La oficina del comisionado de Grandes Ligas acaba de anunciar un castigo de un día para Torey Lovullo, manager de los Diamondbacks de Arizona, y para Yadier Molina, receptor de los Cardenales de San Luis, por el altercado que protagonizaron ambos el pasado domingo.

De nada le valió a Lovullo pedir perdón y mostrar arrepentimiento por las fuertes palabras que usó al reclamarle un conteo de strikes al umpire principal Tim Timmons, las cuales desataron la ira de Molina.

El cátcher boricua intentó agredir al dirigente de Arizona y si no lo hizo fue por la rápida intervención de su manager Mike Matheny, quien lo aguantó a tiempo.

"Si alguien te mienta la madre, tiene que estar listo para pelear", dijo Yadi al explicar su reacción, que hizo que se vaciaran las bancas de los Diamondbacks y los Cardenales, aunque la sangre no llegó al río.

Lovullo aceptó el castigo y lo cumplirá de inmediato, mientras que el boricua anunció que apelará la sanción, por lo que permanecía en la alineación el martes.

Las sanciones son justas para ambos, independientemente de quién haya sido el detonante de la trifulca.

Lovullo, en primer lugar, no debió protestar conteos de bolas y strikes y mucho menos usar lenguaje ofensivo contra el jugador, como mismo la reacción del enmascarado, que a los ojos de los fanáticos presentes en el estadio, pudo parecer exagerada.

Pero más allá de cuán justos o no puedan ser estos castigos, este caso saca a cuestionamiento el sistema de sanciones de Grandes Ligas, que podría lucir incongruente, si se compara con la suspensión de cinco juegos que recibió el primera base cubano de los Astros de Houston, Yuli Gurriel, por el incidente con el japonés Yu Darvish en la pasada Serie Mundial.

El gesto del "chinito" que hizo Gurriel tras conectarle un cuadrangular a Darvish ocurrió en el dugout, como parte de un comentario que el cubano le hacía a algún compañero de su propio equipo y no se dirigió directamente al japonés, con fines de ofenderlo por su origen étnico.

No hay correspondencia entre la acción de Gurriel y su castigo, con el espectáculo que montaron Lovullo y Molina y sus respectivas sanciones.

Joe Torre, al frente del departamento de disciplina de las Grandes Ligas, está actuando de manera arbitraria, sin mucha lógica y a su libre antojo.

Al menos, eso se desprende de la manera en que administra la justicia, para nada ciega y con varas diferentes según el caso.

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SAN LUIS - Cada vez que Salvador Pérez se para en el plato cuando Yadier Molina está detrás de él, ellos tienen la misma conversación.

"Yo siempre le digo que él es como mi superhéroe", dijo Pérez.

Mientras Pérez sigue creciendo en camino a convertirse en uno de los mejores jugadores en el deporte, el hombre que sostuvo la distinción de ser el mejor receptor defensivo de su generación se pregunta cada día más si el aprendiz podría estar cerca de superar al maestro. De todos los receptores jóvenes que son candidatos a heredar las credenciales doradas de Molina con el guante, parece que Pérez es quién se encuentra en el tope de la lista.

"Yo no creo que él vaya a ser el siguiente. Yo pienso que él ya llegó", dijo Molina.

Ambos receptores están nuevamente en camino a ser Todos Estrellas. Con los Reales de Kansas City de Pérez a mitad de camino de una serie de vuelta y vuelta contra los Cardenales de San Luis de Molina, los fanáticos observadores en el béisbol tienen la oportunidad de ver como los mejores receptores en el béisbol pueden controlar la habilidad de un equipo de limitar las carreras del contrario.

Pérez, de 26 años, y quién ha logrado tres Guantes de Oro consecutivos en la Liga Americana, dijo que algunas de sus acciones en los inicios de su carrera fueron modeladas luego de observar videos de Molina, quien tiene 33 años. Él puede recitar de memoria las credenciales de Molina.

"Ocho Guantes de Oro, tres Guantes de Platino", dijo. "Él no debería decir que yo soy tan bueno como él. Nosotros queremos ser como él".

Molina y Pérez han sido buenos amigos desde la temporada de novato de Pérez en 2011, que precisamente fue la última temporada en la que los Cardenales ganaron la Serie Mundial. Molina dijo que observar a Pérez ganar la Serie Mundial - y lograr el premio de JMV de la serie - en el otoño pasado fue algo particularmente gratificante porque él sabía lo que Pérez tuvo que pasar para llegar ahí, con 16 juegos en postemporada encima de los que tuvo que jugar en el maratón que es la temporada regular.

"La gente no entiende lo duro que es ser un receptor, el ponerse el equipo luego de correr las bases, entonces que te golpeen la cara con la pelota, para entonces quitarte el equipo e ir a batear, hacer eso por 130 partidos al año", dijo Molina. "Quiero decir, es bien duro. Por lo que respeto a cada receptor en la liga, a cada receptor en las menores, a cada receptor en las Pequeñas Ligas, porque no es un trabajo fácil.

"Uno se cansa, y verlo actuar de esa forma en la Serie Mundial fue algo divertido de ver".

Al llegar al partido del martes en la noche, Molina lideraba a todos los receptores en Grandes Ligas en entradas trabajadas con 580, y Pérez lideraba a los receptores de la Liga Americana con 527. Su habilidad para llevar cargas de trabajo tan pesadas son testimonio de su durabilidad y la importancia que sus managers colocan sobre ellos al tenerlos en el terreno para manejar sus cuerpos de lanzadores en los partidos.

El sustituto de Molina en esta temporada, Brayan Peña, fue el sustituto de Pérez en sus primeras dos temporadas en Kansas City, cuando Pérez tenía 21 y 22 años. Peña escuchó por primera vez sobre Pérez cuando él estuvo en las ligas menores del entonces coach de la banca de los Reales Chino Cadahia, quien había dirigido a Iván Rodríguez en liga menor y fue quien le puso el apodo de "Pudge."

"Él me dijo que él sería uno de los mejores receptores que jamás haya visto", dijo Peña. "Este es un tipo que trabajó con Iván Rodríguez por tantos años, y que tiene ojos de halcón. Entonces, cuando yo vi a Pérez subiendo a nivel de Grandes Ligas y lo ví sacando corredores desde sus rodillas y bateando con mucho poder y recibiendo, yo me quedé como que, 'Wow, este tipo es bueno de verdad'".

Ha habido muchos brillantes receptores defensivos que nunca batearon demasiado para recibir reconocimiento. Cuando Molina comenzó a batear para promedio en su tercera temporada completa, pronto comenzó a recibir consideración como posible JMV. Mucha gente comenzó a verlo como un futuro miembro del Salón de la Fama principalmente basados en su reputación de explotar las debilidades de los bateadores y controlar el juego de la carrera de sus rivales. Pero el impacto ofensivo de Pérez llegó mucho más rápido. Batea de por vida .281 y con promedio de 20 jonrones por temporada.

Pérez bateó .364 para ganar el trofeo de JMV de la pasada Serie Mundial. Molina bateó .333 con un par de dobles en la Serie Mundial 2011, cuando David Freese fue seleccionado como JMV.

Si las cosas siguen como hasta ahora, el receptor más dominante defensivamente hablando seguirá siendo del estadio de Misuri en el futuro cercano. Es solo cuestión de opinión si labora en el lado este o u oeste del estado.

"Hay pocos jugadores jóvenes en la liga por los que yo pagaría para verlos jugar, y Pérez es uno de ellos", dijo el manager de los Cardenales Mike Matheny. "Él ha hablado en el pasado sobre Yadi y el impacto que tuvo en su carrera, y ese es un buen ejemplo a seguir".

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Hoy voy a llevar a mi esposa Michelle y a nuestras hijas a un partido de béisbol. Es algo que hacen los estadounidenses a menudo, pero este partido es algo extraordinario.

Es el primer partido de exhibición entre un equipo de las Grandes Ligas, los Rays de Tampa Bay, y el equipo nacional de Cuba en 17 años. Es solo la segunda vez que un equipo de MLB visita Cuba desde 1959. Y lo más importante, es un símbolo de los lazos entre estadounidenses y cubanos a pesar de décadas de aislamiento; un paso pequeño que demuestra que nuestras naciones pueden empezar a superar las divisiones del pasado y contemplar un futuro de conexiones más fuertes y cooperación entre nuestros países.

Una de las cosas que tenemos en común es nuestro pasatiempo nacional: la Pelota. Como dice la cita de la película "Field of Dreams" (Campo de Sueños), "Hay una sola cosa que ha sido constante a través de los años, el béisbol". Eso es tan cierto en Estados Unidos como en Cuba. Ya sea que nos encontremos en medio de un maizal en Iowa o en los vecindarios de La Habana, nuestros horizontes están dibujados con diamantes de béisbol. Nuestros hijos se crían aprendiendo a correr entre bases y a contar bolas y strikes. Y muchas de nuestras grandes figuras del deporte han acabado juntos en el campo de juego.

Desde 1959, más de 100 jugadores cubanos de béisbol han jugado para clubes de Grandes Ligas. Cuatro jugadores nacidos en Cuba se han consagrado en Cooperstown, incluyendo al gran Tany Perez de los Rojos de Cincinnati. Y observando solo a un equipo, por ejemplo a mis Medias Blancas de Chicago, se puede distinguir la huella de Cuba durante muchas generaciones.

Uno de los grandes de todos los tiempos de los Medias Blancas, el difunto Minnie Miñoso, nació cerca de La Habana. José Contreras y Orlando "El Duque" Hernández y ese lanzamiento con la pierna alzada ayudó a traer de vuelta al Lado Sur de la ciudad el trofeo de la Serie Mundial en 2005. Y uno de nuestros mejores jugadores en la actualidad, además de ser uno de los mejores toleteros en el deporte, también es de Cuba, José Abreu, en la primera base.

El béisbol en Cuba también ha desempeñado un papel en la historia más amplia de Estados Unidos. En 1947, los Brooklyn Dodgers y su equipo de liga menor, que incluía a Jackie Robinson, pasaron los entrenamientos primaverales en La Habana. Eso significa que antes de romper las barreras raciales del Béisbol de las Grandes Ligas (la MLB), Jackie jugó en el famoso Estadio Latinoamericano para hacer exhibiciones tanto contra equipos estadounidenses como cubanos. Es el mismo estadio donde veremos el partido de hoy. Y será un honor poder verlo con la esposa de Jackie, Rachel, y su hija Sharon, que están aquí como parte de nuestra delegación.

De eso es de lo que se trata esta visita: de recordar lo que tenemos en común, de reflexionar sobre las barreras que hemos roto -- como personas y como naciones -- y de imaginarnos un futuro mejor. Porque aunque no voy a pasar por alto las diferencias importantes entre nuestros gobiernos, he venido a Cuba para extender una mano amistosa al pueblo cubano.

Ellos son la razón por la que estoy abandonando las políticas fallidas de la era de la Guerra Fría, que dejó a tantos cubanos inmersos en conflicto, exilio y pobreza, para abrir paso a un nuevo rumbo. Ellos son el motivo por el que nuestros gobiernos están cooperando ahora en iniciativas de salud y educación. Ellos son el motivo por el que estamos ayudando a las familias a establecer contacto al restablecer vuelos comerciales directos y servicios de correo. Y ellos son el motivo por el que estamos expandiendo los lazos comerciales y aumentando las opciones de los estadounidenses para viajar a hacer negocios en Cuba.

Estas medidas, y mi visita aquí esta semana son solo pequeños pasos en el largo camino que hemos emprendido. Pero creo que el pueblo estadounidense y el pueblo cubano pueden hacer este viaje como amigos, como familia y sí, como fans del béisbol.

¡Playball!

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JUPITER, Fla. - Cuando se le quitó el yeso a Yadier Molina de su pulgar izquierdo, el que ha sido operado en par de ocasiones, generó titulares a nivel nacional. Cuando se puso los aperos de receptor un día de la semana pasada, todo el mundo en el camerino lo notó.

Cuando se agachó detrás del plato y comenzó a atrapar los pitcheos de Adam Wainwright el lunes en la mañana, cada reportero en el campo de entrenamiento se puso a tomar fotos y videos con sus teléfonos.

El campamento primaveral de los Cardenales de San Luis se ha convertido en una sala de espera, con todos los presentes esperando ansiosamente alguna comunicación del equipo médico del equipo sobre el progreso de Molina. Cuando y, más importante aún, cómo se recuperará de esta lesión podría ser el punto de apoyo sobre el que se sostienen las esperanzas del equipo en esta temporada.

Así de vital es Molina para el modo en que opera este equipo.

"Cuando se habla de los otros receptores que tenemos en los entrenamientos, todos son receptores de calidad. Pero en este caso estamos hablando de posiblemente el mejor receptor defensivo de nuestra generación, por lo menos, y alguien que tiene que estar entre los mencionados para ser el mejor receptor defensivo de la historia. Tiene que ser mencionado", dijo Wainwright. "Así que, cuando te das cuenta de eso, no se trata de que no podamos vivir y hacer lo que tenemos que hacer sin Yadier. Es que lo podríamos hacer mucho mejor con él".

Molina podría ser el jugador defensivo de mayor impacto en el béisbol, pero da la casualidad que juega en una posición que afecta los partidos en formas que siguen siendo difíciles de cuantificar. No es que los números no nos den una imagen favorecedora. Durante las pasadas cinco temporadas, los Cardenales han logrado porcentaje de victorias de .593 con Molina en la receptoría, y de .503 cuando no está detrás del plato. La efectividad colectiva es de 3.35 con él al mando y de 3.94 con él en la banca. Desde su primera temporada completa, ningún equipo ha permitido menos bases robadas, menos intentos de robos o ha permitido un porcentaje de robos menor que los Cardenales.

El único receptor en el béisbol que ha generado una mayor cantidad de Victorias Sobre Reemplazo (WAR, por sus siglas en inglés) que Molina en las pasadas cinco temporadas es Buster Posey, quien participa en cerca de 40 juegos al año en la primera base.

Pero Molina, de 33 años, es probablemente más importante que lo que indica sus números. Su impacto en el cuerpo de lanzadores del equipo, el mejor en las mayores el año pasado, es directo, pero también es difícil de cuantificar. Parte de la evidencia es anecdótica o intangible. Está la forma en que el entonces manager de los Dodgers de Los Angeles Don Mattingly juró que Molina se metió en la mente de Yasiel Puig hace dos postemporadas por los pitcheos que pidió. Está la confianza que Molina infunde en los lanzadores de los Cardenales por la habilidad que tiene de controlar el juego de la velocidad del equipo contrario, el conocimiento de los swings de los rivales y su habilidad de bloquear pelotas en el suelo.

Para Wainwright, la influencia emocional de Molina fue más notable en el Clásico Mundial de Béisbol del 2013, cuando Puerto Rico llegó a la final con un cuerpo de lanzadores de 20 y 21 años, algunos de los cuales ni siquiera han llegado a Grandes Ligas.

"Ellos eran unos bebés", dijo Wainwright. "Lo que todos ellos dijeron fue que, cuando él estaba de nuevo allí, les dio un nivel de confianza que les permitió llegar al siguiente nivel y eso es exactamente lo que él hace para nosotros. Yo llevo haciendo haciendo esto hace tiempo, pero yo aceptó toda la ayuda que pueda obtener".

Molina hace muchos de sus ejercicios de fortalecimiento temprano en la mañana, y entonces merodea en los campos de entrenamiento primaveral de los Cardenales en la mayoría de las tardes, pasando de ejercicio en ejercicio y pasando tanto tiempo como pueda con los nuevos lanzadores. Se ha impuesto una meta especial de conocer bien al relevista Seung Hwan Oh, en ocasiones reuniéndose con el lanzador coreano y su intérprete en la tarde.

"Tengo mucho tiempo para hablar con ellos. Solo intento mantenerme en contacto con ellos y saber lo que están trabajando", dijo Molina. "Uno tiene que comunicarse".

Su trabajo real vendrá cuando la temporada se ponga en marcha, cuando él esté estudiando los swings de los contrarios en el cuarto de video y en las reuniones vespertinas con el abridor de ese día. Una vez comience el juego, él ajusta el plan de juego por instinto y observación.

"Mi primera vez, él habló conmigo y me dijo, 'Lo que tú quieras lanzar, no tengas miedo en decírmelo. Yo quiero hablar contigo, OK. Si no te sientes cómodo lanzando algo, no quiero que lo hagas'", recordó el relevista Carlos Martínez.

"Él suele poner más preparación y trabajo en cada juego que cualquier otro jugador que yo haya visto", dijo Michael Wacha.

Jaime García dijo que ha tenido juegos en los que sus lanzamientos simplemente no han resultado y Molina le ha ayudado a mantenerse enfocado en la tarea pendiente: vencer al otro equipo.

"Muchas veces como lanzador, uno se siente como que, 'No tengo nada en la bola hoy'. Entonces él habla contigo y te ayuda a sobrellevar eso y no permite que te rindas", dijo García. "'Él trabaja con lo que tengas".

Por supuesto, Molina prácticamente nació para ser receptor. Sus hermanos mayores, Bengie y José, tuvieron carreras productivas como ligamayoristas y receptores defensivos. Lo que puso a Yadier en un nivel aparte en el 2012 y 2013 y lo colocó en la mezcla como candidato al JMV fue su impacto como bateador en el medio de la alineación. La pasada temporada, su OPS de .660 fue el menor desde su segunda temporada completa.

Por eso es que el siguiente paso, el agarrar un bate, será el obstáculo crucial y final antes de que los Cardenales puedan saber si su jugador más importante va a estar listo para el Día Inaugural. Tengan por seguro que cuando eso ocurra, será bien analizado.

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Definidos los diez boletos para los playoffs, algunas interrogantes saltan a la luz, para preocupación de los seguidores de los diferentes equipos clasificados. En la Liga Nacional ya no hay nada que buscar, con los Mets de Nueva York, los Cardenales de San Luis y Dodgers de Los Ángeles como campeones divisionales y los Piratas de Pittsburgh y Cachorros de Chicago como comodines.

En la Americana, Azulejos de Toronto y Reales de Kansas City ya están absolutamente dentro como monarcas del Este y la división central, respectivamente, con los Yankees de Nueva York con el primer wildcard en el bolsillo.

La última división en definirse fue la del Oeste, que encabezan los Vigilantes de Texas, mientras que los Astros de Houston se quedaron con el segundo comodín y los Angelinos de Los Ángeles dijeron adiós a la fiesta de octubre.

Molina
Molina
1.- ¿Podrán los Cardenales sin Yadier Molina?

A lo largo de toda la campaña, los Cardenales han tenido la capacidad única de reinventarse, a pesar de las constantes lesiones sufridas por varias de sus principales figuras.

Pero la pérdida del boricua Yadier Molina podría ser más devastadora que todas las demás juntas, pues estamos hablando del mejor cátcher de todo el béisbol, cuyo peso es fundamental en el desempeño del cuerpo de serpentineros.

No es lo mismo Yadier que Tony Cruz, por mucho que el nativo de West Palm Beach, en el sur de la Florida, se haya superado y aprendido a la sombra del estelar boricua.

Kershaw
Kershaw
2.- ¿Volverán los fantasmas de octubre a rondar a Kershaw?

El zurdo Clayton Kershaw ha sido el major pitcher de los últimos cinco años en temporadas regulares.

Desde el 2011, el serpentinero de los Dodgers acumula balance de 88-33, con una efectividad de 2.12 en 1,124.1 episodios y tres premios Cy Young en ese lapso.

Pero en postemporadas tiene récord de 1-5 y efectividad de 5.12, que lo convierte en un Don Newcombe moderno, aquella estrella que tuvieron los Dodgers en los años 50, que se desinflaba en octubre y en cinco aperturas Series Mundiales tuvo balance de 0-4 y promedio de carreras limpias de 8.59.

Rodriguez
Rodríguez
3.- ¿Cuál Alex Rodríguez veremos en el 2015?

Alex Rodríguez regresa a la postemporada después de una campaña de lujo, que ni el más optimista de sus fanáticos imaginó.

La pregunta ahora es si el A-Rod que veremos en los playoffs es el que en el 2009 fue pieza clave en la conquista de la corona número 27 de los Yankees.

O si será el bateador con un hueco en el pecho, al que siempre le han temblado las piernas más que terremoto chileno en sus otras apariciones otoñales.

Cueto
Cueto
4.- ¿Recuperará Johnny Cueto su forma dominante?

Cuando los Reales adquirieron en julio a Johnny Cueto, esperaban que el dominicano fuera el astro de su rotación en la recta final de la contienda, camino a los playoffs.

Pero el paso de Cueto a la Liga Americana ha sido un rotundo fracaso, lejos del pitcher dominante que fue en su carrera por el viejo circuito.

La historia tampoco ayuda mucho al quisqueyano, quien tuvo anteriormente tres apariciones en postemporada con los Cininnati Reds, con récord de 0-2 y efectividad de 5.19.

Para empeorar las cosas, los Reales perdieron a su cerrador Greg Holland, quien junto al dominicano Kelvin Herrera y Wade Davis, formó un trío de temibles apagafuegos, responsable en gran medida de los éxitos del equipo en las dos últimas campañas.

Price
Price
5.- ¿Es Price la versión de Kershaw en la Liga Americana?

Al igual que Kershaw, David Price es uno de los mejores pitchers de todas las Grandes Ligas de abril a septiembre.

Las cosas se le complican cuando tiene que lanzar en octubre, donde exhibe un récord parecido al del zurdo de los Dodgers: una victoria y cinco derrotas, con efectividad de 4.50.

Su único triunfo fue como relevista, en su año de novato (2008), pero desde que se estableció como un abridor estelar, en cuatro salidas en playoffs tiene cuatro fracasos y elevado promedio de carreras limpias de 5.01, tanto con los Rays de Tampa Bay, como con los Tigres de Detroit.

Hay que ver cómo le va con los Azulejos, quienes han cifrado muchas de sus esperanzas en él.

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Una gran cantidad de disculpas se envían a los receptores, y es fácil entender el por qué. Ya sea por los nudillos golpeados o los golpes recibidos en sus rodillas luego de pasar la mitad de su carrera agachados, los rigores físicos del trabajo inspiran simpatía automática. Encontrar jugadores que puedan aguantar eso y que contribuyan a la ofensiva no suena como un trabajo fácil, e históricamente así ha sido. Ya sea que quieran hablar de jugadores poco ofensivos como Bill Bergen en la era de la bola muerta (OPS+ de por vida de 21) o héroes más recientes como José Molina (64) y Jeff Mathis (52), nosotros aceptamos que estos son jugadores cuyas carreras dependen de sus habilidades con el guante y un poco más. Y ahora, gracias a las estadísticas de enmarcado de pitcheos de los receptores, estamos mejor preparados que nunca antes para darle valor a esas contribuciones de forma justa.

Así que, si les digo que estamos viendo más receptores que contribuyen a la ofensiva en años recientes que los que hemos visto en las pasadas dos décadas, es posible que estén algo sorprendidos. Pero si le echamos una mirada al rendimiento del receptor en el plato en comparación al resto del béisbol, ahí es donde nos encontramos hoy en día. Tomado del portal Baseball-Reference.com, la estadística llamada tOPS+ es solo una comparación de cómo alguien o un grupo de algunos lucen en comparación con el promedio de la liga, donde el 100 es el promedio. Así que mirando su actuación colectiva temporada por temporada, en años recientes los receptores han estado cerca del promedio de Grandes Ligas como bateadores que en cualquier otro momento en las pasadas dos décadas:

Entramos a los nombres, y podemos entender por qué tenemos un trio de receptores bateadores hoy en día. La Liga Nacional tiene un trio incomparable compuesto por Buster Posey, Yadier Molina y Jonathan Lucroy, los tres mejores receptores en el deporte hoy en día, y los tres son jugadores sobresalientes a la ofensiva con OPS por encima de .800 en los pasados cuatro años, y todos ellos se encuentran en los primeros lugares en nuestros rankings de posición en BBTN 100. Molina ha sido el mascara regular de los Cardenales por una década, y lo seguirá siendo por lo menos por los siguientes cuatro años que le quedan en su contrato; no voy a tener problemas catalogándolo como un futuro miembro del Salón de la Fama cuando llegue el día en que se revise su carrera... y él no es Posey. Cuatro años como regular, y el receptor de los Gigantes tiene un trofeo de Novato del Año, un JMV, y tres anillos de campeón. ¿De quién hablamos, Johnny Bench? ¿Bill Dickey? De cualquier modo, ese tipo quiere tener de vuelta su prestigio como receptor con calibre de campeón. Así que, se pueden imaginar que Lucroy se siente como una tercera pata en este concurso, un jugador dominante, y candidato a JMV por derecho propio.

Si no fuera por estos tres chicos en la delantera, la lista de los receptores tipo B en la Liga Nacional está repleta de tipos con muchas ganas de jugar. Devin Mesoraco con los Rojos dio un paso adelante por derecho propio el año pasado, con un OPS de .893 y 25 jonrones, y se encamina a su temporada de 27 años. Wilson Ramos es una selección interesante en el puesto No. 10, un chico que ha perdido gran parte de los pasados tres años por lesiones, pero con un OPS de por vida de .749, se encamina a una gran temporada si se mantiene saludable a sus 27 años. Y eso es sin nombrar a Derek Norris con los Padres (apenas 26 años, OPS de por vida de .727), Yasmani Grandal con los Dodgers (con proyecciones de OPS de .760 vía ZiPS), y Travis d'Arnaud de los Mets, de quien se espera que luzca en grande en el 2015 luego de terminar la segunda mitad del 2014 con OPS de .787.

Es posible que la Liga Americana no tenga nada para compararse con el gran trío de la LN, pero sigue teniendo un buen grupo de receptores. Russell Martin se une a los Azulejos como otro de los pocos treintones en la lista de BBTN Top 10, con seguridad de aportar OBP al igual que defensa, y los 87 jonrones conectados por su colega Brian McCann en los pasados cuatro años lo tienen como líder entre todos los receptores. Pero jugadores como Matt Wieters, Yan Gomes, Salvador Pérez y Jason Castro de los Astros están todos en la mejor parte de sus carreras, produciendo tanto en el plato como detrás de él.

Es cierto que la manera menos feliz de pensar en el gráfico anterior es pensar en los receptores como un todo, un grupo que ya está poblado por especialistas, tal vez no tenían la calidad suficiente para estar en el primer lugar. Con la caída general de la ofensiva en MLB, desde el máximo de OPS de .782 en 2000, el más alto de los pasados 20 años al OPS de .700 que fue el promedio de la liga el año pasado, el piso de las actuaciones está más cerca ahora para todo el mundo. Ya que la receptoría es una posición que siempre ha estado entre las peores en bateo, esto podría como que todo el mundo está en camino hacia el sótano ofensivo en el que los receptores siempre han estado. Si ustedes opinan de esa manera, entonces creo que son de los que siempre ven el vaso medio lleno.

En el lado de los vasos medio llenos de la vida, yo diría que debemos mantener en mente las actuaciones en relación a las del resto de la liga mientras reconocemos la actual buena cepa de buenos receptores bateadores que se encuentran en su pico o entrando al mismo. El ejercicio que hice de verificar nombres me dio un total de 14 jugadores que ustedes - o su equipo - estarían bien complacidos de tener a su alrededor, y eso es sin entrar en el trío de receptores de calidad de los Cachorros, o los de los Piratas, o el posible comité de los Atléticos, o el poder de Mike Zunino, y mucho más. Así que, incluso en las Grandes Ligas agrandadas de hoy en día con 30 equipos, obviamente alguien está haciendo algo bien en la parte de desarrollo de jugadores si tenemos tanto talento detrás del plato.

Y con todo ese talento en la receptoría, vale la pena notar la otra cosa que no se ve mucho en estos días: El tipo que está fungiendo de receptor regular es porque puede recibir, más allá del punto en donde se encuentre su bate. Tomen como ejemplo un extraordinario receptor del pasado como Tony Peña: Un gran regular con los Piratas de 1982-86, la velocidad de su bate comenzó a descender rápidamente en sus años 30. Para el momento en que cumplió sus cuatro años como receptor regular de los Medias Rojas (sus temporadas de 33 a 36 años), bateó de forma combinada .234/.290/.313 con un OPS+ de 64. Su bate ya había fallecido de causas naturales, pero como podía recibir, la carrera de Peña duró cuatro años más allá de eso como reservista. En contraste, a pesar de que los Rays amaban y valoraban a José Molina como receptor, no lo intentaron usar como jugador de todos los días. En estos días el único receptor regular "viejo" es Carlos Ruiz de 36 años, y de los Filis, pero él sigue siendo un buen activo detrás del plato -- y todavía puede batear.

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SAN FRANCISCO -- Andrew Friedman se convertirá en el presidente de operaciones de béisbol para una franquicia como los Dodgers de Los Angeles que tiene una nómina tres veces más grande que aquellas con las que ha trabajado en el pasado, con un pitcher extraordinario como Clayton Kershaw y demasiado talento, tanto en las Mayores como en las Menores.

Aquí está la lista de pendientes que tiene Friedman:

1. Negociar un acuerdo con su ex equipo, los Tampa Bay Rays, para contratar al mánager Joe Maddon

Los oficiales de los Dodgers dejaron en claro el martes que Don Mattingly es su mánager, con dos años más en su contrato, y Maddon, a quien le resta un año en su contrato, está diciendo todas las cosas apropiadas acerca de no querer irse de Tampa Bay. Pero lo que debe pasar a continuación es que Stuart Sternberg, dueño de los Rays, se siente con Maddon -pero ya, quizá hoy-y le pregunte: ¿Te comprometerías con los Rays con una extensión de contrato a largo plazo? Si la respuesta es sí, entonces Maddon puede ver hacia el futuro como mánager de Tampa Bay.

Pero si Maddon duda, dice que no está seguro e indica que quiere ver qué pasa el año siguiente, entonces Sternberg debe aprender una lección de cómo Friedman ha operado a los Rays y sacar ventaja del valor de Maddon en este momento. En un año, Maddon será agente libre, y Tampa Bay no obtendría nada a cambio de él. Maddon podría ser un activo que sea canjeado por talento, y si él no se quedará con los Rays a largo plazo, entonces bien podrían darle vuelta a la página y comenzar a negociar con Friedman. Maddon tiene un gran historial con Friedman, su personalidad sería perfecta para Los Ángeles, y él tiene una casa en el Sur de California.

Sí, Mattingly es muy apreciado por los dueños de los Dodgers. Pero si dejan ir a Mattingly ahora, con un paracaídas de oro, y negocian por Maddon, Friendman conseguiría al mánager que presuntamente prefiere. Friedman le ahorraría a Mattingly el problema de todo un año de especulaciones acerca de que si es un hombre de paja que está a punto de perder su empleo con Maddon a finales de 2015.

2. Contratar un gerente general

Como presidente de operaciones de béisbol de los Cachorros, Theo Epstein contrató a Jed Hoyer para que fuera su gerente general, y ahora Friedman puede contratar a otro de los mejores y más brillantes oficiales de otro equipo, como Mike Hazen, gerente general asistente de Boston, o Thad Levine de los Vigilantes, o Billy Eppler de los Yankees. Hazen y Eppler traerían cierta perspectiva no solamente de trabajar en un mercado grande, sino también de laborar con las complicaciones de una organización disfuncional.

3. Encontrar un campocorto

No será Hanley Ramirez, quien está a punto de convertirse en agente libre. Friedman ha sido un maestro para maximizar valor, y la mejor jugada de valor con Ramírez es darle una oferta calificada, asumiendo que él la rechazará y se irá al mercado libre.

4. Identificar algunos abridores potenciales

Los Dodgers tienen a Kershaw, Zack Greinke, Hyun-Jin Ryu y Dan Haren bajo contrato para 2015, pero recuerden, Greinke tiene una cláusula de recisión luego de la próxima temporada, en caso de que decida ejercerla. Como escribí el otro día, habrá muchas opciones disponibles en el mercado de pitchers durante los próximos 14 meses. Max Scherzer, Jon Lester y James Shields serán agentes libres este otoño, esperando grandes ofertas. Y el próximo otoño, Johnny Cueto, Jordan Zimmermann, Doug Fister y el viejo amigo de Friedman, David Price, serán agentes libres, entre muchos otros. Cole Hamels también podría ser adquirido en un canje. El pitcheo es abundante en estos días, y dependerá de Friedman el elegir uno o dos nombres correctos, y hacer los acuerdos adecuados. Y lo mejor para Friedman es que, con su nuevo puesto con los Dodgers, todas las opciones están sobre la mesa, luego de muchos años en Tampa Bay donde tenía que deshacerse de sus mejores jugadores.

5. Reconstruir el bullpen de los Dodgers

Esto es lo mejor que ha hecho Friedman durante su época con los Rays, encontrando relevistas con buenos brazos y, en muchos casos, aquellos con la habilidad de lanzar un buen cambio (Fernando Rodney, Joaquin Benoit, etc.) Friedman quizá necesite también deshacerse de Brian Wilson, quien tiene garantizados $9.5 millones con una opción de jugador para la próxima temporada.

6. Deshacerse de un jardinero veterano

La pesadumbre que existía en el vestuario de los Dodgers por la saturación de jardineros afectó a toda la atmósfera, y Friedman necesita encontrar un socio con quién cambiar contratos malos. Andre Ethier podría ser negociado, o incluso Matt Kemp, quien tuvo un año de resurgimiento. Kemp podría tener cierto valor de canje ahorita tras una segunda mitad fuerte, y si Friedman lo cambia, puede mover a Yasiel Puig a jardín derecho y abrirle un hueco para el jardinero central prospecto Joc Pederson.

Hay otra opción realmente interesante que tendría que ser analizada por los dueños de los Dodgers y el departamento de mercadeo: Considerar ofertas por el mega-talentoso Puig. Hay personas dentro de la organización de los Dodgers que creen que Puig nunca será confiable, que siempre será inconsistente, y que sus explosiones de producción siempre serán contrarrestadas por sus constantes errores en juego y su conducta.

El historial de Friedman sugiere que a él le importa más el talento y potencial que las extravagancias de personalidad -vean a Elijah Dukes -- pero él necesitará recolectar toda la información que esté a su disposición y al menos sopesar lo que se conseguiría en el mercado ofreciendo a Puig.

7. Amarrar a los mejores jugadores jóvenes de los Dodgers

Esto es por lo que Friedman encajaría perfectamente en Los Ángeles: le dará a los dueños una oportunidad para tener eficiencia máxima de su dinero mientras usan sus enormes recursos financieros. De acuerdo a todos, Corey Seager, un pelotero de las Menores que va en ascenso, es un jugador con el que puedes construir, en términos de talento, producción y personalidad. Él deberá llegar a Grandes Ligas en algún momento durante la próxima temporada, tras acumular 75 extra bases en 118 partidos esta temporada con Clase-A Alta y Doble-A, y sería bueno que los Dodgers discutieran con él acerca de un contrato como el de Evan Longoria. Y lo mismo podría hacerse con Pederson.

8. Forjar una relación con Kershaw

El zurdo no solamente es un pitcher exitoso, sino también es el rostro de la franquicia de los Dodgers, y un líder brillante en el vestidor cuya opinión será más valiosa conforme pase el tiempo. Creo que Friedman y Kershaw desarrollarán una alianza fuerte, como dos nativos de Texas que son confiados pero a la vez tienen sentido del humor, y pueden dejar sus respectivos egos a un lado.

El receptor A.J. Ellis es altamente apreciado por Kershaw, debido a su devoción por el staff de pitcheo, más allá de su amistad cercana, y hay una decisión inminente de qué hacer con Ellis en su último año de elegibilidad de arbitraje. Los Dodgers tienen la habilidad para ir con todo por su próximo receptor, buscando a Russell Martin este invierno, pero será importante que Friedman tenga charlas con Kershaw antes de tomar esa decisión.

Para los Dodgers, la contratación de Friedman señala un cambio cultural, escribe Bill Plaschke. La directiva de los Dodgers ya no será igual, explica Steve Dilbeck. Don Mattingly está en riesgo, afirma Vincent Bonsignore.

Con Friedman mudándose a los Dodgers, Matt Silverman lo reemplazará como la cabeza de operaciones de béisbol en Tampa Bay. Silverman cuenta con un espíritu innovador, escribe Roger Mooney.

Marc Topkin tiene una lista de aciertos y errores de Friedman. La pérdida de Friedman es dolorosa, pero no devastadora, explica Tom Jones. Los Rays seguirán adelante, escribe Martin Fennelly.

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Yadier Molina no ha descartado la posibilidad de jugar en el Juego 3 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, según escribe Derrick Goold, pero hay algo de misterio sobre el rol que Molina podría ejercer, según escribe Jayson Stark.

El manager de los Cardenales Mike Matheny no ha dicho exactamente como -- o cuando -- podría utilizar a Molina, pero sonaba más inclinado a considerar utilizarlo como reemplazo defensivo que como receptor titular. Molina no hizo swings con un bate el lunes para probar su lastimado oblícuo, pero Matheny dijo que eso no era prioridad.

Digamos que Molina no es colocado en la alineación regular este martes, y que su mayor contribución es el consejo que le pueda ofrecer al receptor que lo reemplace a él y a los lanzadores. ¿Cuál es el impacto práctico de su ausencia?

1. Se abren algunas posibilidades en el corrido de bases para San Francisco. Los Gigantes no corren mucho; durante la temporada regular, solo los Orioles de Baltimore se robaron menos bases que los Gigantes, y Ángel Pagán, quien no podrá jugar en la postemporada por un problema en su espalda, se robó casi una tercera parte del total de su equipo. Pero John Lackey estará abriendo el martes por los Cardenales, y en su carrera, ha sido una virtual luz verde para los corredores en los senderos por su forma lenta de lanzar hacia el plato. El año pasado, Lackey permitió 36 robos de base en 43 intentos con los Medias rojas, y en 15 de 16 intentos con Boston esta campaña antes de ser cambiado a San Luis.

Esa agresividad sin límites ante él se detuvo cuando llegó a los Cardenales, en parte porque Molina estuvo detrás del plato en casi la mitad de sus aperturas. El manager de los Gigantes Bruce Bochy no tiene mucha velocidad con la cual trabajar, pero considerando que tiene una ofensiva esporádica, estará buscando oportunidades para correr, y si Molina no inicia, él estará más inclinado a darle la luz verde al corredor, ya sea Gregor Blanco o cualquier otro que intente robarse una almohadilla. Probablemente no pensaría igual si fuese Molina el que estuviese detrás del plato.

2. Con Tony Cruz o A.J. Pierzynski, alguien va a ser sacrificado. Cruz es catalogado por los expertos como un buen receptor, pero no como alguien que traiga demasiado al plato; bateó .200 con un jonrón en 150 apariciones en el plato durante la temporada regular, y sus problemas ofensivos son probablemente lo que provocó que los Cardenales firmaran a Pierzynski en ese periodo que Molina estuvo inactivo por su lesión en el pulgar. Pierzynski, quien no ha iniciado un partido como receptor desde el 11 de septiembre, es más una amenaza ofensiva que Cruz -- y tiene experiencia (5 en 18) versus el abridor del martes, Tim Hudson -- pero es visto generalmente como uno de los peores receptores defensivos en todo el béisbol.

Si Cruz es quien inicia detrás del plato, es posible que Matheny tenga que reconfigurar su alineación, moviendo a Cruz hacia abajo, quizás al puesto No. 7 u 8 con Kolten Wong subiendo a batear detrás de Jhonny Peralta. Si Matheny deja a Cruz en el puesto de sexton bate, donde Molina ha estado bateando, los lanzadores de los Gigantes podrían verlo como una tabla de salvación a lo largo de la difícil alineación de San Luis.

Si Pierzynski abre como receptor con Lackey, algunos de los problemas que los escuchas vieron en su juego -- el enmarcado de pitcheos, bloquear pitcheos en el suelo, lanzar a las bases -- podrían convertirse en un asunto serio. Las primeras dos salidas de Lackey con los Cardenales fueron con Pierzynski detrás del plato, y en su segunda, fue vapuleado. Luego de eso, Cruz estuvo detrás del plato en sus siguientes tres aperturas. Si Pierzynski es quien inicia, Lackey va a tener que enfocarse más en tratar de detener a los corredores de San Francisco. No hay otra manera alrededor de eso.

Si Molina no puede abrir este martes, es posible que Matheny seleccione al receptor con el que Lackey se sienta más cómodo. De cualquier manera, los Cardenales van a sacrificar algo.

3. Los ajustes defensivos. Los Cardenales han sido uno de los mejores equipos defensivos en el béisbol este año debido a su posicionamiento, y los compañeros dicen que Molina tiene mucho que ver con mover los jugadores del cuadro y los jardineros, con un gesto o una mirada, porque él entiende cómo la selección de pitcheos influenciará hacia donde será bateada la pelota. Quizás Cruz y Pierzynski puedan ayudar con esto también, pero no al nivel de Molina. Otros jugadores de los Cardenales han dicho que Molina tiene un instinto nato para saber lo que va a pasar después.

4. El manejo de los lanzadores. El excoach de pitcheo de San Luis Dave Duncan dijo una vez que Molina tiene una gran imaginación en su trabajo, en la forma en que el receptor pide sus pitcheos, en la forma en que reconoce como calmar a un lanzador atribulado. Matheny se refirió a esa habilidad el lunes. "Parte de ser el tipo de catcher que es Yadi, algunos de los intangibles, son imposibles de medir en números", dijo Matheny. "El liderato que trae, los instintos que tiene, la manera en que se comunica. Un lanzador en particular que todos hemos visto, Carlos Martínez, cuando comienza a salirse de sus casillas, Yadi lo logra reenfocar.

"Esto es algo que nuestros otros receptores pueden aprender. Pero uno tiene a un receptor ganador de varios Guantes de Oro allá afuera, y no se trata solo de recibir y bloquear pelotas, y sacar a los corredores. Es sobre cómo ser el líder de un grupo, y eso no es algo que uno necesariamente puede duplicar".

Matheny indicó que él tomaría cualquier colaboración que Molina pueda darle el martes, ya sea como porrista en la banca, o como reemplazo defensive. Quizás si los Cardenales se van al frente y Martínez es llamado a lanzar, este sería un buen momento para que Molina entre como reemplazo defensivo.

5. El "peso muerto" en el roster. Molina tuvo tanta molestia luego de lastimarse inicialmente (en su primera aparición en el plato en el Juego 2) que tocó por su cuenta en su siguiente aparición. Si Molina no puede hacer swing el martes, eso significa que Matheny efectivamente tendrá su banca reducida, un hombre menos. Pero si los Cardenales quisieran esperar a que Molina pueda volver a juego en algún punto de las siguientes dos semanas, ya sea al final de esta serie o en la Serie Mundial, si San Luis pasa de ronda, entonces Matheny no tiene alternativas. Si los Cardenales sacan a Molina del roster ahora, no podrían utilizarlo en la Serie Mundial. "Estas ramificaciones son obvias, y esa es una regla dura", dijo Matheny. "Si tenemos la suficiente suerte como para pasar de ronda, entonces no lo tendríamos [en la Serie Mundial]. Así que definitivamente es algo que hay que considerar. Ahora mismo estamos viendo lo que puede traer a la mesa, y él podría traernos la habilidad de meternos en un juego y ayudarnos defensivamente, y ojalá pueda mejorar al punto de que lo podamos utilizar ofensivamente también".

Por años, los Cardenales han abrazado la profundidad de las contribuciones de Molina, lo mucho que les ha ayudado en tantas maneras diferentes. Por todas las habilidades tangibles e intangibles que él tiene, terminó cuarto en la votación del JMV en el 2012, y tercero en el 2013.

Ahora él tendrá que jugar lastimado y se verá grandemente afectado, y su rol se verá disminuido dramáticamente o sacado por completo del panorama. De cualquier forma, no hay forma de darle vuelta a la realidad de que la lesión podría disminuir las posibilidades de los Cardenales de organizer un desfile de campeones al final de octubre.

Los Cardenales no deberían apostar con Molina según escribe Bernie Miklasz. La lesión de Molina trae algunos malos recuerdos de Rick Hummel.

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Ya es hora que alguien en el béisbol no sea tan serio. Así que, gracias departamento de mercadeo de los Cerveceros de Milwaukee, por este maravilloso video que tiene algo de diversión con las votaciones para el Juego de Estrellas mientras se burlan de esos ridículos anuncios políticos.

En el anuncio, una voz de mujer dice, "Yadier Molina es un gran receptor, pero ¿sabían que juega para los Cardenales de San Luis? ¿Quieren otro jugador de los Cardenales comenzando en el Juego de Estrellas? ¿No hay una mejor manera?" Vemos una foto de Molina con un sonido de fondo de un bebé llorando. Mientras vemos videos de jugadas de Jonathan Lucroy, la voz dice "Vota por el cambio". Al final, escuchamos al propio Lucroy decir, "Yo soy Jonathan Lucroy, y apruebo este mensaje".

Hay un anuncio similar para Carlos Gómez, pero todo el mundo habla del anuncio de Lucroy. ¿Por qué? Porque el manager de los Cardenales Mike Matheny aparentemente encontró el anuncio un poco ofensivo.

Él le dijo a MLB.com:

"Pienso que uno tiene que verlo en la naturaleza de para lo que fue creado, y fue creado para que llegara a su base de fanáticos. Es increíble que lo hayan dirigido directamente hacia nuestra organización. Pienso que esa fue la parte que más me tomó fuera de base.

"No estoy diciendo que sea sorpresivo. Hemos pasado por esto en los últimos años, especialmente el año pasado cuando las cosas a la Manera de los Cardenales se salieron de proporción. Pienso que eso dejo un mal sabor de boca en muchos".

Por favor, Mike. Quiero decir, yo sé que tú aprendiste del Maestro de la Seriedad, Tony La Russa, pero un poco de diversión no está mal. Ya tenemos suficiente consternación sobre los lances de los bates de los jugadores y que admiren los cuadrangulares que conectan, así que no necesitamos otro "problema" que haga que el béisbol se convierta en una liga poco divertida. Y realmente, el anuncio, como hay que admitir, no está criticando a Molina o la organización. Si algo, debe ser visto como un elogio a todas las grandes cosas que los Cardenales han logrado en años recientes.

Como le dijo el creador del anuncio, Brad Weimer, al diario Milwaukee Journal-Sentinel, "De lo único que acusamos a Yadier Molina en todo el anuncio es de ser un Cardenal de San Luis. Eso es todo. Nada serio. Solo nos divertimos un poco., Pero puedo entender si algunos fanáticos apasionados se molestan un poco".

De hecho, las redes sociales se encendieron con comentarios anti Cardenales. Los que no son fanáticos de los Cardenales ciertamente están cansados de los comentarios de los fanáticos de los Pájaros Rojos que se la pasan diciendo que son los "mejores fanáticos en el béisbol". (Hay una cuenta en Twitter que repite las cosas malas que escriben los fanáticos de los Cardenales, para probar que los fanáticos de los Cardenales pueden ser tan feos y desagradables como otros fanáticos.) El asunto de hacer las cosas a la Manera de los Cardenales se salió de proporción el año pasado cuando los Cardenales establecieron un record en MLB en promedio de bateo con corredores en posición de anotar, y se reportó hasta el cansancio que los bateadores de los Cardenales habían encontrado una forma algo mágica de batear. (En esta temporada están en el puesto 20 en esa misma estadística con .245.)

En cuanto al asunto en cuestión, Molina tiene una ventaja considerable sobre Buster Posey de los Gigantes de San Francisco en la votación mientras que Lucroy anda tercero, pero esto es lo que hace divertidos los debates sobre el Juego de Estrellas: ¿Cuánto peso le debemos dar a los números actuales y cuánto debemos considerar el pasado?

Si solo nos enfocamos en el 2014, la elección es bastante clara:

Lucroy: .340/.403/.537, 8 HR, 37 RBI, 34 R, 3.9 bWAR/3.4 fWAR
Molina: .284/.332/.407, 6 HR, 26 RBI, 23 R, 1.0 bWAR/1.6 fWAR
Posey: .276/.335/.421, 9 HR, 35 RBI, 28 R, 1.4 bWAR/1.3 fWAR
Evan Gattis: .294/.346/.588, 16 HR, 38 RBI, 26 R, 1.8 bWAR, 2.4 fWAR

Puse a Gattis, ya que su reciente explosión de poder ha hecho que aumenten sus números.

Los totales de WAR (utilizando ambos sabores, el bWAR de Baseball-Reference y el fWAR de FanGraphs) incluyen la habilidad de tirar de un receptor -- una estadística en la que obviamente Molina sobresale -- pero no la habilidad de un receptor de enmarcar los pitcheos. Molina también sobresale aquí, pero también lo hace Lucroy. De acuerdo con StatCorner.com, Lucroy ha salvado más carreras con el enmarcado de pitcheo que cualquier otro receptor. Esto no es casualidad considerando que Lucroy también llegó en el No. 1 la temporada pasada y quinto en el 2012 (cuando se perdió tiempo de juego por lesiones). Molina ahora mismo está por debajo del promedio esta temporada, así que no estoy seguro de lo que pasa aquí. Posey se ha ubicado alto en las pasadas tres temporadas. Gattis no tiene buena reputación, pero se ubica por encima del promedio este año.

De todas formas, el punto es que mientras Molina es uno de los mejores de todos los tiempos a la defensiva, Lucroy y Posey también tienen cosas positivas a la defensiva. Pero Lucroy y Gattis están teniendo las mejores temporadas ofensivamente hablando, y Lucroy vence fácilmente a los otros tres en WAR.

¿Debería ser el 2014 el único factor? Los defensores de ese argumento dicen que es el Juego de Estrellas del 2014, no el Juego de Estrellas de por vida. El argumento en contra de ello es que no debemos considerar tres meses como la mejor evaluación de la habilidad de un jugador y por ende se deben considerar las actuaciones anteriores. Un tercer argumento es que este el Juego de ESTRELLAS y Molina y Posey son estrellas. En 2014, esto especialmente aplica a Derek Jeter, quien ya no es uno de los mejores jugadores en el deporte pero ciertamente es un jugador que muchos fanáticos quieren ver en el Juego de Estrellas.

Es importante recordar que Lucroy ha sido un buen jugador, no solo un jugador que ha tenido tres meses calientes -- 3.6 de fWAR en 2013 y 3.6 en 2012, cuando jugó en apenas 96 partidos -- pero Molina ha tenido 5.6 y 6.1 en ese mismo periodo, mientras que Posey ha tenido números de 4.7 y 7.6.

Eso hace que se pueda alegar por los tres jugadores. Quisiera considerarlo en proporción 50/50 -- mitad esta temporada y la otra mitad el pasado del jugador. Pero Lucroy está tan al frente de los otros ahora mismo que voy a poner mi voto por el cambio.

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Ya sea en el día de su homenaje de despedida en las Mayores, en una ceremonia de exaltación en Cooperstown o en algún documental que se produzca dentro de 50 años, no faltará la imagen del Carlos Beltrán atrapando un elevado en el jardín derecho y lanzando un cohete preciso a las manos de Yadier Molina para salvar la victoria en el primer juego de la serie de campeonato de la Liga Nacional de 2013.

Es curioso. Una sola jugada puede ser la marca de fábrica de la grandeza de dos jugadores. La elegante recepción y el sólido bloqueo de Molina a Mark Ellis con el hombro izquierdo también estará en su ceremonia de despedida, en su viaje a Cooperstown y será pieza obligatoria en el recuento de sus grandes momentos.

En el caso de Beltrán, que haya decidido más tarde el partido con un sencillo al jardín derecho en la decimotercera entrada solo le añade más argumentos a los escritores que ven al jardinero puertorriqueño como un potencial miembro del Salón de la Fama.

En el de Molina, ya debe ser oficial: el también boricua tiene que -es decir, se elimina puede o pudiera- ser nombrado en la misma oración con Johnny Bench e Iván Rodríguez cuando se discute quién es el mejor receptor de la historia. Si quieren consenso en este debate, solo pregúntenle a los lanzadores de los Cardenales y a los corredores más rápidos de la Liga Nacional.

Miré la jugada una y otra vez, cerca de 30 veces... esa madrugada. Ellis disparó un triple y San Luis embasó intencionalmente a Hanley Ramírez. Michael Young, quien entró en sustitución de Adrián González en la octava entrada, bateó un bombo entre el derecho y el central. John Jay podía llegarle, pero tal parece que el jardinero central la cedió no por deferencia, sino tal vez convencido de que la experiencia, la sangre fría y el brazo de Beltrán eran mejores en ese momento. Buena decisión. El tiro fue en un ángulo perfecto y con la fuerza necesaria para llegar a tiempo. El rebote en la grama llevó la bola justo en donde Molina tenía la mascota a décimas de segundos del embiste de Ellis.

Molina celebró sentado en el suelo; Beltrán trotó hacia el dugout con la seriedad del que le quedan cosas pendientes por hacer. Como por ejemplo, conectar un hit de oro.

Molina jugaba partido en el que demostraba porqué es el líder del equipo, y manejaba el pitcheo de los Cardenales como si fuera un ingeniero de la NASA a cargo del aterrizaje del transbordador. Pero desde su colocación para esperar el disparo de Beltrán hacia la izquierda del plato (sabiendo que tenía tiempo para esperarlo) hasta la posición en que se protegió para evitar una lesión en el choque con Ellis fueron una clase magistral para receptores.

Esto es mucho más que una simple jugada que salvó la victoria en un primer partido de una serie de campeonato. Fue una brillante conexión entre un gran jugador, con méritos para el Salón de la fama al líder del equipo más exitoso en las Mayores en los últimos diez años. Un momento para recordar entre dos extraordinarios peloteros capaces de convertir con su sola presencia a un modesto equipo de Puerto Rico en finalista del Clásico Mundial en marzo y a los Cardenales en aspirantes a la Serie Mundial en octubre.

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