El guardameta, de 32 años y nueve veces internacional, compareció en rueda de prensa para anunciar que, esta misma tarde, viajaba a su tierra natal, Valencia, para empezar las sesiones de quimioterapia que deberá seguir.

A Molina, que comenzó su carrera en el Alzira para, posteriormente, ingresar en las categorías inferiores del Valencia, se le diagnóstico el tumor el pasado año, y esperó al término de la temporada para pasar por el quirófano, algo que mantuvo en la más estricta intimidad.

El pasado jueves, el cancerbero que llevó al Atlético a su "doblete" -Liga y Copa del Rey- en 1996, conoció que lo que en un principio era un tumor benigno, le iba a obligar a colgar las botas durante un tiempo, aunque ya ha dejado claro que "espera volver muy pronto".

En aquel Atlético destacaban varios fichajes, entre ellos el de Molina y el del búlgaro Lubo Penev, que se convirtió en el goleador del campeón de Liga después de haber superado una lesión idéntica a la que ahora afronta el guardameta blanquiazul.

Molina, un jugador siempre frío debajo de los palos, se reconoció "nervioso" y no quiso dar lugar a especulaciones con su lesión: "para que no haya malos entendidos, si no jugué en los últimos partidos ha sido por la lesión de rodilla y no por culpa del tumor".

Esta tarde, Molina acudirá a Valencia, donde tiene a su familia, para que los doctores del Instituto Oncológico Valenciano determinen y planifiquen el tratamiento que tiene que seguir. A recomendación de los doctores, deberá tratarse en un ambiente familiar y tranquilo.

Una persona siempre reservada con su intimidad, Molina, que había llevado en secreto su operación en junio del año pasado, recordó hoy a sus compañeros en el club coruñés, de los que dijo que "siempre" le apoyaron y que continúan ayudándole "en todo momento".

El presidente del club coruñés, Augusto César Lendoiro, que acompañó al portero en la rueda de prensa, recordó que Molina lleva tres años con el Deportivo. "Le quedan otros tres de contrato y además esperamos que puedan ampliar a otros mucho muy especial, no uno más, que tiene una personalidad que deja huella y por eso", subrayó, "tenemos que disfrutarlo de nuevo muy pronto de nuevos con nosotros", señaló Lendoiro, visiblemente emocionado.

Junto a ellos, en la sala de prensa del estadio de Riazor, se encontraba el doctor del Deportivo, César Cobián, que indicó que el mejor diagnóstico indica que el tratamiento más adecuado para este tumor es la quimioterapia, aunque recordó que puede producir algunos efectos secundarios.

En un comunicado, el Deportivo señaló que "hasta que no se conozcan los datos que permitan estimar la duración de la ausencia de Molina de la actividad deportiva, el club no tomará medida alguna".

El anuncio de la enfermedad de Molina causó una conmoción en el fútbol español. Su presidente durante cuatro temporadas, Jesús Gil, declaró que "es una muy mala noticia. Es un hombre que se viste por los pies. Un gran tipo, pero seguro de que saldrá adelante porque es un luchador".

Uno se sus compañeros en Coruña, el delantero Diego Tristán, mostró su "sorpresa" y añadió que tiene "una gran amistad con él" y los siente "muchísimo". "Mi apoyo y el de plantilla va a tenerlo aquí para lo que quiera. El fútbol queda al margen y lo importante ahora es que esté tranquilo con la familia", dijo el sevillano.

El meta del Deportivo, considerado uno de los mejores de la Liga española desde su salto del Albacete al Atlético de Madrid, pasó sus momentos más bajos en el club del Calderón cuando los rojiblancos bajaron a Segunda División en la temporada 1999/2000.

Ese verano, tras cuatro temporadas en el equipo de Jesús Gil, Molina fichó por el campeón de Liga, el Deportivo de La Coruña, donde ha obtenido una Copa del Rey, pero donde no ha podido retornar a la selección, su gran asignatura pendiente.

En el primer partido de la Eurocopa de Holanda y Bélgica, ante Noruega, Molina erró en una salida, lo que le dio el gol del triunfo a los nórdicos y le costó su puesto de titular en el campeonato.