Allá por 1994, en el Mundial de Estados Unidos, Nigeria demostró tener un potencial enorme. Por aquel entonces, el talento de jugadores como Finidi George, Austin "Jay Jay" Okocha o Víctor Amokachi le aportaron al fútbol mundial la inyección de "potrero" que tanto se necesitaba.

Todos recodamos, por ejemplo, lo difícil que le resultó a la selección argentina poder vencerlos, en el que a la poster sería el último partido de Diego Armando Maradona con la blanquiceleste . A aquella actuación le siguió la obtención de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, donde en la final los nigerianos se tomaron desquite de Argentina, tras haber eliminado a Brasil en semifinales.

En aquel equipo brillaron Nwankwo Kanu y Sunday Oliseh y ésa fue la confirmación de que el fútbol africano continuaba evolucionando a pasos agigantados. Sin embargo, el progreso evidenciado hasta allí se volvió estancamiento en Francia '98.

Pero, ¿cuál es la situación actual del fútbol nigeriano? Evidentemente, dieron varios pasos atrás. Aunque no tanto en términos estrictamente futbolísticos (de hecho, el equipo se clasificó para Corea-Japón 2002 y actualmente muchos de sus integrantes juegan en ligas europeas) sino en el aspecto organizativo, el cual es poco menos que caótico desde hace algunos meses.

El punto de ebullición fue la eliminación de la última Copa de Naciones de Africa, disputada el año pasado en Mali, en la cual la selección de Nigeria logró un tercer puesto (Camerún fue el campeón) que no sólo causó enorme decepción en los aficionados, sino que además detonó una guerra interna entre los jugadores, el cuerpo técnico y los dirigentes.

Durante ese torneo, por ejemplo, Oliseh - capitán del equipo - tuvo una seria discusión con el Ministro de Deportes de Nigeria a causa de premios impagos y terminó echándolo del hotel donde se alojaba el equipo. Oliseh también se peleó con Celestine Babayaro, uno de los jóvenes más influyentes del plantel.

Según el defensor del Chelsea de Inglaterra, este tipo de divisiones se debe a que los jugadores pertenecen a diferentes tribus nigerianas y, por ende, tienen costumbres, culturas y religiones diversas.

Por si fuera poco, al final de la competencia el entrenador Shaibu Amodu, que había conseguido la clasificación para el Mundial de este año en Corea y Japón, fue despedido. A principios de este año, la Asociación Nigeriana de Fútbol designó como nuevo entrenador del equipo a Adegboye Omigbindeas, un hombre conocido por impartir estricta disciplina y que ya había dirigido a Nigeria a mediados de los '80.

Como para que no quedaran dudas acerca del camino que iba a tomar, lo primero que hizo Omigbindeas fue decir: "nuestros jugadores se están volviendo viejos. Si no se retiran pronto, el fútbol los va a retirar a ellos". Teniendo en cuenta que Nigeria tiene varios futbolistas talentosos que oscilan entre los 30 y los 34 años, la explicación a la decisión del técnico hay que buscarla por el lado de la política. Desde el gobierno habría sido impartida la orden de que ciertos elementos no volvieran a ser convocados a la selección.

Indudablemente, la primera víctima fue justamente Oliseh. Y el que cayó también en la volteada, por tener una estrecha relación con él, fue George. De todas formas, el nuevo proceso recién empezó hace menos de dos meses. De hecho, el primer partido de las "Súper Aguilas" con Omigbindeas como entrenador fue este martes, en el empate 1-1 ante Paraguay, en esta ciudad.

NIGERIA: CAOS VS. TALENTO

Las primeras evidencias de la desorganización que reina en la selección nigeriana pudieron verse en la conferencia previa al partido frente a Paraguay. Justamente en el reino de la puntualidad, el técnico y algunos jugadores llegaron casi dos horas más tarde lo previsto al estadio Loftus Park del Queens Park Rangers, donde los esperaba un gran números de periodistas ingleses y algunos nigerianos.

Inclusive, el mismo día del partido, el equipo llegó al estadio 45 minutos antes de salir a la cancha. Hasta ese momento, ni siquiera se sabía quiénes jugarían, ya que Omigbindeas no es precisamente un hombre de muchas palabras. Aún cuando la escasa información provista obliga a abrir muchos interrogantes a la hora de intentar descifrar si quienes jugaron este martes irán al Mundial, el partido ante Paraguay al menos ofreció algunas pistas.

Quizás lo más importante es la confirmación de que el equipo sigue teniendo tanto las mismas virtudes y los mismos defectos del pasado. Es decir, no ha evolucionado. En primer lugar, el arquero Austin Ejids sólo transmite inseguridad. Su corta estatura le ocasiona muchos problemas con los centros.

De hecho, el gol de Paraguay se produjo tras un error suyo, saliendo pésimamente ante la entrada de Carlos Gamarra en el área chica. Por cierto, ésa no fue la única vez que el arquero pasó zozobra. En cuanto a la defensa, se compone de una línea de cuatro hombres que marcan en zona y entre los que se destaca Babayaro en el lateral izquierdo.

Los dos marcadores de punta (sobre la derecha jugó Friday Onyeukwu, quien fue reemplazado por Efe Sodje) se proyectan permanentemente, pero lo hacen sin coordinación, proyectándose ambos al mismo tiempo y dejando grandes vacíos a sus espaldas.

Los dos centrales (en este caso, jugaron Eric Ejiofor y Efejiagwa Emeka y faltó el experimentado Taribo West) son de gran envergadura física y, por ende, aunque son muy fuertes, les cuesta desplazarse con velocidad para cubrir a los laterales.

En el mediocampo, el talento de Kanu (aunque demasiado lento) y Okocha (Paris Saint Germain de Francia), que trataban de inventar algo por sí mismos, ante la falta de coordinación táctica. Y, por el otro, Blessing Kaicu e Ifenyi Udeze (PAOK Salonica de Grecia) en la recuperación de la pelota.

En el ataque, los jóvenes Lucky Idahor (goleador actual de Dínamo de Kiev de Rusia) y Bartholomew Ugboche (Paris Saint Germain). Este último fue sin dudas la grata revelación. Pese a que hasta el momento no ha tenido demasiadas chances de jugar en este equipo, demostró mucha habilidad, inteligencia para moverse por todo el frente de ataque y confianza para enfrentar a una defensa sólida y aguerrida como la paraguaya.

Sin dudas, Ugboche está llamado a ser una de las figuras de su equipo en Corea-Japón 2002. Volviendo al partido, el primer tiempo fue ampliamente dominado por los paraguayos, ante la total confusión de los africanos.

Sin embargo, las cosas cambiaron radicalmente en la segunda etapa, quizás motivados por los 7 mil nigerianos que coparon dos de las tribunas del estadio. De pronto, Okocha, Kanu y Ugboche se encendieron y Nigeria atacó permanentemente hasta conseguir el empate a siete minutos del final (aunque gracias a un penal regalado por el árbitro, que Okocha transformó en gol).

Como en los viejos tiempos, cuando los africanos se lanzan en ataque pueden ser temibles si están en un día inpirado. Aunque, eso sí, tácticamente siguen siendo bastante ingenuos. Ante Paraguay, por ejemplo, cuando se fueron tozudamente hacia adelante le abrieron las puertas a los contragolpes de Paraguay, que no liquidó simplemente porque Roque Santa Cruz y José Saturnino Cardozo no tuvieron la puntería necesaria para concretar las chances que crearon.

"Estoy muy contento con este resultado. Mis jugadores están aprendiendo que jugar en la selección no es lo mismo que hacerlo en sus clubes. De todos modos, todavía hay mucho trabajo por delante, aunque confío en que podemos llegar bien al Mundial", fueron las palabras del parco entrenador Omigbindeas tras el empate.