Morelia en camino al descensoESPN DatosDespués de un gran inicio del Apertura 2015 con tres victorias consecutivas, Monarcas Morelia ocupa el último lugar de la tabla porcentual por primera vez en torneos cortos.

Darío Benedetto en racha goleadoraESPN DatosDarío Benedetto, delantero de América, tiene el mejor promedio de gol por partido en el Apertura 2015 (1.17), seguido por Emanuel Villa de Querétaro con 1.14.

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LOS ÁNGELES -- La champaña se calentó de abandono. La Minerva volvió a dormir sola y en penumbras. La afición de Chivas sigue en ayunas, sin sobresaltos, pero en ayunas. Las camisetas de Chivas Campeones encontraron en las cajas selladas su sepulcro. El desfile programado fue un cortejo fúnebre. El Líder de la Tabla General sucumbe ante el equipo despojo de la Tabla de Cocientes.

Puebla se engalana a tres semanas de posiblemente ser arrojado al precipicio del descenso. Del altar a su tumba. Del pedestal al patíbulo. Es Campeón de la Copa Mx. No le salva el pellejo, pero le permite un funeral con oropeles. Este martes brindó. En tres semanas, polvo del ascenso eres y en polvo del ascenso te convertirás.

Juegazo. 4-2. Con los ornatos y arabescos que enmarcan una Final: golazos, penales acertados y fallados, expulsado, apagón, y una Leyenda que se va al reposo indeseable del retiro, porque Cuauhtémoc Blanco perpetra un acto inusual e irracional en su vida: brinda y besa, pero esta vez a una copa vacía.

El marcador mismo es un homenaje numerológico de su jubilación: 4-2 a los 42 años de edad. Desde este martes por la noche, Cuauhtémoc es un fantasma chocarrero en las fantásticas narrativas del futbol mexicano. Él no será un ánima en pena. Los estadios serán ánimas de pena, porque él les volvió la espalda. La señora pelota, hoy viuda de Blanco, en el limbo del abandono, empezará a buscar un nuevo virtuoso que retoce con la magia arrabalera del hijo predilecto de Tepito.

¿El partido? Estrujante. Puebla tuvo un cómplice poderoso: Chepo de la Torre, que lanzó, respetuosamente, a sus legionarios de Copa, para que consumaran la conquista absoluta. Y esperaba que el rival hiciera lo mismo. Se equivocó. Y en una Final, el error es fracaso.

La Franja mandó a la élite de sus ya casi zombis de la Primera División. Y ellos encontraron en la reivindicación el escenario mágico de irse, tal vez, a la tumba del descenso, con el mejor de los epitafios posibles, como campeones de la Copa Mx. Al menos, la Copa, puede ser el perfecto recipiente para sus cenizas, cuando, tal vez, sean cremadas en tres semanas más.

Con su equipo copero, Chivas sufrió ante el equipo desesperado por una felicidad, por una alegría, por una hazaña, que tal vez, y sólo tal vez, les nutra, les aliente, les convenza de que la salvación está a una distancia insólita de nueve puntos.

Chivas nunca pudo detener al Chavo Alustiza, a pesar de que Tamay desperdiciaba, y de que Luis Gabriel Rey bien debiera retirarse, al menos para hacer algo útil: cargarle el equipaje del exilio al mismo Cuauhtémoc Blanco.

Chivas llegó a empatar. Con el 2-0 en contra Aldo de Nigris tuvo dos momentos de inspiración, de regresión, de lo que alguna vez fue. Pero el 2-2 terminó por ser la arenga final para que el Puebla encontrar la distancia infinita del 4-2.

Con el daño hecho, Cuauhtémoc entró a la cancha. A dar los últimos destellos de sus genialidades. Taconazos, balones profundos, amagues. Irse con una Copa y venciendo a Chivas, era el epílogo perfecto.

El mismo De Nigris tuvo la oportunidad de un 4-3. Habría sido el aquelarre. Si ya la noche se había cargado de sobresaltos, emociones y desmayos, al delantero de Chivas le entregaron la oportunidad histórica del paroxismo. Lo tira casi como los cánones: raso, fuerte y... colocado, pero al lado incorrecto del poste, el externo.

Y, lamentablemente, se siguen cumpliendo las maldiciones de la Copa MX. Recordemos que sus finalistas pagan un precio muy alto. Como si ese matrimonio fuera con el lado oscuro y perverso de la gloria. Revisemos los años de infortunio que anteriores finalistas han debido pagar, como el Atlante, el mismo Puebla en este momento, con el Morelia ya arrumbado en la zona de descenso el próximo torneo, y cómo Cruz Azul y Santos dan tumbos, y Tigres saca las garras, pero no garantiza nada.

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En el marco de una extraña final de Copa, entre un equipo resucitado como las Chivas y otro en urgencia y desesperación como el Puebla, hay otro motivo para apreciar la noche: los últimos instantes en la cancha de uno de los grandes futbolistas de todos los tiempos en México. Cuauhtémoc Blanco dice adiós y con él una gran cantidad de postales, de momentos y de situaciones que llenaron toda una época futbolística en México. Por lo que fue y hasta por lo pudo ser, se va un "grande" de las canchas en México.

LOS ANGELES, CA.- He pasado gran parte de mi carrera periodística respondiendo con una sonrisa - algo cínica, tengo que admitirlo, cada vez que un aficionado me recuerda aquel malogrado momento, en Veracruz, donde por primera y única ocasión en mi vida sufrí una agresión física por parte de un deportista profesional. Para mí, el tema quedó olvidado hace mucho tiempo y ello no es, de ninguna manera, la esencia de lo que pretende ser este comentario, pero me parece válido admitir y advertir que un punto de vista mío sobre su trayectoria podría verse afectada o contaminada.

La realidad es la realidad y nada la puede desvirtuar: uno de los más grandes futbolistas en la historia de México esta diciendo adiós. Este martes por la noche, en el marco de una final de Copa y en medio de una extraña situación, ajena los niveles que ha señalado su carrera, Cuauhtémoc Blanco se despedirá de los campos de futbol.

 Separar el drama y cierta amargura en un equipo y en un grupo de futbolistas que está luchando desesperadamente por la salvación y que no parece tener "cara" ni "modos" para disputar el muchas veces menospreciado torneo copero de la trayectoria de uno de los más grandes futbolistas de México parece una tarea complicada, pero debemos hacerlo, debemos lograrlo como un legado para la historia y las futuras generaciones del futbol mexicano.

Cuauhtémoc Blanco ha sido un jugador excepcional. Sus virtudes técnicas y su personalidad están por encima de cualquier duda. En sus días como americanista o vestido con la camiseta de la selección nacional, encontró siempre el modo de otorgarle una profundidad y una dimensión distinta a la cancha de futbol. A partir de ahí, se construyó lo que fue casi una leyenda. Un jugador que siempre, en los momentos donde más se le requería, lograba una cuota de efectividad. Su imagen como futbolista esta ligada a parajes y a escenas de gloria. De eso, no hay ni siquiera una pizca de duda.

Podríamos dedicar un par de párrafos-- quizá más que eso-- para destacar algunos otros hechos irrefutables y polémicos que acompañaron a su carrera en la cancha y fuera de ella, o quizá de lo que terminó desperdiciando, porque está claro que un futbolista con sus características, habilidades y hasta algún tipo de "magia", pudo haber obtenido una trascendencia que va más allá del nivel doméstico del futbol mexicano o pudo haber impulsado a la selección mexicana hacia otros niveles de desarrollo y de triunfo, pero no es el día ni el momento preciso para hacerlo.

La noche de Copa en un estadio que ni siquiera tiene la historia y el sabor futbolístico apropiado, con unas Chivas asombrosamente recuperadas y dispuestas a llevarse el trofeo a Guadalajara, con un Puebla, lamentablemente en estado de urgencia y desesperación, debe ser destinada, mayormente, para decirle adiós a uno de los grandes futbolistas de México.

Habrá un antes y un después de Cuauhtémoc Blanco, porque futbolistas como él no surgen todos los días, porque derrochó clase e inteligencia en el campo de juego, porque fue un "hijo consentido" de un equipo grande y pasional y porque supo poner por delante la personalidad en los momentos donde más se le necesitaba. Adiós, Cuauhtémoc, por lo que fuiste y pudiste ser, el futbol mexicano jamás te olvidará.

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- Perdí la cuenta. Tantos obituarios futbolísticos he escrito de Cuauhtémoc Blanco, que ya tengo recelo. Y va uno más. ¿El último?

'El Jorobado de Nuestra Señora de Tlatilco' se mete solito al sarcófago del retiro este martes. Y lo hace en una Final, la de la Copa Mx. Y con Chivas como consorte.

Es como si en el último de tus días, en lugar del cura y su rostro culposo, con incienso, cenizas y absolución en las manos al más allá, te ofrecen una Luna de Miel con Jennifer López como la musa de todos tus pecados. Así, hasta vale morir dos veces. Igual para 'El Temo': Final y Chivas. Que desatienda Dios al mundo, tome el silbato, y baje a imponer justicia en la cancha.

Lamentablemente, creo yo, 'El Profe' Cruz le robó la noche. Cuauhtémoc no debió jugar ante Atlas. Debió enviar al Cuauh a la hiperbárica y con cinturón de castidad. A los 42 años, el puede y el quiere, viven en vecindarios rivales. Aunque, cierto, hablamos del Juan Charrasqueado futbolero, protagonista de lo insospechado.

5 de diciembre de 1992. Ese día, 'El Zurdo' López lo puso en la cancha. Ya venía el paquete completo con esa pinta de muchas cosas, menos de futbolista. Despatarrado, con los pies marcando en el reloj el diez para las dos, con la incipiente joroba, y con ese rostro bravucón que necesita una coartada más que una credencial.

"No parecía futbolista, porque encima venía de Tepito, pero todos sabíamos que lo era", recordaba Panchito Hernández, el arquitecto de aquél América dominante.

Su huella es eterna. Y más longeva de lo esperado. "Con esas rodillas equinovaras, su carrera va a durar menos que la de otros futbolistas", explicaba su médico, consejero, amigo y admirador de cabecera, el doctor Alfonso Díaz. Y más aún -- o menos aún-- con el horario invertido de su vida: la noche le permitía calentar músculos para llegar directo a la cancha de entrenamiento. Las lunas y sus meretrices le daban la vida; el sol, le agudizaba la resaca.

De la tolerancia de Javier Aguirre, 'El Temo' dio respiración boca a boca a México en dos eliminatorias mundialistas, tras los suicidios colectivos de Enrique Meza y Sven-Goran Eriksson. "Con once cabrones como él, México sería campeón del mundo", dijo El 'Vasco'.

Y este tianguero, que vendía mercancía pirata en Tepito, según se lo confió a 'El Chelís' Sánchez Solá, llena de epopeyas la enciclopedia del futbol mexicano, más allá de su facha y fama de matacuaz, golpeando esposas, colegas, camarógrafos, reporteros, y usurpando alcobas ajenas, en una versión futbolera y real de un guión de Ismael Rodríguez y que hubieran interpretado, magníficamente -- es la duda --, Pedro Infante o Resortes.

Pero, en esa caligrafía de oro inmortal e inmoral, de 24 kilates, cabe su golazo al Real Madrid, arruinando la quiniela de sus compañeros en el Valladolid, quienes habían apostado contra sí mismos...

...Y cabe su balandronada hecha gol a Brasil en la Confederaciones de 1999. Y el gol contra Bélgica en 1998. La Cuautemiña haciendo bizcos a la zaga de Corea del Sur. Y su gallardía insolente y barriobajera encarando al Sao Caetano en Libertadores. Y su revuelo en la MLS, vendiendo más camisetas en un año que David Bekcham.

...Y la apuesta que nunca le pagó Jorge Vergara. Y sus faramallas odiosas y burlonas contra Ricardo LaVolpe y al Celaya, al festejar, como Cleopatra y como perro pulgosamente callejero y con incontinencia, sus anotaciones.

De su cuna se habla poco. Es su infancia, si la tuvo, un misterio cuchicheado como un secreto a voces.

Una madre en oficios de sacrificio; una abuela convertida en la Madre Teresa de Calcuta que todos tenemos en algún momento de la vida, y de su padre hay versiones de su estoicismo extremo, amamantando sus úlceras con alcohol vulgar en sórdidos congales, mientras él llenaba de verborrea confusa, labia engatusadora y despilfarros, a las vedetrices y conductoras de moda en México. La misma argolla de compromiso la ofreció a cinco ninfas distintas. El brillo de sus diamantes se opacó ya de pena, de rubor, porque han sido alcahuetes de un seductor que certifica aquello de que "gandalla mata carita".

Y este martes, Cuauhtémoc jubila su piel avejentada de futbolista, contra el despecho doliente de su propio corazón. La cremará públicamente cuando Puebla o Chivas levante la Copa MX. Sus piernas reclaman ya el asilo, una mecedora y un gato. Aunque su espíritu tiene más vida que el momificado Cid Campeador defendiendo Valencia después de muerto.

Y de la seriedad festiva del futbol salta a la farsa de la política. Promete ser el nuevo Chucho el Roto, el Robin Hood totonaca, El Zorro sin una capa que le cubra la joroba. Promete reivindicar al débil, al desamparado, al abandonado.

Queda claro que la universidad de la vida y hasta la nostalgia por el sufrimiento, le muestran qué debe hacer, aunque él no tenga maldita idea de cómo hacerlo. Debe pensar que así como se burló de los sudcoreanos en Francia 98, puede embaucar a lagartos de piel gruesa de cinismo y trampas, que habitan en las cloacas y sumideros de la política mexicana.

Equiparado con Zinedine Zidane por Manuel Lapuente, Cuauhtémoc se divorcia este martes de su única consorte genuina y legítima: la pelota, la damisela de 360 curvas. La única a la que no le entregó ese manoseado y ajado anillo nupcial que ofreció como ofrecía la pelota a los defensas, como amague, como engaño, a Galilea Montijo, Rossana Nájera, Sandra Montoya, Dorismar, Liliana Lago, y hasta a su propia esposa, de la que se separó de la manera más perversa e innoble, al golpearla porque se le ocurrió la insensata idea de reclamarle que profanara con una fulana, la cama donde dormía el hijo de ambos.

Y al irse, Cuauhtémoc Blanco protagoniza una confusión idiomática: su vida, fuera y dentro de la cancha, parece el relato de una fantasía. Las generaciones futuras pensarán que su vida y obra, hasta los 42 años, tiene más de mito que de leyenda.

Pero, al final, aclaro, no sé si este sea un nuevo obituario, sobre el mismo ocaso de su carrera futbolística, o sea, otra vez, fallidamente, el obituario para su resurrección...

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LOS ÁNGELES -- El problema es que la ancianidad deportiva de Cuauhtémoc Blanco está en sus piernas. La bendición de Cuauhtémoc Blanco es que su juventud, su adolescencia, permanece en sus genes. Y las extremidades son súbditos reticentes, a regañadientes, de sus sesos.

Y entonces, hay un divorcio fascinantemente torvo entre lo que su organismo le dicta y lo que su mente elige. Y entre lo que el sentido común le ordena, y lo que confabula la rebeldía que le acompaña desde sus escarceos americanistas, cuando masticaba papel periódico para que Leo Beenhakker no se diera cuenta que llegaba en esa transición penosa de vigilia entre la borrachera y la cruda, tambaleándose, a El Nido de Coapa.

Este martes, Cuauhtémoc Blanco desafió a la tan cacareadamente maravillosa armada colombiana que mandó El Turco Mohamed contra el Puebla. Y le pasó por encima.

Fue, de nuevo el show del 'Jorobado de Nuestra Señora de Tlaltilco', y la nostalgia es una maldita arpía que atiborra las memorias. Porque las piernas se sometieron, se rindieron, obedecieron ciegamente, y la fascinación se prolongó 90 minutos, porque ese tipo que en los anales de la lógica, vive la decrepitud futbolística, tiene más gasolina que los perfumados jovencitos de copete perfecto, que tanto critica El Tuca Ferretti.

Y tiró túneles. E hizo amagues lascivos, ante los cuales el rival no sabía si responderle, reírse o perseguir la pelota. Y se pitorreó de sus adversarios. Y metió pases de gol. Y cobró un penal con su sello.

Y si el código de barras existe para el estilo Panenka, debe registrarse otro para Cuauhtémoc Blanco. Porque, despatarrado, enfila de frente, con sus pies abiertos, contradiciendo la lógica motriz. Y ni él sabe con que pie le va a pegar, ni a dónde le va a pegar. Y si el asesino no sabe cómo ejecutará a la víctima, la víctima empieza a morir desde antes. Cuando llega a la pelota, el arquero es un conejo hipnotizado, idiotizado, por esa cadencia decadente de su carrera. La pelota termina en la red. El arquero no supo lo que pasó ni lo que ocurrió.

Y tiene su rutina. Porque el hijo predilecto de Tepito se tira clavados. Se desploma como si Camilo Zúñiga o Pepe le hubieran cercenado la médula espinal. E increpa al árbitro con el sello fruncido y apenas moviendo los labios. La mímica silenciosa es más aterradora que los gritos y gestos de mujer histéricamente frustrada un Viernes Negro, como los de Ferretti, Caixinha, Tomás Boy y demás coreógrafos rabiosos contra las decisiones arbitrales.

La frase se ha vuelto históricamente vigente. Javier Aguirre lo firmó y lo afirmó dirigiendo al Tri: "Con once cabrones como Cuauhtémoc Blanco, México sería campeón del mundo".

Lamentablemente sólo hay uno. México sólo ha dado uno. Y le han saltado imitadores como el Bofo Bautista, pero nunca rozaron siquiera esa magia, ese embeleso, ese carisma, ese personaje arrancado de la época del Cine de Oro mexicano, de una cinta de blanco y negro, rivalizando con las pantomimas perfectas de Negrete. Infante y Armendariz. Porque el Cuau ha sido más borracho, mujeriego, parrandero y jugador que todos ellos juntos.

Y con esa magia intenta salvar al Puebla. Por lo pronto ya lo tiene en la Final de la Copa MX. Y deberá enfrentar, en su adiós definitivo al futbol, a su rival máximo, al epítome de su odio deportivo, el Guadalajara.

La Final es el 21 de abril, y él debe retirarse el 18 de abril, para dedicarse a su carrera política con el Partido Social Demócrata.

Pero, como todo en la vida de Cuauhtémoc, disfruta violando normal, consumando lo prohibido, desafiando el sistema. Seguramente estará ahí, en la Final, anhelando sus 90 minutos y esperando incluso que aún en sus horas bajas, Jorge Vergara se atreva a apostar con él, y esta vez sí cumplir su palabra.

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LOS ÁNGELES -- Victoria trigonométrica de Chivas. Torres, el Cubo, anota al cuadrado y con esos dos goles aleja a Chivas cinco puntos del Puebla. Y respira. Ese que sonaba como estertor, como último suspiro, hoy tiene cadencia de tregua.

1-2... y puede ser el epitafio del Puebla y el acta de perdón para el Guadalajara. El Vía Crucis tiene aún siete estaciones y 21 puntos. Aún hay tres agonizantes, cierto, pero el Puebla ya reclama un párroco.

Más allá de la emotividad desbocada del encuentro, especialmente tras la suicida cobardía del Puebla por defender el 1-0, y que provocó la histeria compartida cuando el Cubo Torres hizo el 1-1, el desenlace se vio marcado por detalles exquisitamente puntuales.

1. A Chivas lo resucitan los cambios, cuando dos jugadores que la tozudez extrema del Chepo los confina a la banca generan el recambio. En el marcador, la firma del Cubo Torres, y en el manejo en media cancha, Fernando Arce. ¿Al fin se atreverá De la Torre a respetarles el sitio que se han ganado? Difícil que así sea.

2. A Puebla lo hunden los cambios. Cosme confirma que no es jugador de Primera División, y Macue Robles es enviado a un perfil desventajoso de marca. Alustiza entra en momentos en que ya no hay espacios ni acompañamientos. Y agregar que Cortés se aterra y se acalambra en el 1-2, le perdonan una roja y pierde balones en salida, mientras que Rey, más allá del penalti, desperdicia dos oportunidades y se engolosina en su afán de lavar sus errores. Más colombianizada que nunca el debacle del Puebla y la reacción del Guadalajara.

3. El mensaje del entrenador tiene efecto bumerang. El Profe Cruz modificó el partido en el rol equivocado. Tenía un gol y tiempo para desesperar a Chivas. Al final, su equipo murió de desesperación, primero por no recibir un gol, después por ganar y en las precipitaciones perdió el juego.

4. Chivas recuperó la rabia que le distinguió ante Cruz Azul y Monterrey. La afirmación, válida entonces, válida hoy, es que con esa devoción y compromiso puede salvar la zalea. La derrota ante Querétaro se originó en la inconsistencia de temple para manejar un partido en el que durante 70 minutos encararon a 10 Gallos y un estorbo llamado Ronaldinho.

5. De nuevo, el Guadalajara recibió el indulto y el apoyo de su capital más importante, de su mayor riqueza: la afición. Desde el partido ante La Máquina, los jugadores entendieron finalmente que no están solos. El #JuntosVsTodo se ha convertido más en una proclama, en una arenga universal, que en un recurso desesperado de la directiva.

6. El Puebla, necesario decirlo, sacrificando a Noriega y a Alustiza en el arranque del juego, terminó respetando excesivamente a Chivas. E insisto, ese tipo de mensajes, en tiempos de crisis y desesperación, el jugador lo sobredimensiona y se contagia.

Y Chivas no sólo se aleja de Puebla. La próxima semana recibe a Toluca, que de 15 puntos posibles, sólo ha ganado dos de visitante. Y además, chocan entre sí Veracruz y América. Una victoria colocaría al Guadalajara como tercero de la Tabla General

¿En el descenso? Puebla perdió su mejor oportunidad de tomar ventaja, aunque visita a Pumas, mientras que Leones Negros recibe a Chiapas, que de visitante sólo suma un punto, y tres derrotas.

Pero al final, sobresale la lección para El Chepo: Arce y El Cubo reclaman la titularidad, especialmente el segundo con el argumento irrefutable de los goles.

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LOS ÁNGELES -- Leones Negros dormirá tranquilo. En Puebla, en dos concentraciones en pugna, Camoteros y Chivas, sufrirán pesadillas.

Tercera victoria al hilo, dos de ellas como visitante, recibiendo un gol en 270 minutos, y la UdeG está, momentáneamente, en zona de Liguilla y hereda el sótano a Puebla, que este sábado puede arrojar ahí a Chivas.

A Leones Negros lo fortalece la adversidad. Ha sufrido de todo. Lesiones, arbitrajes perniciosos, refuerzos que no han respondido. Contracorriente, cuesta arriba, así ha sido el torneo para ellos.

Pero, a sabiendas de que su destino les pertenece, por más cuentas alegres que hagan Chivas, Puebla y Veracruz, emprenden su propia cruzada. Miran de reojo a los otros tres desesperados, y se concentra en encontrar su propia ruta a la salvación.

Tres victorias. Ante rivales con nóminas superiores: América, Tigres y el mismo Morelia, porque los Leones Negros se armaron con los jugadores que desecharon otros clubes. Y aparte de Fidel Martínez, el goleador, y Jonathan González, la legión ecuatoriana ha quedado en deuda, en especial Anangonó.

Cierto, los Leones Negros han tenido fortuna. Especialmente el América porque la mira torcida de sus delanteros no le permitió encontrar la red y este viernes, al imponerse a Morelia, vio cómo el balón entumecía el travesaño y cómo el esférico rozaba el drama de los postes o el portero Humberto Hernández usaba su humanidad como escudo extremo.

Pero, al final, a sabiendas que su futuro aún les pertenece, por la volatilidad de su promedio, se han ungido de la rabia, el hambre, la indeclinable actitud del que sabe que cada 90 minutos es matar y morir, y es matar o morir.

Jugando con la apuesta peligrosa de resistir a ultranza, de ampararse en el error del contrario o en la inspiración de Fidel, la UdeG muestra personalidad y una vergüenza competitiva que son parte de los ingredientes clave para salvar el pellejo.

Si bien los goles le dan a Fidel un aura de heroicidad, lo cierto es que la monumental solidaridad, la lealtad gregaria de cada acción, en cada balón, sobre cada rival y en cada segundo del juego, confirman que la solidez de equipo obedece puntualmente a la unión sin tregua y sin titubeos.

Más allá de los desafíos de cancha, al interior de la colectividad kamikaze de los Leones Negros debe haberse fortalecido un discurso y un juramento de sangre que se hace evidente en la cancha y es la serenidad.

Puntualmente, a pesar de su situación desesperada, es un equipo que no cae en la desesperación; a pesar del hábitat de pánico en que han vivido en la tabla, no son víctimas de pánico sino de una sensatez y frialdad en cada minuto de juego.

Eso los hace diferentes. Son condenados a muerte, pero saben que su salvoconducto al indulto lo tienen en sus manos.

Y eso debe partir del técnico Alfonso Sosa, pero seguramente ha encontrado un subcomandante dentro de la cancha en Marc Crosas y Félix Araujo, para mantener una arenga constante, continuada, de los entrenamientos a la concentración y del vestidor a la cancha.

Este fin de semana reposarán tranquilos. Y esperarán a que este sábado Puebla y Chivas se hagan pedazos y uno cave la tumba del otro.

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LOS ÁNGELES -- Dos jornadas del Clausura 2015. Incendiarias ambas. No por su futbol. Ningún equipo asume el mando. Ni cautiva aún. Sin embargo, el hombre del traje gris, el que debía ser invisible, se ha convertido en protagonista.

13 penaltis indiscutibles que no se marcaron y cinco que indiscutiblemente no debieron marcarse. Expulsiones precipitadas y tarjetas rojas perdonadas. Criterios disparejos sobre la intensidad tolerable en las jugadas.

Algunos árbitros decidieron saltarse del tribunal al circo. De ser jueces a ser verdugos y víctimas. Y en el circo de los 90 minutos, algunos, han elegido ser bufones.

En general, y de manera casi universal, el técnico legendario del Liverpool, el escocés Bill Shankly, sabiamente afirmaba sobre los nazarenos: "El problema de los árbitros es que conocen las reglas, pero no el juego".

Ciertamente razonable, aunque exagerado el juicio de Shankly. Equivaldría a decir que habría que ser una vaca para poder disfrutar de la leche.

Pero expone claramente apenas uno de los problemas del arbitraje mexicano. Alguna vez lo dijo Vicente Matías Vuoso: "El árbitro parece estar celoso del jugador, algunos son futbolistas frustrados".

Pero, insisto, es sólo la punta del Iceberg, que muestra apenas una séptima parte de su colosal volumen.

Para colmo, Edgardo Codesal, supuestamente nuevo rector del arbitraje mexicano, se atreve a garantizar a los mejores jueces para los partidos por el no descenso. Y lo dijo serio, cuando nadie podía extender un aval por el mismo Codesal cuando fue silbante, y si no que pregunten a la memoria histórica e histérica de los argentinos acerca de la Final de Italia 90.

1.- Lo peor, es que sus elegidos terminan sacrificando al mismo Codesal. Envía a Miguel Ángel Flores a perpetrar errores en el Querétaro contra Leones Negros, con más de cinco meses sin regularidad en el futbol mexicano de Primera División. Y se equivoca en todos sentidos.

2.- Envía su mejor carta al Chivas contra Pumas. Su mejor carta de una baraja donde ya no hay ases. Ni reyes. Ni reinas. Pura carta de baja nominación. Y asigna a Roberto García Orozco, que consuma cinco equivocaciones gravísimas.

3.- ¿Qué es lo más penoso y peligroso? Que evidentemente no existe la distancia entre la habilidad para perpetrar torpezas entre el marginado Flores y el laureado García Orozco.

Entre uno de los peores y uno de los mejores, sólo cambia el engomado en el pelo y el favoritismo de que gocen en la Comisión de Arbitraje.

Y claro, si Codesal nunca gozó de un certificado de infalibilidad, cómo puede ser infalible al elegir y adiestrar jueces.

Y ante el carente protagonismo en la punta de un equipo que arrolle, seduzca o cautive, en este arranque del torneo, el morbo pone la lupa en la lucha encarnizada por la supervivencia entre Chivas, Puebla, Leones Negros y Veracruz.

Porque en otras partes de la tabla, en estos momentos, un resultado apenas altera la pirámide de la competencia. Pero, en contraste, en este momento, empieza a debatirse a vida o muerte el futuro de los involucrados en el descenso. Un saqueo arbitral puede ser mortal, y entre esos cuatro mortales, se encuentra el equipo más popular de México, y que, según su propietaria, Angélica Fuentes, vale 900 millones de dólares.

Uno de los silbantes más folklóricos del Reino Unido, y miembro honorario de FIFA, Neil Midgley, decía que "cuando empecé a perder la vista, me hice árbitro".

Parece que en el futbol mexicano, para los árbitros, la ceguera integral, especialmente la moral, se ha vuelto un requisito, incluyendo, claro, a sus dirigentes.

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