Renacimiento Latino
Que en 2020 los White Sox tengan un equipo casi latino en su totalidad no es casualidad. Para los fanáticos que disfrutan seguir la representación latinoamericana en Grandes Ligas y el estilo de juego de nuestros peloteros, el banquete de la temporada 2020 se lo darán nada menos que los Medias Blancas con esta alineación proyectada:Piezas clave
La firma de Edwin Encarnacion a sus 36 años y en su temporada 16 le da solidez a la posición de bateador designado, así como la llegada por la vía del cambio del jardinero Nomar Mazara, quien promedia 20 jonrones en sus primeros cuatro años en Grandes Ligas, además de la llegada del receptor cubano 2-veces All-Star Yasmani Grandal. Pero la mayor intriga y expectativa en esta alineación es el jardinero central de 22 años y prospecto número 2 de todas las Grandes Ligas según la publicación Baseball America, el cubano Luis Robert.Comentarios
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El Diario del Cactus: Día 1. Las historias en el desierto
La reivindicación de los Dodgers
Pero mientras en Florida los Astros asumen su martirio, los Nationals sueñan con repetir y los Yankees y Red Sox piensan en sus piezas para soñar con el título, por estos lados los Dodgers son uno de los centros de atención tras perder dos series mundiales ante los equipos que precisamente han sido el blanco de este escándalo. La gran pregunta de los Dodgers es si con la llegada del jardinero Mookie Betts y los lanzadores Blake Treinen, David Price y el regreso de Alex Wood, podrán engranar de nuevo un equipo que gane de punta a punta la división oeste, donde una vez más parecen tener poca resistencia, quizás sólo por parte de los Diamondbacks, que pudieran aspirar a un lugar de comodín.Angels vs. Astros
Otra de las buenas historias que nos brinda la Liga del Cactus son los Angels y las expectativas de un club que cuenta con quizás el mejor jugador de la actualidad Mike Trout y sus aspiraciones de jugar más allá de una Serie Divisional, junto a Albert Pujols que viene a establecer números que lo catapulten a la cima histórica de las Grandes Ligas, la firma del tercera base Anthony Rendon que llega con un contrato de 7 años y $245 y las expectativas del regreso a la rotación de Shohei Ohtani tras la operación de Tommy John, mientras continúa el plan de mantener a la vez su rol como bateador designado. La carga ofensiva de los Angels no será un dolor de cabeza para el nuevo mánager Joe Maddon quien finalizó la novela martirizante de su último año con los Cubs. La duda está de nuevo en el pitcheo donde el colombiano Julio Teherán tendrá una carga quizás mayor que en Atlanta junto al también recién llegado Dylan Bundy. ¿Podrán los Angels superar a los Astros finalmente? Es la gran pregunta. La fortaleza mental y organizativa de los Astros versus la consistencia de los Angels. A sentarse y disfrutar una lucha sin treguas en los próximos seis meses. La pelea por la división oeste será una de las mejores historias en 2020.Intriga en el sur de Chicago
Quizás el equipo más intrigante en las Grandes Ligas en 2020 son los Chicago White Sox. Tras la nueva firma de José Dariel Abreu por tres años más y la extensión de contrato al tercera base Yoan Moncada, el club trae a los agentes libres Yasmani Grandal (receptor), el designado Edwin Encarnación, el jardinero Nomar Mazara y los lanzadores Dallas Keuchel, Gio González y Steve Cishek. Chicago no sólo se fortalece con una potencial rotación que complementan Lucas Giolito, Reynaldo López y Michael Kopech con los recién llegados, pero la ofensiva con el líder bate de la Liga Americana, el campo corto Tim Anderson y la legión cubana de Abreu, Moncada, Grandal y el novato Luis Robert, además de la explosividad de los dominicanos Eloy Jiménez, Nomar Mazara y el segunda base Leury García. Si usted lee bien, es un equipo donde el único norteamericano es el campo corto Tim Anderson, todos los demás son cubanos y dominicanos que combinan poder, contacto y velocidad. El año 2020 será la prueba de fuego para Rick Rentería al frente de los patiblancos, quienes tienen la misión de disputar el banderín divisional con Cleveland y los poderosos Twins. Decenas de historias y momentos determinantes estarán alrededor de nuestro equipo en los próximos días desde el paradisíaco desierto de Arizona. Pueden seguirnos y acompañarnos en este camino a través de nuestras redes sociales en @espn_beisbol en Instagram, twitter y Facebook. Leonte Landino es periodista y productor de ESPN International. Puedes seguirlo en twitter @leontelandino.Comentarios
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1.- Javier Báez (Chicago Cubs)
El puertorriqueño de los Cubs es sencillamente el pelotero más divertido de ver en todas las Grandes Ligas. Divertido y espectacular. No por gusto lo apodan "El Mago". Siempre tiene un truco debajo de la manga, lo mismo con el bate, que con el guante o en el corrido de las bases. Con 27 años recién cumplidos, posiblemente no hayamos visto todavía lo mejor de Javier Baéz.2.- Ronald Acuña Jr. (Atlanta Braves)
¿Cuál es límite para el talentoso jardinero venezolano? ¿El cielo? Acuña Jr. ha dejado claro su objetivo para la campaña del 2020: convertirse en el primer jugador 50-50 (50 jonrones y 50 bases robadas. El año pasado, en su segunda temporada en las Mayores, se quedó a tres robos de ser el quinto pelotero 40-40. La meta es difícil, pero con que sólo lo intente, ya valdrá la pena seguirlo día a día en su progreso.3.- Luis Robert (Chicago White Sox)
4.- Luis Arráez (Minnesota Twins)
Si lo que mostró en el 2019 es real, el segunda base venezolano de los Twins es un firme candidato a ganar el título de bateo de la Liga Americana. Arráez tuvo average de .334, con 109 imparables en 326 turnos, apenas un punto menos que Tim Anderson, el líder de los bateadores del joven circuito, aunque sin las veces requeridas. Su promedio de embasamiento fue de .399, con un slugging de .439. El 23 por ciento de sus hits fueron extrabases (20 dobles, un triple y cuatro jonrones) y recibió más boletos (36) que ponches (29).5.- Félix Hernández (Atlanta Braves)
Es difícil creer que uno de los mejores lanzadores que ha tenido las Grandes Ligas en lo que va de siglo XXI esté acabado a los 33 años. Lo cierto es que desde que cumplió 30 fue como si le hubieran apagado un interruptor, pues en sus tres últimas campañas tuvo récord de 15-27 y efectividad de 5.42 en 314 entradas, mientras que en sus primeras 12 temporadas dejó balance de 154-109 y promedio de limpias de 3.16. Tal vez lo que necesitaba el venezolano era cambiar de aires, después de jugar 15 contiendas en Seattle. Quizás lo veamos incluso lanzar en playoffs, la asignatura pendiente en la carrera del Rey Félix.6.- Miguel Cabrera (Detroit Tigers)
7.- Yoenis Céspedes (New York Mets)
El cubano le ha robado hasta ahora el dinero a los New York Mets. En sus tres primeros años de un contrato de cuatro cobró 73 millones de dólares y apenas participó en 119 partidos (81 en el 2017, 38 en el 2018 y ninguno en el 2019). El equipo consiguió una notable rebaja del salario que devengaría Céspedes en el 2020, al bajar de 29 a seis millones, más incentivos. El pelotero llegó a los campos de entrenamiento más cerrado que una tumba, negado a conceder entrevistas y dispuesto a que su bate hablara por él en la temporada. Luego suavizó y dijo a los medios su disposición a estar listo para el Día Inaugural y recuperar todo el camino perdido. El talento le sobra, aunque la salud no lo ha acompañado y ya son 34 años en las costillas. Si está saludable y logra ser el pelotero que fue, será de gran ayuda para los Mets y una diversión ver de nuevo sus kilométricos jonrones y certeros disparos desde los jardines.8.- Chris Sale (Boston Red Sox)
El zurdo Chris Sale tuvo en el 2019 la peor temporada de su carrera, con registro de 6-11 y efectividad de 4.40. Desde que se estableció como un abridor estelar en el 2012, nunca tuvo números tan bajos en aperturas (25) e innings lanzados (147.1). De hecho, se perdió por primera vez en ocho años ser invitado al Juego de las Estrellas. Los Boston Red Sox esperan desesperadamente un rebote de su astro, sobre todo después de ceder al también zurdo David Price a Los Angeles Dodgers y pasarse de tacaños en el arbitraje salarial con el venezolano Eduardo Rodríguez, hecho que podría haber dañado la relación entre el pitcher y el equipo.9.- Gerrit Cole (New York Yankees)
El pitcher mejor pagado de la historia tiene ahora la oportunidad de hacer realidad un sueño de su infancia: jugar para los Yankees. Ahora bien. No es lo mismo lanzar en Yankee Stadium que en el Minute Maid Park. No es lo mismo encabezar la rotación del equipo más emblemático de todas las Grandes Ligas, que ser el segundo de los Houston Astros, con Justin Verlander por delante. Pero hoy mismo, Gerrit Cole es tal vez el mejor lanzador que hay y tiene por delante el reto adicional de liderar a un grupo que ya perdió a Luis Severino por toda la campaña y a James Paxton por las primeras semanas de temporada.10.- Los Houston Astros
No es uno, sino varios. José Altuve, Carlos Correa, Alex Bregman, George Springer, Yuli Gurriel ...todas las principales figuras de Houston estarán bajo la lupa este año. Nadie duda de su talento, pero muchos queremos ver si sus números anteriores son legítimos y si pueden repetirlos en el 2020, sin trampas, ni ayudas adicionales.Comentarios
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Sindicato debería defender a jugadores cubanos de MLB
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Mike Fiers es un soplón. Un chivato. Un delator. Un informante. Un sapo.
Vaya al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española y busque cuanto sinónimo aparezca para calificar al lanzador de los Oakland Athletics, el hombre que destapó el escándalo del robo de señales de los Houston Astros.
Todos los calificativos serán aceptables, si se mira desde el punto de vista de David Ortiz.
Es cierto que Fiers se benefició también de la trampa de sus compañeros cuando formaba parte de los Astros en el 2017.
Su delación puede verse como un acto oportunista, después de recibir el anillo de campeón de la Serie Mundial y la pregunta que todo se hacen es ¿por qué no denunció el esquema de fraude en aquel momento y renunció al premio, en vez de esperar dos años para hacerlo?
Otro punto a favor del Big Papi, quien hace unos días arremetió con los peores epítetos contra el serpentinero.
Ahora bien. Si a Fiers le caben todos esos calificativos mencionados más arriba, a la gerencia de Houston le vienen como anillo al dedo los de idiota, imbécil, cretino, estúpido, tonto, ingenuo y cuantos más quiera sumar a la lista.
Porque hay que ser muy bobo para pensar que el sistema para robar señales era algo que podía mantenerse en secreto hasta la eternidad.
La única manera en que eso no hubiera salido a la luz es si el equipo firmaba a perpetuidad a todos sus integrantes hasta el final de sus respectivas carreras, como una manera de comprar su silencio.
Fiers es visto ahora mismo por muchos como un villano, como en su momento le ocurrió a José Canseco, tácitamente desterrado del béisbol.
Quizás el lanzador no encuentre trabajo a partir del año próximo, cuando se le venza su actual contrato después de la temporada del 2020.
Tal vez termine en una liga independiente, fuera del sistema de las Grandes Ligas y sus sucursales, aunque todavía le quede gasolina en el tanque.
Pero Fiers, como lo fue Canseco, es un buen villano, cuya acción permitió al béisbol cortar un problema que iba creciendo como una bola de nieve en avalancha.
Ya no sólo eran los Astros. Fueron también los Boston Red Sox de Alex Cora. ¿Alguien duda que podrían ser también los New York Mets de Carlos Beltrán? ¿Y cuál sería el próximo? ¿O los próximos?
Algún día el béisbol tendrá que agradecerle a Fiers su delación, como debería darle las gracias a Canseco.
Olvídense del motivo que tuvo el cubano para destapar el escándalo de los esteroides. Obviamente, quería el dinero que le proporcionaría el libro Juiced y tiró a medio mundo debajo de la guagua.
Pero si de algo no se le puede acusar es de mentiroso. A cuanto pelotero señaló como consumidor de sustancias para mejorar el rendimiento, dio en el clavo siempre.
Fue entonces que las Grandes Ligas decidieron tomar cartas en el asunto, que llegó hasta el Capitolio de Washington y se estableció una política de control de sustancias prohibidas.
En el caso de Fiers, cuando abrió la boca para contar lo que ocurría con el robo de señales, simplemente lo que hizo fue defender a su nuevo equipo de la posibilidad de caer víctimas del engaño.
Si no hubiera sido Fiers, hubiera sido otro de los que estuvieron y ya no están. Quizás Marwin Gonzalez. O Dallas Keuchel. O Charlie Morton. Cualquiera que hubiera tenido que enfrentar a los Astros en un momento decisivo y supiera que mediante trampa llevaban ventaja.
Por cierto, en su diatriba contra el soplón, Ortiz no mencionó el fraude de sus adorados Medias Rojas, todavía pendientes de castigo.
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Cuando Yasiel Puig debutó en las Grandes Ligas en el 2013, parecía que estábamos en presencia de un hombre llamado a convertirse en una superestrella, de esas que cuando llegara a la agencia libre, muchos equipos romperían la alcancía por tal de hacerse de sus servicios.
Lo que parecía ser nunca fue. Puig, a quien alguna vez le proyectaron ser un pelotero de 40-40, no pasó de ser un jugador apenas por encima de la media, que no cubrió nunca sus elevadas expectativas.
Jamás llegó a los 30 cuadrangulares ni robó 20 bases. Una sola vez superó las 80 carreras remolcadas y solamente en tres años jugó más de 140 partidos.
Su average de por vida ha sido de .277, con un OBP de .348 y un slugging de .475.
Defensivamente es mucho mejor, sobre todo con uno de los brazos más poderosos de todo el béisbol, capaz de hacer disparos a las bases que paralizan el estadio, pero eso no lo es todo.
Salvo aquella primera campaña, en la que fue segundo en la votación del Novato del Año de la Liga Nacional, que ganó su compatriota José Fernández, la mayoría de las veces en que estuvo en los titulares de prensa fue por sus actitudes extravagantes, que le valieron el apodo de "El Caballo Loco".
Todavía resulta épica la imagen de él solo, con el uniforme de los Cincinnati Reds, peleando contra todos los peloteros de los Pittsburgh Pirates, minutos después de haber sido canjeado a mitad de la temporada pasada a los Cleveland Indians.
Hasta que llegó el momento en el que su nombre figuraba en la lista de los principales agentes libres.
El invierno ha resultado particularmente frío para el jardinero cubano. Los rumores del mercado lo asociaron pálidamente a varios equipos, los Chicago White Sox, los Tampa Bay Rays, los San Francisco Giants, los Miami Marlins...pero sólo eso, pálidamente.
Primero, parece que andaba demasiado goloso, en busca de un contrato multianual que no se ganó.
Las ofertas que llegaban eran en su mayoría de apenas un año y menos de diez millones de dólares, que el jardinero dejó pasar como envíos por el medio del plato.
Está también el tema de las relaciones públicas en estos tiempos de las redes sociales.
Cuando debía estar publicando en Facebook, Twitter o Instagram videos suyos entrenando como nunca, preparándose para demostrarle al mundo su plena capacidad, el único que salió a la luz fue uno por Japón, enfrentando a un luchador de sumo, en el que, por cierto, se le vio bastante pasado de peso.
Poco a poco, los conjuntos que alguna vez mostraron cierto interés en sus servicios, fueron llenando ese espacio con otros jugadores y el mercado prácticamente se le ha cerrado.
Puig sigue siendo Puig. No todas las franquicias están dispuestas a pagar por un pelotero que implica esos riesgos.
Todavía queda algo de tiempo para que algún equipo le dé una oportunidad a un jugador que de una u otra forma nos va a divertir.
Ojalá que él entienda que un pacto por una campaña es lo que se ganó en todos estos años y que debe aprovecharlo para sacar ese enorme potencial que nunca explotó al 100 por ciento.
Es lo que toca.
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El comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred, parece empeñado en convertir el béisbol en un videojuego.
Desde que asumió el cargo hace cinco años, Manfred ha trabajado incansablemente en crear la ilusión de que está haciendo las cosas importantes que necesita el béisbol, aunque en realidad, cada paso que da es un golpe bajo a la esencia de un deporte que, a pesar de él, goza de una salud económica envidiable.
¿Resultado? La pasada temporada, los juegos tuvieron una duración de tres horas y diez minutos, el promedio de tiempo más largo de la historia.
Ahora se le ocurre ampliar a 14 la cifra de equipos que clasifiquen a la postemporada, con un enrevesado sistema que incluye un reality show donde algunos escogerán a sus rivales.
¿Escoger rivales? Eso parece como el boxeo actual, donde los campeones esquivan a los mejores retadores y seleccionan contrincantes de menor lustre para engordar su palmarés.
Lo que no está roto, no lo arregles. Los playoffs y la Serie Mundial, tal cual están, funcionan muy bien. Si acaso, pudiera señalarse como su punto más debatible el famoso juego entre comodines, que muchos quisieran que fuera una serie de tres partidos, a ganar dos.
Pero salvo ese detalle, que quizás prolongaría demasiado la postemporada, el béisbol que se juega en octubre reúne todos los ingredientes para complacer al más exigente de los aficionados.
La propuesta de Manfred significaría que prácticamente la mitad de los equipos clasificarían a los playoffs, incluso, posiblemente, algún que otro con récord negativo.
Así pasa en la NBA, donde pasan a la postemporada ocho quintetos por cada conferencia. Pero a diferencia del baloncesto, donde los octavos y séptimos lugares tienen posibilidades casi nulas de vencer al primero o segundo clasificados, en el béisbol las cosas son mucho más parejas y en una serie corta cualquier cosa puede suceder.
Sino, basta con mirar el clásico de octubre pasado, donde un comodín como los Washington Nationals venció a los Houston Astros, uno de los equipos más completos, sin fisuras, de los últimos años.
Ampliar de manera tan exagerada los cupos a la postemporada restaría valor al esfuerzo que se hace durante el largo calendario de 162 partidos de la campaña regular e incentivaría la mediocridad.
De hecho, podría hasta rebajarle el valor a los peloteros en el mercado, pues, ¿qué sentido tendría entonces gastar dinero en un gran agente libre o buscar un refuerzo de primer nivel en julio, si con jugar para balance de .500 alcanzará para colarse en la fiesta de octubre?
La clasificación de algunos se definiría demasiado temprano y eso disminuiría el interés, mientras que con el formato actual, no hay nada decidido prácticamente hasta la última jornada de la temporada.
A los playoffs deben ir sólo los buenos equipos. Es un derecho exclusivo de quienes mejor jueguen, quienes deberán elevarse sobre su propio nivel para poder salir airosos en una etapa que ya tiene asegurada una gran carga de drama.
Lamentablemente, uno de los peores defectos que tiene el béisbol actual es que está siendo dirigido desde las oficinas por personas que desconocen la esencia, el espíritu e incluso, la ética del juego, movidos sólo por la ambición de ganar más dinero, aunque vayan en detrimento del espectáculo.
Manfred es uno de ellos.
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