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Veinte años después de la rivalidad entre Morales y Barrera

Hoy pueden estrecharse la mano e incluso salir a cenar, pero hace 20 años, eso era imposible. Hace dos décadas nació la que es considerada por muchos como la rivalidad más grande entre dos boxeadores mexicanos y la protagonizaron dos hombres legendarios, Érik Morales y Marco Antonio Barrera.

Barrera piensa que el primer pique sucedió durante una sesión de boxeo en el gimnasio Pancho Rosales en la capital mexicana. Morales cree que fue cuando una fuerte barrida hacia su persona en un juego de futbol por parte de Marco, en el Centro Ceremonial Otomí, prendió la mecha.

No se ponen de acuerdo; lo cierto es que el 19 de febrero del año 2000 en el Mandalay Bay, cuando protagonizaron el primero de sus tres encontronazos en el ring, cayó la gota que derramó el vaso, gracias a una decisión que para muchos fue polémica y dio pie a un sentimiento de animadversión nunca antes visto.

"Ya había algo, desde una vez que entrenamos en el gimnasio Pancho Rosales, cuando estábamos boxeando", recordó Barrera en una visita al Centro Ceremonial Otomí donde se vio las caras con Morales en 2016. En cambio, Érik dijo "yo diría que fue aquí (CC Otomí) donde se acentuó la rivalidad, jugábamos un partido de futbol, hubo una entrada fuerte, tuvimos unos altercados y eso detonó para que entráramos en un calor más sabroso".

Aquella sesión de sparring y la 'cascarita' en el Otomí fueron la semilla en 1999, un año antes de su enfrentamiento, pero hasta entonces la realidad es que no había una enemistad tan grande como la que llegaron a sentir. Todo cambió, asegura el entonces copromotor de Marco, Ricardo Maldonado, gracias a la polémica decisión en Las Vegas.

"Todo surge porque la decisión (la victoria de Morales) no fue tan popular, mucha gente protestó y ahí se prendió todo. Sucedieron muchas cosas, Érik de Tijuana, Marco de la capital, uno del Consejo Mundial de Boxeo, otro de la Organización Mundial de Boxeo, luego los equipos se sumaron a la rivalidad, yo creo que en la historia del boxeo mexicano nunca ha habido ni habrá algo igual", explicó Maldonado.

"Llegó un punto en que no necesitabas ponerle los guantes y ni siquiera pagarles, si estaban en la misma habitación se querían caer a golpes", añadió Maldonado, entonces socio de la compañía del Forum, que representaba a Marco. "Mucha gente no sabe que para la segunda pelea (2002), Marco tuvo que cancelar por una lesión en una costilla, y Érik pensaba pagar con la misma moneda, cancelar un mes antes, pero al final terminó peleando y resultó que Marco llegó sobreentrenado y Érik se dio cuenta (la segunda la ganó Barrera también de manera polémica)", confesó.

Pese a la rivalidad, los hoy 'amigos' creen que eso terminó ayudándoles en sus proyecciones y también ayudó tanto al boxeo mexicano como a las categorías más pequeñas en el mundo. "Fue algo que fue para bien de nuestras carreras, al final del día, fue lo mejor que nos pudo haber pasado, abrir la puerta para el boxeo mexicano en Estados Unidos porque después de (Julio César) Chávez estaba cerrada", apuntó Morales. "Los pesos chicos regularmente no habían sido la gran motivación para Estados Unidos; sin embargo, llegamos y abrimos la puerta y la gente de las televisoras entendió que en México había mucho talento, mucho más que un solo peleador", finiquitó.

Hoy Morales y Barrera no sólo comparten un lugar en el Salón de la Fama del Boxeo Internacional, también han viajado juntos y hasta se han sentado en la misma mesa a degustar los alimentos con sus familias, pero esa rivalidad nunca va a acabar, porque Morales siempre 'pica' a Barrera diciendo que él le dio un paseo, y Barrera le replica que ojalá algún día acepte que fue mejor que él en esa trilogía que ganó dos veces el premio a la mejor pelea del año.