Un tema controversial entre los corredores, que cobra más vigencia cada año en épocas de bajas temperaturas, es el de entrenar o no cuando se está resfriado o con gripe. Y en este sentido hay que aclarar que todo dependerá de tu condición física, edad, sexo, estilo de vida y entrenamiento.
Es por eso que si bien el ejercicio físico mejora el nivel de tus defensas, hay que escuchar al cuerpo en cada caso en particular, porque es él el que te dirá como te encuentras. Por ejemplo, cuando padeces un resfriado leve, sin fiebre, se puede entrenar haciendo algún trabajo suave, sea trotando o en bicicleta.
En estos casos es muy común que los síntomas mejores debido a que se activan las vías respiratorias a la vez que el cuerpo levanta su temperatura. Todo esto hará que nos veamos más animados, y con buenas sensaciones.
En cambio, cuando hay gripe o un resfriado fuerte que está acompañado de cuadros febriles y dolores corporales, necesitarás un descanso completo. En estos casos no es momento de exigirse más, deberás cuidarte y volver a entrenar recién cuando te sientas recuperado.
Por último, ten en cuenta que a los entrenamientos muy exigentes en invierno muchas veces devienen resfríos o infecciones en las vías respiratorias como faringitis, laringitis o anginas al día siguiente. Esto ocurre porque el esfuerzo intenso abre una ventana a la infección durante dos o tres horas después de realizarlo, por lo que es muy importante que apenas termines tu sesión o carrera te abrigues y cambies tu ropa húmeda por una seca. Recién luego de esto, dedícale tiempo a tus estiramientos y nutrición.
¿Entrenas cuando te sientes mal?