Marcos Milinkovic, la cara del Mundial

Marcos Milinkovic, el indomable, el carismático capitán de la selección argentina, tuvo algunos desplantes y su carácter fuerte le ha provocado algunos entredichos, pero con todo no hubo dudas hubo que elegirlo como la imagen del Mundial que acogerá su país

CARISMA Y TALENTO
Marcos Milinkovic, capitán de la selección argentina, fue elegido como la cara del Mundial 2002
(Fotobaires.com)
BUENOS AIRES -- Marcos Milinkovic, el indomable, el carismático capitán de la selección argentina, uno de los jugadores que más quebraderos de cabeza han dado al presidente de la federación argentina de voleibol, Mario Goijman, ha sido, pese a todo, elegido como la imagen del Mundial que acogerá su país.

La mediocridad y Marcos Milinkovic son totalmente incompatibles porque en el impredecible carácter de este jugador, reconocido como uno de los mejores del mundo, se entremezclan las grandes gestas con instantes de rebeldía.

Pese a sus desaires, desafíos y bruscos cambios de humor y rendimiento, Milinkovic es el jugador desequilibrante. "Es imprescindible. La selección lo necesita", reconoce su seleccionador, Carlos Getzelevich.

Durante el anterior Mundial 98, que se disputó en Japón, Milinkovic discrepó abiertamente con Daniel Castellani, por entonces máximo responsable técnico del equipo albiceleste. Anunció que no regresaría a la selección. Unos meses más tarde, ambos se reconciliaron.

Episodios como ese han sido una constante en la carrera deportiva de uno de los mejores jugadores del mundo. Asume que en ocasiones le traicionan los nervios y que su impronta es temida por sus entrenadores y compañeros.

"Para tenerlo enchufado, a veces lo hago enojar un poco", revela Javier Weber, su compañero en la selección y gran amigo, a lo que Milinkovic replica: "Si no hubiese sido por Javier, el camino se me habría hecho mucho más difícil. Es una persona que me da mucha tranquilidad".

Pero Marcos se transforma fuera de las canchas, cuando se convierte en un muchacho que llega a resaltar por su timidez y por situaciones en las que se siente acomplejado por su estatura (2,02).

"Mi apellido es de origen croata, quizás de esas raíces procedan los altibajos de mi carácter", señala el atacante más resolutivo de Argentina, que se esconde tras una enorme colección de muñecos de peluche y el "heavy metal" de grupos como ACDC o Aerosmith, aunque con el paso de los años también sus predilecciones musicales se han ido suavizando.

Empezó a jugar al baloncesto en el Sportivo Ballester, pero después eligió el voley. Su padre se enfadó por esa elección y estuvo una semana sin hablarle. Pero Marcos no titubeó en su elección.

Sus grandes cualidades le han convertido en un jugador polifacético y le han permitido desempeñar labores como central u opuesto. En ambas, su rendimiento es muy alto.

Nacido en San Martin, el 22 de diciembre de 1971, Marcos Milinkovic confiesa que 2000 ha sido su mejor año. "Pero, de mi carrera deportiva, los mejores recuerdos son los partidos ante Brasil, en Atlanta 96 y Sydney 2000. Porque en ambas ocasiones le ganamos", admite.

El cuarto puesto en los últimos Juegos Olímpicos y las medallas de oro en los Panamericanos 95 y de bronce en las ediciones de 1991 y 1999, son hasta ahora sus más preciados trofeos.

Pero junto a ellos, Milinkovic ha recibido reconocimientos individuales de enorme prestigio: mejor rematador del Mundial 98, mejor en el saque en los Juegos de Atlanta 96 y máximo anotador en los Juegos de Sydney.

A partir del próximo 28, cuando el Luna Park acoja el partido inaugural, que enfrentará a anfitriones y australianos, Milinkovic sólo pide un deseo: el apoyo incondicional de sus aficionados.

"Con la selección representamos a todo un país. Entonces, es importante que este campeonato sea realmente muy emotivo para todo el público", reclamó.

- EFE

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