Luego del Día Internacional de la Mujer, nada mejor que recordar un hecho que conmovió al mundo. Es considerado uno de los mayores ejemplos de perseverancia, triunfo y espíritu olímpico.
El hecho fue el protagonizado por la suiza Gabriela Andersen-Schiess, durante de los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984. En esa ocasión, por primera vez en la historia, el maratón femenino era parte de la cita olímpica. Aquella memorable competencia, disputada el 5 de agosto de 1984, fue ganada por la estadounidense Joan Benoit. Pero Gabrielle, nacida en Zürich un 20 de marzo de 1945, también sería una de las grandes protagonistas.
Gabrielle se encontraba completamente deshidratada y desorientada, debido a su esfuerzo en aquel caluroso día (las temperaturas superaron los 30 grados). Sumado a esto, un fuerte calambre en la pierna izquierda le impidió desarrollarse con normalidad. Gabrielle se tambaleó a tan solo 400 metros de la línea de llegada. Para recorrer ese pequeño pero interminable tramo sobre la pista de tartán, necesitó cerca de diez minutos. Al lograrlo, cayó inconsciente en los brazos de los médicos que estaban en la meta.
Después de la carrera, Gabrielle contó a los periodistas que quería terminar la carrera, ya que podría ser su única oportunidad olímpica debido a sus treinta y nueve años de edad. “Si hubiese sido otra maratón, probablemente habría parado“, declaró tiempo después. “Sabía que si paraba o me sentaba, sería el fin”, aseguró. La suiza llegó en el puesto 37 entre 44 corredoras, con una marca oficial de 2h 48m 42s. Por su muestra de convicción y perseverancia fue inclusive más aplaudida que la medallista de oro Joan Benoit.
Actualmente Gabrielle tiene 71 años, y sigue practicando deportes a modo recreativo. En sus vitrinas conserva los trofeos de primeros puestos en los 42k de California 1983 (con una marca de 2:33:25) y de Minneapolis (2:36:22) durante la misma temporada. También fue poseedora de los récords nacionales suizos en los 10.000 metros y maratón.