Cuba y después cuando vino para acá, y siempre lo he admirado como lanzador, es muy buen atleta y muy trabajador. Es a lo que vinimos aquí, a demostrar que podemos jugar en este béisbol. Nuestro béisbol en Cuba es amateur y mucha gente piensa que no podemos jugar en este nivel, y siempre pensé jugar aquí en este béisbol que pensamos es el mejor que hay en el mundo y llegar a ser uno de los mejores peloteros del béisbol profesional".

Chapman, quien fue abridor la mayoría de su juvenil carrera, se está disfrutando a plenitud su rol como taponero y espera seguir contribuyendo para llevar a los Rojos de Cincinnati a ganar su primera Serie Mundial desde 1990, pero dejó muy claro que está muy lejos de ser considerado el próximo Mariano Rivera.

"Está difícil eso. Mariano tiene una carrera perfecta y de muchos años y es muy difícil lograr de ser como él o parecido a él. No sólo yo, pero la mayoría de los cerradores intentamos hacer algo para acercarnos& pero la verdad es que va estar muy difícil", dijo el cubano.

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